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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 15 de enero 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Debates</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Después de los atentados de
ETA</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><FONT
face=Arial><STRONG>Corriente(a)lterna</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><A
href="http://www.espacioalternativo.org/"><STRONG>http://www.espacioalternativo.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>ETA dinamita los puentes de la
negociación<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT
size=3></FONT></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>José Ramón
Castaños</FONT></STRONG><BR><BR></DIV></FONT><FONT face=Arial size=2></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>¿Por qué la bomba de Barajas?. ¿Cómo
se toma esa decisión a pesar de que los puentes del diálogo permanecían
abiertos?</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>El atentado de ETA en el aeropuerto de Barajas ha sido
una sorpresa para todos. El primer sorprendido ha sido el propio gobierno
socialista, quien una semana antes había anunciado que el proceso de paz
avanzaba satisfactoriamente, y que cabía esperar su consolidación definitiva a
lo largo del año 2007. También nos ha sorprendido a los demás, porque tomamos la
promesa de “alto el fuego permanente” como un viaje sin retorno al final de la
violencia de ETA. Pero lo que más llama la atención a propios y extraños han
sido las manifestaciones de sorpresa de algunos dirigentes de Batasuna, como
Joseba Alvarez y otros, que expresaron públicamente su propio desconcierto ante
un atentado que no esperaban. ¿Cómo suponer un atentado de ETA una vez conocida
la reunión de mediados de diciembre entre sus representantes y los delegados del
Gobierno, sobre todo después de que se filtraran a la opinión pública las bases
de un supuesto acuerdo sobre algunas cuestiones relacionadas con los presos
políticos y con las fórmulas jurídicas que permitieran la legalización de
Batasuna.?. Nadie lo podía suponer. Tan es así que se dispararon todo tipo de
especulaciones a propósito de su autoría. Se empezó a hablar de rupturas en ETA,
y algunos portavoces del Gobierno llegaron incluso a decir que el atentado de
Barajas era una desautorización manifiesta de sus representantes en la mesa de
negociación. Pepe Blanco, responsable de organización del PSOE, llegó incluso a
poner nombre y cara a la persona desautorizada. Nos habló de que la
interlocución de Josu Urrutikoetxea, viejo dirigente de ETA y diputado de
Batasuna en el Parlamento Vasco, actualmente en el exilio, había sido
desautorizado como interlocutor por los comandos de ETA.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta interpretación de los hechos sugiere la idea de un
desbordamiento político de los dirigentes de ETA y de Batasuna por los comandos
activos de los militantes más jóvenes, menos experimentados y más impacientes de
ETA. Nadie puede saber cuanto hay de cierto y cuanto de especulación en ello,
pero esta teoría sobre el cómo y el quién toma las decisiones en ETA y en
Batasuna, no debe echarse en el olvido porque ha sido así como ha ocurrido con
alguna frecuencia en el curso de su historia. Algo de eso ocurrió en las
escisiones del pasado entre ETA (m) y ETA (pm); en el caso de los “berezis” o en
las sucesivas escaladas militaristas que se han producido en el curso de los
últimos 15 años. También se puede rastrear ese mismo fenómeno entre las causas
que explican la ruptura de la tregua de Lizarra y el posterior plegamiento a
ella de Batasuna, LAB y otros, a pesar del alto grado de identificación que
todos ellos tenían con la idea de sustituir la acción armada por la
confrontación democrática con el Estado. La hipótesis del desbordamiento de la
dirección política por la acción unilateral de los comandos militares cobró más
fuerza si cabe a partir de la declaración realizada por la comisión negociadora
de Batasuna en las conversaciones para la mesa de partidos políticos, pues en
ella se emplazaba a ETA a que restableciera la tregua para recomponer el proceso
de negociación política.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La noticia fue tomada con cierto interés pues se trata de
la primera vez que ocurre algo así. Sobre todo, cuando existe el precedente
contrario de que esa misma exigencia formulada a Batasuna desde el pacto de
Lizarra en la tregua anterior fue rechazada por ella, y que su negativa a pedir
a ETA el restablecimiento de la tregua fue una de las causas de la ruptura de
aquél pacto. Este precedente daba más importancia al emplazamiento que Batasuna
hizo a ETA, pues con él se daban a entender dos cosas: una, que había sido
desbordada sin su consentimiento, y, dos, que a diferencia del pasado quería
restablecer la dirección política del proceso restableciendo el compromiso de
ETA con la tregua y la negociación. El hecho que esa Comisión esté formada por
tres de los principales dirigentes de la izquierda abertzale: Arnaldo Otegui,
Rufi Etxeberria y Arantza Santesteban, reforzaba aún más esa
hipótesis<BR><BR><STRONG>La autonomía de Batasuna y el liderazgo de ETA sobre la
izquierda abertzale</STRONG><BR><BR>La declaración de Batasuna pidiendo a ETA el
restablecimiento de la tregua y la respuesta de ETA un día después, dando
satisfacción a esa demanda, ha sido calificado como una pantomima por algunos
comentaristas políticos. Otros lo han definido como un sarcasmo o una mofa a la
