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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia
de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 12 de diciembre 2006 - Redacción:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Cuba</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>El contramodelo cubano. Un muerto que
goza de buena salud <BR><BR>Jorge Beinstein </FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>La Haine</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://www.lahaine.org/"><STRONG><FONT
size=3>http://www.lahaine.org/</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>La economía cubana, por la que luego de la implosión
soviética nadie daba un céntimo, ha salido de su gravísima crisis y crece desde
hace un lustro a ritmo sostenido. Los problemas están lejos de haber sido
resueltos, pero el gobierno y la sociedad de esa pequeña isla han atraído
inversiones y diversificado su producción, incluso energética, manteniendo un
Estado fuerte, severas regulaciones y lo esencial de sus conquistas sociales.
Todo ello a pesar de la intensificación del bloqueo de Estados Unidos, que habla
apostado a un rápido hundimiento de la revolución.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A comienzos de los '90, luego del derrumbe soviético dos
acontecimientos solían ser presentados como inminentes: la descomposición china
y la debacle de Cuba. Los medios internacionales confrontaban las penurias
chinas con la emergencia de tigres y dragones asiáticos, paraísos del nuevo
capitalismo. La comparación regional mostraba al país comunista abrumado por la
burocracia mientras las inversiones fluían alegremente hacia Filipinas, Corea
del Sur o Indonesia. Pero ya a mediados de la década, la expansión económica
china ‑con más aportes externos de capitales que el conjunto de naciones
emergentes asiáticas‑ no podía ser ignorada. En 1997 llegó la crisis que arrasó
con los países modelos de la región, pero China siguió creciendo a tasas anuales
espectaculares.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El caso cubano es aún más llamativo, ya que si en el
anterior podía ser esgrimido el argumento de la inmensidad del país, de su
aparato dirigente, de las masas humanas encuadradas por el Partido Comunista
Chino, con Cuba nada de eso es válido. Se trata de un Estado pequeño (unos 11
millones de habitantes), pobre en recursos naturales, con fuerte dependencia de
los suministros externos de petróleo, alimentos y una amplia gama de insumos
productivos indispensables. ¿Que ocurrió? ¿Por qué no sufrió el mismo destino
que el conjunto de naciones del bloque soviético, al que estaba estrechamente
integrado? </DIV>
<DIV align=justify><BR>Hacia fines de los '80, cerca del 85% del comercio
exterior de la isla era realizado con ese grupo de países, pero a comienzos de
los '90 la vinculación se quebró y desaparecieron de la noche a la mañana
cuantiosas inversiones productivas, el suministro de combustibles, de materias
primas y el apoyo militar que le servía de seguro frente ala hostilidad de
Estados Unidos. También la gran referencia ideológica y política que mostraba a
los cubanos que su aislamiento regional y la tozudez del enemigo estadounidense
eran gradualmente superados por sus aliados socialistas, cuya influencia se iba
extendiendo por el planeta. La URSS desapareció, hundida en el fracaso. Estados
Unidos creyó entonces, luego de tres décadas de confrontación ininterrumpida,
que era el momento del golpe de gracia y agravó el bloqueo, ahogando aún más a
esa pequeña economía.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 1989 las exportaciones de Cuba llegaban a 5.400
millones de dólares y las importaciones a 13.500 millones, pero en 1994 las
primeras habían descendido a 1.300 millones y las segundas a 3.600 millones.[1]
El déficit comercial ‑un mal crónico‑ seguía, pero ahora alimentando a un
sistema productivo notablemente reducido. Durante el periodo 1989‑93 el PBI y la
productividad del trabajo cayeron a un ritmo anual real promedio del 12% y el
impacto sobre la población fue devastador: el consumo per capita de carne cayó
de 39 Kg. en 1989 a 21 en 1994; el de pescados de 18 a 8 Kg.; el de productos
lácteos de 144 a 53 Kg.; el de hortalizas de 59 a 27 Kg..[2] La penuria
energética, provocada por la desaparición de los suministros soviéticos de
petróleo, aparecía como el hecho más espectacular de un panorama de desastre. La
economía estaba al borde del derrumbe, la revolución parecía haber entrado en su
hora final, la mayor utopía latinoamericana del siglo XX agonizaba.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En América Latina, mientras tanto, la combinación de
liberalismo económico y democracia formal aparecía como una marea irresistible.
