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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 9 de noviembre 2006
- Redacción: </STRONG></FONT><A href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG>germain5@chasque.net</STRONG></FONT></A></DIV>
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<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>Estados
Unidos</STRONG></FONT></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><FONT size=3><STRONG>Un Bush debilitado<BR><BR>Juan
Chingo <BR>La Verdad Obrera Nº 212 </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://www.pts.org.ar"><FONT
size=3><STRONG>www.pts.org.ar</STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>La derrota de George Bush en las elecciones de medio
término favoreció al Partido Demócrata que ganó en las gobernaciones de los
estados por un margen de 2 a 1, recuperó el control de la Cámara de
Representantes y del Senado. Estos resultados constituyen una importante derrota
del presidente Bush y el Partido Republicano, que ya se cobró la renuncia del
secretario de Defensa Donald Rumsfeld, estratega de la invasión a Irak.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El Partido Demócrata de Bill y Hillary Clinton ha sido el
beneficiario del masivo sentimiento contra la guerra en Medio Oriente, a pesar
de su propia política a favor de la guerra. El Partido Demócrata yanqui no
traerá ningún cambio a favor de los trabajadores y los pueblos oprimidos del
mundo. Al igual que los republicanos son instrumentos políticos de la oligarquía
financiera y custodios de los intereses imperiales. Cristina Kirchner se
apresuró a enviar una carta de felicitaciones a Hillary Clinton y la invitó a la
Argentina. <BR><BR>En las elecciones de medio término, el Partido Demócrata
recuperó el control de la Cámara de Representantes después de doce años,
obteniendo al menos 28 bancas que estaban en poder de sus rivales. También se
quedó con la mayoría del Senado, y además favorecieron a los demócratas las
elecciones a gobernadores, en las que se impusieron por un margen de dos a
uno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estos resultados constituyen una importante derrota del
presidente Bush y el Partido Republicano. El rechazo a la guerra de Irak en
primer lugar , los escándalos de corrupción económica y personal que salpicaron
al Capitolio, así como la insatisfacción con el crecimiento económico de los
últimos años que no se tradujo en una mejora del nivel de vida de la población,
explican la derrota de Bush y la maquinaria republicana a las que no les
alcanzó, esta vez, con atalonarse con su propia base derechista. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El cambio del escenario político en Washington deja a la
Casa Blanca a la defensiva. Aunque los demócratas prometieron seguir financiando
la guerra de Irak y no llegar a un impeachment al presidente Bush, es altamente
probable -sobre todo teniendo en vista las elecciones presidenciales de 2008- la
perspectiva de investigaciones y audiencias en la Cámara respecto al manejo de
la guerra de Irak entre otros temas. Lo que está en cuestión es lo que sabía la
administración Bush sobre la real existencia de armas de destrucción masiva,
sobre si Halliburton –un gigante corporativo donde había trabajado el
vicepresidente Cheney- recibió ventajas en los importantes contratos en
Irak.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El resentimiento de ex funcionarios de la CIA y antiguos
funcionarios de la actual administración pueden embarrar más la cancha, en un
clima muy similar a los días finales de la guerra de Vietnam. La renuncia del
secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, al día siguiente de la elección es una
muestra de lo que decimos, al tiempo que un intento de la Casa Blanca de
prevenir la andanada en su contra que podría emerger cuando asuma la nueva
Legislatura en enero. En este marco, aunque intentara seguir las recomendaciones
del ex secretario de Estado de su padre, James Baker III, que preside una
comisión bipartidaria sobre Irak y cuyas recomendaciones podrían contar con el
aval de los demócratas, la presidencia de Bush podría quedar paralizada.
Bush puede transformarse en un “lame duck”( “pato rengo”) en el peor sentido del
término. No sólo no tendrá nuevas elecciones que pueda influenciar, sino que la
debilidad y los bajos niveles de aprobación de los dos últimos años de su
mandato serán asombrosos. Las consecuencias para la política exterior
norteamericana y el rol de EE.UU. en el mundo pueden ser graves.
