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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 15 de noviembre
2006 - Redacción: </STRONG></FONT><A href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG>germain5@chasque.net</STRONG></FONT></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>México</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Las guerrillas
mexicanas</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Luis Hernández Navarro <BR>La
Jornada, México, 14-11-06</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Los bombazos del 6 de noviembre
reabrieron el debate sobre la existencia de organizaciones armadas en México. La
pregunta central que anima esta discusión es: ¿existen realmente esos grupos o
son un instrumento del gobierno para descalificar movilizaciones sociales
legítimas y justificar una política de mano dura?</DIV>
<DIV align=justify><BR>El debate deja fuera al Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN), que ha ganado una legitimidad y un estatus legal que no poseen
las otras fuerzas. Se discute, fundamentalmente, sobre las organizaciones menos
conocidas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las guerrillas son una realidad en la vida política
nacional. Existen y actúan. Cuentan con armas, campos de entrenamiento,
campamentos y casas de seguridad. Realizan trabajo de masas, y activistas
cercanos a ellas actúan dentro de movimientos sociales. Algunas, incluso, no se
oponen a la participación electoral, sino que, en ciertas circunstancias, la
estimulan.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las organizaciones armadas de izquierda tienen una larga
historia, anterior aun al movimiento estudiantil-popular de 1968. De su larga
marcha han obtenido una importante experiencia. Sus dirigentes distan de ser
bisoños. El levantamiento zapatista de 1994 les dio aire. Han sobrevivido a las
embestidas de los aparatos represivos del Estado en su contra y a la acción de
los órganos de inteligencia. Saben moverse en la clandestinidad. Algunos de sus
integrantes participaron en antiguos movimientos insurreccionales en América
Latina.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Varias de ellas, con implantación fundamentalmente rural,
han hecho de la autodefensa el centro de su acción. Otras, con mayor
implantación nacional, han efectuado acciones de propaganda armada, explotando
bombas y petardos o bloqueando carreteras.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las guerrillas mexicanas no practican el terrorismo. El
terrorismo busca inducir el terror en la población civil a través de una serie
de actos violentos para obtener algún fin político o religioso. Las
organizaciones político-militares que actúan en el país no atacan a la población
civil. Enfrentan objetivos militares y destruyen bienes materiales, no atentan
contra la vida de ciudadanos de a pie. Son, sí, grupos subversivos en la medida
en que promueven el derrocamiento del gobierno por medio de la fuerza y la
violencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El archipiélago guerrillero mexicano dista de ser
homogéneo. Las distintas islas que lo integran tienen diferencias importantes
entre sí, tanto por los objetivos que buscan como por los medios para
alcanzarlos. Su relación dista de ser pacífica. En los últimos años se han
producido fuertes choques entre algunas de ellas. El asesinato de Miguel Angel
Mesino Mesino, integrante de la Organización Campesina de la Sierra Sur, es
apenas un botón de muestra de la forma en que han enfrentado sus
desavenencias.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El hecho de que las guerrillas hayan sobrevivido más de
40 años en nuestro país es un hecho que no puede soslayarse. Por un lado muestra
cierta ineficiencia de los servicios de inteligencia. Por otro, evidencia que en
la vida política y en la cultura nacional existen causas objetivas que permiten
su reproducción.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Cuáles son esas causas? Una enorme franja de la
población mexicana ha sido excluida de los beneficios del desarrollo y no cuenta
con representación política real. Los agravios del poder hacia la gente sencilla
son mucho más profundos e hirientes de lo que los medios electrónicos difunden.
Las genuinas aspiraciones de movilidad social y de transformación de las
instituciones se encuentran mucho más bloqueadas de lo que las elites reconocen.
Los fraudes electorales son más recurrentes de lo que se acepta. La violencia y
corrupción con la que se comportan los cuerpos policiacos y el sistema de
procuración de justicia crean para quienes las padecen situaciones exasperantes
y de enorme escepticismo hacia la ley.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La existencia de guerrillas no supone un desafío
constante al Estado mexicano, de manera que no son pocos los gobernadores que
encontraron en el pasado la forma de coexistir con ellas sin excesivos
sobresaltos. Sin embargo, su capacidad para descarrilar procesos políticos no
puede ser puesta en duda.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esas organizaciones político-militares nada tienen que
ver con la revolución bolivariana ni con Hugo Chávez ni con otros gobiernos de
América Latina. Responden a la realidad del país, no a los intereses
diplomáticos de otras naciones. Son resultado de procesos endógenos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En contra de lo que usualmente se cree, conocer los
hechos centrales sobre ellas no es labor imposible. El investigador Jorge
Lofredo ha efectuado un minucioso trabajo de reporteo, análisis, documentación y
difusión de sus actividades. Sus escritos muestran qué tan trasnochados andan
algunos funcionarios públicos al hacer declaraciones sobre estos grupos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde la izquierda se ha optado por descalificar las
acciones guerrilleras presentándolas como actos de provocación efectuados por
agentes gubernamentales. En lugar de explicar lo contraproducente que para el
movimiento transformador del país resulta el uso de la violencia armada en
momentos en que hay un extraordinario proceso de resistencias sociales, se le
quiere desautorizar haciéndolos pasar como infiltrados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es evidente que los bombazos del 6 de noviembre no
sirvieron en nada al movimiento oaxaqueño y, por el contrario, lo perjudicaron.
Fueron una acción vanguardista, autoritaria y provocadora. No educaron a nadie
en las supuestas virtudes de la violencia revolucionaria. Tampoco abrieron
espacios a la lucha democrática. Sin embargo, quienes pusieron los explosivos no
son guerrilleros manipulados por el Estado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las guerrillas están aquí. No se han ido nunca a lo largo
de nuestra historia reciente. Sin embargo, la represión gubernamental en Lázaro
Cárdenas-Las Truchas, Atenco y Oaxaca, y el fraude electoral contra Andrés
Manuel López Obrador, les han dado un aire y un impulso insospechado. Más vale
que nos acostumbremos a oír de ellas.</DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información
difundida por Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios,
redes alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda.
Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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