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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 16 de enero 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Brasil</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Lula ¿gobierno popular o
populista?</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Paulo Kliass *<BR> <BR>Revista
Sin Permiso</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://www.sinpermiso.onfo"><STRONG><FONT
size=3>www.sinpermiso.onfo</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Traducción de Carlos Abel
Suárez</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR> <BR>El presidente Lula inauguró su segundo mandato
el día 1º de enero con un discurso donde se retoma un debate que tiene las
características de una verdadera polémica desde su asunción, al comenzar 2003.
Se trata de una pugna, prácticamente cotidiana, entre quienes proponen una nueva
orientación de la política económica del gobierno y quienes sostienen que es
inviable cualquier cambio sustantivo en los ejes fundamentales de la política
del primer mandato.<BR><BR>Con respecto a las expectativas que despierta el
nuevo cuatrienio al frente de la República, el presidente reelecto afirmó que
“será un gobierno popular, con compromiso popular, no populista. Mantengo y
mantendré el compromiso de atender a los más necesitados”. Al lector más
desatento, tal detalle podría parecer solamente eso: apenas un detalle… No
obstante, todo indica que el mensaje fue explícito en su intención. Tanto más,
cuanto que el texto fue revisado por alguno de sus colaboradores directos.
Intentemos entender mejor las razones.<BR><BR>Contrariando un poco su postura en
el pasado, Lula ha buscado, en sucesivas ocasiones a lo largo de estos últimos
cuatro años, compararse a los gobernantes considerados genéricamente como
“populistas” – como es el caso de Getúlio Vargas, Juscelino Kubistchek, Joao
Goulart. En sus discursos, se ha empeñado en mostrar que lo que ñestos
hicieron fue favorecer la situación de los pobres y del pueblo contra el deseo
de las elites. No por casualidad, Getúlio es recordado, hasta hoy, como el
“padre de los pobres”. Aun en el plano de lo simbólico, no fue por mera
coincidencia que el primer presidente del BNDES (Banco Nacional de Desarrollo)
nombrado por Lula, Carlos Lessa, anunció que colocaba la imagen de Getúlio en su
oficina. En explícita contraposición a al supuesto fin de la era getulista que
había anunciado Fernando Henrique Cardoso. “Cuelga el retrato del viejo otra
vez, cuélgalo en el mismo lugar”, al estilo de la famosa canción de la década
del cincuenta.<BR><BR>Por otro lado, Lula ha sufrido muchas críticas por el
exceso de conservadurismo en su política económica. En varios momentos, actuando
a la defensiva, el presidente terminó saliendo, contradictoriamente, con perlas
que caben muy bien en la boca de conservadores como Henrique Meirelles o Delfim
Netto, pero jamás en las de un líder sindical con un pasado del renombre y
prestigio de él. Con declaraciones al estilo de “mi gobierno no va a caer en las
artimañas populistas, demagógicas y aventureras”. Lula terminó por hacer coro a
los sectores más ortodoxos del capital financiero, que temen cualquier
alternativa de cambio en los fundamentos de una política económica que puede ser
aplicada con tanto ahínco aquí como en las tierras de
Pindorama.<BR><BR>Resumiendo: todo aquello que escapa a las recomendaciones del
FMI, ya incorporadas en la cabeza y en la sangre por los principales
responsables de la política económica en Brasilia, es inmediatamente
descalificado como populista e irresponsable. Como Lula ha dicho que su segundo
mandato no va a ser “populista”, el mensaje es muy claro. La cuestión que se
plantea es indagar el porqué y el cómo Lula no pretende ser populista, sino sólo
popular.<BR><BR>De esta manera, en caso de que el discurso sea realmente válido,
podemos comenzar a construir un conjunto de hipótesis sobre los próximos cuatro
años:<BR><BR>a) Lula no se aventurará al “oportunismo populista” de conceder
reajustes significativos al salario mínimo, como fue su propuesta
“irresponsable” en 2002 de doblar el poder de compra de los asalariados en
cuatro años. Debe limitarse a la propuesta “popular” de desvincular el nivel del
INSS del valor del salario mínimo, para evitar la quiebra de la previsión
social. <BR><BR>b) Lula no debe caer en la tentación “populista” de echar
