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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 28 de noviembre
2006 - Redacción: </STRONG></FONT><A href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG>germain5@chasque.net</STRONG></FONT></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Perú</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Lori Berenson, prisionera política desde
noviembre 1995</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Riqueza y
miseria en el altiplano peruano <BR><BR>Aura Bogado
*</FONT><BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Zmag</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://www.zmag.org/"><FONT face=Arial
size=2><STRONG>http://www.zmag.org/</STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducido del inglés para
Rebelión por Germán Leyens</STRONG><BR><BR><BR>“Chiquito, chiquito, chiquito…”
dice suavemente, meneando su cabeza mientras describe lo increíblemente pequeño
que se ve el avión en el cielo desde la tierra fértil sobre la que se encuentra.
Pero doña María, una quechua de no más de 1,50 m de alto, debiera estar pensando
en otras cosas. Haciendo cola durante horas ante la amenazante prisión Huacariz
en una parte remota de Cajamarca en el norte de Perú, esta mujer de piel oscura
con largas trenzas negras está demasiado azorada para mencionar que su hijo está
encarcelado por un delito de menor cuantía en un país en el que la mitad de la
población sobrevive con menos de dos dólares al día. Pero doña María habla de la
verdadera burla en el corazón quebrantado de Cajamarca: la segunda mina de oro
por su tamaño del planeta. Una sociedad conjunta operada por intereses privados
USamericanos y peruanos, junto con una mano siempre atenta del Banco Mundial, la
mina Yanacocha, de 89 kilómetros cuadrados, ha producido para los socios 7.000
millones de dólares en oro, y suma y sigue. Según Newmont Mining Corporation,
basada en Denver, USA, que posee más de la mitad de la mina, Yanacocha tiene
“importantes reservas, alta producción y bajos costos.” Pero son la tierra y la
gente de Cajamarca los que absorben los costos reales de la sobre-producción de
Newmont: cianuro y mercurio diluidos han contaminado el aire, la tierra y el
agua, causando muerte y enfermedades a los peces, los animales y los seres
humanos.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Doña María apunta con sus manos curtidas y mira hacia la
imagen perfecta de las blancas nubes que parecen colgar del telón de fondo del
cielo azul. “Ese avión, es tan pequeño,” dice. “Se lleva nuestro oro... y nos
trae a todos nuestra miseria.”</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Jaulas del pasado</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Cajamarca está plagada por el escabroso recuerdo de
metales preciosos robados. Aquí tuvo lugar un encuentro entre el conquistador
español Francisco Pizarro y el Sapa Inca Atahualpa que cambió para siempre la
suerte del Tawantin Suyu [En quechua: los cuatro suyos es su conjunto, el
cuarteto de suyos: el Imperio Inca], y al hacerlo, selló para siempre el destino
de lo que llegó a ser conocido como Latinoamérica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Era el año 1532. Más de una década antes, y a 4.800
kilómetros al norte, Moctezuma ya había sido capturado por Hernán Cortés y
enfrentaba su muerte en Tenochtitlan. Los españoles entonces volvieron su mirada
y su codicia hacia el sur, e hicieron planes para asegurar la caída de otro
imperio. El padre emperador de Atahualpa, Huayna Capac, ya había caído ante las
estocadas invisibles de la viruela contraída de otros conquistadores en la
actual Colombia. Sin heredero aparente del imperio más poderoso del continente,
Atahualpa se batió contra su hermanastro Huáscar por lograr el control y, con
precisión estratégica y una masiva fuerza militar, venció cómodamente. Atahualpa
y unos 80.000 soldados dedicados, algunos de los cuales pueden haberse confiado
confortablemente en sus laureles marciales junto con malos consejos, volvían a
Cajamarca de Cuzco cuando fueron atrapados por Pizarro y 168 soldados españoles.
