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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 1º de diciembre
2006 - Redacción: </STRONG></FONT><A href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG>germain5@chasque.net</STRONG></FONT></A></DIV>
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<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>Venezuela</STRONG></FONT></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><FONT size=3><STRONG>Elecciones:
debate pendiente </STRONG></FONT></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><FONT
size=3><STRONG></STRONG></FONT></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><FONT size=3><STRONG>Según Marta
Harnecker “Todo indica que a medida que la llamada revolución bolivariana se
consolide, la contradicción entre centralización y participación se irá
acentuando. La coyuntura postelectoral parece favorable a la ampliación de esos
debates que, casi inevitablemente, chocarán con funcionarios gubernamentales
proclives a tomar decisiones desde las alturas”.</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Julio Fermín *</STRONG></FONT><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Alai-amlatina</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://www.alainet.org/"><FONT
face=Arial><STRONG>http://www.alainet.org/</STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify> </DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Cuando faltan pocos días para la cita electoral del 3 de
diciembre, todo hace pensar que salvo que se produzca un milagro, el presidente
Hugo Chávez será reelecto con amplia ventaja sobre su adversario Manuel Rosales,
actual gobernador del estado petrolero de Zulia. Sería la primera vez que un
presidente en Venezuela sea reelegido de manera inmediata, con lo cual Chávez
tendrá por delante otros 6 años de gobierno que sumados a los 8 que tiene en el
poder, le podría permitir consolidar “el proyecto y el proceso
bolivariano”.<BR><BR><STRONG>Las encuestas que se quisieron poner en
guerra</STRONG><BR><BR>Aunque parte de la estrategia de los medios de
información fue declarar una guerra de encuestas, el hecho es que tal guerra no
ha existido. Desde bien comenzada la campaña, la mayoría de las encuestadoras
nacionales e internacionales dan como vencedor de los comicios de diciembre al
Presidente Chávez, dejando clara constancia de su popularidad, la intención de
voto y las percepciones de triunfo del presidente-candidato.<BR><BR>Algunos
sondeos le dan hasta un margen de 20 puntos de diferencia, al candidato a la
reelección presidencial, de su más cercano competidor, Manuel Rosales, el
candidato que ha aglutinado a la mayoría de los partidos y agrupaciones
políticas de la oposición. <BR><BR>Uno de los más recientes, de la firma
norteamericana Zogby le otorga a Chávez el 60 % de los votos, el próximo 3 de
diciembre, mientras que a Rosales le da el 31 %. La metodología de este estudio,
realizado para la Universidad de Miami, tiene un margen de +/- 3.5 % de error
sobre la base de 800 probables electores. Esta firma había realizado un mes
antes, en octubre, un estudio sobre las preferencias electorales, en el cual
obtuvo como resultado un 58% a favor de Chávez y 24% a favor de Rosales.
<BR><BR>Igualmente, la encuestadora AP-Ipsos, que realizó el estudio para la
agencia norteamericana Associated Press (AP), da como vencedor a Chávez con un
59 %, mientras que Rosales obtendría un 27%. Estos resultados fueron sobre la
base de 2 mil 500 entrevistas cara a cara en sus hogares con un margen de +/-2 %
de error de los electores registrados y +/-3 %. <BR><BR>Un grupo de profesores
de la Universidad Complutense de Madrid consideran que es poco probable que se
modifiquen los 20 puntos de ventaja que mantiene el candidato Chávez sobre
Rosales. En rueda de prensa, la investigadora de la Universidad Complutense de
Madrid Carolina Bescansa informó que, con base en el sondeo realizado entre el
10 y el 16 de noviembre, estiman que 59,7% de los venezolanos votará por Chávez,
mientras que 39,6% lo hará por Rosales. <BR><BR>Firmas de reconocida trayectoria
a favor de la oposición muestran en sus sondeos a Hugo Chávez como vencedor.
