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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 5 de enero 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Francia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La encrucijada de las
izquierdas<BR></STRONG></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Hugo Moreno *</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Revista Sin
Permiso</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><A
href="http://www.sinpermiso.info/"><STRONG>http://www.sinpermiso.info/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><BR>Los acontecimientos políticos en Francia se
precipitan en este fin de año. Esta sociedad ha sido siempre ejemplar en ese
sentido; los conflictos políticos velando, aparentemente, los choques de
intereses entre las diversas clases y grupos sociales. Lo que está en juego, en
esta fase, depasa sin embargo los contornos de los conflictos normales. Ponen en
cuestión, en definitiva, la profunda crisis social y política que vive el país.
Se trata de la ofensiva política más brutal emprendida por el capital y sus
agentes contra el movimiento social, no solo en el sentido de una afirmación del
proyecto neoliberal ya en curso, bajo gobiernos de derecha y/o de izquierda en
los últimos veinte años, sino de la tentativa de implementar realmente una
“revolución conservadora”, al estilo de Reagan y Thatcher en los años 1980. O
sea, desmantelar el Estado-providencia, las empresas y servicios públicos,
debilitar el trabajo, precarizarlo, afirmar el orden securitario, reducir los
espacios democráticos, atomizar la sociedad, erigir el fetichismo del mercado
como el mejor de los mundos posibles.<BR><BR>En Francia, ese proyecto no pudo
llevarse a cabo, sino parcialmente, por la extraordinaria resistencia de las
clases populares y sus organizaciones sindicales y políticas. En el actual
período asistimos a una nueva ofensiva violenta para aplastar esa resistencia y
el movimiento social. Los que comandan saben que la crisis actual puede
conducir a nuevos movimientos de masas. Se preparan a enfrentarlos con una
especie de guerra preventiva social, como lo hace Sarkozy y su banda, hegemónica
en la derecha liberal autoritaria, y más a abiertamente aún la extrema derecha
de Le Pen. El telón de fondo de la crisis política es el arcaísmo de las
instituciones de la Va República y del régimen implantado desde 1958.<BR><BR>A
estos desafíos se confronta la izquierda francesa, en sus múltiples variantes.
Empero, esta problemática, salvo honrosas excepciones, aparece ajena al debate
actual. Todo aparece como un juego de marionetas, una carrera electoral, la
disputa por la presidencia y/o los sillones parlamentarios, en un ambiente
social dominado por la ideología de la resignación y del sentimiento que “nada
se puede hacer”. Para ello, quieren hacer creer que la sociedad está
modelada por leyes eternas e inexorables, culpabilizando a los pobres por ser
pobres y creando nuevas “clases peligrosas”, a semejanza de las clases
trabajadoras en el siglo XIX.<BR><BR>Los medios de comunicación desempeñan un
rol fundamental en la manipulación ideológica, política y cultural, tendiente a
infantilizar y descerebrar los individuos. Los sondeos, los espectáculos
televisados, las audiciones radiales, los blogs, el monopolio de los medios de
comunicación , los “expertos”, etc., reemplazan el debate y la participación
democrática de los ciudadanos. Frente a esta situación, se podría pensar
que una gran revuelta se cierne en el horizonte, proviniendo de la acumulación
cotidiana de la violencia social contra los asalariados, los desocupados, los
explotados, los humillados, los “sin nada”, en todos los niveles de la vida
social. Contrariamente a la ideología imperante, nada es eterno, fatal ni
inmutable. Las clases populares permanecen (aparentemente, siempre) como un
espectador silencioso, salvo en sus resistencias esporádicas : el rechazo del
Tratado de Constitución Europea (TCE) en 2005, la movilización contre el
Contrato de Primer Empleo (CPE) este año, la explosión de la juventud de los
barrios pobres en el otoño 2005.<BR><BR>Entretanto, el espacio político está
dominado por el juego partidario en la perspectiva de las elecciones de abril
2007. Veamos, pues, algunas de las dinámicas en curso.<BR><BR>La afirmación de
Segolene Royal como candidata presidencial por el Partido Socialista, aprobado
plebiscitariamente en el referéndum partidario de noviembre, cuenta ahora
con el respaldo de todos los “elefantes” del partido, incluídos sus
ex-adversarios Dominique Strauss-Kahn y Laurent Fabius. Antes lo había hecho
Jack Lang y otros, y más recientemente Jean-Pierre Chevenement, disidente desde
1992 y que con su pequeña formación del Movimiento de los Ciudadanos, se pasó
con armas y bagajes, negociando algunos puestos ministeriales y otros menores.