inteligencia. Sin embargo, y con independencia del juicio de valor que cada cual
quiera hacer al respecto, hay que considerar la posibilidad de que se trate de
la escenificación del reencuentro entre corrientes de opinión que piensan de
modo distinto.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay que suponer que no toda ETA ni toda Batasuna estén de
acuerdo con una estrategia de negociación que incorpora la amenaza del
coche-bomba al discurso del diálogo y de la tregua permanente. Tampoco hay que
descartar que el atentado de Barajas haya provocado desconcierto y crisis, de
tal modo que la sucesión de comunicados y declaraciones emitidos entre ETA y
Batasuna, hayan tenido la función de escenificar una apariencia de unidad entre
ellas. El emplazamiento de Batasuna a ETA parece afirmar su autonomía, aunque
sólo se aparente, en tanto que la respuesta de esta a la demanda de aquella
parece dar satisfacción a la primacía de los criterios políticos sobre los
militares. Sin embargo, y más allá de las apariencias, el resultado de ese cruce
de declaraciones ha sido la legitimación del atentado de Barajas ante el
electorado de Batasuna, así como la recomposición de la unidad alrededor de ETA,
otorgándole la dirección incuestionable del proceso
negociador.<BR><BR><STRONG>La estrategia de negociación de ETA, ¿una copia del
IRA?</STRONG><BR><BR>Si reparamos en el comunicado del 9 de enero, apreciaremos
que el coche-bomba no se pone para romper la tregua sino para presionar al
Gobierno. Esta circunstancia no cambia el juicio moral que pueda hacerse de él
ni la valoración política de sus consecuencias, pero debe tenerse en cuenta a la
hora de enjuiciar la estrategia de negociación de ETA. Entre otras cosas, porque
el cambio que hay en ella respecto a la estrategia de negociación que siguió en
los casos precedentes de Argel y Lizarra, se justifica en la creencia de que
ella abre perspectivas diferentes a la negociación emprendida por la izquierda
abertzale.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A primera vista, la nueva estrategia de negociación
parece estar tomada de la que aplicó el IRA con los atentados de Londres en 1993
y 1996. Se supone que el IRA no buscaba provocar una masacre sino avisar al
Gobierno de Londres de que podía hacerlo si quería. Aquellos atentados eran más
una exigencia de conversaciones de paz que un retorno a la lucha armada, y el
hecho que el proceso de paz irlandés recibiera un nuevo impulso con la llegada
de Tony Blair al poder, pareció confirmar las bondades de una táctica de presión
basada en una amenaza tan cruel como aquella.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Después del fracaso de las estrategias de negociación
precedentes, ETA parece emular ahora la táctica del IRA hasta en sus más
pequeños detalles. En su justificación del atentado de Barajas nos lo dice con
claridad meridiana, y no hay razones para suponer que quiera engañar a nadie.
Nos recuerda así que los 500 kilos de explosivos colocados en la terminal del
aeropuerto querían demostrar su capacidad de destrucción masiva, y que el aviso
con antelación suficiente para que fuera desalojado un lugar transitado por
miles de personas, debía interpretarse como una muestra de su voluntad de no
romper la tregua ni el proceso de negociación. Su intención ha querido
circunscribirse a mandar un último aviso al Gobierno para que desbloquease el
proceso empantanado desde junio, y cumpliera los compromisos adquiridos en la
mesa de negociación. El coche-bomba de Barajas se inscribe así en la misma
perspectiva de amenazas anteriores como el robo de las armas en Nimes, la
activación de la “kale borroka” o las ráfagas de metralleta en los actos de
homenaje a los milicianos vascos de 1936 (“Gudari Eguna” de las juventudes
abertzales), lanzadas al aire como testimonio de compromiso de la lucha armada
si el estado no cumple la parte del pacto que se le asigna.<BR><BR><STRONG>Las
consecuencias del atentado van más allá de las intenciones de
ETA</STRONG><BR><BR>En la declaración antes mencionada, ETA justifica el
coche-bomba en la siguientes tres razones: (1) en que el Gobierno no ha tomado
medidas de distensión en los capítulos pactados de presos, juicios políticos y
detenciones policiales. (2) en que no ha cumplido el acuerdo para la
legalización de Batasuna, y (3), en que impone la Constitución y las leyes
españolas como límites del derecho de autodeterminación del pueblo vasco.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si tomamos en consideración la política del Gobierno
socialista desde que ETA anunció la tregua permanente, apreciaremos que esa
crítica es acertada en todos sus puntos. En efecto, a una primera declaración de
intenciones en la que el Gobierno anuncia el inicio de la negociación,
comprometiéndose a resolver la cuestión de los presos y de la legalización de
Batasuna, así como a dar satisfacción a las demandas nacionalistas de unidad
territorial y de respeto a lo que los ciudadanos vascos decidan, le sucede una
etapa de presiones del poder judicial y de la derecha española que el Gobierno
Zapatero no sabe o no quiere desactivar. Se suceden las sentencias judiciales
contrarias a derecho como en los casos de Parot y de De Juana Chaos. Se congela
la legalización de Batasuna y se cambia el discurso sobre los derechos políticos
del pueblo vasco: el derecho de decisión se deberá circunscribir ahora a los
límites de la Constitución.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta involución política exigía una respuesta; de eso no
cabe duda. Ahora bien, ¿ha sido apropiada la respuesta del coche-bomba?.