Entre las que destacan Datanálisis (Chávez 52.5 % - Rosales 25.5 %) y Penn,
Schoen y Berland (Chávez 48 % - Rosales 42 %). <BR><BR>La encuestadora
estadounidense Penn, Schoen y Berland en el referéndum revocatorio de 2004 en
Venezuela anunció resultados fraudulentos de boca de urna (exit poll) y apoyó a
la oposición para demandar la manipulación del voto a pesar de la certificación
de la elección por parte de Jimmy Carter, la Organización de los Estados
Americanos (OEA) y de la Unión Europea. <BR><BR>Solamente dos encuestadoras
pretenden dar como un empate técnico, aunque dan como vencedor a Chávez. Es el
caso de Alfredo Keller y Asociados (AKSA) (Chávez 52 % - Rosales 48 %) y
Observatorio Hannah Arendt (Chávez 51 % - Rosales 49 %). <BR><BR>La credibilidad
de estas dos empresas está claramente comprometida con la campaña de Manuel
Rosales. AKSA tiene entre sus clientes a Radio Caracas Televisión, Veneconomía,
Fundación Konrad Adenauer, entre otras que se han mostrado contrarias a la
Revolución Bolivariana y participaron en el sabotaje petrolero de 2002. Mientras
que el directorio del Observatorio Hannah Arendt está compuesto por activistas
opositores como Heinz Sonntag, Elías Pino Iturrieta y Manuel Caballero, entre
otros. <BR><BR>La única encuestadora que da como ganador a Manuel Rosales con un
41 % es la firma Cifras Online/Encuestadora CECA, otorgándole a Chávez el 39 %.
El director de la empresa CECA, Víctor Manuel García, la mañana del 12 de abril
de 2002 reveló a la audiencia del canal de televisión Venevisión, en entrevista
con Napoleón Bravo, que él había participado en la preparación del golpe de
Estado que se había perpetrado el día anterior en Venezuela. <BR><BR>Estos
resultados son estudios realizados en el mes de noviembre de 2006 y revelan una
clara tendencia favorable al candidato Hugo Chávez, a tan sólo pocas horas de
vencer el plazo para la publicación de encuestas electorales, según la normativa
del Consejo Nacional Electoral de Venezuela. <BR><BR>Hay una evidente
polarización en las elecciones presidenciales, por eso la gente sólo reconoce a
dos candidatos: el presidente Chávez y Manuel Rosales. Ningún otro de los
veintitantos candidatos presidenciales cuenta. Al revisar el tarjetón electoral,
la mayor parte de los 88 partidos inscritos tienen las figuras de estos dos
candidatos.<BR><BR>Para Oscar Schémel, director de otra empresa encuestadora,
los venezolanos atraviesan una suerte de adolescencia política, en la que
comienzan a madurar. El especialista opina que Manuel Rosales y Hugo Chávez no
podrán subir sus niveles de preferencias. Sin embargo, hasta el momento el
Presidente tiene más ventaja en la tarea de seducir al adolescente inconforme
del electorado venezolano.<BR><BR><STRONG>La campaña del
Presidente-Candidato</STRONG><BR><BR>Luego de mucho tiempo invertido en la
política internacional al principio de la campaña, el presidente Chávez tuvo que
asumir más decididamente el trabajo electoral recorriendo varias veces el país
para entrar en contacto directo con sus seguidores.<BR><BR>En ese lapso, la
constante en su campaña ha sido identificar y personificar su adversario en el
presidente norteamericano Bush y su política imperialista, apenas denominando a
los adversarios nacionales como lacayos de aquel. En la segunda parte de la
campaña, introdujo una variante al vestirse de azul e impregnar de amor su
mensaje. Esto que fue duramente criticado por la oposición, se convirtió en un
bálsamo ante el discurso rojo radical que posiblemente le hizo ganar terreno en
