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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 29 de diciembre
2006 - Redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>México</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Vuelta a
Oaxaca</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial>
<DIV align=justify><FONT size=2></FONT><BR><STRONG>Volver a Oaxaca, después de
dos semanas, es traumático. El 25 de noviembre fue un parteaguas en la historia
del movimiento social y popular de este estado del sur de México y, si la
historia terminara hoy, sería la historia de una derrota.</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Gennaro
Carotenuto</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Semanario
Brecha</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Montevideo,
29-12-06</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>Ya desde el camino que va del aeropuerto al centro,
toneladas de pintura en cada rincón borraron las pintadas que decían “Uro vete”.
Uro es Ulises Ruiz, el gobernador al que la Asamblea Popular de los Pueblos de
Oaxaca (Appo) exige dimitir como único punto de su programa. Frente a su
negativa, el Estado optó por la represión de los últimos días de
noviembre.<BR><BR>Es como si seis meses de historia hubieran desaparecido bajo
una mano de pintura. La ciudad parece nuevita, fresca en su esplendor. Oaxaca es
bellísima, aun estando invadida, violada, ocupada militarmente. En otros
lugares, especialmente en los barrios populares, sólo taparon las pintadas con
parches. Acercándose al centro, en lugar de las barricadas aparece el tránsito
normal de una ciudad que, con los suburbios, ronda el millón de habitantes. La
Policía Federal Preventiva se replegó parcialmente pero sigue presente con 4 mil
hombres. Las zonas periféricas son patrulladas intensamente. Camionetas con ocho
hombres armados en la caja dan vueltas una y otra vez. Son los agentes de la
policía local controlada por Ruiz que retomaron el control. Circulan sin
matrículas, sin identificación, y son los mismos sicarios responsables de 20
asesinatos en estos meses.<BR><BR><STRONG>No pasarán, pero
pasaron</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>La Comuna de Oaxaca, como con un poco de imaginación la
definió La Jornada, replegó sus banderas. Dos tanques bloquean cada esquina. Sin
embargo, el clima parece relajado. Es Valencia el 1 de abril de 1939. Es
Nápoles, o el París de la liberación: cigarrillos, chocolate, ganas de olvidar.
Los soldados, según las horas del día, están listos para enfrentar un motín que
ya no llegará. Se la pasan coqueteando con las chicas del centro. Nacieron
muchos noviazgos y amores entre los soldaditos y las chicas de Oaxaca. Los
comerciantes, las chicas, los mozos, cuentan otra historia, increíble y muy
distinta de la que uno conoce: la Appo ya pasó, no pasó nada, eran guerrilleros
centroamericanos, no era gente de Oaxaca. Pero hay muchos presos: “No son de
acá”, o el escalofriante y conocido “por algo habrá sido”. <BR><BR>Las chicas,
los comerciantes; Oaxaca tiene su memoria dividida e irreconciliable. Compraron
la idea de normalidad que la industria turística necesita y que Uro les vendió.
En muchos cruces aparecieron pancartas surrealistas: “Los vecinos del barrio
agradecen al gobernador por las mejoras en la vialidad”. El nuevo México
simbolizado por Uro (del PRI) y Fecal (el presidente Felipe Calderón, del PAN)
muestra así su siniestra normalidad for export.<BR><BR><STRONG>La otra
realidad</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Me habían avisado que no encontraría a nadie. El chico del
puestito de Internet donde se reunía la gente de Indymedia y otros medios
alternativos, mata algún marcianito en la pantalla: “Hace días que se fueron
todos”. El precio pagado con la muerte de Brad Will (camarógrafo de Indymedia
muerto por la policía) es atroz, pero siguieron la lógica informativa de los
medios comerciales: con la marea llegaron, con el reflujo se fueron, dejando a
la gente de Oaxaca a la intemperie. <BR>Quien está preso es Flavio Sosa. Era uno
más de los 260 directivos de la Appo, una asamblea que no reconoce liderazgos.
Sosa tiene una historia política controvertida. Habría vivido toda la vida en la
zona gris entre la política y el clientelismo y en algún momento trabajó para
Vicente Fox. De apariencia indígena –lo que en este país no lo favorece–, se
parece a Abimael Guzmán, el jefe de Sendero Luminoso. Muchos afirman que Sosa
era el líder perfecto para que los enemigos de la appo pudieran denigrar a la
asamblea. Lo que es cierto es que ahora que cayó en la trampa es la cara visible
de un movimiento que, con el arresto del líder, se presume
derrotado.<BR><BR>Bertha Muñoz, médica y profesora en la Universidad Benito
Juárez, era una de las voces de Radio Universidad. Está presa, pero nadie puede
confirmarlo. Intento llegar a la cárcel donde estaría detenida, en la
Panamericana, a 30 quilómetros de Oaxaca. El taxista me explica qué tan
peligrosa es esta mujer. Se lo contó durante semanas la prensa local y la voz de
la calle: “¡Hasta estuvo metida en el 68!”. Un desmesurado despliegue de unas
diez tanquetas, un retén que corta la ruta más importante de América y una
patrulla, me impiden sacar fotos y acercarme: “Es que le había dicho que esta
mujer era peligrosa de verdad”, comenta triunfante el taxista. Que a Bertha
Muñoz se la considere casi una Osama bin Laden refleja cuánto miedo le tiene la
derecha al pluralismo informativo. Cerrada la radio, ahora la appo no tiene voz.
