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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 2 de diciembre 2006
- Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>México</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El presidente mexicano asumió en
medio de una batalla campal</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Bochornosa jura de
Calderón</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>En pocos minutos y entrando por la
puerta de atrás, Felipe Calderón cumplió con la formalidad de colocarse la banda
presidencial en el Congreso. Para poder hacerlo sus legisladores desplazaron a
trompada limpia a los legisladores de la oposición de la
tribuna.</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Gerardo Albarrán de Alba,
d</FONT></STRONG><STRONG><FONT size=3>esde México, D. F.</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Página/12, Buenos Aires,
2-12-06</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Felipe Calderón asumió ayer como presidente
constitucional de México por la puerta de atrás, resguardado por las fuerzas
armadas que sitiaron y mantuvieron bajo su control la sede del Poder
Legislativo, y con la máxima tribuna de la nación tomada a golpes y convertida
en trinchera por diputados y senadores del oficialista Partido Acción Nacional
(PAN), luego de casi 70 horas de crispación y negociaciones políticas imposibles
que sirvieron de nada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pese a los reiterados llamados de la oposición para que
aceptaran cambiar la sede de la ceremonia oficial, Calderón y el PAN cumplieron
así el requisito constitucional de realizar la transmisión de poderes ante el
pleno del Congreso de la Unión, y con eso ganaron la batalla mediática. Pero el
partido opositor PRD y sus aliados, con su protesta legislativa, expusieron
frente a los ojos del mundo que en México está fracturada la vida institucional.
Al final, descontando filias y fobias, unos y otros perdieron por igual en la
percepción de la sociedad general: la derecha fue evidenciada como sostén
fáctico de un presidente sin la legitimidad necesaria para asumir el poder con
el consenso nacional de su lado, y la izquierda –que cayó en todas y cada una de
las trampas que le tendieron en los últimos cuatro días– quedó sumida nuevamente
en la categoría de violenta e intransigente. Ante tales victorias pírricas y
pérdidas mayores, ni siquiera se puede llamar empate.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde el momento en que Calderón ingresó en el salón de
sesiones, a las 9.48 de la mañana, y hasta que se retiró después de jurar y
colocarse la banda presidencial, pasaron solamente 4 minutos 51 segundos. Para
sorpresa de todos, llegó acompañado de Vicente Fox, a quien ya nadie esperaba
ahí. Ambos aparecieron por una puerta oculta detrás del estrado cubierto por dos
banderas nacionales monumentales. Fox llevaba en la mano la banda presidencial
que se había quitado por televisión en los últimos minutos de ayer y la entregó
al presidente del Congreso que, a su vez, la depositó en manos de
Calderón.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Todo esto ocurrió en medio de un tumulto de más de 70
legisladores oficialistas, designados para copar todos los espacios en la
tribuna legislativa, junto con el presidente de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación y al menos 40 agentes del Estado Mayor Presidencial –uniformados con
traje oscuro y corbata roja– que coordinaron la logística. La vicepresidenta de
la mesa directiva de la Cámara de Diputados, la izquierdista Ruth Zavaleta –que
había permanecido en su silla durante tres días–, optó por ceder su lugar al
priísta Manlio Fabio Beltrones, presidente del Senado. Así, el perredista más
cercano quedó a no menos de 20 metros de distancia de Calderón, separado del
estrado por una valla de medio centenar de legisladores que improvisaron una
barricada con los curules que les quedaron a la mano. Más tarde, Calderón
tendría un acto cómodo en el Auditorio Nacional, cobijado por algunos miles de
representantes de la derecha nacional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hora y media antes de que se iniciara la sesión de
Congreso, había vencido el plazo de la última de varias treguas pactadas entre
las fracciones parlamentarias desde el martes pasado, cuando los diputados del
PAN tomaron la tribuna y la retuvieron a golpes durante varios zafarranchos con
los perredistas que también trataban de subirse al estrado. A las 8 de la
mañana, senadores del PAN ingresaron en el salón de sesiones; diputados del PRD
trataron de cerrarles las puertas de acceso y se reinició la batalla: nuevamente
fueron repelidos a golpes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para cuando Calderón y Fox salieron hacia el Congreso
–uno de su casa y el otro de un hotel–, elementos de la Armada rodeaban el
edificio del Congreso y el Estado Mayor Presidencial estaba ya en el salón de
plenos, mientras la Policía Federal Preventiva ocupaba todo el sótano. Las
órdenes eran claras: no poner en riesgo la integridad física de Felipe Calderón.
A las 9.30 en punto se verificó el quórum, garantizado por los legisladores del
PRI –banderita tricolor en mano, en un derroche de cinismo– que cumplieron su
promesa al PAN de asistir a la ceremonia. Cuatro minutos después se abrió la
sesión. Los perredistas acechaban todos los accesos al salón del pleno, excepto
la puerta de atrás, por donde ingresaron Calderón y Fox. No había nada más que
hacer, excepto bulla, mientras escuchaban la jura de Calderón, que ni siquiera
fue anunciada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El país observó todo mediante la señal oficial
transmitida desde todas las televisoras privadas y públicas, así como las
radiodifusoras. Algunas estaciones de radio desobedecieron la orden de la
Secretaría de Gobernación y continuaron con su propia transmisión. Una
conductora oficialista celebró en cadena nacional al nuevo presidente con una
sonrisa estúpida: “No se sintió tensión aquí (...) Este acto nos da tranquilidad
a los mexicanos, nos da certeza de que se empieza un sexenio como debe ser: con
mano dura, con el pie derecho”. En el pleno del Congreso, todavía se escuchaba
el grito de los perredistas: “¡Va a caer, va a caer, Felipe va a caer!”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Dos horas y media después de salir del Congreso, ante 10
mil personas reunidas ex profeso para un acto apologético, Calderón tardó seis
minutos en recorrer el pasillo central del Auditorio Nacional, entre besos y
abrazos. Más tiempo del que le tomó entrar, jurar y abandonar el pleno del
Congreso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Entre seguidores fieles y militantes de su partido,
representantes empresariales, del sector financiero y de la Iglesia católica,
intelectuales de derecha y sus invitados extranjeros, Calderón finalmente se
explayó: “¡Sí se pudo y sí se puede!”, soltó en el discurso que no pudo
pronunciar en el Congreso. Las señales de la televisión privada estaban
nuevamente intervenidas para escucharle ofrecer un nuevo pacto social y político
que cerrara las heridas entre las fuerzas políticas, y un rosario de promesas de
reforma política, desarrollo social, crecimiento económico, seguridad, justicia,
etcétera. Esa fue su verdadera toma de posesión.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De ahí, Calderón caminó a las instalaciones militares
adyacentes del Campo Marte, para recibir los honores del Ejército, la Marina y
la Fuerza Aérea, en su calidad de nuevo comandante supremo de las fuerzas
armadas. Salvas de 21 cañonazos y desfile de todas las armas. Presentación y
subordinación de cada uno de los generales de división y almirantes en servicio.
Discursos sobre lealtad. Todo el ceremonial terminó a las 2 de la tarde con un
minuto.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A sólo dos kilómetros de distancia, Andrés Manuel López
Obrador –su Némesis– advertía en un mitin ante 50 mil personas que lo reconocen
a él como presidente legítimo: “El pueblo aún espera una verdadera democracia”.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
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