Las lanzas y las flechas apuntadas y disparadas con precisión experta no
estuvieron a la altura de los cañones y las pesadas armaduras españolas: hasta
7.000 soldados murieron en una batalla que duró menos de una hora. Ni uno solo
era español.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Capturado, Atahualpa comenzó a negociar su liberación,
basada en los rumores erróneos de que los españoles sólo buscaban oro y plata,
cuando en realidad querían adquirir aún más riquezas, tierra, esclavos y
súbditos para su insaciable cruzada de dominación. A cambio de su vida,
Atahualpa ofreció llenar una vez un aposento --de siete metros de largo por
cinco de ancho – de oro y dos veces con plata. Pizarro estuvo de acuerdo y los
dos hombres firmaron un contrato con los detalles. Durante meses, la gente de
Atahualpa en Cuzco despojó sus casas de oro y plata, que fueron llevados por
incansables mensajeros que corrieron los 1.600 kilómetros andinos al norte de
las cuatro carreteras establecidas, llegando finalmente a Cajamarca para
depositar los pesados bienes. Sólo por su peso, el rescate equivaldría
actualmente a unos 100 millones de dólares. Pero los elaborados diseños y
dibujos que agraciaban a esos templos y hogares no tenían valor para los
españoles que fundieron los metales rápidamente, destruyendo para siempre su
significado y dejando atrás sólo los burdos indicios de la historia con los que
tenemos que vivir. Abundan las anécdotas, pero el resto es historia: una,
escrita y difundida por los españoles, la otra registrada y contada hoy por
descendientes indígenas como doña María que pueblan este país – este país que
todavía significa riqueza para los pocos y pobreza para los más. Lo que queda
claro es que después de recibir el mayor rescate pagado en la historia
documentada, Pizarro rompió su compromiso. Atahualpa, encerrado en una jaula
dorada con lo que debe haber parecido una cantidad infinita de oro, fue
ejecutado a pesar de todo.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Jaulas del presente</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Después de hacer cola durante dos horas, doña María está
cansada. Entrar a la prisión Huacariz es rendirse ante un juego prolongado de
paciencia, silencio y suerte. Hay varios puntos de control en una sola fila en
los que uno puede ser acribillado con exigencias que van desde cuáles son las
razones para la visita, hasta cacheos desnudos antes de entrar a la prisión,
como parte de los controles de seguridad. No todos los reglamentos de las
prisiones son así en Perú, pero ésta es especial porque alberga a la prisionera
política Lori Berenson.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Podría decirse que Berenson abandonó su propia jaula
dorada en USA para arriesgar sus creencias y su vida en la lucha por la dignidad
común de la gente en Latinoamérica. Sin darse por satisfecha con la observación
de movimientos por la justicia social, económica y política en los libros de
estudio, Berenson dejó el prestigioso Massachusetts Institute of Technology
(MIT) para trabajar con gente desplazada en la sangrienta guerra civil de El
Salvador en 1990. Cuatro años después, partió a Perú para historiar para dos
publicaciones basadas en USA la reacción gubernamental ante la abrumadora
pobreza. Poco después, supo que su sentido de la solidaridad cambiaría para
siempre su vida.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 30 de noviembre de 1995, fue sacada a tirones de un
autobús en Lima, la capital, acusada de ser miembro del Movimiento
Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) y fue obligada a soportar una maratón de
interrogatorios durante nueve días y nueve noches sin contar con apoyo legal. Le
nombraron simbólicamente un abogado el 9 de diciembre de 1995 - al que no se
permitió que le diera asistencia legal cuando tuvo que testificar durante 11
horas ante la sala especial para casos de terrorismo. Berenson tuvo que
responder a preguntas, pero se le prohibió que presentara evidencia en su
defensa o que contra interrogara a los testigos en su contra. Aquellos pocos
primeras días en el sistema peruano se convertirían en la injusta norma bajo la
cual Berenson fue juzgada y finalmente condenada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A principios de enero de 1996, Berenson fue “juzgada” por
traición (aunque no era ciudadana de Perú) por un tribunal militar con un juez
encapuchado, pero no se le permitió que escuchara o viera el proceso judicial en
su contra o siquiera que participara en su propia defensa. El trauma físico y
psicológico que el Estado peruano le infligió a través de deplorables
condiciones de encarcelamiento y un proceso judicial escalofriante son tan
sorprendentes que compiten de cerca con los innecesarios sufrimientos que los
prisioneros en Guantánamo enfrentan hoy en día a manos de USA. El 11 de enero de
1996, Berenson fue presentada a un juez encapuchado que leyó el veredicto y la
sentencia mientras un soldado encapuchado apuntaba un arma a su cabeza. El juez