Hacer pasar como una delincuente común de alta peligrosidad a una señora
burguesa de unos 60 años, es uno de los milagros obtenidos con el
descarrilamiento de un movimiento pacífico. La refriega del 25 de noviembre –en
la que jugaron un papel importante infiltrados del pri y sectores ultras– causó
daños a la imagen de la Appo. Luis Hernández Navarro, en La Jornada del martes
12, denuncia cómo las violencias atribuidas a la Appo responden a los intereses
de Ruiz. ¿Cómo explicar de otra manera el misterioso incendio del Sistema de
Administración Tributaria –atribuido a la Appo– con el cual se borraron las
pruebas de muchos manejos perpetrados por Uro y los suyos en los últimos años?
<BR><BR><STRONG>Terrorismo de Estado</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Sara Méndez, secretaria técnica de la Red Oaxaqueña de
Derechos Humanos (RODH), se muestra preocupada por la represión desatada. “Hubo
casos de maestros sacados de las escuelas mientras daban clases. Entre el 28 y
el 30 de noviembre hubo una clara estrategia del terror, de difundir el pánico.”
Los presidentes municipales del pri armaron listas de “enemigas”. En las listas
y entre los presos se encuentran personas de todas las clases, condiciones y
edades, incluidos menores. Personas que no participaron en las marchas y que
sólo llevaron alimentos a las barricadas. Las mujeres presas, unas 40, fueron
rapadas de manera humillante y algunas violadas. En Oaxaca las violaciones no se
denuncian, por el miedo y, sobre todo, por la vergüenza ancestral. Desde el
inicio del conflicto, sicarios, policías, paramilitares y aparatos del Estado
asesinaron a más de 20 personas. Habría decenas de desaparecidos. <BR><BR>Joel
Aquino, estudioso y representante de las comunidades indígenas, recuerda que los
métodos utilizados por Ruiz y el recién estrenado Felipe Calderón son los mismos
que utilizan las dictaduras militares y, acá en México, la larga dictadura de
Porfirio Díaz: alejamiento de los hogares, incomunicación, trampas que impiden
la defensa. El punto más grave es la cuestión de Nayarit, la localidad
fronteriza entre los estados de Jalisco y Sinaloa, a más de 16 horas de autobús
de Oaxaca, donde fueron enviados unos 140 detenidos. El objetivo es demasiado
conocido: alejar a los presos de las comunidades con un viaje agotador y
traumático, dificultar la defensa y hacer que la cuestión de los presos ocupe el
único lugar en las negociaciones, postergando cualquier plataforma programática
del movimiento. Recién el domingo 17, pese a que el mismo Uro admitió que el 80
por ciento de los detenidos era ajeno a cualquier hecho de violencia, salieron
los primeros 43 de la cárcel, casi un mes después.<BR><BR><STRONG>Sin embargo la
APPO vive</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Hace 15 días, en un muro de la ciudad de Oaxaca se podía leer
aún esta pintada: “Fascismo es represión a las luchas del pueblo y sus
organizaciones, control de los medios de comunicación, favorecer a grandes
monopolios explotadores, discriminación racial, sexual, uso permanente de la
mentira y odio, mucho odio”. Los historiadores no estarían de acuerdo con esta
definición, por lo menos en referencia al fascismo clásico. Pero podría ser una
precoz definición para el “fascismo del siglo xxi” del cual el gobierno de
Calderón, con un reconocido torturador como Francisco Ramírez Acuña como
ministro del Interior, quiere ser un arquetipo. <BR><BR>El domingo 10 la ciudad
se despertó con una marcha de la appo, que debía salir del rincón en la cual la
habían metido el 25 de noviembre. Había una novedad: mil paredes hasta entonces
inmaculadas aparecían pintadas con una sola consigna, “La Appo vive, la lucha
sigue”. <BR><BR>Bajo el reclamo de la liberación de los presos, las bases de la
Appo salieron otra vez a las calles. Fue una manifestación de mediano calibre,
de unos 15 mil participantes. El movimiento vive un evidente desgaste, agudizado
porque en la fase final fue mostrado por los medios con un liderazgo como el de
Flavio Sosa, fácil de criminalizar. La emergencia tardía de liderazgos
personales modificaba las características comunitarias de origen indígena que
conformó la Appo.<BR><BR>Vuelvo a encontrar a Sara en la marcha. El tema de los
clandestinos la preocupa: “Hay mucha gente escondida o que incluso salió del
estado. Calculo entre mil y cuatro mil personas. Si no hay una solución política
para que esta gente pueda volver a sus hogares, el problema de la clandestinidad
será masivo”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo, la marcha demostró que la estrategia del
miedo y de la criminalizacion no ha erradicado a la appo de Oaxaca,
especialmente en los sectores populares e indígenas. “Los que pueden ser
derrotados –analiza una militante– son los llamados cuadros. Pero la appo como
base, como movimiento horizontal y red de movimientos está en esta plaza y les
va a costar mucho erradicarla del tejido social de esta ciudad.”
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>