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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><EM><FONT color=#800000
size=5>Correspondencia de Prensa</FONT></EM><BR>Año IV - 4 de noviembre 2006 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Estados
Unidos</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Un martes de decisiones
</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Unos poco y otros
nada</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El martes los votantes en Estados Unidos tendrán
la oportunidad de elegir a los 433 miembros de la Cámara de Representantes, 33
de los 100 miembros del Senado, y los gobernadores de 36 de los 50 estados. Es
una elección que los republicanos merecen perder y los demócratas no merecen
ganar.<BR><BR>Jorge A Bañales, desde Washington </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Semanario Brecha, Montevideo, 3-11-06</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>El sistema electoral estadounidense estipula que los miembros
de la Cámara de Representantes –los diputados– se sometan al juicio de sus
representados cada dos años. En teoría, esto debería dar una gran movilidad a la
Cámara baja del Congreso, pero en la realidad el costo de las campañas y la
manipulación de los distritos electorales se han combinado para que la mayoría
de los diputados tenga asegurada su reelección.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Más consolidada aun es la posición de los senadores, con
lo cual, el próximo 7 de noviembre está en juego sólo un puñado de puestos
legislativos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y aun así lo que está en juego es mucho más: desde 1994
el Partido Republicano ha mantenido, de manera casi ininterrumpida, la mayoría
en ambas cámaras del Congreso. Esto fue una pesadilla para el presidente
demócrata Bill Clinton, y no ha sido precisamente una bendición para el
republicano George W Bush.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Actualmente en el Senado los republicanos tienen 55
puestos, los demócratas 44 y hay un independiente. Los demócratas tendrían que
ganar seis asientos para obtener la mayoría. En la Cámara de Representantes hay
230 republicanos, 201 demócratas, un independiente, y un puesto vacante. Los
demócratas necesitan ganar 15 escaños para alcanzar la mayoría.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tradicionalmente, en las elecciones de “medio término”
predominan los asuntos locales, y los votantes toman su decisión sobre tal o
cual diputado de acuerdo con el servicio prestado o las promesas ofrecidas en
relación con problemas de interés en tal o cual distrito, o quizá en un estado.
Pero en esta ocasión los múltiples votos podrían convertirse en un plebiscito
sobre la gestión del presidente Bush, dominada por la guerra en Irak.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>EL FACTOR BUSH</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Como es también tradicional, el presidente realiza giras por
todo el país y dice discursos en apoyo de los candidatos locales de su partido.
Estas presentaciones tienen un propósito doble: el aliento a los votantes y la
recolección de fondos para la campaña.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero a cinco años de iniciada la guerra en Afganistán y a
40 meses de la invasión de Irak, la opinión pública en su mayoría se ha volcado
contra las campañas militares, por lo cual muchos políticos locales no se
sienten del todo cómodos con el abrazo de Bush. Por ejemplo, el candidato
republicano al Senado por el estado de Washington, Mike McGavick, afirma en uno
de sus avisos de la televisión que “el presidente Bush no entiende nuestra
frustración: es tiempo de actuar de manera decisiva y derrotar a los
terroristas”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La solución al empantanamiento de más de 140 mil soldados
estadounidenses en Irak es, según McGavick, “que se divida el país si es
necesario y que nuestras tropas retornen victoriosas”. Desde hace unos cinco
meses circula en Washington la idea de que Irak está fraccionándose, de hecho,
en el norte kurdo, el centro sunita y el sur chiita, y que Estados Unidos no
debería seguir empeñando su esfuerzo y la vida de sus soldados por mantenerlo
unido.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Rhode Island, el senador republicano Lincoln Chafee,
quien enfrenta el desafío del demócrata Sheldon Whitehouse y su retórica
antibélica, recuerda a sus votantes que él se mantuvo “firme contra el Senado y
el presidente” y votó en contra de la resolución de 2002 que autorizó a Bush a
invadir Irak. Otro que votó contra aquella resolución, y ahora lo recuerda a sus
votantes, es el diputado republicano John Hostettler, de Indiana, quien en su
propaganda de campaña señala que “la información que teníamos no sustentaba la
alegación de que Irak tenía armas químicas, biológicas o radiactivas”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y en Nueva Jersey el republicano Thomas Kean, que busca
quitarle su puesto al senador demócrata Robert Menéndez, sostiene en un aviso de
campaña que él quiere “cambiar el rumbo en Irak”, y eso empezaría con la
destitución del actual jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La economía de Estados Unidos sigue creciendo, a ritmo
lento, pero constante. El desempleo y la inflación se mantienen bajos. El país
no ha sufrido otro ataque terrorista devastador desde el 11 de setiembre de
2001. El costo de las guerras –en vidas de soldados, en soldados heridos, y en
recursos económicos– sigue siendo pequeño en relación con la población y el
tamaño de la economía. Pero los estadounidenses están impacientándose con una
“guerra contra el terrorismo” a la cual no se le ve progreso ni término.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>DEMÓCRATAS SIN BRÚJULA</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Si el debate preelectoral para estos comicios estuviese