sectores de la clase media. Al mismo tiempo, el presidente candidato consciente
de su ventaja, se ha negado a debatir con el “aspirante a frijolito” como
denominó al adversario.<BR><BR>El Presidente Chávez ha sabido administrar los
beneficios de las misiones, que contribuyeron de forma decisiva a que Chávez
ganara el referendo. Según Schémel, “…alguna gente ya comenzó a
reinterpretarlas. Consideran que son buenas pero no funcionan por la corrupción
y la falta de eficiencia. Alivian la pobreza pero no saca a las personas de
ella; prefieren un buen trabajo”. <BR><BR>Sin embargo, en términos sociales, es
indudable que juegan a favor del Presidente-candidato: la democratización de la
renta y el aumento de la inversión social hacia la mayoría del pueblo. Sólo que
nos debemos interrogar sobre la sostenibilidad de esta inversión que es a largo
plazo y que no soportaría un descenso brusco en los precios del petróleo. Es
indudable la penetración y los beneficios de las misiones sociales educativas,
de salud, trabajo, alimentación, etc., también se puede comprobar, con las
recientes inauguraciones, la alta inversión en infraestructura, transporte,
vialidad, vivienda, etc. que buscan cubrir la inmensa deuda social acumulada,
pero al mismo tiempo habría que interrogarse sobre las nuevas formas de
clientelismo que podrían estarse generando, ya que se están generando protestas
en todo el país de personas aún excluidas de programas, tales como de vivienda.
Millones de ciudadanos/as venezolanos/as han sido alfabetizados, atendidos o
beneficiados por programas de salud, vivienda, capacitación laboral,
microcrédito, etc., pero aún la disminución de la pobreza es tímida, debido a
que se trata de un asunto estructural y a que no se está cambiando
sustancialmente el modelo capitalista que predomina en la economía venezolana y
que en la coyuntura reciente está lejos de generar empleo productivo. El salario
mínimo y el poder adquisitivo de los sectores D y E de la población ha aumentado
de manera espectacular, producto de múltiples subsidios, y al mismo tiempo se
puede comprobar que ello apenas sirve para la subsistencia y gastos superfluos
(como demuestran estudios de consumo de bienes no esenciales). <BR><BR>Aún
cuando ha contado con la ventaja de una obra de gobierno que se nota a simple
vista en términos de las altas inversiones realizadas y la amplia cobertura de
los programas ejecutados y en marcha, en el cierre de campaña recientemente en
Caracas el Presidente-candidato hizo un llamado a no caer en el triunfalismo,
por lo que declaró que “vamos a ganar pero aún no hemos ganado”, invitando a los
testigos de los batallones, escuadras y pelotones que conforman la organización
electoral de los militantes a redoblar sus esfuerzos.<BR><BR><STRONG>La campaña
de la oposición unificada</STRONG><BR><BR>Luego de un proceso de lucha
interesante entre grupos de presión de la “sociedad civil”, los tres
precandidatos: Teodoro Petkoff, Julio Borges y Manuel Rosales, tomaron las
riendas de la oposición y mediante estudios realizados determinaron que el
candidato ideal era Manuel Rosales, quien una vez que obtuvo el visto bueno del
Consejo Nacional Electoral para separarse de la Gobernación del rico estado
Zulia, y asegurarse de no perder el cargo, se dispuso a realizar una ardua
tarea: unificar a la oposición, así como aislar y disminuir la fuerza de los
abstencionistas.<BR><BR>Para tal fin, la estrategia electoral ha sido bastante
original. Promete conservar todo lo bueno del gobierno de Chávez y mejorarlo.
