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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 25 de noviembre
2006 - Redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Irak</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Reportaje exclusivo a Janis L.
Karpinski</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Acusa la ex generala que estaba al
frente de la cárcel de Abu Ghraib</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>“Los culpables no se hacen
cargo”</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Testigo clave en el juicio que se le
sigue al ex secretario de Defensa de W. Bush por violaciones a los derechos
humanos de ex detenidos sospechados de terrorismo, Janis L. Karpinski dice que
renunció al ejército norteamericano cuando descubrió que sus superiores
desconocían la Convención de Ginebra y ordenaban torturas.<BR> <BR>Cecilia
Fleta, desde Berlín</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>El País, Madrid</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Especial para Página/12, Buenos Aires,
25-11-06</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>A Donald Rumsfeld podría costarle cara la pérdida de la
inmunidad tras su renuncia, hace dos semanas, como secretario de Defensa
estadounidense. El abogado alemán Wolfgang Kaleck y una veintena de asociaciones
de derechos humanos de todo el mundo han aprovechado el momento para demandarlo,
junto con otros 13 altos cargos políticos y militares de Estados Unidos, ante el
Tribunal Supremo alemán por crímenes de guerra. Los abogados representan a once
ciudadanos iraquíes torturados en la cárcel de Abu Ghraib en Bagdad y a un
saudita actualmente preso en la base estadounidense de Guantánamo en Cuba. Los
demandantes saben que no es probable que el Tribunal Supremo alemán juzgue a
Rumsfeld, pero confían en que esta demanda llame la atención del mundo sobre
quiénes son los verdaderos responsables de las torturas. Para lograr su
objetivo, Kaleck y compañía se han ganado una importante aliada: la ex general
de brigada estadounidense Janis L. Karpinski, de 53 años, que se ha ofrecido a
testificar en el caso contra Rumsfeld.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Karpinski fue responsable de 17 cárceles iraquíes, entre
ellas Abu Ghraib, de julio a noviembre de 2003, período en el que comenzaron a
emplearse en la cárcel iraquí métodos de interrogatorio prohibidos por las
convenciones de Ginebra sobre el trato a los prisioneros de guerra. Karpinski
fue la única militar de alto rango castigada por la Corte militar estadounidense
por las torturas en Abu Ghraib, cuyas fotos dieron la vuelta al mundo. Pero como
responsable de la policía militar, ella no tenía competencia sobre los
interrogatorios, que llevaba a cabo la Inteligencia Militar. Retirada del
ejército desde julio de 2005 por deseo propio, Karpinski vive en Carolina del
Sur, Estados Unidos. En esta entrevista cuenta que las órdenes para torturar
venían de muy arriba: del ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Cuándo comenzaron las torturas en Abu
Ghraib?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Todo comenzó con la visita a Irak del general Geoffrey
Miller, comandante de la prisión de Guantánamo, en septiembre de 2003. Vino
enviado por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, o por el subsecretario de
Defensa para asuntos de inteligencia, Stephen Cambone, para enseñar a los
miembros de la Inteligencia Militar nuevas técnicas de interrogatorio más duras
que ya se estaban usando en Guantánamo. Antes de irse me dijo que quería tomar
el control sobre Abu Ghraib para convertirla en centro de interrogatorios para
todo Irak, y eso fue lo que hizo. Desde Guantánamo daba las órdenes y conseguía
que todo funcionara como él quería.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>–¿Puso usted objeciones a las nuevas técnicas de
interrogatorio?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Yo no era responsable de los interrogatorios. El
comandante de la Inteligencia Militar, el coronel Thomas Pappas, responsable de
los interrogatorios, no era mi subordinado y tampoco compartía conmigo los
resultados de los interrogatorios. Pappas seguía instrucciones del general
Ricardo Sánchez, comandante en jefe de las tropas estadounidenses en Irak.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Estaba usted enterada de que no se estaban
respetando las convenciones de Ginebra de derechos humanos en su
cárcel?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–En todas mis cárceles se cumplían las convenciones de
Ginebra. Ahora sabemos que no se estaban cumpliendo en los interrogatorios, pero
yo no estaba enterada de eso porque no supervisaba los interrogatorios. En las
detenciones, que sí eran de mi competencia, las convenciones de Ginebra se
