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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><EM><FONT color=#800000
size=6>Correspondencia de Prensa</FONT></EM><BR>Año IV - 8 de enero 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Brasil</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Planta de celulosa Veracel
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial></FONT><FONT face=Arial
size=2><BR><STRONG><FONT size=3>Las promesas del progreso </FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>A tres lustros de iniciado el
monocultivo de eucaliptos y a un año de la producción de celulosa en el extremo
sur del estado brasileño de Bahía los impactos ambientales y sociales provocados
por la empresa brasileño-sueco-finlandesa Veracel Celulose son muy
problemáticos.<BR><BR>Víctor L. Bacchetta <BR>Semanario Brecha, Montevideo,
5-1-07</FONT></STRONG><BR><BR></DIV></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>La ciudad de Eunápolis esta al sur del estado de Bahía, a 65
kilómetros de la costa oceánica más o menos a la altura del balneario de Porto
Seguro. Con 100.000 habitantes, Eunápolis es la principal urbe de la región
donde se sitúa la fábrica de celulosa Veracel y uno de los mayores proyectos de
cultivo e industrialización del eucalipto en Brasil.<BR><BR>"Conocí esta región
cuando fue muy próspera, tenía buenas lluvias y cierto equilibrio, había mucho
bosque. Mi padre era agricultor, plantó mucho zapallo, frijoles, mamão, no
precisaba irrigar y había pocas enfermedades. Unos 15 años atrás, la
fruticultura aquí era maravillosa, había inmensas plantaciones de mamão,
graviola, guayaba. Pero esto se está acabando con la llegada de Veracel",
comenta la ingeniera agrónoma Mónica Leite, que continúa dedicada a la
producción de frutas y hortalizas.<BR><BR>En los últimos 15 años se trastocaron
desde la propiedad de la tierra y el medio ambiente, hasta las formas
tradicionales de vida y convivencia social tanto en el campo como en la ciudad
de la zona. "Aquí tenemos la mayor resaca producida por la presencia de Veracel.
Lo que más ha crecido es la criminalidad, la prostitución infantil, la miseria,
el hambre, el índice de presos, de asaltos, de asesinatos", afirma el periodista
Jodenilton Bastos, que atiende dos programas diarios en la Rádio Ativa 92,7 Mhz,
de Eunápolis. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>EL PARAÍSO PROMETIDO</STRONG><BR><BR>En 1991 la firma
Veracruz Florestal Ltda. (una subsidiaria de la trasnacional brasileña
Odebrecht) inició sus actividades en el Extremo Sur de Bahía; seis años más
tarde se asoció con la empresa sueca Stora y en 1998 cambió la razón social para
Veracel Celulose S.A. En 1999 se produjo la fusión de Stora con la empresa
finlandesa Enso. En 2001, Aracruz Celulose, el gigante brasileño de la celulosa,
compró la parte de Odebrecht y las acciones de Veracel quedaron repartidas en
partes iguales entre Aracruz y Stora Enso.<BR><BR>En menos de una década,
Veracel adquirió en la región 164,6 mil hectáreas de tierras, de acuerdo con los
informes de la propia empresa. Para expandir aún más sus operaciones, Veracel
lanzó un Programa de Fomento Forestal por el cual firmó acuerdos de plantación
de eucaliptos con más de dos mil productores de la región. Programa dirigido,
según Veracel, a "ampliar aún más los beneficios económicos, sociales y
ambientales de esta asociación (...) en regiones carentes de oportunidades de
desarrollo" (sic).<BR><BR>En 2003, Veracel anunció la inversión de 1.200
millones de dólares para la construcción, entre los municipios de Eunápolis y
Belmonte, de una fábrica de celulosa, la mayor de su tipo en ese momento, con
una producción de 900.000 toneladas y facturación de unos 530 millones de
dólares anuales, 98 por ciento por concepto de exportación. La inversión provino
un 45 por ciento de Veracel, 40 por ciento del Banco Nacional de Desarrollo de
Brasil (BNDES) y el resto del European Investment Bank (EIB) y el Nordic
Investment Bank (NIB).<BR><BR>Desde el principio el proyecto forestal-celulósico