Algunas voces críticas alertaban acerca de las crecientes desigualdades que
acarreaban esos modelos acompañados por regímenes políticos corruptos y
elitistas donde la participación de las clases bajas era inexistente, pero eran
sepultadas por el triunfalismo reinante.</DIV>
<DIV align=justify><BR>México era presentado corto el ejemplo a seguir, con sus
privatizaciones y apertura a la entrada indiscriminada de capitales bajo el
liderazgo de Carlos Salinas de Gortari. En Argentina, el peronismo habla
regresado al poder, pero sepultando su vieja historia nacionalista adoptaba el
liberalismo extremo, eliminaba las barreras proteccionistas, vendía las empresas
estatales, restringía la seguridad social y la legislación obrera. En Perú,
Alberto Fujimori abría las puertas al capitalismo salvaje y liquidaba el peligro
guerrillero.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el desenlace anunciado tardaba en producirse. ¿Por
qué no caía el régimen comunista? ¿Por qué no aparecía un Hiel sin cubano? No
faltaron los "expertos progresistas", algunos de ellos "amigos de Cuba", que
apelando al realismo sugerían que "antes de que sea demasiado tarde", Fidel
Castro debía dar el paso salvador hacia Occidente, subiéndose a la ola
triunfante en América Latina y el resto de la periferia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La recomendación no fue escuchada y de pronto, en 1994,
la economía cubana dejó "sorpresivamente" de caer, creciendo un modestísimo 0,7%
en términos reales. En 1995 volvió a crecer, pero más del 2,5% y en 1997 rozó el
8% . La secuencia positiva se prolonga hasta hoy: en 1999 creció un 6,2%. <BR>El
estancamiento</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando a comienzos de los '9(1 Estados Unidos decidió
intensificar el bloqueo no lo hizo sólo porque la URSS había perecido, sino
también porque la economía cubana había entrado en estancamiento varios arios
antes, luego de un largo período de expansión ininterrumpida. Todavía en el
periodo 1981‑85 el crecimiento anual promedio del PBI había sido superior al 8%,
con cifras muy positivas para la productividad, la ocupación y los salarios,
pero durante el quinquenio siguiente esos indicadores cayeron, bajó el PBI y la
productividad del trabajo, aunque siguieron subiendo modestamente los salarios
(ver Cuadro). La gente disponía de una masa de dinero mayor Itero los productos
ofrecidos eran insuficientes. La demanda insatisfecha se combinaba con
expresiones de desorden social, como el aumento del ausentismo, la indisciplina
laboral y la proliferación de diversas formas de corrupción.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los ’80 se había producido una gran renovación y
ampliación de la fuerza de trabajo, uno de cuyos aspectos más significativos fue
la incorporación femenina. Entre 1981 y 1985 ingresaron al sistema laboral unos
650 mil jóvenes (el 62% mujeres), la mayor parte nacidos después del inicio de
la revolución. Eran los principales beneficiarios de sus grandes conquistas en
materia de salud y educación, únicas en América Latina.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se estaba produciendo una convergencia de factores que
llevaban a una crisis de rasgos aparentemente similares a los de otros países
socialistas. Jóvenes de alto nivel técnico y cultural enfrentaban el bloqueo de
estructuras burocráticas que ahogaban la creatividad y reproducían a escala
ampliada corruptelas de todo tipo. Igual que en Europa del Este, el éxito en
aspectos significativos del proceso de desarrollo se traducía en un torrente de
recursos humanos que desbordaba las fronteras del modelo, engendrando
insatisfacción social.[3]</DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno respondió con un amplio abanico de medidas,
intentando destrabar el sistema productivo y recomponer el entusiasmo perdido.
