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<HR>
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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 7 de noviembre 2006
- Redacción: </STRONG></FONT><A href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG>germain5@chasque.net</STRONG></FONT></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Nicaragua<BR><BR>Ortega dio el batacazo
en primera vuelta<BR><BR>Escrutado más del 60 por ciento de los votos, Daniel
Ortega obtenía 38 por ciento frente al candidato liberal, Eduardo Montealegre
(30 por ciento), y se evitaba el ballottage. El tercer candidato, José Rizo, y
la Embajada de Estados Unidos cuestionaron la elección.<BR> <BR>Jaime
Morales Carazo, el vicepresidente de Ortega, un ex negociador de la Contra
(entrevista)<BR><BR>"La propuesta de Ortega es menos radical que la de Lula”
(Oscar René Vargas]<BR><BR>María Laura Carpineta y Mercedes López San
Miguel</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Página/12, Buenos Aires,
7-11-06</FONT></STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Nicaragua vuelve a ser sandinista. Todo indica que, después
de 16 años, el ex comandante de la revolución Daniel Ortega gobernará otra vez
el país. Así lo demostraban los resultados de ayer –con un 61,8 por ciento
escrutado–, en los que el líder sandinista alcanzaba el 38,6 por ciento de los
votos. El segundo, el liberal Eduardo Montealegre, no logró achicar la
diferencia y se mantenía en un 30,9 por ciento. La jornada de ayer estuvo
marcada por el lento escrutinio y el relativo silencio de los candidatos.
Mientras Ortega prefirió recluirse en el comando del Frente Sandinista de
Liberación Nacional (FSLN) hasta conocer el resultado final, sus seguidores, en
cambio, optaron por salir a las calles a festejar. Managua se vestía ayer de
rojo y negro –los colores del sandinismo– y la alegría se respiraba en los
barrios más pobres. En los hoteles más lujosos de la ciudad, en tanto, el clima
era muy distinto. Los dos candidatos de la derecha, Montealegre y José Rizo,
esperaban los cómputos finales. Sin embargo, a medida que pasaba el día las
esperanzas iban muriendo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Sí se pudo”, se leía en pancartas y carteles en toda
Managua. A pesar del silencio del Consejo Supremo Electoral (CSE), los
militantes sandinistas comenzaron a festejar desde la madrugada de ayer. Para
ellos la victoria ya era segura, como se los había confirmado más tarde el
conteo rápido realizado por la asociación civil nicaragüense Etica y
Transparencia, en el que Ortega ya llevaba una diferencia de ocho puntos
porcentuales y casi alcanzaba el 40 por ciento. “Dieciséis años viviendo en el
desempleo, mordiendo el leño, ahora espero trabajo, paz, empleo y bienestar para
todo el pueblo”, aseguró casi afónico Nelson Vega, uno de los miles que
celebraron en las calles el triunfo del sandinismo.<BR><BR>Los festejos que
inundaron Managua desde temprano no se repitieron en el resto del país. La
capital nicaragüense es el principal bastión del sandinismo y el centro de su
militancia. El FSLN también logró imponerse en el norte y en parte del centro
del país. La elección dejó algunas sorpresas, como el triunfo en el departamento
de Rivas, en el sur del país, un bastión de los liberales. Sin embargo, no pudo
conseguir una diferencia clara en la costa del Pacífico, en donde la Alianza
Liberal Nicaragüense (ALN) de Montealegre se mantuvo muy cerca, cuando no lo
llegaba a superar por un pequeño margen. Esta división del país se vio reflejada
en los resultados en el Congreso. El FSLN consiguió el 38 por ciento, seguido
por el 28,4 por ciento de la ALN, el 23, 2 por ciento del Partido Liberal
Constitucional (PLC) de Rizo y el 9,8 de los disidentes sandinistas, el
Movimiento de Renovación Sandinista (MRS).<BR><BR>La cautela no sólo reinó entre
los dirigentes sandinistas, sino también en el comando de Montealegre. El
candidato de la Casa Blanca no quiso cuestionar los resultados parciales que
tantas esperanzas habían levantado en las calles de Managua, pero tampoco
admitió la derrota. “Vamos a esperar a que sea contado hasta el último voto.