El último que también arrió sus banderas, fue el senador Jean-Luc Melanchon, uno
de los animadores de la “izquierda antiliberal”. Se suman a este consenso en
torno a Segolene Royal, los Radicales de Izquierda y parte importante de los
Verdes. El síndrome del 21 de abril 2002 pareciera estar exorcizado. Todo esto
en poco más de una semana, lo que es bastante.<BR><BR>El viejo adagio
reaccionario “la política es el arte de lo posible” operó en el sentido del
oportunismo vergonzante. Se consagró así el triunfo del aparato de este nuevo
partido socialista, versión francesa de la “tercera vía” esbozada por Anthony
Giddens, ejemplificada en el New Party de Tony Blair y en la Neue Mitte de
Gerhard Schröeder. Programa, base social, política, ideología, grupo
dirigente, poco tienen que ver con el socialismo. Desde el mitterrandismo en el
poder (1981) y el fracaso de la union de la izquierda (1983), el curso del
partido socialista ha sido progresivamente hacia la derecha, hasta terminar
ahora con la mutación cualitativa representada por Segolene Royal. Esto hay que
tenerlo claro, pues seguir creyendo en esquemas de otras épocas, significa no
tener en cuenta las metamorfosis profundas, no solo en el espacio de la
política, sino en las estructuras sociales, materiales y culturales del
capitalismo mundializado y del neoliberalismo imperante.<BR><BR>Los que tenían
alguna ilusión al respecto, a pesar de la práctica conocida en el ejercicio del
poder por los PS desde hace al menos 25 años, pueden darse por
notificados. Los reformistas de otra época, querían pues hacer reformas y
mantenían, a su manera, una ligazón con la base popular y sindical. Este PS,
siguiendo el camino del resto de la socialdemocracia europea, se convirtió en
una formación cogestionaria del sistema, nada más. El discurso “pragmático” y
vacío de Segolene Royal, tan vacío como su sonrisa, es su más clara expresión.
En cuanto a lo que resta de una izquierda socialista, tetanizada por la
situación, metió el violín en bolsa, como dice el viejo refrán, al menos por
ahora.<BR><BR>Con el PCF, una minoría de la LCR, figuras sindicalistas y
asociativas, militantes de diversos orígenes políticos y/o culturales, se había
configurado un núcleo de cerca de 800 comités que intentaron constituir una
“izquierda de la izquierda” antiliberal. Su fuerza consistía esencialmente en
una dinámica que se apoyaba en el triunfo del No al Tratado de Constitución
Europea (CTE) en abril 2005, en las movilizaciones contra el CPE (Contrato de
Primer Empleo) el año pasado, en una radicalidad social que existe bajo
múltiples formas. Esto podría haber constituído una alternativa tanto a la
derecha neoliberal autoritaria de Sarkozy como al social liberalismo de la
izquierda rosada. Sin embargo, esta tentativa, que contó con la movilización de
miles de militantes del PCF y muchos otros de horizontes diversos, acaba
recientemente, en esta misma semana, en un rotundo fracaso.<BR><BR>La decisión
del PCF de imponer a Marie-George Buffet como candidata presidencial, en
desmedro de una candidatura realmente unitaria, abortó una perspectiva que
hubiera podido desempeñar un rol importante. Bajo el impulso del aparato y de la
mayoría de la dirección, el PCF asumió la responsabilidad de abortar la
experiencia. Cualquiera sea el grado de responsabilidades, este fracaso no es
tampoco ajeno a la posición de la LCR que se negó obstinadamente a participar
del reagrupamiento, largando por su cuenta la candidatura de Olivier
Bensancenot. La responsabilidad es grande, pues su presencia en este movimiento
hubiera pesado de manera considerable en los debates que acaban de concluir de