Se puso en marcha la llamada "rectificación de errores y tendencias negativas"
que buscaba recuperarla moral laboral y la eliminación de prácticas gerenciales
perversas, complementada con medidas de distinto signo: se eliminó el mercado
libre campesino y restringió el trabajo por cuenta propia, poniendo énfasis en
el turismo, sector que se abrió al capital extranjero. Ellos tanteos, no exentos
de marchas y contramarchas y nuevos errores, se realizaron en medio de un clima
de incertidumbre creciente respecto de la evolución de la URSS. que se fue
agravando hacia fines de los '80.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Desastre y resurrección</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La catástrofe soviética significó la contracción del 75 %
del comercio exterior cubano; se extendió la penuria, el aparato productivo
quedó al borde de la extinción. El régimen se encontró ante lo que parecía ser
una disyuntiva de hierro: aguardar "heroicamente" el derrumbe o negociar una
suerte de "rendición honorable" ante los Estados Unidos que incluyera una
liberalización económica con desestatizaciones múltiples, desregulaciones de
precios, etc. (siguiendo aproximadamente el camino de Europa del Este),
acompañada de una "apertura política" más o menos veloz. Los dirigentes cubanos
eran conscientes de que la combinación de depresión y generalización del mercado
libre generaría una enorme desestructuración social. Si se agregaba a eso la
instauración de un pluripartidismo fuertemente influenciado por Occidente y sus
apoyos mediáticos, más la inevitable avalancha de medios financieros externos,
no habría manera de resistir la avalancha estadounidense y, a partir de allí, un
escenario de guerra civil resultaba muy probable.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno optó por una estrategia de supervivencia muy
flexible, pragmática, tendente a lograr un repliegue económico relativamente
ordenado que preservara la cohesión social y que ensayaba simultáneamente
medidas de salvataje, de reconversión comercial y productiva, mientras iba
ganando tiempo con la esperanza de revertir las tendencias negativas a mediano
plazo. El régimen no se atrincheró tozudamente a la espera del desenlace fatal,
pero tampoco se rindió, y siguiendo su vieja cultura guerrillera se dispuso a
hacer jugar al tiempo en su favor frente a la hostilidad creciente de Estados
Unidos que reforzó el bloqueo en 1992 con la "Ley Torricelli" [4] agravada en
1996 por la "ley Helms‑Burton".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Avanzó la apertura externa (entrada controlada de
inversiones extranjeras; el turismo fue una de las áreas privilegiadas), se
lanzaron iniciativas exportadoras y programas de producción de alimentos al
tiempo que eran preservados los niveles de empleo y salario, los gastos en
salud, educación y ciencia, pese a la caída del PIB y la productividad laboral,
buscando así conservar el apoyo popular aun a costa de fuertes distorsiones
sociales. La disparidad creciente entre la caída de la oferta y una demanda
solvente que se retraía a un ritillo menor, generó la expansión de la liquidez
monetaria en la población a una tasa anual del orden del 30%. La expansión del
mercado negro ‑y con él la concentración de ingresos en manos de los
comerciantes clandestinos‑ fue inevitable. Entre 1989 y 1993 los precios en
mercado negro subieron casi cuarenta veces.[5]</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mientras tanto, la reconversión daba algunos frutos
modestos y se desarrollaban la extracción de petróleo, el turismo, la
bioindustria.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero fue en 1993 ‑cuando el consumo de la población era
casi un 30% menor que en 1989‑ cuando el proceso cobró un impulso decisivo.