afirmó que Berenson (que había pasado menos de un año en Perú cuando fue
arrestada) no sólo era miembro, sino dirigente del MRTA, y que debía pasar el
resto de su vida en una penitenciaria de máxima seguridad. Durante dos meses, el
caso de Berenson fue apelado ante tres jueces encapuchados y finalmente ante un
panel de cinco jueces. Ambas jurisdicciones confirmaron la sentencia original de
cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Después de una prolongada y diligente campaña por la
justicia, la convicción de Berenson por un tribunal militar fue revocada en
2000; sin embargo, fue obligada a permanecer en prisión mientras el Estado
preparaba un nuevo juicio civil en su contra en 2001. Aunque el juicio civil no
tuvo jueces encapuchados ni un proceso secreto, grupos internacionales de
derechos humanos, junto con el Departamento de Estado de USA, señalaron que el
nuevo juicio careció de normas justas, incluyendo que Berenson no fue
considerada inocente hasta prueba de su culpabilidad por el fiscal – en cambio
se exigió que convenciera al tribunal de su inocencia. Cuando finalmente se le
permitió que se dirigiera al tribunal, argumentó que era inocente. Después de un
breve receso, Berenson fue condenada al máximo, a una sentencia de 20 años por
“colaborar” con el MRTA. Extrañamente, el tribunal civil condenó el juicio
militar en su contra, y también la absolvió de ser miembro, militante o
dirigente del MRTA. Aunque también se apeló su caso civil, su sentencia a 20
años fue confirmada. Mientras tanto, una serie de procesos en el sistema
interamericano que comenzaron en 1998 terminaron por producir un resultado
desconsolador: la Corte Interamericana de Derechos Humanos revocó la decisión
por 7 a 0 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que denunció los
procesos contra Berenson.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la actualidad, después de cumplir casi 11 años de su
sentencia, Berenson se dedica a trabajar en la panadería de la prisión, donde
hace pasteles y panes que no amenazan a nadie. Por su propia decisión, comienza
sus días a las 3 de la mañana y trabaja hasta las 6 de la tarde, siete días a la
semana, para estar ocupada. Al acercarse los días de Navidad, Berenson pasa cada
vez más tiempo en la panadería, preparando panes de Pascua llamados panetones.
Su celda aislada y mohosa, tras un laberinto de muros sólidos y barras de
hierro, alberga una pulcra biblioteca de libros y cartas, y la losa de hormigón
que es su cama. Después de cumplir más de la mitad de su sentencia a 20 años,
Berenson está feliz de ver a los visitantes que inevitablemente la ayudan en su
turno diario de 15 horas en la panadería. Mientras pesa ingredientes, amasa la
pasta y controla las temperaturas del horno, demuestra un profundo y pertinaz
conocimiento de los acontecimientos de actualidad en el mundo, y un sentimiento
a veces indiferente de la vida de todos los días en la prisión.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Después de haber abandonado los confines del norte y su
opulencia, Berenson nunca hizo concesiones; nunca negoció su liberación, pero al
igual que Atahualpa, su captura sirve a la expansión del poder y a la condena de
las ideas. Y puede ser que todo prisionero tras esos muros sea político, como lo
es cada ciudadano de la jaula dorada que es la ciudad de Cajamarca, obligada a
soportar el peso de ser una persona pobre que vive en una tierra rica.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Futuro dorado?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Como la mayoría de los quechuas en la región, jóvenes y
viejos, doña María lleva en su interior un vasto conocimiento de los
acontecimientos pasados y presentes, y comprende las contradicciones de un
futuro incierto. Yanacocha, la masiva mina cuyos vuelos dice que se llevan todo
el oro y traen toda la miseria, representa un nuevo mercado que ha enjaulado la
economía local – y mientras mucha gente quisiera verla clausurada para siempre,
muchos se preguntan cómo llegarían a mantenerse sin ella. Atahualpa también debe
haber considerado contradicciones, cuando, en un último esfuerzo por evitar una
ejecución segura, se convirtió al cristianismo, la religión y el símbolo de algo
a lo que se había resistido durante mucho tiempo. La gente a la que ordenó que
despojara sus templos hace casi 500 años, debe haberse preguntado asimismo, lo
que traería su nuevo futuro privado de cultura y costumbres tradicionales. En la
actualidad, son sus descendientes los que viven con los penosos legados del
colonialismo y de la continua expropiación por compañías extranjeras como
Newmont Mining Corporation.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y tenemos a Lori Berenson, la combatiente que sigue
leyendo, escribiendo y horneando para pasar el tiempo en la prisión Huacariz,
aislada con sus pensamientos, viviendo junto a la mina de oro más lucrativa del
mundo. Su caso personal sigue siendo tan confuso como el futuro de Perú.