¿Cambiará por ello la política del Gobierno socialista?. La izquierda abertzale
supone que así será porque en caso contrario ETA se verá obligada a romper la
tregua, y ese hecho provocará la pérdida de las elecciones al Partido
Socialista. Se supone erróneamente que el Gobierno aceptará el chantaje de ETA
antes que correr el riesgo de perder las elecciones, pero las consecuencias del
atentado de Barajas demuestra sin embargo que los acontecimientos evolucionan en
sentido contrario.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si tuviéramos la posibilidad de dialogar con ETA le
invitaríamos a reflexionar sobre las siguientes consideraciones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>1.- Sobre la dimensión moral del coche-bomba más allá del
hecho de que haya provocado dos víctimas inocentes. El aviso con una hora de
antelación a la prevista para su explosión no es un eximente moral. La
importancia del hecho está en la cantidad de explosivo utilizado (500 kilos), y
el lugar donde ha sido colocado (la terminal de un aeropuerto por el que
transitan miles de personas). El precedente de Hipercor demuestra que, a pesar
del aviso dado, la explosión de esa bomba en ese lugar podía haber provocado una
masacre de dimensiones similares al atentado “yihadista” de los trenes de
Atocha.</DIV>
<DIV align=justify><BR>2.- Sobre la evolución de la opinión pública española a
propósito de la acción de ETA y de la negociación política con el Estado. El
hecho que hasta ahora haya sido favorable al diálogo no quiere decir que lo vaya
a ser siempre. Antes bien, las tendencias que se aprecian en ella después de
este atentado refuerzan la idea sustentada por la derecha de que la única
solución al problema de ETA es la persecución policial, y que el único diálogo
que cabe con ella es para saber cuando y como hace entrega de las armas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>3.- Sobre el significado de las divisiones políticas
apreciables entre unos partidos y otros. Algunos comentaristas de la izquierda
abertzale aprecian esas divisiones como una consecuencia positiva de la acción
de ETA, pero se olvidan decir que esa división expresa una evolución a la
derecha de la mayoría de los partidos políticos, de los poderes fácticos y de
los medios de comunicación de masas. Si ya antes del atentado había una fuerte
resistencia a la negociación con ETA de parte del PP, de la Conferencia
Episcopal Española, del poder judicial, de la mitad de los medios de
comunicación, y de una parte significa de los aparatos de Estado, en el momento
presente no hay nadie que se atreva a hablar de diálogo político hasta después
de que ETA abandone definitivamente las armas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>4.- Sobre el impacto negativo de la acción de ETA en la
reivindicación de los derechos nacionales. Siempre se ha dicho, y se ha dicho
bien, que la violencia injustificada de ETA pervierte los fines políticos en
cuyo nombre se realiza. Resulta difícil encontrar la bondad de la
autodeterminación nacional reivindicada con métodos tan crueles como los de ETA,
pero además de eso hay que considerar otra circunstancia añadida que empieza a
cobrar nueva fuerza social de la mano del discurso de los socialistas vascos. Me
refiero a la petición que hace al nacionalismo democrático para que renuncie
voluntariamente a sus demandas políticas de autodeterminación y soberanía
mientras persista la violencia de ETA, pues esa idea puede empezar a cobrar
nuevas alas en el supuesto de que ETA inicie un nuevo ciclo de lucha
armada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>5.- Sobre la credibilidad de ETA y la continuación del
proceso de diálogo. ETA y Batasuna suponen que por el hecho de que ellos quieran
reanudar la negociación política ella volverá a abrirse tarde o temprano. Se
equivocan de nuevo. ETA parece incapaz de entender que, más allá del rechazo
moral que produce el atentado de Barajas, el incumplimiento de sus promesas
políticas (la idea de tregua permanente) le hace perder la poca credibilidad que
le quedaba después del incumplimiento anterior en las treguas de Lizarra. Al día
de hoy, y aunque ella no lo quiera, el hecho costatable es que el proceso de
dialogo y negociación ha sido interrumpido por el Gobierno español. Las
decisiones adoptadas de “motu propio” por los socialistas, bajo la presión de la
derecha y por consejo de los medios de comunicación que le son afines, no dejan