Fueron adoptadas nuevas medidas de emergencia: autorización de recibir remesas
de divisas desde el exterior despenalizando su tenencia; de abrir comercios para
la venta de bienes de consumo en divisas das denominadas "Tiendas de
Recuperación de Divisas"); ampliación de las actividades por cuenta propia;
puesta en marcha de la cooperativizaci0n agracia, etc., todo ello en un clima de
apertura creciente a las inversiones extranjeras orientarlas principalmente
hacia el turismo y la minería.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La economía empezó a despegar. Pero no fue sólo un
crecimiento cuantitativo, sino una profunda transformación estructural: a
comienzos del año 2000, Juan Triana, Director del Centro de Estudios de la
Economía Cubana, pudo afirmar con razón que no tenía mucho sentido comparar el
volumen del P131 de ese año con el de una década atrás. En efecto, aunque las
exportaciones eran más reducidas su composición había cambiado. El azúcar, que
en 1990 representaba el 80% de las exportaciones de mercancías, había descendido
al 47°/ en 1997, mientras la participación del níquel pasó entre ambas fechas
del 7 % al 23 %; la de la industria del tabaco del 2% al 9% y la de productos de
la pesca del 1,8% al 7%. Pero el salto más espectacular se produjo en el sector
turismo, que en 1990 proporcionaba ingresos equivalentes a sólo el 2% del total
de exportaciones de bienes y servicios y en 1998 había llegado al 50%, es decir
igual a todas las demás ventas externas de mercancías. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Otro fenómeno notable es el de la facturación de las
"tiendas de recuperación de divisas", donde turistas y cubanos poseedores de
divisas hacen sus compras: en 1994 alcanzaba unos 220 millones de dólares, pero
hacia 1997 llegaba a los 850 millones, equivalente a las exportaciones de azúcar
o al 25% del total de exportaciones de bienes y servicios.[6] Este flujo de
divisas permitió sucesivas revalorizaciones de la moneda cubana que pasó de 150
pesos por dólar en 1993 a unos 21 pesos por dólar en la actualidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero uno de los éxitos estratégicos más notables de los
'90, poco o nada difundido por los medios de comunicación, fue la expansión
petrolera. La dependencia energética de la URSS constituía el talón de Aquiles
del sistema productivo cubano, y el gobierno de Estados Unidos seguramente tomó
esto en consideración cuanto se ilusionó con los efectos devastadores a mediano
plazo de su bloqueo. Pero no valoró las reservas petroleras existentes y la
habilidad de los cubanos para encontrar los medios para explotarlas. Los
yacimientos situados en el norte de la isla fueron abiertos desde 1990 a la
inversión extranjera, que aportó capitales y tecnologías de los que Cuba
carecía. En 1999 se dio un paso mas, habilitando la llamada "zona económica
exclusiva" marítima situada en el Golfo de México, de una extensión aproximada
de 112 mil kilómetros cuadrados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 1989 Cuba extraía medio mi­llón de toneladas de
petróleo, 1999 ter­minó con una producción de 2.200.000 toneladas y las
previsiones para el año 2000 son de 3 millones de toneladas, a las que habrá que
sumar unos 600 millo­nes de metros cúbicos de gas acompañante (equivalente a
medio millón de toneladas de petróleo), de tal manera que el 70% de la
producción de electricidad utilizará el combustible extraído local­mente. En
el 2001 se llegaría a los 4 millones de toneladas y hacia mediados de la década
se superarían los 6 millones. Este boom petrolero sorprendente aparece ahora
como una de las fortalezas estratégicas del sistema.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Menos conocida todavía es la profunda transformación
operada en los '90 por la agricultura cubana, centrada en la gestión cooperativa
de las tierras públicas. El abandono de la administración estatal significó el
desarrollo de la autogestión a gran escala, cuya forma principal es la UBPC
(Unidad Básica de Producción Cooperativa), que recibe la tierra en usufructo por
tiempo indefinido y ejerce la propiedad sobre la producción, vendiendo al Estado
o al mercado. Se trata, según diversos autores cubanos, de una "modalidad
colectivista de desestatización" que no cambia 1a naturaleza "socialista" del
sistema.[7]</DIV>
<DIV align=justify><BR>A esta experiencia principal deben agregarse las de
parcelación de tierras públicas explotadas por personas, familias o grupos más
amplios para producciones de autoconsumo o comerciales de pequeña escala (hacia
fines de los '90 se habían constituido unas 75 mil unidades de este tipo,
abarcando unas cien mil hectáreas, o las microcesiones de unidades de un cuarto
