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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 28 de enero 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El gobierno y la CGT dicen que Perón
e Isabel “no sabían nada”</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>¿Quién armó la Triple A? La historia
oficial</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Manolo Romano </FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>La Verdad Obrera Nº
220</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://www.pts.org.ar/"><STRONG><FONT
size=3>http://www.pts.org.ar/</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>El debate sobre la responsabilidad de Isabel Perón y
del mismo Perón en el accionar de las bandas fascistas de la Triple A, a partir
de las causas abiertas por los jueces federales Héctor Acosta y Norberto
Oyarbide, tiene el telón de fondo de una crisis presente: la reaparición del
método del secuestro por parte de bandas de ultraderecha en los casos de Julio
López y Luis Gerez, cuando se reabrieron los juicios a genocidas. A la crisis
política del gobierno por su incapacidad para dar un solo dato sobre dónde está
López y la identificación de los secuestradores en ambos casos, se agrega ahora
una disputa con sus aliados de la CGT y sectores del peronismo que amenazaron:
“no jodan con Perón”. El gobierno salió a aclarar los límites de su política:
“ni Perón ni Isabel sabían de la Triple A”, sostienen sus voceros. ¿Usted qué
opina?<BR><BR>El diputado y asesor presidencial Carlos Kunkel acaba de declarar
en el diario de mayor tirada que, en su opinión y la de Kirchner, “Perón ni
remotamente tuvo que ver con la Triple A. La señora de Perón, no creo. Ese tipo
de estructuras empezaron a operar después de la muerte de Perón” (Clarín,
24/01). <BR><BR>Kunkel fue uno de los 8 diputados que le presentaron la renuncia
al Gral. Perón en enero de 1974 a raíz de la votación parlamentaria de la
reaccionaria Reforma al Código Penal que, por ejemplo, condenaba a la cárcel a
los trabajadores que ocuparan fábricas, entre muchas otras medidas represivas.
Hoy Kunkel es nuevamente diputado y, dicen, uno de los que más aporta “materia
gris” a las políticas presidenciales. No parece ser el caso. <BR><BR>El gobierno
miente descaradamente, en primer lugar, al decir el disparate histórico de que
la Triple A comenzó a actuar luego de la muerte de Perón en julio del 1974. Está
archicomprobado que la banda aparece por primera vez públicamente el 21 de
noviembre de 1973, a poco más de un mes de que Perón asumiera la presidencia,
cuando firmó el primer comunicado como Triple A, adjudicándose el atentado
contra el senador de la UCR Hipólito Solari Yrigoyen. Luego, y previamente a la
renuncia de Kunkel como diputado bajo el gobierno de Perón, la Triple A hizo una
nueva aparición, con cartas de amenazas a legisladores para que votaran la
reforma al Código Penal o caso contrario les podía pasar lo mismo que a Solari
Yrigoyen. Durante los primeros meses del ’74, en vida de Perón, se redoblaron
los atentados, en especial contra el activismo obrero y los delegados de
fábricas que encabezaban una oleada de luchas que desbordaban los límites
impuestos en el Pacto Social entre el gobierno, los empresarios y los
sindicatos. Uno de los hitos de la represión de ese período fue la noche
del 29 de mayo de 1974, fecha en la que la Triple A comete el asesinato de tres
activistas obreros del PST, que se conoció como la “Masacre de Pacheco” y que
mostrará el típico accionar de las bandas (ver recuadro). <BR><BR>Las
declaraciones de Kunkel salen al cruce de lo que se volvió a difundir estos días
en algunos medios: que luego de la muerte del jefe de la CGT José Ignacio Rucci,
en setiembre de 1973, se distribuyó un “documento reservado” de Perón en una
reunión de gobernadores convocada por Lastiri, el presidente interino ya
desplazado Cámpora. Ese documento impartía como “orden” para los miembros del
justicialismo: “En las manifestaciones o actos públicos los peronistas impedirán