lugar a dudas sobre el “reajuste de la política antiterrorista” del Estado. La
resolución parlamentaria de mayo de 2005 a favor del diálogo, ha quedado
inhabilitada. Los contactos entre PSE, PNV y Batasuna para la formación de la
mesa de partidos en la que se quería delegar la elaboración de un nuevo marco
político para Euskadi, han quedado en suspenso. Las conversaciones ETA-Gobierno
suspendidas “sine die”. La legalización de Batasuna, previsto para las primeras
semanas del 2007, está congelada mientras no se pronuncie contra la violencia de
ETA. Otro tanto ocurre con el reconocimiento del derecho de los presos
políticos, y empiezan a activarse de nuevo todos los mecanismos de presión
judicial contra la izquierda abertzale. ¿ No es eso el fin del proceso de
negociación abierto el 22 de marzo con la declaración de alto el fuego
permanente?.<BR><BR><STRONG>¿Qué perspectivas tiene la estrategia de negociación
de ETA?</STRONG><BR><BR>Si su acción se mantiene en los términos anunciados en
el comunicado del 9 de enero, me temo que ninguna. En ese comunicado, ETA
anuncia que se reserva la libertad de acción en función de cual sea la política
del Gobierno español. Eso contradice abiertamente la declaración de alto el
fuego permanente del 22 de marzo del 2006, pero más allá de esa evidencia, hay
que preguntarse por lo que cabe esperar de ella en el supuesto más que probable
de que el Gobierno español lleve a cabo la nueva política que está anunciando.
¿Cómo responderá ETA a situaciones tales como la previsible muerte en huelga de
hambre de De Juana Chaos, o la más que probable sentencia condenatoria del
sumario 18/98, o la casi segura ilegalización de las candidaturas municipales
que presente la izquierda abertzale?. De su comunicado se desprende que
responderá en términos militares, y si lo hace siguiendo las pautas de conducta
ya conocidas, el resultado será la apertura de un nuevo ciclo de violencia y
represión en el que se ahogarán la izquierda abertzale y el soberanismo
vasco.<BR><BR><STRONG>Hace falta otra estrategia política y otro modelo de
negociación</STRONG><BR><BR>La reapertura del proceso de negociación requiere
algo más que la declaración del deseo de reanudarlo. Los puentes rotos por el
atentado de Barajas no pueden recomponerse a menos que se produzca antes el
abandono definitivo de las armas. Eso es lo que dicen todos los partidos
políticos y sindicatos, todos los movimientos sociales y todas las redes
asociativas. Eso es lo que también piensan desde hace tiempo la inmensa mayoría
de los ciudadanos vascos y españoles, de tal modo que no descubrimos nada nuevo
al señalarlo. Cabe añadir sin embargo que, aún en ese supuesto, hará falta
además ofrecer garantías complementarias para restablecer la confianza rota y la
credibilidad perdida. Esa era ya una de las principales demandas públicas que
formuló el obispo Uriarte antes del atentado de Barajas, y parece ser tanto más
oportuna después de él. Eso requiere a su vez un tiempo de verificación añadido
que no puede recorrerse a menos que la dirección de todas las organizaciones de
la izquierda abertzale emprenda una tarea de reeducación política de sus propias
bases militantes. Eso se puede hacer si quiere hacer, porque en política nada es
inevitable, y porque todos los procesos son reversibles si se adoptan las
estrategias políticas apropiadas a cada caso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El abandono de las armas no debe hacerse para cumplir una
de las exigencias que el Estado y la sociedad civil hacen a ETA. Si esa fuera la
razón estaríamos en presencia de una claudicación política como la que
protagonizó ETA (pm). Lejos de eso, el abandono de las armas debe hacerse
voluntariamente y en razón de los beneficios que esa decisión tiene para la
expansión del movimiento político por la autodeterminación nacional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta decisión política requiere en primer lugar aceptar
el hecho de que ETA no representa ni puede representar a esa mayoría de
ciudadanos vascos que se reconocen en las ideas de autodeterminación y de
soberanía política. Ella tiene que saber que, en el mejor de los casos, sólo
puede aspirar a representar a ese 12% del electorado vasco que se reconoce en
Batasuna, y que con esa correlación de fuerzas no se obliga a un Estado poderoso
y socialmente legitimado entre sus propios ciudadanos, como es hoy el Estado