fraccionado, como sería normal, en la miríada de cuestiones a nivel de ciudades,
condados, estados, probablemente los republicanos estarían en mejor posición. En
algunos asuntos, como la inmigración que preocupa de manera más prominente a los
votantes en los estados del suroeste, los candidatos republicanos ofrecen
respuestas claras que el electorado entiende: control de la frontera,
penalización por el empleo de inmigrantes indocumentados, deportaciones. Los
demócratas levantan la voz contra todas estas medidas, pero no explican cómo
atenderán las necesidades de las escuelas y los hospitales donde crece
rápidamente la población inmigrante.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De todos modos la insistencia de la administración Bush,
y el oportunismo del Partido Demócrata, han puesto la guerra de Irak en el
centro del debate, y esto que perjudica a los republicanos oculta la otra mitad
de la historia: que los demócratas proponen nada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El Partido Demócrata se ha esmerado en la crítica de todo
lo que hace la administración de Bush, y la lleva a cabo de manera constante y
cuidadosa. Pero hasta ahora ningún dirigente del Partido Demócrata, ni algún
candidato al Senado o a la Cámara de Representantes ha presentado un plan
concreto que ofrezca alguna solución ya sea para la guerra en Irak o el
conflicto en Afganistán.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aparentemente, los demócratas han llegado a la conclusión
de que capitalizarán en estas elecciones dos factores: el desaliento del votante
republicano más conservador, y la agitación de los votantes demócratas o
independientes más pacifistas.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>FRACTURA REPUBLICANA</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Cuando en las elecciones de 1994 conquistaron la mayoría en
el Congreso, los republicanos llegaron con una plataforma muy detallada a la que
bautizaron “Contrato con Estados Unidos”. Fue la concreción de una “revolución
conservadora” que se había iniciado en los años ochenta con el presidente Ronald
Reagan, y a la cual los conservadores reaganianos querían darle el ímpetu
decisivo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El programa incluía la reducción de impuestos, la poda
del papel del Estado en la economía, los recortes sustanciales en los programas
de asistencia social, la ilegalización del aborto y la instauración de las
oraciones en las escuelas públicas. En política internacional, en general, estos
conservadores eran aislacionistas y militaristas: Estados Unidos no debería
involucrarse en los conflictos de otras partes del mundo a menos que presentaran
una amenaza clara y directa, en cuyo caso la respuesta debería ser contundente,
para lo cual obviamente se requería una fuerza militar superior a la del resto
del planeta. Doce años después se ha quebrado la alianza entre los sectores más
conservadores del electorado, los votantes cristianos evangélicos y el Partido
Republicano.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“¿Dónde fue que la revolución perdió su rumbo? –se
preguntó esta semana el ex jefe de la mayoría republicana en la Cámara de
Representantes Dick Armey–. La respuesta es sencilla: los legisladores
republicanos olvidaron los principios del partido, se enamoraron del poder y los
puestos, y pusieron la ventaja política sobre las grandes políticas.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>“El gobierno está fuera de control –añadió Armey–. En
lugar de achicar el gobierno ahora tenemos un nuevo beneficio de subsidio de
medicamentos para los ancianos que cuesta 1.200 millones de dólares, y el gasto
fiscal aparte del militar crece a un ritmo dos veces más alto que durante la
administración de Clinton. El sistema de jubilaciones está en quiebra, y hay más
naciones que adquieren armas nucleares. Pero los legisladores republicanos están
ocupados en proyectos de ley que prohíban la quema de la bandera o el casamiento
de homosexuales.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una fuente de apoyo firme para Bush ha sido el bloque de
votantes cristianos evangélicos. Pero también ahí hay fracturas: en los últimos
tres años de pronto los evangélicos han prestado más atención a los problemas
ambientales y llegaron a la conclusión de que el mandato bíblico obliga a que
los humanos seamos cuidadosos con el resto de la naturaleza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La administración de Bush ha dejado de lado el Protocolo
de Kyoto para la reducción de la contaminación atmosférica, y tanto el
presidente como sus portavoces han puesto en duda los datos científicos que
vinculan el cambio climático con la contaminación industrial. Los evangélicos
ahora dicen que, a la hora de votar, el buen cristiano ha de tener en cuenta la
posición de sus diputados y senadores sobre el ambiente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y doce años de hegemonía han pasado su cuota de
corrupción al Partido Republicano, que llegó dispuesto a sanear el Congreso. Ha
habido escándalos por los negociados de los lobbysts (cabilderos, gestores), y
hace pocas semanas salió a luz que un diputado de Florida, Mark Foley, había
intercambiado mensajes electrónicos de contenido sexual con varios de los
jovencitos que pasan un año como mensajeros y ujieres en el Congreso.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>CABLES CRUZADOS</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Dos ejemplos de la diversidad de asuntos en juego en las
elecciones legislativas de Estados Unidos ocurren en los estados de Virginia y
Maryland, vecinos ambos de Washington.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Virginia el senador republicano George Allen busca su
reelección en una campaña muy reñida con el aspirante demócrata James Webb. Las
encuestas muestran a ambos muy parejos en la preferencia de los votantes.