<BR><BR><STRONG>Un período difícil para el dominio norteamericano</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Una presidencia fuerte y un control total de ambas
cámaras del Congreso, además de una Corte ultra conservadora, fueron los
elementos claves de la ofensiva reaccionaria de Bush, tanto a nivel interno con
la deleznable ley de Acta Patriótica, la aceptación de la tortura y el
control electrónico de las comunicaciones, como a nivel internacional. El fuerte
deterioro de los pilares de su poder político deja a la presidencia de EE.UU
vulnerable, en un marco donde el sostén primordial del imperialismo
norteamericano, sus Fuerzas Armadas, se encuentran en una gran tensión y
sobreextendidas hasta el límite por su empantanamiento en Irak y crecientemente
en Afganistán y su falta de preparación para luchas de contrainsurgencia
desgastantes como las que están en curso, distintas de las fáciles operaciones
militares de los ‘90.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las actuales tendencias de indecisión y retroceso en la
política exterior es probable que se refuercen con el resultado electoral. La
falta de iniciativa de la política exterior norteamericana ya se mostraba en un
creciente número de frentes, empezando por el fracaso cada vez más evidente en
Irak, donde en el último mes murieron más de 100 soldados norteamericanos (la
tercer cifra más alta desde que comenzó la guerra) hasta el fortalecimiento
transitorio de Irán como potencia regional en Medio Oriente o las dificultades
de lidiar con una Corea del Norte en posesión de armamento nuclear. En estos dos
últimos casos, EE.UU. se apoyaba cada vez más en la Unión Europea (UE) o China,
respectivamente. La pérdida de autoridad de la Casa Blanca puede profundizar
esta tendencia en los próximos años. Sin embargo, la UE se encuentra poco
dispuesta o no tiene la capacidad de asumir mayores cuotas de liderazgo a nivel
internacional después del fracaso en aprobar la Constitución Europea en 2004, y
a la espera de cruciales elecciones presidenciales en Francia y un eventual
cambio de gobierno en Gran Bretaña. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En este marco, un creciente vacío en el escenario mundial
parece probable. Este escenario abre una ventana de oportunidad para poderes
regionales como Irán y grandes potencias como la reemergente Rusia y China, en
lo inmediato, para avanzar en su influencia en la arena internacional. La
debilidad de la potencia hegemónica puede ser utilizada por el movimiento de
masas, como ya lo está demostrando México, donde el presidente electo Calderón
no sólo afrontará la pesada herencia dejada por Fox con el conflicto de Oaxaca
sino que, al otro lado de la frontera, no tendrá siquiera una luna de miel
con Washington, como siempre aspiran los nuevos mandatarios mexicanos y como
demuestra la construcción del Muro en la frontera entre ambos países. A esto hay
que sumarle que más del 70 % de los hispanos votaron contra los republicanos,
sin olvidar que este año fue el del despertar de los trabajadores latinos con
sus movilizaciones de masas en el primer semestre. <BR><BR><STRONG>Partido
Demócrata: un partido imperialista cada vez más a la derecha</STRONG>
</DIV>
<DIV align=justify><BR>El Partido Demócrata ha sido el beneficiario del
mayoritario sentimiento antiguerra a pesar de su propia política a favor de la
guerra. En realidad, hay una brecha cada vez mayor entre el masivo sentimiento
antiguerra y el compromiso de los líderes del Partido Demócrata con la victoria
en Irak y la continuidad e incluso su reforzamiento en Afganistán de la
“guerra contra el terrorismo”. Más aún, haciendo una lectura interesada de las
elecciones de 2004 que permitieron la reelección de Bush movilizando a los
sectores más conservadores de su partido a través de una política abiertamente
guerrerista, reaccionaria socialmente y pro religiosa, los principales
candidatos del partido demócrata han girado más hacia la derecha, compitiendo en
muchos casos con los republicanos en estos temas. Muchos de ellos se han
presentado como conservadores políticos y culturales, como sostenedores de la
guerra de Bush “contra el terrorismo” mientras que su crítica a la guerra de
Irak es centralmente dirigida a la incompetencia de la administración Bush y no
a los objetivos de reforzar el control norteamericano en Medio Oriente. Por
ejemplo, el candidato electo al senado por Pennsylvania, Robert Casey, fue
seleccionado por los demócratas por su ampliamente conocida posición
antiabortista y su postura de conjunto derechista, para enfrentarse al
Republicano Rick Santorum, un ultra católico que es el vocero del ala de extrema
derecha del Senado (Santorum fue el único senador que estuvo junto a la cama de
Terri Schiavo el año pasado, asociándose a la campaña fundamentalista
cristiana contra su marido, antes de que éste decidiera dejar de mantener
artificialmente su cerebro y le permitiera morir). Además de sus valores
reaccionarios, Casey es un conservador fiscal y sobre la guerra de Irak trató de
mantener un equilibrio entre la oposición a la guerra de su electorado con
afirmaciones a favor de la preeminencia militar norteamericana en el mundo, y el
elogio a las fuerzas yanquis en Irak “por hacer un sobresaliente trabajo en
combatir a las fuerzas insurgentes”. Otro caso: James Webb, del estado de
Virginia es el más prominente ejemplo de una gran cantidad de candidatos
republicanos que se hicieron demócratas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De este personal político y de este partido imperialista
nada pueden esperar los trabajadores, que constituyen la mayoría sustancial de
la población norteamericana. Ninguno de estos candidatos es una salida a los
temas más acuciantes que los afectan: la guerra, la amenaza a los derechos
democráticos, la creciente inseguridad económica y la desigualdad social. Esta
realidad puede hacerlos entrar en colisión con el Partido Demócrata. Frente al
periodo que se abre de debilidad de la actual administración y para los
intereses del imperialismo norteamericano en el mundo, es fundamental la
construcción de una alternativa política de los trabajadores al sistema
bipartidista existente, en el cual ambos partidos, tanto el Republicano como el
Demócrata, son instrumentos políticos de la oligarquía financiera de unos pocos
que dirigen la nación.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
<BR><BR></FONT></DIV></BODY></HTML>