Mientras su padre, Mark, trata de impulsar a la Comisión de Derechos Humanos de
Naciones Unidas a considerar el caso, Lori le recuerda que la última vez que
tomó una decisión sobre su caso en 1998, fue ignorada por el presidente de aquel
entonces, Alberto Fujimori. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Aunque Mark está en desacuerdo con su hija y cree que es
más probable que el actual gobierno respete la decisión de un organismo
internacional, Lori también le recuerda que el proceso mismo podría tardar hasta
cuatro años – para cuando ella podría ser liberada si le otorgan la libertad
condicional. Berenson ha sido una prisionera modelo, pero renombrada, y tiene
motivos para creer que la presión política la mantendrá tras las barras durante
todo el período de 20 años. Incluso si le dan la libertad condicional, como han
hecho con otros presos políticos en los últimos años, sus acciones serán
controladas de cerca y esperarán que permanezca en Perú durante cinco años. Y
aunque el gobierno de USA prometió en el pasado que protegería sus derechos de
ciudadana de USA, todavía tiene que ampliar una diligencia sobre la libertad
condicional que ella ciertamente merece.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El futuro sigue siendo incierto, pero el control
extranjero (sea por la corona española o por Newmont basada en Denver, USA) de
vidas, recursos e ideas ha causado una cantidad impresionante de víctimas en
Perú durante cinco siglos. Atahualpa y Lori Berenson son nombres que hemos
llegado a conocer – pero hay innumerables otros que luchan por los derechos
humanos básicos y la dignidad, y que han tenido que pagar con sus vidas por sus
sueños comunes. Como dijo Berenson poco después de su arresto, ella “nunca
dejará de amar, y nunca perderá la esperanza y la confianza en que habrá un
nuevo día de justicia.” Esa justicia no podrá ser encontrada en una condena a 20
años, con o sin libertad condicional; podrá ser ignorada si la encuentra la
Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas; podrá ser perdida junto con los
recursos que Newmont Mining roba a diario en Cajamarca; pero podrá hacerse real
el día en que suficiente gente trabaje para imponerla. Encerrados en nuestros
propios confines mentales, tendemos a olvidar fácilmente la historia, y a veces
tendemos a repetirla antes de aprender a construir un nuevo futuro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con el sol que golpea a 3.000 metros de altura, doña
María no debería estar haciendo cola para visitar a su hijo. Uno sabe que daría
cualquier cosa en el mundo por su libertad – pero, junto con toda la gente de
Cajamarca, la han privado de su oro. Hoy, debería estar gozando del tesoro de su
país y de su agua, pero sabe demasiado bien que hasta una jaula dorada es una
prisión.</DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>* Aura Bogado es la presentadora de Free Speech Radio News,
un programa diario de noticias, independiente, y Coordinadora de Capacitación de
KPFK Radio’s Voices of Tomorrow, un programa de capacitación mediática juvenil
del sur de California. Para contactos, escriba a <A
href="mailto:abogado@kpfk.org">abogado@kpfk.org</A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV></FONT></BODY></HTML>