español, a pactar con ETA los términos de un acuerdo igualitario entre naciones
soberanas. Para intentar algo parecido a eso hace falta una estrategia
democrática de movilización ciudadana articulada en un frente amplio de
partidos, sindicatos, movimientos sociales y redes asociativas, que, tomando
como base la reivindicación del derecho de decisión de los pueblos y naciones lo
ejerza en un sentido solidario con los otros pueblos y naciones del estado
español. El modelo de negociación que correspondería a esta política democrática
se limitaría exclusivamente a resolver las cuestiones relativas a las
derivaciones de la lucha armadas: la cuestión de los presos y exiliados, el
abandono de las armas y el reconocimiento de las víctimas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta nueva estrategia política permitiría corregir los
errores de la estrategia esbozada en Lizarra; se abriría hacia políticas
incluyentes de otras identidades nacionales, y permitiría transformar la opinión
pública (la identificación con las ideas de autodeterminación y soberanía), en
movimiento de transformación política. La izquierda abertzale tiene la palabra,
pero debiera saber que, al margen de esta política no habrá futuro para nadie;
ni para ella, ni para el pueblo vasco ni para los demócratas españoles.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>La supuesta permanencia del alto el
fuego</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Ramón
Zallo</FONT></STRONG><BR><BR><STRONG><FONT size=3>Con más de dos centenares de
kilos de explosivos en Barajas ETA ha quebrado el “alto el fuego permanente” y
lo ha convertido en efímero.<BR></FONT><BR>Daños</STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>Primer damnificado: unas instalaciones públicas y,
posiblemente, dos ciudadanos ecuatorianos que se han topado con una violencia
que no esperaban en El Dorado, incorporándose a la larga nómina de daños
colaterales creada por los responsables de los daños colaterales.<BR><BR>Segundo
damnificado: la palabra de ETA. Al parecer, solo vale para nueve meses, el
tiempo de una gestación que por el momento termina en aborto, y toca volver a
empezar para que renazca la esperanza. En el futuro será necesario el
arbitraje.<BR><BR>Tercer damnificado: la sociedad. ETA ha querido que la uva se
nos quede en la garganta y que sepamos que aún hemos de soportarla por intereses
más tácticos que estratégicos y que sigue tutelando cualquier
proceso.<BR><BR>Cuarto damnificado: el Gobierno Zapatero. Queda en entredicho,
un día después de la pomposa comparecencia del Presidente mientras se desmentía
su supuesto control del proceso y toda su etérea línea de
actuación.<BR><BR>Quinto damnificado: ahora mismo la acción de ETA pone en
peligro el proceso de incorporación de Batasuna al proceso político
institucional. El Gobierno español tendrá pocos alicientes para ser proactivo.
Asimismo, visto lo que hay, la huelga de hambre de Iñaki de Juana se convierte
así en una huelga sin esperanza.<BR><BR><STRONG>Responsables</STRONG><BR><BR>El
primer responsable es de una obviedad sin paliativos. ETA es la autora y
responsable material e ideológica.<BR><BR>Pero también es responsable, por
omisión, el Gobierno Zapatero con su pasividad basada solo en comunicaciones
–gestión de la opinión pública- y no en hechos que generaran dinámicas de
confianza en la otra parte.<BR><BR>Zapatero ha jugado a encantador de serpientes
pero la que tenía enfrente era una vieja pitón con hacha que le ha cortado su
vacuo discurso de tranquilidades que no tenía detrás nada, salvo contactos. No
sé quien le asesora pero, hasta ahora, no ha tenido una percepción correcta de
lo que tenía entre manos, ni ha hecho movimientos animadores del proceso que,
encima, le están llevando al suicidio en beneficio del PP. Elkarbide ya lo
avisó.<BR><BR><STRONG>Hipótesis</STRONG><BR><BR>No cabe ponerse en la cabeza de
un pensamiento militarizado, que no es el del común de los mortales, pero este
atentado es una de dos cosas: o el final de la tregua y del proceso de paz con
el resultado de seguir con la espiral de más daños, más dolor y más deterioro
democrático (una salida sin esperanza); o una gran acción de aviso al Gobierno
Zapatero -como la que hizo el IRA en la City- para indicarle que no había
entendido un proceso que consistía en gestos recíprocos que no se estaban
produciendo.<BR><BR>De primeras, el Gobierno Zapatero no ha dado por terminado
