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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 4 de diciembre 2006
- Redacción: </STRONG></FONT><A href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG>germain5@chasque.net</STRONG></FONT></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>América
Latina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Entrevisa a Leonardo Boff, teólogo
de la liberación, militante social y ambientalista</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT face=Arial><STRONG>“En América latina podemos
resucitar el proyecto socialista”</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT face=Arial><STRONG>Sigue creyendo en Lula, pero
también en la necesidad de un cambio brusco en Brasil. Amigo del Movimiento Sin
Tierra, reclama la reforma agraria integral, advierte sobre futuros desastres
ambientales, cree en un nuevo socialismo de raíces latinoamericanas y, por
supuesto si de Leonardo Boff se trata, critica a la Iglesia.<BR><BR>Darío
Aranda</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Página/12, Buenos Aires,
4-12-06</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Aún cree que Lula, en su segundo
mandato, dará un volantazo a la izquierda, que volverá a su vieja alianza con
los movimientos sociales y que dejará de gobernar para el sistema financiero.
Afirma que de América del Sur debe surgir un socialismo de nuevo tipo, lejano al
europeo, inspirado en pensadores latinoamericanos e impulsado por indígenas,
campesinos y negros. Resalta el crecimiento económico argentino, pero remarca
que no existió ni una mínima distribución de riqueza. Volcado desde hace años a
la problemática ambiental –visitó Argentina, invitado por la organización Nueva
Tierra, para disertar sobre el tema–, denuncia a las empresas de agronegocios y
compara los próximos desastres ambientales con las actuales guerras. Y también
habla, claro, de la Iglesia: asegura que el establishment eclesial sólo piensa
en los ricos, y explica cómo sobrevive hoy la Teología de la
Liberación.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Qué le espera a Brasil en los próximos cuatro
años de gobierno de Lula?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Espero que Lula radicalice los programas sociales,
porque la intención es hacer el tránsito de un estado neoliberal clásico,
privatista, de la burguesía, hacia otro más republicano, que pone énfasis en la
cosa pública, la centralidad en los pobres, las familias, el hambre cero.
Entonces hay una tensión interna porque el proyecto de la macroeconomía no está
muy adecuado a la razón social. Entonces esperamos que Lula radicalice la
cuestión social, que haga, por ejemplo, la reforma agraria que había prometido y
nunca hizo. Si no hace esa profundización, hay riesgo de que se vaya hacia un
asistencialismo del Estado hacia los pobres.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Hay indicios para esperar un cambio radical
como el que usted menciona?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Si él quiere completar bien el mandato y realizar las
promesas que ha hecho, ésta es su última posibilidad. Y tiene muchas razones
para radicalizar, además la situación económica está más estabilizada. Hay
indicios de que él va a cambiar, va a asumir una política más desarrollista
porque antes era más equilibrista. Y además están las presiones de los
movimientos sociales, que apoyan a Lula porque dicen “Lula es el candidato
nuestro”, pero no le perdonan que no haya tenido la valentía suficiente para
enfrentar a los terratenientes.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–Entre los movimientos sociales, entre ellos los
Sin Tierra, plantean que Lula llegó al gobierno con su apoyo, con un trabajo
conjunto de décadas, pero que gobernó para los mismos de siempre y se olvidó de
las promesas.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Yo considero un error que Lula haya buscado apoyo
parlamentario en partidos de alquiler y se haya distanciado del movimiento
social. Incluso el Partido de los Trabajadores (PT), la dirigencia, ha perdido
la organicidad de los movimientos sociales, de donde obtenía la vitalidad y la
creatividad. Y ahora ha prometido que quiere recuperar el vínculo con los
movimientos sociales y va a incluirlos más en lo social.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Y qué puede pasar si no los
incluye?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Los movimientos observan a Lula. Dicen que no entregarán
a Lula a la burguesía, dicen “Lula es lo que hemos creado en una acumulación
histórica, pero lo vamos a presionar y criticar para que cumpla”. Lula ha hecho
promesas al pueblo y debe cumplirlas. Y él tiene muy claro eso porque él es hijo
de ese pueblo, hijo del hambre y no olvida sus raíces.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Cómo evalúa los primero cuatro años de gobierno
de Lula?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–En lo económico ha obedecido a los principios del
neoliberalismo, con superávit alto, tasas de interés altas, las riquezas hacia
el sector financiero. Fue la condición de mantener una estabilidad en Brasil.
