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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 5 de diciembre 2006
- Redacción: </STRONG></FONT><A href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG>germain5@chasque.net</STRONG></FONT></A></DIV>
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<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>México</STRONG></FONT></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Reflexiones para una izquierda no
subordinada<BR></STRONG></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Adolfo
Gilly </STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Revista Sin
Permiso</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><A
href="http://www.sinpermiso.info/"><STRONG>http://www.sinpermiso.info/</STRONG></A></FONT><FONT
face=Arial size=2><BR> <BR><BR><STRONG> "El obradorismo reúne en el
Zócalo de la capital a una enorme multitud de agraviados, empobrecidos,
exasperados mexicanos y mexicanas despojados hasta de su
voto"</STRONG><BR><BR>1. Desde el fraude electoral de 1988, pasando por el
asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994, hasta la manipulación de todo el
proceso electoral de 2006, el neoliberalismo como orden económico-social no
logra encontrar en México sus formas de legitimación política. Estamos hoy ante
una ruptura de las reglas de reproducción del poder y, por lo tanto, ante una
crisis de la relación de mando/obediencia consustancial al equilibrio de
cualquier régimen político.<BR><BR>En otras palabras, estamos ante una situación
de carencia de legitimidad y de fragmentación del poder político mexicano, que
no hace a sus formas y ceremonias sino a su esencia como relación entre
gobernantes y gobernados reconocida por todos. La tentación de resolver esta
crisis mediante la violencia estatal es grande. Cada vez que en el pasado se
cedió a ella los resultados fueron catastróficos.<BR><BR>2. La prueba indicial
más cierta de la manipulación de los resultados electorales es, hasta el
momento, el irremediable sinsentido jurídico del fallo dictado por el Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre las elecciones del 2 de
julio. Este fallo ha sido desmontado, pieza por pieza, en un impecable escrito
del ex consejero Jaime Cárdenas, "Once absurdos jurídicos sobre el Tribunal
Electoral". Los argumentos del Tribunal debían conducir a un nuevo conteo de los
votos o a la anulación de la elección. Llevaron en cambio a declarar presidente
electo a Felipe Calderón. Un proceso así manipulado no puede dar origen a un
mandato legítimo.<BR><BR>Ahora bien, esta ilegitimidad alcanza a los dos poderes
surgidos de esas elecciones, el Ejecutivo y el Legislativo, ya que la
manipulación afectó a todo el proceso electoral. En tal caso tanto el Presidente
como la composición actual del Congreso de la Unión son ilegítimos. No es
admisible que diputados y senadores del FAP digan que la silla presidencial es
"espuria" y sus curules no. Este dato de la realidad, aunque nadie lo aduzca,
configura una crisis de reproducción de todos los poderes de la
Federación.<BR><BR>3. La fragmentación del poder hace que éste tienda a regresar
a sus componentes originarios: los poderes locales de los gobernadores y los
caciques. De ahí la impotencia de los llamados "Poderes de la Unión" frente a
los despotismos de los gobernadores Ulises Ruiz, Mario Marín, Enrique Peña Nieto
y otros, y la importancia adquirida por la Conago y sus solidaridades internas:
el poder de cada gobernador, del partido que sea, no se toca. El llamado poder
del narco prolifera en los intersticios de esta fragmentación, y si bien sus
efectos son deletéreos, no es lícito exagerar su autonomía.<BR><BR>4. La
fragmentación hace también que los otros centros de poder real sean empujados a
representarse en primera persona, en lugar de recurrir a la tradicional
mediación de los políticos. Cuatro pilares del poder real están hablando cada
uno con su propia voz y sin mediaciones: el Consejo Coordinador Empresarial (y
cada uno de los grandes empresarios y financistas); la Iglesia católica y sus
jerarquías; el conglomerado PRI-PAN, nunca desmentido en casos graves desde 1939
en adelante; y Estados Unidos y su complejo militar-financiero en tanto potencia
actuante en territorio mexicano. En medio de la crisis esos poderes deliberan en
público, mientras relegan al personal político a un plano subordinado.<BR><BR>5.