de hectárea para el autoconsumo (unas 45 mil unidades, abarcando unas 10 mil
hectáreas) y finalmente las explotaciones privadas, de pequeña dimensión.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 1992 el Estado administraba directamente el 75% de las
tierras agrícolas; en 1998 sólo lo hacia con el 33% y el resto correspondía a
las diversas formas no estatales entre las que se destacaban las UBPC con el 42%
de las tierras. Visto de otra manera el sector “socialista” de la agricultura
ocupaba un 85%, de las tierras, aunque en su mayor parte era administrado por
cooperativas, mientras que los propietarios privados representaban un 15% de la
superficie.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las experiencias mencionadas en turismo, minería,
agroindustria, etc., aparecen en numerosos casos relacionadas con aportes
importantes de inversores extranjeros provenientes de más de cuarenta países,
aunque en su mayoría canadienses, españoles e italianos. El proceso, regido por
regulaciones muy estrictas, se ha venido desarrollando con cada vez mayor
intensidad y ha constituido una de las claves del éxito cubano y desnudado el
fracaso del bloqueo. Este caso parece demostrar que un país subdesarrollado
puede contar con flujos significativos de inversiones directas extranjeras sin
necesidad de aperturas salvajes y sin el visto bueno de Estados Unidos. Por el
contrario, las reglas de juego con fuerte control estatal como en Cuba o en
China atraen capitales que buscan negocios estables de largo plazo, al tiempo
que disuaden a las inversiones especulativas. Además la ausencia del
megacompetidor estadounidense (factor bloqueo), dejó espacio libre a empresas de
países subdesarrollados y desarrollados, que no dejan de aprovechar la
oportunidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En síntesis, la economía cubana muestra ahora una
dinámica de creciente pluralidad, donde se combinan inversiones extranjeras,
empresas estatales clásicas, cooperativas y privadas e incluso cuentapropismo a
través del mercado o de distribuciones no comerciales de bienes y servicios. Una
diversidad que no oculta el predominio del Estado, no sólo a través de su
participación en el empleo total [8] sino también de los diversos mecanismo de
planeamiento y control directos e indirectos (comerciales, financieros,
administrativos, etc.) el encuadramiento político socialista (a través del
Partido Comunista y de una amplia gama de organizaciones populares) y, por
último, el fondo cultural colectivista que constituye la legitimación última de
la vida social.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Razones de la recuperación</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Por qué logró Cuba rediseñar su sistema en condiciones
económicas extremadamente difíciles? Una primera reflexión debería partir del
estancamiento de los '80, cuando la sociedad cubana aparecía atrapada por la
maraña burocrática, condenada a la decadencia común a los países de la esfera
soviética. El desastre de 1989‑93, la abrupta desaparición de la URSS y de su
influencia ideológica dejó "en el aire”, sin legitimación externa, a los
defensores del modelo tradicional. Es posible imaginar que una larga agonía
soviética les hubiera permitido resistir con relativo éxito a las presiones
juveniles por cambios. Aunque Cuba habría evitado en ese caso las terribles
penurias conocidas, las consecuencias a largo plazo de la supervivencia de los
antiguos sistemas ‑más o menos "corregidos"‑ hubiesen sido nefastas, agravándose
la brecha entre viejas y nuevas generaciones, la corrupción, el desorden
económico. etc.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una segunda observación, vinculada a la anterior, se
refiere a la debilidad social relativa ‑en comparación con Europa del Este‑ de
las decadentes estructuras burocráticas, confrontada con el vigor del "espíritu
militante" y "revolucionario” (expresado en la persistencia del mito de Che
Guevara), que mantuvo incólume cl gran consenso popular en torno de los valores
básicos de la revolución.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En tercer lugar, si la irrupción desde los '80 de jóvenes
de alto nivel técnico, científico y cultural provocó desajustes, descontento e
indisciplina, esos jóvenes en nada se parecían a la "juventud dorada" de hijos
privilegiados de los altos funcionarios de Europa del Este. En Cuba no apareció
una generación lilberalburguesa, contestataria de la burocracia ineficaz y capaz
de generar desintegración social. Una explicación es cl peso de la cultura
militante e igualitaria, impulsada por estructuras dirigentes austeras que
asociaban en la práctica su discurso legitimador con cl ejemplo.[9] De ese modo