Pero a esto agrega una propuesta calificada de demagógica que consiste en
depositar directamente en la cuenta de cada hogar venezolano pobre una
significativa suma de dinero fruto de las entradas petroleras, mediante una
tarjeta de débito denominada “Mi Negra”. Esta propuesta sigue los pasos de
aquellos años 90’s donde los pobres podrían disponer de bonos en dinero efectivo
para decidir por las distintas ofertas de servicios educativos, de salud,
etc.<BR><BR>En el camino, se fueron olvidando las exigencias de condiciones para
la elección y fueron desapareciendo las expectativas de que ocurriera un retiro
al igual que en las elecciones parlamentarias del año pasado. En general, se
disminuyeron las posturas extremistas de la oposición y hasta agrupaciones como
el “Comando de la Resistencia” se han sumado a la convocatoria
electoral.<BR><BR>Desde temprano, el discurso del candidato opositor ha sido
“Vamos a ganar y vamos a cobrar…”, no dejando dudas de los objetivos finales que
tiene aún cuando habla de gobernar para los 26 millones de venezolanos, unificar
al país y no pasarle facturas a ningún sector.<BR><BR>Lo novedoso del período ha
sido la rápida recuperación de la oposición, a raíz de una estrategia
inteligente de autoproclamar una candidatura unitaria que logró recuperar la
movilización de calle para quienes han adversado al gobierno todos estos años, y
con ello la recuperación casi total del capital político que poseía en 2004 en
el momento del referéndum revocatorio presidencial que posteriormente fue
dilapidado por la campaña abstencionista<BR><BR>Esto es considerado un saldo muy
positivo y de legitimidad para el proceso, ya que en las últimas semanas es
increíble observar inusitados llamados a votar por parte de la oposición. Ya no
se piensa en el fraude, en la vulnerabilidad del secreto del voto o las dudas
sobre las máquinas de votación.<BR><BR><STRONG>Poco debate o el “marketing”
electoral en juego</STRONG><BR><BR>El período de la campaña estuvo marcado por
un debate de poca profundidad. Comenzando porque no se produce un reconocimiento
del adversario. Para Chávez el enemigo a vencer es Bush y el Imperio, y el
triunfalismo es un riesgo; Manuel Rosales es uno de los veinte candidatos. El
Presidente Chávez apeló a manejarse en el rol de Presidente con inauguraciones
por doquier y en el rol de candidato promoviendo las mareas rojas, con un
evidente ventajismo en los medios de comunicación del Estado. Para Rosales,
devolvió los golpes con certeza: 26 millones, cuestionar la “regaladora” de
recursos a otros países, la tarjeta Mi Negra para otorgar a cada venezolano de
entre 600 mil y un millón de bolívares mensuales, pero que no se atreve a
cuestionar directamente a Chávez. <BR><BR>El director de Hinterlaces, Oscar
Schémel asegura que gran parte de la población rechaza la tarjeta que promete
Manuel Rosales para distribuir la riqueza petrolera. Los estudios cualitativos
de la empresa advierten que la mayoría de los venezolanos prefiere empleos
estables y una economía moderna antes que las medidas asistencialistas. En este
sentido, sostiene que con este análisis, el país da los primeros pasos hacia una
madurez política. <BR><BR>Sin embargo, no hubo espacio para visibilizar y
aprovechar tal madurez política. No hubo debates en torno a modelos económicos,
políticas sociales más allá de misiones y programas compensatorios. Al revisar
la oferta de Rosales, salvo la política económica y algunas pinceladas, el resto
del programa de gobierno se parece mucho a la gestión actual. De hecho, Rosales
ha mantenido programas similares a los nacionales en la gobernación del estado
Zulia. Sólo en algunas oportunidades arrecia la lucha ideologizada que coloca la
elección de diciembre entre Capitalismo y Socialismo. Pero ambas terminan presas
y cautivadas por el “jingle” de “Uh Ah Chávez no se va” y “Atrévete”,
respectivamente. Por momentos se ha reeditado la campaña de 1998, cuando la
lucha se planteaba como en contra del diablo (Chávez). Ocho años después las
fuerzas opositoras siguen considerando el mismo enemigo sólo que ahora es tan o
más rojo que antes. Lo previsible es que la relación de fuerzas pueda volver al
60/40 del referéndum. 60% será el piso probable de Chávez. 40% puede ser el
techo de Rosales.<BR><BR><STRONG>El debate sigue pendiente luego de las