por todos los medios disponibles que las fracciones vinculadas al marxismo tomen
participación”. Más adelante el documento señalaba que “En todos los distritos
se organizará un sistema de inteligencia, al servicio de esta lucha, el que
estará vinculado con el organismo central que se creará”. Y “aconsejaba” emplear
“todos los elementos de que dispone el Estado para impedir los planes del
enemigo y para reprimirlo con todo su rigor”1<BR><BR><STRONG>Otra vez la “teoría
del entorno”…</STRONG><BR><BR>En vida de Perón, la Juventud Peronista y los
Montoneros esgrimían una teoría: el problema no era Perón sino “el
entorno” que influía sobre él, ya viejo y enfermo, en especial López Rega. Esto
vuelve a ser repetido hoy por el vocero de Kirchner, haciéndolo extensivo a
Isabel Perón: “los cuadros estratégicos, que rodeaban a la señora ¿qué hicieron
por el peronismo y por la historia de este país? Por eso yo la libero a
ella”.<BR><BR>Ni la señora ni el general podían desconocer las actividades del
“Brujo”, que fue secretario privado de Perón desde 1966, siete años antes de
regresar al país. En 1973, durante el corto gobierno de Cámpora, López Rega fue
impulsado por orden del General al Ministerio de Bienestar Social, asunción que
fue de la mano de la restitución a la policía (había sido echado por corrupto)
del recientemente detenido en España, Rodolfo Eduardo Almirón. Luego fue el
propio Perón el que en su presidencia ascendió a López Rega de ex cabo a la cima
de las fuerzas represivas, nombrándolo Comisario General de la policía. El otro
jefe comprobado de la Triple A fue el comisario Alberto Villar, un especialista
en “contrainsurgencia” que en 1971 había estado al frente de las tropas enviadas
a Córdoba para reprimir las huelgas y movilizaciones conocidas como el
“Viborazo”, y que estuvo al frente del secuestro de los cadáveres de los
fusilados de Trelew, que estaban siendo velados en la sede del Partido
Justicialista. Luego de ser pasado a retiro durante el gobierno de Cámpora
volvió, a pedido expreso de Perón a inicios de 1974, para asumir el cargo de
subjefe de la Policía Federal. Junto a él Perón designó al comisario Luis
Margaride como Superintendente de Seguridad de la Policía Federal (la policía
política), quien había encabezado la represión contra la huelga de obreros de la
carne del frigorífico Lisandro de la Torre en 1959, entre otras incursiones
contra las luchas sindicales que tenía en su foja de servicios. Según
relató el hoy diputado oficialista Miguel Bonasso, “en una reunión con
dirigentes juveniles, alguien se atrevió a decirle a Perón que Villar y
Margaride eran ‘gorilas’. ‘Puede ser – filosofó el Viejo- pero son buenos
policías” (El presidente que no fue). <BR><BR>Bajo el gobierno de Isabel el
accionar de la Triple A se acrecentó. Se calcula que entre julio y septiembre de
1974, la Triple A realizó 220 atentados–casi tres por día–, 60 asesinatos –uno
cada 19 horas–, 44 víctimas resultaron con heridas graves; y también 20
secuestros; uno cada dos días. En todo el periodo de su actuación la Triple A
asesinó alrededor de 2.000 personas.<BR><BR>Los embriones de esta banda fascista
datan desde la propia llegada de Perón al país, en los grupos que perpetraron la
Masacre de Ezeiza el 20 de junio de 1973, dejando 13 muertos identificados y 365
heridos, según el periodista kirchnerista Horacio Verbitsky
(Ezeiza).<BR><BR><STRONG>Kirchner y el PJ</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin duda, las declaraciones del vocero presidencial
obedecen a la arremetida de los dirigentes de la CGT de San Vicente. El
secretario de la CGT Gregorio “Momo” Venegas, el intendente y capo de la UOM
Hugo Curto y, más decididamente, el “fraternal” Omar Maturano, advirtieron: “no
jodan con Perón”. Son grandes aliados del gobierno, incluso este último con
hombres en la Secretaría de Transportes y negocios en los ferrocarriles, los que
han reeditado esta especie de “Comando Rucci”, como se autodenominaban en el ‘74
las patotas armadas de la burocracia sindical.<BR><BR>Es improbable que la
embestida judicial contra Isabel Perón por el accionar de las bandas fascistas