cumplían.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Cuándo se enteró de que en los interrogatorios
se practicaba la tortura?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Cuando vi las fotos por primera vez, a finales de enero
de 2004. Hoy sé que las fotos no se sacaron durante los interrogatorios, porque
para eso había otras instalaciones, fuera del bloque 1A, que es donde están
tomadas esas fotografías. Las fotos se hicieron para usarlas como método de
persuasión en los interrogatorios: para convencer a los detenidos de que
hablaran. Le aseguro que, si alguien hubiese sacado fotos durante los
interrogatorios, jamás habrían salido a la luz.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–Usted dice en su testimonio que el general
Sánchez la destinó fuera de Bagdad. ¿Por qué cree que lo hizo?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Estaba muy claro que nosotros cumplíamos la ley y las
convenciones de Ginebra, y creo que el general Sánchez lo sabía. El general
Sánchez, el coronel Pappas y el general Miller, todos ellos sabían que si yo me
enteraba de lo que estaba pasando daría la voz de alarma. Me habían quitado el
control sobre Abu Ghraib, pero no me habían podido impedir pasar de vez en
cuando a ver cómo iba todo, así que me envió a otra misión a casi dos horas de
Bagdad, y yo creo que lo hizo para mantenerme alejada de Abu Ghraib.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–Usted sabía que en Abu Ghraib había detenidos
que no estaban registrados, como establece Ginebra.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Sólo tuve conocimiento de uno que estaba preso en otra
cárcel y se nos ordenó no ponerlo en ninguna base de datos ni darle un número de
registro. Cuando me enteré fui al asistente legal del general Sánchez y le dije
que eso era una violación y que si el general Sánchez no asumía personalmente la
responsabilidad yo lo registraría en la base de datos o lo pondría en libertad.
Me pidió que no lo soltara y que él lo aclararía. Al cabo de una semana
recibimos un mensaje del Pentágono, del secretario de Defensa, ordenándonos
mantener a este prisionero sin registrarlo en la base de datos. Ahora sé que eso
ocurrió en varios casos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Había niños entre los no
registrados?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Una vez trajeron a un grupo grande en el que había
niños. Yo los vi y le dije al coronel Pappas: “No puede tener niños en este
centro”. El respondió: “Bueno, puede que tengan información”. Y le dije: “Uno de
los niños me ha dicho que tiene 12 años. Aparenta ocho, así que no sabemos qué
edad tiene”. Dos días más tarde lo transfirió a un centro juvenil. Al coronel
Pappas le daban igual las convenciones de Ginebra, lo único que quería era
mantener contento al general Sánchez, que le hacía la vida imposible.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Por qué cree que las órdenes de practicar la
tortura procedían de lo más alto?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Porque vi un memorándum firmado por Donald Rumsfeld
sobre el empleo de estos métodos de interrogatorio. La firma manuscrita estaba
sobre su nombre impreso y, con la misma letra, al margen, ponía: “Asegúrense de
que esto ocurre”. Los métodos consistían en obligar a los presos a estar de pie
mucho tiempo, perturbarles el sueño y los horarios de las comidas, ponerles
música a todo volumen, hacer que se sintieran incómodos con el entorno...
Rumsfeld autorizaba estas técnicas específicas.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Por qué quiere testificar contra Donald
Rumsfeld en este proceso?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–No es que yo tenga nada contra Rumsfeld. Lo que ocurre
es que creo que las personas que tenían que haber cargado con la responsabilidad
por lo sucedido no lo han hecho. Es malo acusar a otros de algo, pero acusar a
alguien que sabes que no tiene la culpa mientras tú te estás librando de la
responsabilidad... eso para mí es señal de cobardía, y eso es lo que creo que
son Sánchez, Rumsfeld y todos los demás: unos cobardes. Yo voy a seguir contando
lo que sé porque todo el mundo, no sólo los americanos, debe enterarse de lo que
pasó para que no vuelva a ocurrir.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Ha recibido presiones para que no
testifique?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Recibí un correo electrónico de alguien del Departamento
de Justicia que me desaconsejaba vivamente testificar, porque algunos lo iban a
considerar antiamericano y porque esto no iba a ayudar a Rumsfeld. Le respondí
que nadie me va a callar porque me ampara la Constitución y, por lo demás, no es
que Rumsfeld o Sánchez o Miller hayan hecho algo para ayudarme a mí.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
<BR></FONT></DIV></BODY></HTML>