Por otro lado, la fragmentación ha desgarrado las redes imaginarias del poder
político y desvalorizado sus símbolos y sus rituales. Esta fractura acrecienta
la presencia y la importancia de una serie de movimientos. Podemos ubicar a los
tres más notorios:<BR><BR>a) el obradorismo, que duplica por su cuenta los
símbolos del poder, presiona desde las plazas para negociar dentro de las
instituciones (incluido entre éstas el PRD) y reúne en el Zócalo de la capital a
una enorme multitud de agraviados, empobrecidos, exasperados mexicanos y
mexicanas despojados hasta de su voto;<BR><BR>b) la APPO, organizada como una
red de organismos populares autónomos, y que desde esa posición de fuerza busca
imponer a los poderes instituidos una negociación en condiciones favorables, sin
declinar su propia autonomía;<BR><BR>c) el EZLN, con su Otra Campaña y el
movimiento indígena, que desconoce en todo a esas instituciones (incluidos sus
partidos) y no busca negociar ni tratar con ellas sino conectarse con los grupos
subalternos organizados de múltiples maneras y hoy dispersos por todo el
territorio nacional, para organizar a escala nacional una formación ajena a la
institucionalidad y a cualquiera de sus fragmentos.<BR><BR>6. Las miradas de
políticos, analistas y comentaristas se centran hoy sobre las peripecias de la
política institucional, sus partidos, sus políticos de todos los colores, sus
instituciones, sus querellas grandes y pequeñas. Es obsesiva la discusión sobre
lo que ocurrirá o dejará de ocurrir en el Gran Escenario del Congreso de la
Unión y alrededores.<BR><BR>Por el contrario, para una izquierda que no se
subordine al universo institucional es esencial mirar y considerar lo que sucede
en esas multitudes agraviadas e irritadas al extremo: quienes esperan de López
Obrador; quienes se organizan por su cuenta en la APPO, en Oaxaca, en el
Congreso Nacional Indígena; quienes van a decir su palabra en la Otra Campaña.
Para entender y prever es preciso mirar allí y mirar desde allí. Lo demás es
marea de espuma envenenada.<BR><BR>7. Oaxaca y la APPO no son un caso aislado.
Son como la válvula por la cual escapa a toda fuerza el vapor contenido en una
olla a presión. Como siempre, autoridades, fuerzas represivas y políticos
quieren acabar con la válvula e ignorar la olla. En Oaxaca están aflorando la
experiencia de organización, la violencia, la flexibilidad y la capacidad de
negociación que es patrimonio de los explotados, ofendidos y despojados de
México. No pelean el poder, sino una diversa relación no subordinada con el
poder, y la consolidación de las relaciones autónomas internas al pueblo y a su
movimiento. Piden lo que todo el país exige: respeto y justicia. Hoy la medida
de la situación de la nación mexicana está en Oaxaca, no en el Congreso de la
Unión y sus batallas en el desierto.<BR><BR>8. En la política y los análisis de
superficie, parece haberse puesto de moda ningunear o restar toda significación
al periplo del Subcomandante Marcos y de la Otra Campaña; a las comunidades
indígenas organizadas de Chiapas; a la tenaz resistencia de Atenco, sus presos y
sus perseguidos; a las asambleas indígenas y populares que se van reuniendo y
diciendo sus agravios, exilios, despojos, resistencias; al Congreso Nacional
Indígena y a sus voceros y representantes. Las sorpresas pueden venir después
para quienes dan por desvanecidos o secundarios a estos movimientos.<BR><BR>No
tiene sentido proponer a esas fuerzas que se incluyan en la Convención Nacional
Democrática, es decir, que se sumen a un movimiento en el cual no creen y se
subordinen a su conducción y sus perspectivas, renunciando así a la razón de ser
que han proclamado desde sus orígenes. Sería, sin más ni más, un suicidio ético,
político y organizativo. Otra cosa es pedirles no ignorar, desde su propia
autonomía, la magnitud y las razones de la movilización popular que apoya a
López Obrador.<BR><BR>9. El movimiento electoral de masas que dio quince
millones de votos a la coalición Por el Bien de Todos ha sido ahora reagrupado
en la Convención Nacional Democrática, bajo la conducción de Andrés Manuel López
Obrador. Por sus objetivos y sus estructuras, no es un movimiento social: darle
tal nombre sería confundir las cosas.<BR><BR>Tal como se organizó la CND el 15
de septiembre, su dirección nominal fue plebiscitada a mano alzada en una
asamblea multitudinaria. No hubo ninguna Convención con discusión política y