no haya contado, al menos, con la “luz verde” del gobierno, en especial la causa
que está a cargo del Juez Oyarbide, un “juez de la servilleta” que viene
intentando sumar méritos para perpetuarse, en la que uno de los principales
testigos es nada menos que el secretario de Derechos Humanos del gobierno
Eduardo Luis Duhalde. Quizá luego de la desaparición de López el gobierno haya
influido en acelerar las causas contra la Triple A para remozar las expectativas
de grandes sectores de la población que vieron nuevamente actuar con impunidad a
las bandas de secuestradores. Esto no significa suscribir la teoría del
“operativo K” que estarìa destinado a deshacerse de un plumazo del viejo PJ,
condenando a Perón políticamente, y proyectar su “partido transversal” limpio de
viejos políticos implicados con aquella represión que fue el preludio de la
dictadura genocida. Sería ingenuo pretender que Kirchner vaya a prescindir, aún
menos antes de las elecciones, de la pléyade de punteros, caudillos bonaerenses
y burócratas sindicales con que cuenta el partido de gobierno. Más probable
parece que Kirchner utilice políticamente las causas contra la Triple A para
disciplinar a los sectores del PJ que amaguen irse con Lavagna o Macri, a riesgo
de ser señalados desde el oficialismo con la denuncia de alguna colaboración con
la derecha peronista de los ‘70. Es, a cierta escala, un nuevo pacto de
impunidad para los colaboracionistas civiles con el genocidio, como el que la
UCR y el PJ sostuvieron desde el ‘83. Los partidos de la “restauración
democrática” se comprometieron a no juzgar la represión del período del ‘73-’76,
ya que ello ponía al descubierto tanto al PJ que se reciclaba con el Luder del
“Operativo Independencia” que dio manos libres a las fuerzas armadas en 1975,
como a la UCR de Balbín, quien llamó por entonces a “combatir la guerrilla
fabril”, amén de los cientos de intendentes y funcionarios que ambos partidos
aportaron al gobierno militar. No casualmente Duhalde ha salido en defensa de
aquel pacto proponiènsose el mismo como abogado defensor de Isabel Peròn y
declarando que el juicio sobre el pasado del peronismo “està cerrado”.<BR><BR>De
todas maneras, la crisis tiene su propia dinámica, porque la política de
Kirchner no tiene pleno consenso burgués, distinto del mayoritario apoyo que
recibe en el terreno de la económía que favorece a los empresarios como desde
hace décadas no hacía. La ultraderecha que hace cuatro meses, cuando desapareció
Julio López, realizaba un acto en Plaza San Martín reivindicando el genocidio,
volvió a hacerlo libremente ahora en un acto frente al cementerio de Recoleta.
Representantes de Patti se presentan ante la justicia para que se investigue el
entorno de Luis Gerez, promoviendo la infame hipótesis del “autosecuestro”, y
aprovechando la desconfianza masiva creada por la manipulación que realizó el
kirchnerismo de la noticia de aparición del militante que fue secuestrado con la
complicidad, al menos, de la policía de la zona. Por su parte, la derecha
“republicana” del diario La Nación le toma el guante a Kirchner para decirle que
también se investiguen las acciones de las organizaciones guerrilleras,
intentando reeditar la “teoría de los dos demonios”. <BR><BR>Como decimos en
estas páginas, los organismos de derechos humanos que no comulgan con el
oficialismo y vienen encabezando las marchas desde la desaparición de Julio
López, nucleados en el Encuentro 30 años, Memoria, Verdad y Justicia junto a
organizaciones sindicales combativas, estudiantiles y de la izquierda, debemos
redoblar esfuerzos en la unidad y coordinación nacional por la aparición con
vida de López, el castigo a los secuestradores y la cárcel a todos los genocidas
y sus cómplices, como Isabel Perón y los responsables en el montaje de las
bandas fascistas de la Triple A.
<HR>
<EM><STRONG><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></STRONG></EM><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><EM><STRONG><FONT color=#000080
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