un freno decisivo a la política del Banco Central de elevados intereses. Debe
reducirse al mantenimiento de la conducta “popular” de conferir al Brasil la
medalla de campeón mundial de la tasa de interés y realizar la mayor
transferencia de renta de la historia brasileña para el sector financiero, en
detrimento del conjunto de la población.<BR><BR>c) Lula no se dejará contagiar
por la propuesta “populista” de establecer mecanismos de control sobre la cuenta
de capital del Brasil, país que amplía los beneficios a las colocaciones
financieras externas de corto plazo, sin ningún tipo de gravamen al capital
meramente especulativo. Seguirá con la propuesta “popular” de conferir
independencia de hecho al Banco Central en la conducción de la política
monetaria y financiera, que permitió que en el 2006 se batiera el récord en
remesas de ganancias e intereses para el exterior.<BR><BR>d) Lula no se dejará
seducir por las propuestas “populistas” de promover el crecimiento de la
economía al 5 por ciento o más durante 2007 y los años siguientes. Seguirá firme
en la defensa de la “propuesta popular” de esperar al año 2017, cuando
determinados estudios econométricos garantizan que Brasil estará, finalmente,
maduro para alcanzar tal índice de crecimiento del PBI.<BR><BR>e) Lula no se
permitirá engañar con respecto a las propuestas “populistas y demagógicas” de
reducción de la meta de superávit primario (para el pago de los intereses de la
deuda pública) con el objetivo de asegurar inversiones públicas en sectores
esenciales como salud, educación, infraestructura, etc. Seguirá con su propuesta
“popular” de mantener las metas previstas y propiciar los mayores lucros de toda
la historia al capital financiero, tal como se comprobó entre 2003 y
2006.<BR><BR>f) Lula no se dejará llevar por los cantos de sirena de los
“populistas” que advierten sobre la necesidad de recuperar el valor republicano
del control público sobre las áreas y sectores estratégicos de la economía y de
la sociedad, totalmente dejados a merced de la llamada “ley del mercado” en
perjuicio de la mayoría de la población. Mantendrá su conducta “popular” y
madura, de gobernante preocupado con la gobernabilidad y la estabilidad, como
hizo con la reciente sanción de la Ley de Quiebras, con la que el lobby de los
intereses y las instituciones financieras consiguió que las mismas pasaran a
tener prioridad frente a las deudas tributarias y de los trabajadores en la masa
de acreedores.<BR><BR>(¿El lector quedó asustado? ¡Pero, desgraciadamente, fue
así!!)<BR><BR>g) Lula no se dejará persuadir por los “populistas” que le dicen
que es posible y necesario promover el crecimiento económico simultáneamente al
desarrollo social con reducción de las desigualdades. Esos “irresponsables”
intentan mostrar al presidente que la tan difundida “mejoría en la distribución
de la renta” no pasa de apenas una de las diversas lecturas posibles, entre
varias alternativas de cuño metodológico. Aunque Lula seguirá con la propuesta
“popular” de transferir el valor equivalente a 20 veces del total del programa
Bolsa de Familia (destinado a más de 30 millones de personas) para beneficiar un
universo inferior a las 500 mil personas.<BR><BR>Como se ve la execración
gratuita del adjetivo “populista” en nada contribuirá al avance de las
transformaciones para las cuales Lula fue reelecto, en el caso que las bases de
orientación de su política económica continúen siendo tan inclinadas a lo
“popular” como lo fueron a lo largo de su primer mandato.<BR><BR>En los
medios especializados en economía, en artículos de las revistas
internacionales, se refieren a esa resignación con una sigla: TINA, expresión en
inglés “there is no alternative”. O sea, como no existen alternativas, todos
deberíamos resignarnos a las propuestas del neoliberalismo. A las fuerzas
progresistas les corresponde mostrar que sí existen alternativas al modelo.
Existen numerosas propuestas diferentes de las defendidas por los intereses del
capital financiero. La peor manera de evitar el debate de las ideas es
encuadrarlas en ese conjunto tan amplio, difuso e indefinido, peyorativamente
identificado como “populismo” .<BR><BR><BR>* Paulo Kliass es doctor en
Economía, miembro de la carrera federal de “Especialista en Políticas
Públicas y Gestión Gubernamental”. Actualmente cumple un programa de pos
doctorado en la Universidad de París 13, Francia.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
<BR><BR><BR></FONT></DIV></BODY></HTML>