Nosotros nos estamos preparando para ir a una segunda vuelta”, aseguró
convencido el ex banquero liberal. Fue una de las pocas declaraciones que hizo
durante el día de ayer. Mientras avanzaba la tarde y decaían las posibilidades
de un ballottage, el comando de la ALN se quedaba más y más en silencio. Los que
sí seguían defendiendo la posibilidad de una segunda vuelta eran los
empresarios. José Berríos, presidente de la Gran Coalición Nacional, que reúne a
empresarios, comerciantes e inversionistas, rechazó los resultados parciales del
CSE y dijo que contaba con conteos independientes que le permitían adelantar que
habrá un ballottage.<BR><BR>El MRS, que postulaba al economista Edmundo Jarquín
y quedaba en el cuarto lugar (7,25 por ciento), reconoció el triunfo de Ortega.
Rizo, el candidato del tradicional partido gobernante, el PLC, fue el único que
puso en duda el proceso electoral. Rechazó los datos del CSE que lo daban en un
tercer lugar con el 22,9 por ciento y afirmó que los sondeos realizados por sus
fiscales los ubicaban segundos. “El pueblo puede estar seguro de que vamos a
defender cada voto de la democracia nicaragüense y que si hay dudas, vamos a
pedir una revisión milimétrica de los resultados”, advirtió Rizo.<BR><BR>Sin
embargo, hay pocas posibilidades de que se ponga en duda la elección. La
votación del domingo fue la más controlada de la historia nicaragüense. Más de
17 mil observadores, entre locales y extranjeros, fiscalizaron el proceso. La
conclusión fue unánime. La misión de la Unión Europea calificó la elección como
un triunfo democrático. La OEA se pronunció en forma similar. “Estamos
satisfechos con la forma en que se ha llevado la elección en Nicaragua; creemos
que ha sido un proceso legítimo”, afirmó el secretario general José Miguel
Insulza. El Centro Carter también se mostró satisfecho y avaló el
proceso.<BR><BR>Como Rizo, la Embajada de Estados Unidos, desoyendo la voz de
los organismos observadores, también cuestionó la elección. En un comunicado, la
sede diplomática destacó algunas anomalías y afirmó que todavía era muy temprano
para confirmar la imparcialidad y la transparencia de la votación. Estas
advertencias no fueron secundadas más tarde por ningún organismo civil ni
partidario, nicaragüense o extranjero.<BR><BR>Las conclusiones que animaban a
adelantar ayer los analistas era que el gran perdedor de la elección había sido
el PLC, al pasar de ser la primera fuerza del país a la tercera. El gran
ganador, en cambio, no era tan fácil de identificar. Todos coincidían en que
Ortega sólo logró ganar por su pacto con los liberales que le permitió bajar el
umbral electoral del 50 al 35 por ciento, en una reforma en 1999. El sandinismo
volvió al poder en Nicaragua, pero ya no tiene el apoyo de la gran mayoría como
en 1979.
<HR>
<BR><BR><STRONG><FONT size=3>El vicepresidente Morales, ex negociador de la
Contra<BR><BR>Ex banquero y ex líder de la Contra, el hombre que acompañó a
Ortega en la fórmula adelanta un gobierno no confrontativo y en el marco del
Cafta<BR><BR>María Laura Carpineta</FONT></STRONG><BR><BR><BR>Jaime Morales
Carazo es la prueba viviente de las alianzas heterodoxas que debió realizar el
presidente electo Daniel Ortega y su estrategia de reconciliarse con los
sectores que lo combatieron a sangre y fuego en los años ’80. Morales era uno de
los dirigentes de la guerrilla contrarrevolucionaria, financiada por Estados
Unidos, y antes había sido un banquero muy acaudalado. Pero los tiempos de lucha
y de enfrentamiento han terminado. Ortega y Morales dirigirán juntos el próximo
gobierno nicaragüense. A pesar de su alianza con el sandinismo, el ex líder de
la Contra y futuro vicepresidente toma distancia de las posiciones de la
izquierda. En diálogo con Página/12 adelantó que no habrá políticas estatistas y
auguró una buena relación con Estados Unidos.<BR><BR><STRONG>–¿Cuáles serán las
prioridades económicas de su gobierno?</STRONG><BR><BR>–La primera acción es
mantener la estabilidad económica, el control de la inflación, la libre
convertibilidad de la moneda. También vamos a negociar en la próxima semana el
programa anual con el FMI. Como vicepresidente he sido comisionado para atender
los asuntos financieros o, en otras palabras, el periplo de conversaciones con
los organismos internacionales. Pretendemos mantener el mismo nivel de
cooperación internacional que venimos teniendo. Para nosotros es muy importante