utilizó una profusa y costosa publicidad, local y nacional, en donde se
prometían enormes beneficios ambientales, económicos y sociales para una región
que parecía haber estado hasta entonces en la miseria. Desde el compromiso de
preservar la Mata Atlántica y las plantaciones ecológicamente sustentables de
eucaliptos, hasta las grandes inversiones sociales y la creación de 40.000
empleos, todo cabía en el maná de Veracel. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>LULA Y SUS EQUILIBRIOS</STRONG><BR><BR>En enero de
2005, en la primera entrega del préstamo del BNDES, el presidente Lula visitó la
obra en construcción pero asistió también a un acto del Movimiento de los Sin
Tierra (MST), en un campamento bautizado con su mismo nombre (conocido como
"Lulão"), en donde se comprometió a entregar tierra a las familias desplazadas
por Veracel.<BR><BR>"Iniciamos este campamento en el año 2000 con unas 800
familias, tuvimos problemas por la intervención de pistoleros y de la Policía
Militar, que recibían dinero de los hacendados y de Veracel para que desalojaran
a las familias", relata Waldemar, uno de los dirigentes del MST. Los
enfrentamientos generaron una fuerte dispersión pero en 2003 se lograron
reorganizar y reunir a 1.200 familias.<BR><BR>En setiembre de 2005, repitiendo
el itinerario, después de intervenir en el acto inaugural de la planta de
Veracel, Lula participó en la entrega de títulos de tierra para 515 familias de
ese campamento. "Aún con el asentamiento de estas familias, tenemos una gran
migración en varios campamentos a la espera de tierra", dice Waldemar. Unas
1.570 familias, asegura, siguen esperando hoy al borde de las
carreteras.<BR><BR>Según el organismo oficial IBGE, el éxodo rural en el Extremo
Sur de Bahía entre 1991 y 2002 llegó al 59,4 por ciento. Desaparecieron
totalmente pequeños poblados como la Comunidad Agua Rosada, un caserío cuyo
cementerio (rodeado por un alambrado e hileras de eucaliptos) es lo único que
hoy sigue en pie, con un piadoso cartel de Veracel que advierte: "Acceso
garantido a los familiares de los entes aquí sepultados."<BR><BR>El MST ha
invadido terrenos de Veracel: los ocupantes cortan o arrancan los eucaliptos y
siembran frijoles y maíz. La situación suele resolverse a través de una
negociación y posterior desalojo que algunas veces incluye la garantía de poder
cosechar los alimentos plantados. El gobierno federal tiende a mediar porque,
mientras el modelo económico expulsa al trabajador de la tierra, los reclamos
del MST se sustentan en disposiciones legales y planes de reforma agraria
oficiales. En Brasil el cumplimiento de las leyes y la aplicación de la justicia
constituyen un amplio campo de maniobra en donde los poderes fácticos tienen
casi siempre la última palabra. "Nuestra justicia es de las más lentas. Ellos se
aprovechan de esta lentitud y van implementando sus acciones", dice João Alves
Da Silva Neto, Promotor de Justicia de Eunápolis, refiriéndose a
Veracel.<BR><BR>Las primeras plantaciones de eucaliptos sustituyeron la Mata
Atlántica, el bosque originario de la región. En 1993, la Procuraduría de la
República emprendió una acción civil contra Veracruz por arrasar centenares de
hectáreas de Mata Atlántica. Veracel avanza en áreas agrícola-ganaderas más allá
de los límites que fija la legislación local, pero ésta es ignorada o modificada
en acuerdo con los gobiernos municipales y estadual.<BR><BR>Desde hace años,
varias entidades civiles de la zona vienen denunciando irregularidades de las
empresas forestadoras y de celulosa. En noviembre de 2005, luego de una
audiencia pública, la Procuraduría exigió a Veracel el retiro de sus
plantaciones en un radio de 10 kilómetros en las zonas de amortiguación de las
Unidades de Conservación de los Parques Nacionales, de acuerdo con lo
establecido por la ley brasileña.<BR><BR>El Ministerio Público tiene también
acciones de “improbidad administrativa” contra directores de Veracel. Son
acciones contra agentes públicos y contra aquellos que se benefician con los