el proceso, no lo rompe, pero lo paraliza todo. Entiende que el atentado, como
es natural, es incompatible con un proceso de paz, pero también suspende las
iniciativas para el dialogo, por lo que no es de esperar que mueva ninguna ficha
en meses, salvo indirectamente. En los próximos meses puede hacer dos cosas: o
echarse en brazos de la absurda y dolorosa estrategia del PP; o tomarse más en
serio un proceso que nunca ha sido de rendición ni de armisticio por parte de
ETA, sino de búsqueda de puentes de plata para el último foco de lucha armada en
Europa.<BR><BR>Ciertamente no está roto el proceso de paz pero sí en suspensión
de pagos y al borde de la quiebra. Se entiende que ahora le toca al siguiente
comunicado de ETA: o bien ofrecer confirmaciones y nuevas garantías situando en
un plano más realista el proceso, o bien dar por finiquitado para una temporada
este proceso, llevándose por delante a Batasuna. Nadie lo sabe.<BR><BR>Toca
movilizarse con consignas propias, que no puedan capitalizar ni ETA ni el
Gobierno Zapatero, exigiendo de cada cual su responsabilidad. Habrá que ponerse
manos a la obra para no perder la pizca de ocasión que, pesar de todo, aun
queda.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Susto o muerte. Acerca del atentado
de Barajas y de su reivindicación por ETA<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>John Brown<BR><BR>- ¿Susto o
muerte?<BR>– Pues, susto<BR>– Uuuhhh!<BR>– Ay, qué susto!<BR>– Pues, haber
elegido muerte.<BR>(Chiste infantil)</FONT></STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>A propósito del trágico fin del alto el fuego de ETA con un
coche bomba colocado en un aparcamiento público es exagerado hablar siquiera de
terrorismo. El Roto lo ha visto bien en su viñeta del País en la que dibuja a un
encapuchado con txapela que dice con una mueca: « daríamos risa si no diésemos
miedo ». Lo de Barajas es una mayúscula gamberrada de unos chavales de pueblo
que no conocen sus límites. No es que la organización armada vasca carezca de un
afán de seriedad, es que su seriedad, como la de los engolados representantes
del Estado de derecho, apenas oculta la amenaza permanente de gastarnos una
buena broma, de darnos un susto de muerte, conservando aún así la inocencia y la
impunidad, como la pandilla del GAL que hoy gobierna en España; como la
gigantesca panda que hace de las suyas en Iraq y que dio muestras de su humor en
Abú Graib... Este siniestro humor pone al desnudo el núcleo de terror y la
máscara de legalidad que constituye a todo poder soberano. De los representantes
del famoso « estado de derecho » podría decirse también: « darían risa si no
diesen miedo ». Zapatero y compinches, por no ceder ante los terroristas están
dispuestos a conculcar las mínimas normas democráticas. Por no ceder ante los
terroristas tampoco cederán ante la mayoría de la población vasca y española que
quiere un auténtico proceso de paz. Lo propio del poder soberano -y el
terrorismo no es sino su imagen especular, reflejada en un espejo deformante- es
reservarse más allá del derecho esa capacidad de violencia impune que
caracteriza a las cuadrillas de pueblo y a las mafias. En ese margen de
indistinción donde es imposible diferenciar al gobernante responsable y con
talante del gamberro barriobajero coexisten ETA y las autodenominadas « fuerzas
políticas democráticas ». Quizá sin saberlo, tal vez aspirando a ello, ETA es
tan terriblemente ridícula como pueden serlo Bush, Aznar y Berlusconi. O tan
ridículamente terrible como pueden serlo Zapatero y Prodi.<BR><BR>El comunicado
en que reivindica la colocación de la bomba de Barajas es buena ilustración de
esa mezcla muy peculiar de la afectada gravedad de los políticos que pretenden
representar a un pueblo con el gamberrismo pueblerino. El último resquicio de
marxismo que queda en ETA es una mala imitación de los hermanos Marx. Un posible
error en la traducción desde el original en euskera realizada por Vasco Press
les hace decir algo que ni siquiera Groucho se habría atrevido a escribir : «
queremos hacer llegar nuestro más sincero pésame a las dos personas, Carlos
Alonso palate (sic) y Diego Armado Estacio, que perdieron la vida en esta
acción, así como a sus familias, amigos y al pueblo de Ecuador. » Por mucho que
el pésame destinado a los difuntos sea resultado de un error de traducción, cabe
dudar que sus familiares y amigos puedan recibirlo con consuelo. El lapsus del
traductor tiene además algo de sintomático, pues hace que ETA repita aquí una