Pero en lo social sí hubo cambios, ruptura. Nunca en la historia de Brasil se ha
hecho tanto por los pobres, políticas sociales articuladas, se ha creado
esperanza en hermanos que comían una vez al día y ahora pueden comer bien.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–Por esos programas también hay críticas de
asistencialismo. Por ejemplo con las bolsas de alimento y su utilización en las
elecciones.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Esa es una crítica desde afuera, porque desde adentro se
ven esos cinco o seis programas sociales articulados, con fomento de la
educación, la salud, rehabilitación profesional, economía solidaria, agricultura
familiar.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–Recientemente usted dijo que Lula fue una
oportunidad desperdiciada.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Creo que él ha desperdiciado algunas cosas. Por ejemplo
no ha sabido negociar con el sistema financiero, como sí hizo Kirchner, que no
ha dicho “no voy a pagar”, que sería una herejía que el sistema no perdonaría,
dijo “voy a pagar pero una parte”. Lula no ha sabido negociar con el sistema
financiero nacional e internacional. Creo que él quería deshacer la idea general
de que su gobierno iba a crear una crisis sistémica, que sería el gran riesgo de
Brasil, y él internalizó eso y quiso demostrar que no era así. Pero creo que
debería cambiar, porque hace a la soberanía del país, y él ya ha desperdiciado
una oportunidad. Y también Lula ha desperdiciado un diálogo más orgánico y hondo
con los movimientos sociales, para sustentar cambios profundos como la reforma
agraria, que estaba toda muy estudiada y detallada para su implementación. La
opción que Lula ha hecho es para obtener una base parlamentaria, con
legisladores que son los grandes latifundistas, que le iban a bloquear todos los
proyectos y creyó que sería una guerra perdida. Prefirió hacer reformas
inconclusas. Lula fue un reformista. Pero también él logró que la desigualdad
disminuyera cinco por ciento y hubo una repartición de bienes distinta.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Esas perspectivas pueden repetirse en América
latina con los nuevos gobiernos?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Creo que en América latina se ha reintroducido una
democracia con un acento social muy fuerte. Será porque las bases presionan, hay
movimientos sociales fuertes, se ha creado conciencia de que es función del
Estado disminuir las desigualdades, crear empleo. Salvo excepciones represivas y
de derecha como Colombia, son democracias que dan espacio a la participación,
con experiencias que dejan de lado la sola democracia representativa,
delegativa, se abre a lo social y surgen líderes como Evo Morales y Hugo Chávez,
que es una figura única en América latina, que es uno de los pocos, junto a los
musulmanes, que se enfrentan al imperio. En cuanto a Argentina tengo una mirada
muy desde afuera, sé que no es tan profunda, pero considero que Kirchner es una
figura interesante para Argentina, que se ha enfrentado con los militares y
encabeza un gran crecimiento económico, pero claro que es un crecimiento con
pobreza, sin distribución, sin quitarles a los ricos y pasar a los pobres. Ahora
debiera pensar en un proyecto de distribución.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿En América del Sur se está dando un proceso de
cambio o para usted es solo un reformismo neoliberal?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Tengo la impresión de que desde América latina se puede
replantear el proyecto socialista que en Europa ya no existe. Aquí tenemos la
posibilidad de resucitar el proyecto socialista, pero no como el viejo del Este
europeo, sino como una radicalización de la democracia, como inclusión de masas,
con el pueblo, respetando a los pueblos indígenas, con las diferencias
culturales, socializando las riquezas. Y teniendo en cuenta que en la base de
ese continente está la más rica biodiversidad del planeta, que será la riqueza
más valorada de las próximas décadas. Este nuevo socialismo podría ser guiado
por un gran pensador como Mariátegui: son nuestras ideas, valora las culturas,
la dimensión religiosa mística, una mirada utópica. Eso casi no se encuentra en
los clásicos europeos. Sería un socialismo criollo, latinoamericano. En este
sentido, creo que los sujetos históricos portadores de proyectos de cambios
profundos no son los estados, son los movimientos sociales, el MST, la Vía
Campesina, grupos de negros, indígenas. Todos ellos se plantean el socialismo,
pero no una socialdemocracia, una democracia social, una democracia incluyente,
participativa, distributiva. Y el socialismo sería el marco teórico para ese
anhelo. A nivel mundial, está claro que dividimos lo que tenemos o no habrá los
suficiente para nadie.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Cuál es el papel de los movimientos campesinos
e indígenas en este momento de América?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Se está elaborando un nuevo estado de conciencia social
de los movimientos. Ellos ya no luchan sólo por sus derechos negados, ahora
plantean qué sociedad quieren y van hacia allí. Ya piensan un proyecto de mundo
nuevo, con articulaciones con otros movimientos de otros países, con reflexión,
conciencia fuerte, que van a impedir gobiernos autoritarios. Creo que los
movimientos campesinos e indígenas son la base para sustentar proyectos sociales
más cercanos al pueblo.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿No hay peligro de que estos gobiernos de
América latina con algunas vetas sociales terminen cooptando y debilitando las
luchas?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Creo que los gobiernos deben tener una relación orgánica
con los movimientos sociales: las grandes decisiones no deben ser sólo debatidas
en los parlamentos. Por ejemplo: en Brasil no se puede discutir nada referido a
la tierra, a los efectos de los agronegocios, sin hablar con el MST. Porque
ellos crean opinión, son actores fundamentales. Entonces los gobiernos tienen
que estar atentos a esa fuerza porque son una fuerza política más allá de los
partidos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Pero no hay peligro de
cooptación?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Siempre hay peligro de cooptación, pero depende mucho de
los líderes sociales, que siempre deben estar articulados con sus bases. Los
dirigentes no deben tener diálogo personal con los partidos, sí diálogos
colectivos. En Brasil, el referente máximo de los Sin Tierra (Joao Pedro
Stedile) nunca va solo a reuniones con el gobierno, van como 20 compañeros más y
dialoga sólo después de haber consensuado con las bases. Ahí está la fuerza del
movimiento, no de los líderes. Así no sufren tanto riesgo de cooptación.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–Usted está trabajando desde hace años el tema
ambiental, ¿cómo ve la situación de América latina y el papel del sector
privado?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Nosotros somos víctimas de las empresas de agronegocios.