la ayuda externa. Esto nos permitirá promover el desarrollo de la producción
agropecuaria, que es uno de los pilares de nuestras exportaciones. Además
queremos aprovechar mejor los TLC, en especial el firmado con Centroamérica,
República Dominicana y Estados Unidos (Cafta).<BR><BR><STRONG>–Ya dijeron que no
eliminarán el Cafta, ¿están analizando la posibilidad de rever algunas
partes?</STRONG><BR><BR>–Los tratados de esa naturaleza no se pueden revisar. Al
ser negociados no se protegió bien algunos sectores, por ejemplo, el campo. Sin
embargo, sí podemos atenuar sus falencias con algunas medidas internas. El Cafta
no es una panacea, pero tampoco es una caja de Pandora. Lo vamos a aprovechar al
máximo, ya que nos coloca en una mejor posición que otros. Pero para que podamos
aprovecharlo tenemos que mejorar nuestra infraestructura, tendremos que hacer un
esfuerzo en el área de la energía.<BR><BR><STRONG>–En estos esfuerzos, ¿qué
participación tendrá el Estado?</STRONG><BR><BR>–Vamos a conservar la misma
línea, es decir, que sea la empresa privada el principal motor de desarrollo del
país. Habrá un respeto absoluto a la propiedad privada y a la seguridad
jurídica. La idea es impulsar la inversión privada en estas áreas. En ninguna
circunstancia se considerarán políticas estatistas. Sólo intentaremos impulsar
las áreas más olvidadas.<BR><BR><STRONG>–En la campaña se firmaron acuerdos con
el gobierno de Chávez para suministrar bienes como el petróleo. ¿Esta
cooperación se ampliará en el próximo gobierno?<BR></STRONG><BR>–Prevemos
aprovechar tanto el Cafta como la ayuda del gobierno de Venezuela. En el área
del petróleo, nosotros dependemos tremendamente. Carecemos de una capacidad
generadora y, por eso, contemplamos continuar estrechando esa relación. También
pensamos ampliar nuestras relaciones con otros países de América del Sur, con la
UE y con Taiwan. El Cafta y la relación con Venezuela no excluyen otras
relaciones.<BR><BR><STRONG>–La Embajada de Estados Unidos y otros funcionarios
de ese gobierno fueron muy duros contra el sandinismo durante la campaña. ¿Cómo
afectará esto la relación bilateral una vez que asuman?<BR></STRONG><BR>–Yo no
pertenezco al FSLN. Fui el jefe negociador de las guerrillas de la Contra y un
banquero liberal. Fui invitado por el FSLN a unirme, respetando mis valores. Con
respecto a Estados Unidos, creo que es un gran país, con un pueblo muy generoso.
Desafortunadamente han retornado algunas posiciones de personas que estuvieron
enfrentadas con los sandinistas en los años ’80. Estos temen que uno de sus
adversarios ideológicos de la ultima parte de la Guerra Fría regrese por la vía
cívica. Sin embargo, conociendo el pragmatismo de Estados Unidos y reconociendo
que ahora existen algunos puntos en común –la lucha contra el terrorismo, el
tráfico de drogas y de personas–, creo que prevalecerá el sentido común. Cuando
pase la verborragia de la campaña, prevalecerá la cordialidad. Además, cualquier
medida para debilitar al país podría provocar un debilitamiento de la
región.<BR><BR><STRONG>–¿A qué tipo de medidas se refiere?</STRONG><BR><BR>–En
materia política es preferible imaginar hechos. Ha habido amenazas desde el
gobierno estadounidense de que habría un embargo de las remesas, un período de
observación. Esto podría ser muy calamitoso, ya que podría significar congelar
créditos que ya habían sido otorgados por los organismos internacionales. Para
un país pequeño como el nuestro, cualquier debilitamiento en este sentido sería
caótico.<BR><BR><STRONG>–El domingo, el embajador estadounidense Paul Trivelli
hizo pública una carta en la que denunciaba anomalías en la elección,
contrariamente a la opinión de todos los organismos observadores que han avalado
el proceso. ¿Cómo interpretaron ustedes esta carta?</STRONG><BR><BR>–Es
desafortunada, pero no afecta mucho. Es la cola del huracán, de una política
bastante poco prudente, considerada como injerencista por la propia OEA. Fue el
coletazo final. Pero ya volveremos a la realidad.<BR><BR><STRONG>–¿Esto
significa que usted cree que el gobierno estadounidense, a través de su
embajada, cambiará su actitud a partir de ahora?</STRONG><BR><BR>–Estados Unidos
se ha caracterizado por su realismo, especialmente cuando éste se sustenta en el
derecho. Este ha sido un proceso electoral observado por 17 mil ojos, muchos no
afines del sandinismo.