desdichadísima práctica anterior al alto el fuego consistente en que después de
que sus comandos mataran en pueblos y ciudades del País Vasco a indefensos
concejales, sus partidarios resucitaran simbólicamente a las víctimas
insultándolas postmortem con pintadas de « jódete ».<BR><BR>Como las muertes no
fueron intencionales pues todo era una broma un poco exagerada, puede afirmar la
organización pretendidamente « militar » que « todavía sigue en pie el alto el
fuego permanente que comenzó el 24 de marzo a las cero horas ». Ello no les
impide naturalmente sostener que « mientras se mantenga la situación actual de
ataque contra Euskal Herria, tal y como dimos a conocer en el comunicado de
agosto, ETA tendrá toda la determinación para responder». Se supone que en un
estilo parecido al de Barajas.<BR><BR>Total, que no ha pasado nada y quien no lo
comprenda es un soso incapaz de reconocer una broma, por lo cual la misma
pandilla reivindica su derecho a seguir gastando bromas. Quizá sólo lleguen a
comprender la gracia los que, como el PSOE y el PP, aún hoy siguen considerando
el golpe de Estado de Franco y los 40 años de dictadura como un acontecimiento
sin consecuencias importantes para la democracia y el Estado de derecho.
Efectivamente, sólo un « negacionista » del golpe y de la dictadura de Franco de
los que abundan en los dos partidos mayoritarios puede oponerse a que se anulen
las sentencias de los tribunales políticos franquistas o apoyar una ley « de
memoria histórica » destinada al olvido y la banalización de los crímenes
franquistas.<BR><BR>El surrealismo del comunicado incrementado por la traducción
oficiosa de Vasco Press parece reflejar las profundas contradicciones que
desgarran a la organización armada y a sus partidarios. Por un lado, parece que
la dirección o un sector de ésta está dispuesta a mantener (¿?) el alto el
fuego; pero acto seguido se ven obligados los autores a matizar tal compromiso
afirmando, probablemente a inspiración de un sector más « militarista », que ETA
se reserva el derecho a nuevas acciones « de respuesta ». Estas profundas
contradicciones existen también del lado del gobierno español, quien ha adoptado
en público una personalidad bifronte, siendo Zapatero el guardián de la
esperanza en la continuidad del proceso y Rubalcaba su enterrador. Tanto el
gobierno español como la izquierda abertzale y un sector al menos de la propia
ETA tienen aparentemente interés en mantener las apariencias del proceso de paz
sin ninguna consecuencia importante. Ello les permite justificar su propia
actuación, aún la más censurable, como las violencias callejeras de los
partidarios de ETA que han culminado en Barajas con ese muy particular acto de
kale borroka o los numerosos quebrantamientos de la legalidad democrática en
materia penitenciaria o de libertades públicas que perpetra el gobierno español.
Todo ello en nombre del proceso de paz, incluso la guerra permanente e
ilimitada.<BR><BR>No sólo ETA es surrealista. El proceso de paz ni ha impedido
ni impide al gobierno y al aparato judicial español mantener la represión contra
ETA y las organizaciones de la izquierda independentista valiéndose de leyes de
excepción dignas de la « democracia » turca como es la ley de partidos o de la
aberración penal que es la ley antiterrorista. En el sumario 18/98 en que se
juzga a la pretendida infraestructura civil de ETA se encausa en virtud de esta
ley a sectores muy diversos y numerosos de la sociedad vasca considerándolos
parte integrante del aparato logístico de ETA. En él se incluyen desde grupos de
excursionistas a academias de euskera, pasando por periódicos relativamente
conservadores escritos en euskera u ONG de desarrollo. No se sabe ya si el
sumario 18/98 es una provocación contra una buena parte de la población vasca o
un acto involuntario de apología del terrorismo, al demostrar cuán arraigado
está según la judicatura española el apoyo a ETA en la sociedad vasca.<BR><BR>El
gobierno español tampoco parece dispuesto a poner fin a la legislación de
excepción hoy vigente, desde la ley de partidos a las leyes y jurisdicciones
antiterroristas. Tampoco está dispuesto a respetar sus propias leyes pues
mantiene la dispersión de los presos políticos vascos y llega incluso a
modificar retroactivamente las normas penales en perjuicio de los presos
prolongando así penas ya purgadas por estos como en el trágico caso de De Juana.