elecciones</STRONG><BR><BR>Con nuevos elementos en el frente internacional como
la victoria de Correa en Ecuador, el avance de las reformas en Bolivia, la
incertidumbre en Cuba, la segura reelección de los presidentes en MERCOSUR y
nuevos escenarios en Centroamérica, el proceso bolivariano parece contar con una
posibilidad de consolidarse a lo interno y seguir contando con un soporte
externo<BR><BR>El mayor reto pendiente de avanzar serán las definiciones y
praxis del “Socialismo del Siglo XXI”. Cuestiones tales como el partido único o
la democratización de las organizaciones políticas existentes (incluidas las
opositoras); el modelo económico de desarrollo endógeno que de manera incipiente
se comienza a levantar y las insuficiencias de la economía social como parte de
ese modelo. <BR><BR>El aspecto económico es particularmente importante. Puede
que la coyuntura nos apunte a "una película que ya vimos". Los indicadores
macroeconómicos expresan una vuelta a la "bonanza petrolera" de los años 70's y
80's. El alto crecimiento económico (PIB), las altas reservas internacionales,
el exceso de liquidez, disminución del desempleo, el alza desmedida del consumo
y de las importaciones, etc., nos señala un cuadro al parecer positivo, pero que
al mismo tiempo tiene su otra cada de la moneda: altos precios (inflación) y
escasez (a pesar del control de cambio y el control de precios) todas figuras ya
conocidas por la sociedad venezolana, amén de altos niveles de endeudamiento
interno. Como también es conocida la fragilidad de este modelo mono-productor
que profundiza la dependencia de un recurso y su aporte fiscal. El resto lo
pagan los propios ciudadanos a través de los impuestos que han mantenido su peso
en el presupuesto nacional. En todo caso, están avanzando proyecciones que nos
recuerdan "La Gran Venezuela" con toda su carga de obras y sueños que generaron
tras de sí pobreza y corrupción.<BR><BR>Finalmente, para comentar sobre los
movimientos sociales. Podemos observar el incremento de la participación
ciudadana por todos los rincones del país, alentada por la mano del
Estado/Gobierno que cada vez es más larga y poderosa. Es decir, si bien
proliferan por todos lados los comités de tierra, las mesas técnicas de agua,
los comités de salud, las mesas de energía, y ahora los consejos comunales,
todas estas iniciativas está de alguna manera u otra subordinadas a entes
gubernamentales/estatales o responde a un programa de la administración pública.
Esto nos interroga sobre la capacidad real de incidencia política y la autonomía
de estos "nuevos movimientos sociales" que de hecho expresan una
institucionalización de la participación y de los movimientos sociales como ya
venía ocurriendo con el movimiento de mujeres, por ejemplo, pero que ya alcanza
a sectores indígenas y juveniles, entre otros. En sectores como el sindical, los
problemas internos como divisiones y personalismos impiden mayores controles. Es
muy pobre y muy poco el debate que se produce al interior de estas
organizaciones y la alineación directa con las políticas gubernamentales encubre
el problema de fondo de la sociedad venezolana: una desarticulación y poco
desarrollo del tejido social, incluidas las organizaciones políticas que hagan
la intermediación entre el Estado y la Sociedad, teniendo que sustituir las
organizaciones populares a los partidos para poder alcanzar los objetivos del
gobierno.<BR><BR>Pero al mismo tiempo, muchos de los debates desde las
organizaciones de base y en los movimientos sociales se han pospuesto debido a
la ofensiva de sectores de la derecha opositora para derrocar el proceso
bolivariano, especialmente en lo relacionado con la participación protagónica.
Según Marta Harnecker “Todo indica que a medida que la llamada revolución
bolivariana se consolide, la contradicción entre centralización y participación
se irá acentuando. La coyuntura postelectoral parece favorable a la ampliación
de esos debates que, casi inevitablemente, chocarán con funcionarios
gubernamentales proclives a tomar decisiones desde las alturas”. <BR><BR>* Julio
Fermín es miembro de ALAI y del Equipo de Formación, Información y Publicaciones
(EFIP) de Caracas.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
<BR><BR><BR><BR></FONT></DIV></BODY></HTML>