<HR>
<BR><STRONG><FONT size=3>Pobreza y desempleo, dos problemas para los
sandinistas<BR><BR>Mercedes López San Miguel</FONT></STRONG><BR><BR><BR>El
triunfo de Daniel Ortega, el líder sandinista que despierta simpatías en Caracas
y antipatías en Washington, está enraizado en el fracaso de los anteriores
gobiernos en resolver la pobreza y el desempleo, según estiman analistas
nicaragüenses consultados por este diario. “Con este voto –aseguran– la gente
colocó a Nicaragua en la vereda de los demás gobiernos progresistas de América
latina.” Nicaragua es el país más pobre de América latina después de Haití,
Bolivia y Honduras.<BR><BR>Oscar René Vargas, ex rector de la Universidad
Nacional Autónoma de Nicaragua, destacó que la victoria de Ortega representa el
fracaso del modelo neoliberal y de la política de Estados Unidos en su país.
“EE.UU. jugó a dividir al sandinismo, pero esa misma política escindió el voto
de la derecha, facilitando el triunfo de Ortega”, dijo a Página/12. Vargas
agregó que “la política de Bush de impulsar una disidencia del sandinismo –que
financiaron públicamente– no logró sacar el 20 por ciento, sólo el 7 por
ciento”.<BR><BR>Carlos Tunnermann, analista político para el periódico Nuevo
Diario, señaló a Página/12 que los jóvenes, que son mayoría en la población,
desean algo diferente y depositan sus esperanzas en Ortega. “La gente espera que
Ortega le solucione los problemas. Cuando estuvo en el poder dejó a la economía
mal, pero le tocó gobernar con una guerra encima. Quizá un Ortega sin presiones
lo logre.”<BR><BR>Vargas coincide en que el gobierno del Frente Sandinista va a
tratar de resolver el déficit social y tener buenas relaciones con Estados
Unidos. “La propuesta de Ortega es menos radical que la de Lula, no va a tratar
de romper con Estados Unidos. A partir de la eventual derrota de hoy del Partido
Republicano, la política exterior de Bush va a tener que ser más pragmática que
fundamentalista, reconociendo el resultado final.”<BR><BR>El candidato favorito
de Estados Unidos ha sido el liberal Eduardo Montealegre. El país del Norte
tiene intereses en Nicaragua, por ejemplo, en los temas migratorio, narcotráfico
y terrorismo. La droga que sale de Colombia a Estados Unidos pasa por Managua.
Vargas insiste: “Si Bush sale debilitado de las legislativas tendrá que tener
una política menos confrontativa con América latina en general, y con Nicaragua
en particular. Tunnermann advierte que Ortega despierta temor en algunos
sectores, como el empresario. “El encabezó el gobierno y tomó medidas contra la
propiedad privada, que afectaron el desarrollo de las empresas. Existe un temor
de que se repita el Ortega de los ‘80.” El analista advierte que el mundo ha
cambiado y Ortega también. “Tendrá que convivir con los arreglos del FMI,
respetar el TLC con EE.UU., y buscar la convivencia pacífica, además de tener
buenas relaciones con Chávez”. Tunnermann agrega: “Ortega va a tener que
llevarse bien con El Salvador, un gobierno de derecha, por ejemplo. Porque
Nicaragua no puede aislarse del proceso de Centroamérica”.<BR><BR>Para Vargas,
Ortega se sube a la ola progresista de Kirchner, Chávez, Morales, Lula, Bachelet
y los votos de López Obrador y Ollanta Humala. En este contexto, “Estados Unidos
debe revisar su política exterior”. El experto señala que la política de Ortega
apuntará a diversificar el comercio exterior, a encontrar nuevos mercados en
Latinoamérica, la región de Asia y el Pacífico (China, Japón, Corea) y Europa.
“Chile hizo un tratado de libre comercio con EE.UU. y también ahora con China”,
apunta.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
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