El retorno al Estado de derecho que tanto preconizan el PSOE y el PP exige no ya
el mantenimiento sino la definitiva abolición de todas estas leyes y normas
especiales por no hablar de sus patentes infracciones por los distintos
gobiernos españoles. Y por supuesto el reconocimiento del derecho de
autodeterminación del pueblo vasco, pues con arreglo a convenios internacionales
que el Estado Español ha suscrito ese derecho ya ha sido reconocido muy
recientemente y sin escándalo alguno en Europa -y con el aplauso del Reino de
España que tiene hoy embajadas en sus capitales- a croatas, eslovenos,
eslovacos, bosnios, macedonios, letones, lituanos, estonios, ucranianos,
bielorrusos, moldavos e irlandeses... El propio PSOE reivindicaba este derecho
que quedó plasmado en el punto 5 de la Plataforma de Convergencia Democrática
que los socialistas suscribieron con otros partidos de oposición. Lo siguió
reclamando hasta poco después de la muerte de Franco, cuando los militares, con
poderosos argumentos, le hicieron una oferta que no pudo rechazar. A quien ahora
presume como el PSOE de no doblegarse ante el chantaje y la violencia convendría
recordárselo.<BR><BR>Por su lado ETA está dispuesta a mantener formalmente el
proceso, pero sin renunciar realmente a la acción armada. Con ello evitará
durante un tiempo una ruptura del campo abertzale, pero no permitirá la
politización del conflicto indispensable para su solución. Al conflicto hasta
ahora vigente se le rebautizará como proceso de paz y todo seguirá igual o
probablemente peor. La absurda y trágica situación a la que hemos llegado
recuerda otro famoso proceso de paz que sigue arrastrándose desde hace décadas
entre Israel y los palestinos. Israel ha manifestado desde el principio su
incapacidad de reconocer a los palestinos no ya un mínimo de legitimidad
política sino su mera existencia física: fiel a la idea de Herzl, el proyecto
sionista prometía y aún promete a los judíos « una tierra sin pueblo, para un
pueblo sin tierra ». En este proyecto los árabes de Palestina tienen que
desaparecer tanto real como simbólicamente para que exista esa « tierra sin
pueblo ». La respuesta lógica de los palestinos fue negar la existencia del
nuevo país creado sobre su negación. La historia del « proceso de paz » del
Oriente Medio ilustra bien una situación en la que ninguno de los interlocutores
-y sobre todo, Israel- está dispuesto a hacer la más mínima concesión. Desde
hace más de medio siglo, ambas partes afirman su voluntad de paz, al tiempo que
acusan al adversario de terrorismo, negándole la más mínima legitimidad
política. Siniestro presagio para el proceso de paz en Euskal Herria tal como
hoy se plantea.<BR><BR>El pretendido concepto de « terrorismo » no supone sino
la moralización y falsa juridización de un conflicto de carácter político en
nombre del rechazo de la violencia e incluso del antagonismo político. El
terrorista es el adversario político que no se quiere reconocer como tal, y que
se fustiga como enemigo de supuestos principios universales como la paz o la
democracia. Un adversario excluido de la humanidad en nombre de la humanidad y
sus valores y contra el cual es posible cualquier violencia. El rechazo del
antagonismo genera así en nombre de la paz una violencia sin límites, contra el
otro « que no quiere la paz ». Una vez instalados en la lógica del
(anti)terrorismo, los sujetos políticos enfrentados se aplican recíprocamente el
calificativo de terrorista, instaurando una relación especular en la que el
terrorista siempre es el otro. La lógica del terrorismo se opone así a la
política y a la guerra. Constituye de hecho un sustituto de la guerra y el
principal instrumento de neutralización de esta y de la propia política. Allí
donde el (anti)terrorismo neutraliza la política sólo quedan adversarios que se
autoadjudican tareas policiales de lucha contra el crimen. Donde rige el
(anti)terrorismo no hay enfrentamiento ni antagonismo legítimos, sino recíproco
castigo entre sujetos que se consideran unos a otros como delincuentes. La
política deviene indistintamente actuación delictiva o acción
policial.<BR><BR>Salir de este laberinto de espejos es difícil. Para ello es
necesario ver, más allá de la calificación del enemigo como terrorista o
delincuente, cuáles son sus reivindicaciones políticas. Las que plantean ETA y
la izquierda abertzale no sólo son aceptables para cualquier demócrata sino
incluso necesarias para que haya democracia. Si el precio a pagar para que ETA
se desarme es una ruptura democrática y el fin de la larga y pesadísima broma
del franquismo perpetuada por la jocosa monarquía de Juan Carlos, es urgente
ceder ante el terrorismo.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
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<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>