actos de improbidad de estos funcionarios. "Utilizan un gran tráfico de
influencias. Los poderes ejecutivo y legislativo están en manos del poder
económico, que presiona cada vez más para aumentar sus plantaciones", afirma
Alves Da Silva Neto.<BR><BR>"La administración pública debe tener como fin el
interés mayor de la colectividad. Aquí no es así. Veracel ha pasado a ser el
centro, ella dirige y administra incluso las actividades del municipio, de sus
representantes", concluye el Promotor de Eunápolis.<BR><BR><STRONG>LA OTRA CARA
DEL MARKETING</STRONG><BR><BR>Las promesas de trabajo y bienestar de Veracel
chocan con la desestructuración social y el hambre (ver recuadro) existentes hoy
en la región. La empresa busca preservar su imagen pública, pero ya ha
despertado en varias oportunidades indignación en la comunidad local.<BR><BR>El
abandono del proyecto "Ser Criança", que atendía a 100 niños del barrio Alecrín,
provocó un fuerte debate público. "Luego de la venida de los técnicos del BNDES,
a quienes se planteó que el proyecto era un éxito, la empresa decidió
desmantelarlo porque ya tenía el aval del banco", dice la maestra Erci
Cerqueira. Los padres denunciaron que se vestía a los niños con ropas nuevas
para recibir visitas y sacar fotos, pero luego se obligaba a
devolverlas.<BR><BR>La merienda que recibían los niños en el proyecto atendía
una necesidad básica del barrio, común a la periferia de Eunápolis donde se
concentra la población emigrada del campo, sin posibilidades de empleo e
ingresos muy bajos. La prensa local afirma que el "riesgo social" crece en la
ciudad debido al incremento de asaltos, robos y otros delitos, así como el uso
problemático de sustancias psicoactivas y la prostitución juvenil.<BR><BR>Al
comienzo eran 40.000 puestos de trabajo, pero en 1994 los bajaron a 20.000. En
enero de 2005, Veracel afirmó que la planta emplearía 10.000 trabajadores, igual
cantidad que la contratada en la obra, y 3.000 más en tareas rurales. Pero en
esa misma ocasión un directivo de Veracel confesó a la prensa que la planta al
final sólo ocuparía a 380 personas, “con poca mano de obra de la región, debido
a la falta de especialización”.<BR><BR>Una fuente adicional de desempleo en la
región ha sido el cierre de aserraderos, fábricas de muebles y otras actividades
que usaban la madera local. Veracel dijo que produciría madera para abastecer
esta producción pero, simplemente, dejó de hacerlo. Ahora algunos aserraderos
traen la madera de más lejos y otros tuvieron que cerrar.<BR><BR>Barrolandia, el
poblado más cercano a la planta industrial, presentado como 'ejemplo' de las
acciones de Veracel, tiene 38 por ciento de desempleo. La mitad de sus 5.000
habitantes reciben un salario mínimo o menos y el resto es más pobre aún. Los
obreros del complejo residen en Eunápolis o en Porto Seguro. Contrasta en este
cuadro la pulcra escuela que se levanta con el nombre de la Reina Cristina de
Holanda. Otra de las contrapartes financieras de Veracel. Y
ADEMÁS...<BR><BR><STRONG>CONTAMINACIÓN</STRONG><BR><BR>El pequeño productor
ganadero José Marinho Damaceno no podía imaginar que la descarga de efluentes de
Veracel sería frente a su casa, al otro lado del río Jequitinhonha. "Son tres
caños que llegan al medio del río y sube un olor muy fuerte, una catinga que se
parece al repollo podrido. Y de vez en cuando se siente un golpe en la cañería,
como una explosión, tan fuerte que usted salta de la cama", explica. El olor
produce dolor de cabeza e irritación en la vista y cada vez que viene debe
abandonar su finca hasta que pase. Pero Damaceno ahora sabe que tendrá que dejar
definitivamente el predio y vender como pueda su terreno.<BR><BR>El pez típico
del Jequitinhonha, el róbalo, prácticamente, ha desaparecido, agravado esto por
la construcción de una represa en la zona, que no le permite remontar el río
para el desove. Como remedio, Veracel sembró otro pez, el pintado, que
contribuyó a liquidar al róbalo pero que, ahora, también está desapareciendo.