manera catastrófica. El viejo reflejo del “partido” como núcleo de una
vanguardia esclarecida, también se expresó en esta formación, en un juego
simétrico a la dirección del PCF.<BR><BR>¿Persistirá el PCF en su aislamiento
suicida para finalmente plegarse a una alianza con el PS? ¿Persistirá la LCR en
su línea hasta concluir una nueva alianza electoralista con Lutte Ouvrière de
Arlette Laguiller? Cometer un error no es grave, decía un viejo revolucionario
que de esas cosas sabía, lo malo es cometer dos veces el mismo... <BR><BR>El PCF
era la estructura organizativa y política fundamental de los Comités
anti-liberales (aunque no la única, vale señalar). Puso a su disposición
locales, medios, militantes, sin dudas una manifestación de “buena voluntad”.
Esta apertura, que presagiaba un cambio positivo, permitió un enriquecimiento
mutuo, durante varios meses, con grupos, corrientes y militantes de otros
horizontes y experiencias políticas, ideológicas y culturales que, sin
reconocerse en la tradición del PCF, estaban unidos en una voluntad
anticapitalista o antiliberal. Sin embargo, en el último y anunciado viraje, la
dirección optó por un repliegue autocentrado, marginando al resto de los
componentes. El aparato – el viejo y siempre eficaz aparato - se impuso. Se
perdió así una oportunidad única para la reorganizacion de una izquierda radical
que saliera de la mera contestación. Cualquiera sea la responsabilidad de unos y
de otros, ese es el resultado.<BR><BR>Marie-George Buffet, aún renunciando a su
puesto de responsable nacional, y siendo una figura política respetada, no
representará más que su propio partido, lamentablemente reducido a su base en
las municipalidades bajo su control y parcialmente en la CGT. Nadie se engaña al
respecto, salvo los que quieren creer, que es otra cosa. Este repliegue sobre si
mismo no puede hacerse sin acuerdos con la dirección socialista, pues el PCF lo
necesita para conservar sus cargos electivos, así como el PS para darse un
barniz progresista frente al pueblo de izquierda.<BR><BR>En este contexto, la
minoría comunista opositora no tuvo, en la reunión nacional para definir
la opción frente a las elecciones, el 15 de diciembre, otra opción que
manifestar su protesta. Sus voces se escucharon, pronto apagadas por la multitud
de delegados fieles a la dirección, en una parodia de los viejos tiempos,
incluidas sus formulaciones más grotescas. En una carta dirigida a la dirección
nacional, renunciando a la misma, seis de sus miembros dicen : “Esta es una mala
acción para aquellas y aquellos que sufren de la violencia liberal, para los que
no mezquinaron sus esfuerzos para intentar encontrar una salida. Esto es
suicida para el partido comunista que va a encontrarse aislado y será tenido por
responsable de esta situación. No le quedará más que un rol político marginal,
dejando todo el espacio al social liberalismo y a un radicalismo encerrado en la
protestación”.(1) <BR><BR>Es posible que tengan razón. En todo caso, la
experiencia es útil para recordar un viejo principio : “Los comunistas no forman
un partido aparte, opuesto a los otros partidos obreros. No tienen intereses que
los separen del conjunto del proletariado. No proclaman principios especiales a
los que quisieran amoldar al movimiento proletario...” Marx y Engels escribieron
estas líneas en 1848. Valen todavía, me parece, para los que no abdican de la
lucha por el socialismo en el siglo XXI.<BR><BR>El panorama político se
modificó, pues, rápidamente. Otras fuerzas y personalidades políticas pueden
jugar un rol, como la UDF centrista de François Bayrou, apoyado por un sector de
la iglesia, y fundamentalmente la presencia del Frente Nacional de Le Pen.