las presiones innovadoras pudieron ser en buena medida canalizadas hacia la gran
mutación de los '90.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un cuarto factor de enorme importancia es que los cambios
pudieron ser desarrollados por una dirigencia que preservó su continuidad a lo
largo de cuatro décadas en estrecha vinculación con "los de abajo”. La
diferencia con la URSS es notable, ya que en ésta la guerra civil, las purgas de
Stalin y la segunda guerra mundial quebraron la continuidad (cadena
generacional) revolucionaria dejando vía libre a administradores grises sin
pasado que fácilmente articularon una inmensa maraña de privilegios en torno de
enclaves elitistas. Los dirigentes cubanos jamás perdieron su legitimidad de
origen.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una quinta observación es que todo lo anterior se vio
facilitado por cl carácter profundamente endógeno y radical de la revolución, lo
que la diferencia de la mayor parte de países de Europa del Este (donde el
socialismo llegó con el Ejército Rolo) pero también de procesos débiles como el
de Nicaragua que no llegó hasta el fondo, hasta la raíz, porque no pudo o porque
no lo intentó. En Cuba el proceso iniciado en 1959 alteró de manera irreversible
datos sustanciales de la cultura nacional, y si en la crisis de los '90 se
hubiese intentado dar marcha atrás eso hubiese inaplicado casi seguramente el
estallido de una guerra civil.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sexto, el régimen encontró aliados psicológicos decisivos
en los fracasos tempranos de la transición al capitalismo en Europa del Este y
de los "milagros" neoliberales latinoamericanos. En el primer caso el despliegue
propagandístico de los medios de comunicación occidentales por asociar el futuro
cubano con el de sus ex aliados socialistas europeos se transformó en un
boomerang antioccidental, cuando en los primeros '90 se vio el destino mafioso y
de degradación material que expresaban la ex URSS, Bulgaria, Rumania y otros
países de esa región. En el segundo caso, porque la propaganda no menos intensa
en torno del despegue neoliberal de América Latina recibió una sucesión
interminable de golpes negativos desde la crisis mexicana de fines de
1994.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Finalmente, debería ser objeto de reflexión el hecho de
que la recuperación cubana (desde aproximadamente 1994) coincide con el comienzo
del fin de la euforia neoliberal confirmada hacia fines de los '90. Una
hipótesis de trabajo a desarrollar es que la agravación de la crisis de la
economía global dominada por el capital financiero deja espacios libres,
fisuras, oportunidades a Cuba. Distinta hubiera sido la situación si la aparente
aplanadora capitalista (en realidad una avalancha parasitaria) hubiera
prolongado exitosamente su expansión multiplicando tigres y dragones periféricos
y consolidando la prosperidad mundial que prometían sus gurúes.<BR>Estas
observaciones no agotan la reflexión, que debería abarcar también hechos como la
capacidad del régimen para preservar las conquistas populares básicas en materia
de salud, educación y otras, los errores de la política anticubana de los
Estados Unidos, etc.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el éxito definitivo no está asegurado. Aunque
numerosos expertos sostienen que la crisis cubana ya es cosa del pasado, ésta
podría presentarse con otras características. Ocurre que los logros de los '90
no han permitido superar la forma subdesarrollada de inserción en le economía
mundial. Ayer se trataba de la monoexportación azucarera, pero aunque ahora
existe una cierta diversificación con el turismo, el níquel, el tabaco, los
productos de la pesca, el paquete de exportaciones sigue siendo reducido y muy
vulnerable a los vaivenes internacionales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A ello se vincula el déficit comercial crónico de la
isla, que expresa su retraso tecnológico (el bloqueo constituye un factor
negativo adicional que agrava la situación) y empuja hacia arriba a la deuda
externa, que pasa de unos 6mil millones de dólares a mediados de los ’80 a unos
11 mil millones de dólares en la actualidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tampoco está a la vuelta de la esquina la resolución de
la brecha entre el alto nivel cultural y técnico de la población joven y el
subdesarrollo económico, un dato de la realidad fuente constante de descontento
que podría provocar desórdenes sociales en el futuro.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Modelo en el infierno</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los éxitos no han podido eliminar viejos y nuevos males.