Los gobiernos necesitan de dólares para hacer frente a la deuda externa,
entonces permiten que se saquen montes, se venda el Amazona, se devasten
sistemas en nombre de la soja y de otros monocultivos. Y no hay mucha conciencia
social ecológica y los gobiernos centrales no favorecen una conciencia porque
ven la contradicción entre los objetivos económicos y la conservación del
ambiente. Otro gran problema, ya mundial, es la escasez de agua y no hay una
cultura del cuidado del agua. Entonces el agua es riqueza y los gobiernos no
negocian con ello. Todo pasa por un proceso de concientización. San Agustín
decía que los grandes cambios vienen por un gran amor o un gran dolor. Yo creo
que, lamentablemente, alguna gente no ha sufrido lo suficiente para ver que hay
que cambiar. Este sistema, esta máquina mundial, producirá grandes desastres
ambientales si no lo detenemos. O empezamos ahora o en 50 años la Tierra será
espacio de grandes devastaciones. Pero claro, todos lo que decimos esto somos
tomados como locos, pero puede ser un futuro dramático.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Qué es hoy la Teología de la
Liberación?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–La Teología de la Liberación nació escuchando el grito
del oprimido: el negro, el pobre, la mujer, el grito de la tierra, de todos los
oprimidos. Y los pobres del mundo han crecido. Y creo que uno de los problemas
del sistema es que antes podía ocultar a los pobres. Hoy la desgracia es tan
terrible que ya no se puede ocultar esa realidad, el drama de los pobres del
mundo: miles de millones de personas pasan hambre y sed. Eso es un reto a la
conciencia humana y la Iglesia Católica no escucha ese grito. Esa Iglesia tiene
poco conocimiento de esa situación de injusticia. La Iglesia actual, de
Benedicto XVI, es la opción por los ricos y no por los pobres. Entonces la
Teología de la Liberación insiste, hace hincapié en que el problema es el
sistema y sigue viva fundamentalmente en las iglesias más chicas que toman en
serio el reto de los pobres y la justicia. Y la Iglesia, que está más preocupada
por la liturgia y la catequesis, no es muy sensible a esos tema, ve a la
Liberación como algo malo, peligroso, porque politiza a la gente. Después de 40
años de Teología de la Liberación, se puede celebrar este aporte de América
latina al mundo, un aporte cultural y de ideas en busca de justicia.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–Dentro de la Iglesia Católica, ¿qué espacio
existe hoy para la Teología de la Liberación?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–El cristianismo tiene que tener una matriz abierta,
donde cada cultura tome el cristianismo y le sume su cultura, como nosotros
hicimos en América: intentamos darle al cristianismo un rostro negro, indígena,
latinoamericano. Con ritos nuestros, celebraciones, y lentamente se fue formando
una iglesia latinoamericana que es muy diferente de la de Roma. Es un
catolicismo popular, que fue una creación de los pueblos. Pero si uno ve el
establishment romano, la curia, es una iglesia muy conservadora, que se
construye sólo hacia adentro, donde no hay espacio para hacer algo. Pero si uno
mira las iglesias periféricas, porque el cristianismo es una gran multinacional
con diferentes niveles de concientización, se ve que hay espacios para que la
teología discuta temas, cuestione al neoliberalismo. Entonces es una teología
viva, pero en las iglesias de grupos que son sensibles. Entonces, la Teología de
la Liberación tiene la hegemonía moral, pero no tiene la hegemonía política, que
sin duda tiene Roma.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
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