Bayrou puede atraer electores desilusionados tanto de la UMP como del PS,
mientras Le Pen mantendrá el apoyo de esa franja de la opinión pública racista y
xenófoba, confundida además por el descrédito del sistema político existente. Si
en abril 2002 logró poco más de 18 % de votos, eliminando a Lionel Jospin de la
concurrencia, es posible que ese porcentaje no aumente, pero tampoco disminuirá.
Empero, lo más probable sea una bipolarización en el enfrentamiento entre
Nicolás Sarkozy y Segolene Royale, o sea la opción entre la derecha neoliberal
autoritaria y el social liberalismo socialista rosado. Esa es precisamente la
encrucijada (terrible) de las izquierdas en Francia, en particular del
importante movimiento que se desarrolló en los comités unitarios antiliberales.
El desencanto puede llevar, por un lado, a la atracción del voto útil, que se
hará cada vez más fuerte; por otro, al crecimiento del “partido
abstencionista”.<BR><BR>Esa es la encrucijada actual. Las respuestas son a
construir colectivamente, en el debate democrático y fraternal, en el
intercambio y la confrontación de ideas. La descomposición de la política, el
descrédito de la Va República y de la representación política, ha ganado buena
parte de la opinión, incluso entre aquellos que continúan la lucha cotidiana
contra la ofensiva del capital. Es cierto que no es lo mismo el neoliberalismo
autoritario de Nicolas Sarkozy que el social liberalismo de Ségolène Royal,
aunque se acerquen. Pero de lo que se trata, en definitiva, no son las
elecciones venideras. La cuestión es no abandonar el espacio público al enemigo,
en todas sus múltiples formas. La Europa neoliberal está en un impasse, en un
capitalismo mundializado y jerarquizado bajo la hegemonía de los Estados Unidos.
Resistir y construir una nueva cultura de ruptura con el capitalismo, es
fundamental y la condición para ofrecer una alternativa a la mercantilización
del mundo y de la vida.<BR><BR>El grito del Foro Social Mundial “El mundo no es
una mercancía”, tiene vigencia más que nunca, resonancia planetaria y hasta en
la vida individual. No, ni la cultura, ni el agua, ni el aire, ni el arte, ni el
sexo, ni los afectos, no son una mercancía. Para luchar precisamente contra ese
fetichismo de la mercancía, esencia de la sociedad capitalista, hay que
implicarse en el combate contra las relaciones sociales imperantes, la opresión,
la explotación, la guerra y la injusticia bajo todos sus aspectos. Si los
diversos componentes de la izquierda radical logran soportar la frustración
actual, pueden convertirse en un factor dinámico en la construcción de una
fuerza política colectiva al servicio de los oprimidos. Este camino no es fácil,
ya lo sabemos. Felizmente los cantares de Antonio Machado nos siguen ilustrando
: “Caminante, son tus huellas/ el camino y nada más;/ caminante, no hay camino/
se hace camino al andar”...</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Paris, 28 de diciembre 2006.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Hugo Moreno, docente-investigador de ciencias políticas en
la Universidad de Paris VIII. </DIV>
<DIV align=justify><BR><BR><STRONG><U>Nota</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>(1) “Les raisons de notre démission du Comité exécutif
national du PCF », texte signé par Frédérick Genevée, Isabelle Lorand, Fernanda
Marrucchelli, Roger Martelli, Pierre Zarka, Malika Zediri, 15/ 12/2006.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
<BR></FONT></DIV></BODY></HTML>