Organizaciones ambientalistas y sociales han manifestado su inquietud por los
efluentes y las emisiones de la planta de celulosa que, suponen, utilizaría la
tecnología ECF. No hay datos disponibles, sólo la empresa realiza sus controles,
ningún órgano público fiscaliza lo que
sucede.<BR><BR><STRONG>HAMBRE</STRONG><BR><BR>La casa de Recuperación
Nutricional SOS Vida Nuestra Señora del Amparo de Eunápolis hace 13 años que
atiende hasta 50 niños con desnutrición grave. "Los niños llegan con un peso 50
a 60 por ciento inferior al normal. Permanecen de tres a ocho meses hasta salir
del riesgo de vida", explica la hermana Terezinha Biase, directora de esta casa.
Las condiciones son iguales a las de otras zonas de hambre del mundo: barriga
hinchada, la piel pegada al hueso y enfermedades. "Atendemos los municipios con
más casos: Itabela, Guaratinga, Eunápolis y Porto Seguro, pero la mayoría es de
Eunápolis", agrega.<BR><BR>SOS Vida se financia a través de socios voluntarios y
donaciones. "Cuando estamos muy apretados, organizamos una rifa, un festival o
actividad que nos permita mantenernos", acota Terezinha. La relación de la casa
con otros servicios públicos resulta insólita. "Esta institución no encaja
dentro de sus parámetros, dicen que no corresponde al área de salud, ni de
acción social ni de educación. Pero nosotros tratamos el hambre y las
consecuencias del hambre", responde la directora. No reciben apoyo económico de
ninguna empresa ni de Veracel en particular. INDÍGENAS<BR><BR>Desde 1999 los
pataxó vienen luchando por la recuperación de sus territorios en el extremo sur
de Bahía, ocupados anteriormente por madereras y desde los años 80 por
plantadoras de eucaliptos. Según los pataxó el 30 por ciento de su territorio
está ocupado por plantaciones de este tipo. Veracel --actualmente una de las
mayores propietarias de territorio indígena en la región-- ha buscado
criminalizar a los pataxó apelando a su influencia política-económica y al resto
de los hacendados de la zona.<BR><BR>La Fundación Nacional del Indio (FUNAI),
órgano responsable de la política con los pueblos indígenas, ha demorado el
procedimiento de demarcación. En la opinión del padre Adilson Rodriguez, miembro
del Consejo Indigenista Misionero de la Iglesia Católica brasileña, "la FUNAI ha
trabajado en forma tendenciosa con el fin de impedir que esas áreas ocupadas por
el eucalipto sean recuperadas por los indígenas, a pesar de que varios pareceres
de la FUNAI dicen que ese territorio es pataxó". Como forma de protesta, los
indígenas han ocupado áreas de Veracel y talado sus eucaliptos para exigir la
devolución de sus territorios.<BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>* Esta investigación periodística fue posible gracias al
apoyo del Grupo Guayubira (Uruguay) y el Centro de Estudos e Pesquisas para o
Desenvolvimento do Extremo Sul da Bahia (CEPEDES) que desde 1991 desarrolla sus
actividades en la ciudad de Eunápolis. </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>