delegados. La dirección real quedó concentrada en la persona y el mando de López
Obrador. En ningún momento la CND ha llamado, convocado o propuesto impulsar
cualquier forma de organización desde abajo, autónoma y no clientelar, para
luchar por los objetivos ahora fijados.<BR><BR>Quienes se hayan afiliado a la
CND son declarados "representantes" directos de López Obrador en su calidad de
"Presidente Legítimo" y son investidos como tales mediante una credencial
personal firmada por el mismo López Obrador. Es decir, un "Presidente legítimo"
dará mandato con su firma a millones de sus representantes, que serán entonces
sus mandatarios, en lugar de que millones de votantes designen como su
mandatario a quien elijan como presidente. Esta inversión de papeles, más allá
de lo que puedan haber creído o entendido quienes la establecieron, define una
relación unipersonal totalitaria entre dirigente y masa. Vuelvo a remitirme aquí
a Elías Canetti, en Masa y poder, o a los Cuadernos de la cárcel, de Antonio
Gramsci.<BR><BR>La forma de conducción política personal (el "liderazgo") de
López Obrador no es heredera directa de Benito Juárez sino de Tomás Garrido
Canabal, político tabasqueño de los años 30. El movimiento electoral de masas
centralizado en su mando y en su persona corresponde a una tipología definida y
a una situación de fragmentación y de equilibrio catastrófico como la estudiada
por Antonio Gramsci en la Italia de los años 30.<BR><BR>La escenografía de la
"toma de posesión" en el Zócalo el 20 de noviembre, con el Presidente en figura
solitaria que protesta con el brazo extendido, el águila inmensa detrás y toda
la demás parafernalia ceremonial, parecía extraída de una película de aquellos
tiempos. Los símbolos no son neutros: tienen sentido y mensaje, aunque sus
diseñadores no lo sepan.<BR><BR>Grandes masas agraviadas y exasperadas pueden
moverse tras tales direcciones y buscar por esa vía sentidas demandas que los
desprestigiados politicastros dejan de lado. Es preciso tomarlas en serio y
prestar atención a sus motivos y sus modos. Pero lo asombroso, y hasta
desconcertante, es que tantos intelectuales y figuras políticas de la antigua
izquierda se alineen deslumbrados y acríticos tras esa conducción.<BR><BR>10. La
CND, el FAP y el PRD están en una situación intrínsecamente contradictoria. Por
un lado dicen colocarse fuera de las instituciones existentes y en torno al
"gobierno legítimo" de López Obrador. Por el otro, forman parte del Congreso de
la Unión cuyos textos legales deberán pasar por la sanción del Poder Ejecutivo,
es decir, de Felipe Calderón. Por más que se diga, esta es una disputa dentro de
las instituciones existentes, que busca modificar la relación de fuerzas
internas mediante la presión externa de las plazas movilizadas. Es decir, que
esta presión y sus formas organizativas ­la CND, en este caso­ quedan
subordinadas a la lógica de las instituciones declaradas "espurias". Para esta
contradicción no hay escapatoria a la vista.<BR><BR>11. Quiero anotar aquí, a
modo de conclusión, algunas premisas para la organización de una izquierda no
subordinada a las vicisitudes de la presente implosión en cámara lenta de las
instituciones y sus legitimidades:<BR><BR>a) Mirar desde el lugar y las demandas
de los oprimidos, explotados y subalternos.<BR><BR>b) Pintar una nítida raya con
la ideología de la izquierda institucional: donde ella dice "desigualdad", hay
que escribir "explotación"; donde ella dice "pobreza", hay que escribir
"despojo" y "racismo"; donde ella dice "política exterior", hay que escribir
"alianza y unidad con América Latina" y "organización con los migrantes y los
trabajadores en Estados Unidos".<BR><BR>c) Comprender los motivos y las
experiencias por los cuales esas multitudes apoyan y siguen a López Obrador; y
explicarlo sin subordinarse, sin crear ilusiones, sin confrontarse.<BR><BR>d)
Conectar con ideas, acciones y razones lo que ya por todo el territorio en el
pueblo está organizado o en vías de organizarse.<BR><BR>Mucho más de lo que
suele pensarse, hay ya tantos y tantas que en sus hechos y en sus vidas, cada
quien a su modo, están haciendo eso mismo. Estos son los otros fragmentos,
aquellos que están buscando cómo unirse.</DIV>
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<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
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