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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 19 de diciembre
2006 - Redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>América del
Sur</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Militarización, de eso no se
habla</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Carlos Tautz </STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>IPS, Río de
Janeiro</STRONG></FONT></DIV>
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href="http://www.ipsnoticias.net/"><STRONG>http://www.ipsnoticias.net/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV><FONT face=Arial
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<DIV align=justify><BR>Si bien la integración regional es el principal punto de
la actual agenda política sudamericana, heridas abiertas impiden profundizar ese
debate. <BR><BR>Entre los asuntos olvidados están la ocupación de Haití por
tropas de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), bajo el liderazgo
militar de Brasil y el liderazgo político de Chile, y la presencia armada
estadounidense, tanto con tropas regulares como con agentes tercerizados (los
famosos "contratistas") en 10 de las 12 naciones de América del Sur, con las
excepciones brasileña y venezolana. <BR><BR>A pesar de la importancia de estos
asuntos, la mayoría de los gobiernos oscilan entre la mención vaga y la omisión
abierta de ellos. <BR><BR>Esa tónica se ha mantenido inclusive tras la llegada
de presidentes izquierdistas o progresistas en varios países, iniciada en 1999
con Hugo Chávez en Venezuela y completada con el triunfo el mes pasado de Rafael
Correa en Ecuador. <BR><BR>Este último, que será investido en enero, informó que
en 2009 su país no renovará el acuerdo con Estados Unidos que permite a
Washington mantener en la occidental ciudad portuaria de Manta su mayor base
militar en América del Sur. <BR><BR>Durante las décadas de influencia neoliberal
de 1980 y 1990, Estados Unidos profundizó su tradicional estrategia de combinar
finanzas y diplomacia con expansión de poderío militar. <BR><BR>Mientras
Washington utilizaba su hegemonía en instituciones financieras como el Banco
Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) para exigir la reducción de los aparatos estatales a cambio de
préstamos, aprovechaba su proximidad con los gobernantes latinoamericanos y
caribeños, a excepción de Cuba, para sembrar bases militares en la región.
<BR><BR>Ahora mismo, aun sin contar con apoyo unánime, Estados Unidos mantiene
diferentes formas de presencia militar, un fenómeno que ni siquiera se discute
en los foros regionales y no es prioritario en los debates sobre integración.
<BR><BR>La invisibilidad de esos dos problemas fue evidente durante la II Cumbre
de la Comunidad Sudamericana de Naciones, realizada los días 8 y 9 de diciembre
en la ciudad boliviana de Cochabamba y fuertemente estimulada por Brasil, país
que responde por casi 40 por ciento de la economía regional. <BR><BR>Ningún
mandatario habló de esos temas. Las declaraciones finales del encuentro no
registran ni una referencia. <BR><BR>Inclusive la declaración de la Cumbre
Social por la Integración de los Pueblos, celebrada por movimientos sociales y
populares en paralelo a la reunión de mandatarios, no se refirió a esos
problemas en su cuerpo principal, relegándolos a un subcapítulo.
<BR><BR>"Entiendo la lógica de la posición brasileña, aunque no concuerde con
ella. Brasil no confronta con la política exterior de Estados Unidos ni tiene
una base extranjera en su territorio. Por eso no se refiere al asunto", afirma
la economista Sandra Quintela, de la organización Políticas Alternativas para el
Cono Sur, con sede en Río de Janeiro. <BR><BR>Quintela forma parte de una
campaña internacional por el retiro de las tropas internacionales de Haití y por
la cancelación de la deuda externa de ese país. <BR><BR>En cambio, "no comprendo
por qué (el presidente boliviano Evo) Morales y Chávez no tocan el tema",
cuestiona Quintela. <BR><BR>La profesora Maria Regina Lima, del Instituto
Universitario de Investigaciones de Río de Janeiro, concuerda en que "es muy
delicado para Brasil abordar la cuestión (de las bases militares), toda vez que
no se ve directamente afectado". <BR><BR>Pero en cuanto a Haití, el problema es
diferente. Brasil mantiene 1.200 soldados allí y comanda la Misión de
Estabilización de las Naciones Unidas en ese país (Minustah, por sus siglas en
francés), de 6.700 efectivos, desplegada desde junio de 2004, meses después de
que el mandatario constitucional Jean-Bertrand Aristide fuera depuesto por un
golpe de Estado en el que tomó parte un comando franco-estadounidense.