El pragmático socialismo plural practicado a lo largo de los '90 a impulsos de
circunstancias dramáticas no es para nada un paraíso, sino mas bien una
alternativa razonable que permite a los cubanos sobrevivir dignamente en un
contexto caribe y latinoamericano que cada día se parece más al infierno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuba ha podido crecer sobre la base de voluntad política,
innovación y consenso popular. No siguió las recetas del FMI y mantuvo un Estado
fuerte y altamente intervencionista; no cedió un palmo ante el bloqueo
estadounidense e impuso reglas y controles muy estrictos a las inversiones
extranjeras. Nada de esto le impidió recibir importantes inversiones, que
tampoco se atemorizaron ante el socialismo declarado del Estado cubano.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 1999 la isla aumentó su PBI en mas del 6 %, frente a
la caída productiva de Argentina y otros países latinoamericanos fieles
seguidores de los esquemas neoliberales, con Estados corruptos y achicados, y
enormes masas de marginales. Recientemente el presidente Hugo Chávez anunció que
Venezuela podría inspirarse de los ejemplos de Cuba y China: no sería da
extrañar que en el futuro se sumaran otros países
periféricos.<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>[1] Esteban Morales Domínguez, “Retos de Cuba frente a la
política de Estados Unidos en la segunda mitad de la década de los ‘90”, Cuba,
período especial y perspectivas, Editora de Ciencias Sociales, La Habana,
1998.<BR>[2] Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba y Angela Ferriol M., “La
seguridad alimentaria en Cuba”, en op. cit.<BR>[3] Una encuesta realizada en
1988 constataba que la edad del 32% de la fuerza de trabajo era menor de 29 años
y que la del 85% era menor de 49 años (“Monografía sobre el envejecimiento de la
población, las características de la fuerza de trabajo y la jubilación en Cuba”,
CETSS, La Habana, 1991). Por otra parte “en el decenio (de los ’80) ocurrió un
salto cualitativo en materia de calificación de la fuerza de trabajo. Los
técnicos medios y especialistas de nivel superior se triplicaron llegándose a
proporciones de ocho universitarios y trece técnicos por cada cien ocupados”,
Angela Ferriol M., op. cit.<BR>[4] La ley Toricelli impide a las empresas
estadounidenses y sus filiales en el exterior hacer negocios con Cuba y autoriza
al gobierno de Estados Unidos a incautar barcos y cargas que hayan pasado por
puertos cubanos hasta seis meses antes.<BR>[5] A. Ferriol, op. cit., y Alfredo
González, “La economía sumergida en Cuba”, en Cuba,: Investigación Económica,
nº2, época 2, INIE, La Habana, 1995.<BR>[6] Oficina Nacional de Estadísticas de
Cuba.<BR>[7] (La UBPC) “es un modo original de desestatización , en el que su
forma estatal cede su protagonismo en la producción al cooperativismo
socialista. No cambia el contenido sino la forma socialista. La desestatización
abre espacios a otras formas sociales de producción”. Santiago Rodríguez
Castellón, “La evolución y transformación del sector agropecuario en los
noventa”, Balance de la economía cubana a finales de los ’90, Centro de estudios
de la economía cubana, La Habana, marzo de 1999.<BR>[8] En 1998 las empresas y
administraciones estatales aseguraban el 75% del empleo (contra el 92% en 1981),
las cooperativas el 8,8%, las empresas mixtas el 4,1%, las empresas privadas
nacionales el 8,1%, los trabajadores por cuenta propia el 3%. Cuba en
cifras-1998, Oficina Nacional de Estadísticas, La Habana, 1999.<BR>[9] Comparada
con la URSS y los países de su órbita o con las de las “democracias”
latinoamericanas, la corrupción institucional del régimen cubano ha sido
históricamente despreciable y magnificada por la prensa internacional.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
<BR></DIV></FONT></BODY></HTML>