También aquí el “contexto nacional” distorsiona el panorama: Webb muestra una y
otra vez que Allen “ha apoyado en el 96 por ciento de sus votos y decisiones la
política de Bush en Irak, que consiste en mantener el mismo rumbo aunque sea al
desastre”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero luego están los componentes puramente locales. El 7
de noviembre los votantes de Virginia también tienen la oportunidad de
pronunciarse en un plebiscito sobre una enmienda a la Constitución del Estado
que definiría el matrimonio exclusivamente como la unión de un hombre y una
mujer. En primera instancia tal plebiscito debería beneficiar a Webb atrayendo a
la votación a los electores cristianos evangélicos. Pero estos votantes son los
que están desencantados con el Partido Republicano.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ocurre que la misma enmienda también es muy atractiva
para los votantes negros de Virginia. Y el problema es que muchos negros, que
son el 20 por ciento de la población de Virginia, consideran que Allen no presta
la atención debida a la discriminación y no merece un segundo mandato en el
Senado. Las encuestas señalan que el 81 por ciento de los votantes negros
simpatiza con Webb.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al otro lado del río Potomac, la jubilación del veterano
senador demócrata Paul Sarbanes ha dejado abierta la contienda entre el
demócrata Ben Cardin, un judío que ha sido miembro de la Cámara de
Representantes desde 1986, y el católico republicano Michael Steele, quien es el
vicegobernador de Maryland. El ingrediente que trastorna todos los cálculos en
Maryland es que mientras Cardin es blanco, Steele es negro, de hecho uno más del
creciente número de políticos negros que alcanzan posiciones prominentes en el
Partido Republicano.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La vinculación del “voto negro” y los dos partidos
dominantes en la política de Estados Unidos ha cambiado a lo largo de la
historia. Fue el Partido Republicano, con Abraham Lincoln a la cabeza, el que
libró una guerra con el sur esclavista y proclamó la emancipación de los
esclavos en 1865. Fueron los políticos demócratas los que perpetuaron la
segregación en el sur, hasta que en 1965, un siglo después de la emancipación,
el presidente demócrata Lyndon Johnson promulgó la ley de derechos civiles.
Durante más de tres décadas, el Partido Demócrata ha dado por seguro el voto de
los negros, al igual que el de los hispanos, las mujeres y los
sindicalistas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En algunos asuntos, como la familia tradicional, los
valores religiosos y la promoción de las empresas pequeñas y negocios
individuales, el Partido Republicano ha respondido en años recientes de manera
más satisfactoria a las aspiraciones de muchos negros. A su vez, la insistencia
de los demócratas en los programas de asistencia social encuentra una
resistencia creciente entre iglesias y grupos activistas negros que ven en tales
programas una receta para la dependencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La paradoja en Maryland es que algunos ataques de matiz
claramente racista contra el republicano Steele no han levantado la voz airada
de protesta de las organizaciones negras más prominentes, que siguen esperando
los favores del Partido Demócrata. Así, en Virginia, el republicano Allen puede
perder la elección porque los negros lo consideran racista, mientras que en
Maryland el republicano Steele podría ganarla si la mayoría de los negros
abandona el Partido Demócrata.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
<BR> </FONT></DIV></BODY></HTML>