<BR><BR>La Minustah tiene un mandato hasta el 30 de junio de 2007, pero en
febrero las Naciones Unidas podrían prorrogarlo. <BR><BR>"De los 20 miembros del
comando mayor de la Minustah, hay apenas dos sudamericanos. Los demás son
estadounidenses, franceses, italianos y canadienses", afirma el activista
Camille Chalmers, de la red Plataforma Haitiana para un Desarrollo Alternativo
(Papda por sus siglas en francés), con sede en Puerto Príncipe. <BR><BR>"Estados
Unidos controla la inteligencia militar y no comparte informaciones ni siquiera
con el comandante general" de la misión, aseveró. <BR><BR>Entonces, ¿por qué
Brasilia se desgasta políticamente para mantener en el Caribe lo que el
argentino y premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel llama "intervención
tercerizada por Estados Unidos"? <BR><BR>"Si no estuviésemos allí, sería peor",
acostumbra a decir el diplomático Antônio Patriota, recién nombrado embajador
brasileño en Estados Unidos. <BR><BR>"La agenda de Brasil para el continente es
esencialmente económica. Por eso no trata sobre la militarización", explica la
brasileña Maria Luisa Mendonça, de la Red Social de Organizaciones no
Gubernamentales de Justicia y Derechos Humanos. <BR><BR>Respecto de la
diseminación de la presencia militar estadounidense en América del Sur, la
cancillería brasileña considera que es un asunto interno de cada país. "Sólo
existe una base militar, Manta", replica el diplomático Joel Sampaio. <BR><BR>El
Centro de Inteligencia del Ejército (CIE) de Brasil estima que "cerca de 6.300
militares estadounidenses, sin contar los soldados de agencias no
gubernamentales contratados por el gobierno de Estados Unidos, estuvieron
destinados o realizaron operaciones en la región de la Amazonia entre 2001 y
2002", según divulgó la agencia de noticias del gobierno de Brasil.
<BR><BR>Según el CIE, Estados Unidos mantiene una presencia bajo diferentes
formas, tanto a través de bases militares convencionales como a través de una
cantidad imprecisa de oficiales, radares y pistas de aterrizaje. En total, esas
presencias suman 23. Sólo en Perú habría ocho puntos, y en Colombia seis.
<BR><BR>Ese último país lleva casi medio siglo de guerra civil, que hoy
involucra a dos grandes guerrillas de izquierda (las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional), a
paramilitares ultraderechistas envueltos en un polémico proceso de
desmovilización y al ejército regular, que ha recibido varios miles de millones
de dólares de Washington bajo el paraguas del Plan Colombia antidrogas y
contrainsurgente. <BR><BR>Durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso
(1995-2003), Washington intentó instalar una base en la ciudad de Alcântara, en
el estado nordestino de Maranhão, donde se localiza la base de lanzamiento de
satélites brasileños. Esa región está considerada la mejor ubicada en todo el
planeta para actividades de ese tipo, por su proximidad con la línea del
ecuador. <BR><BR>Pero debido al amplio rechazo social, el acuerdo entre los dos
países para construir la base nunca fue firmado. <BR><BR>De acuerdo con la
economista Ana Esther Ceceña, profesora de la Universidad Autónoma de México, el
área de todos esos puntos de presencia militar alcanzaría las regiones de mayor
aparición de recursos naturales estratégicos, como agua, diversidad biológica,
gas natural y petróleo. <BR><BR>IPS pudo comprobar que hay una coincidencia
entre el mapa de los recursos naturales, el de la presencia militar
estadounidense y el de los proyectos de la Iniciativa de Integración de la
Infraestructura de la Región Sudamericana (Iirsa), coordinada técnica y
económicamente por el BID. <BR><BR>La Iirsa pretende implantar normas legales
comunes para el comercio de los 12 países de la región y desarrollar más de 300
proyectos de hidrovías, centrales hidroeléctricas y carreteras, principalmente
en la región amazónica.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
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