<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2900.2523" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 11 de febrero 2007
- Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Colombia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Uribe y la parapolítica:
responsabilidades y silencios de una escaramuza <BR><BR>Germán Ayala Osorio
*</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial>
<DIV align=justify><BR></FONT><FONT face=Arial><STRONG>Actualidad
Colombiana</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.actualidadcolombiana.org/"><STRONG><FONT
size=3>http://www.actualidadcolombiana.org/</FONT></STRONG></A><BR><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>¿Cómo se explica el hecho de que la
filtración paramilitar en la política colombiana no haya desencadenado –aún- una
dura crisis de gobernabilidad para el gobierno de Álvaro Uribe? <BR><BR>No cabe
duda de que al presidente Uribe Vélez le cabe responsabilidad por los sucesos de
la filtración de los paramilitares en el DAS, en la bancada uribista y en
medianas instituciones del Estado, así como en la presión que ejercieron las AUC
en el electorado, cargando la balanza a favor suyo en las elecciones de 2002 y
muy seguramente en la campaña de 2006 con la que se aseguró su reelección
inmediata. </FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Algunos columnistas quisieron, infructuosamente, elevar
la filtración paramilitar en la vida política (pública) de la nación, al estatus
de escándalo, igual o similar al que se conoció como el proceso 8.000, vivido
durante la administración Samper. Incluso, lo llamaron el paraochomil. Se trata,
sin duda, de un escándalo mayúsculo que, por razones y circunstancias políticas,
económicas y mediáticas, quizás no alcance las dimensiones que alcanzó el
proceso judicial por la filtración de dineros en la campaña Samper Presidente,
por parte del llamado Cartel de Cali.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Existen varias circunstancias que explicarían el por qué
la paramilitarización del Estado y de la nación no alcanza a poner en riesgo la
gobernabilidad del Presidente y menos aún, que los Estados Unidos cuestionen su
legalidad y legitimidad. La primera, la administración Samper intentó reversar
varias de las medidas económicas adoptadas por su antecesor César Gaviria, lo
que le aseguró la antipatía de un sector amplio de los llamados ‘cacaos’ que
vieron con sospecha el giro que podría dar un gobernante preocupado más por la
responsabilidad social del Estado, que de garantizarle una mayor riqueza a
sectores tradicionalmente poderosos. Esas sospechas fueron alimentadas por
viejas dudas que el Departamento de Estado tenía sobre la persona de Samper, y
que fueron consignadas en la bitácora que los Estados Unidos tenía asignada para
Colombia y que dicho Presidente muy seguramente no seguiría al pie de la letra.
Al final, la filtración de los dineros del narcotráfico se utilizó para frenar
un proyecto socialdemócrata en manos de Ernesto Samper.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo contrario sucede hoy en día con Uribe. Recordemos que
la acción antisubversiva llevó a los Estados Unidos a apoyar la acción militar
de los Contra en Nicaragua. Es decir, cualquier estrategia es buena para los
gringos siempre y cuando sus intereses geoestratégicos se mantengan intactos. Y
ello significa apoyar –o por lo menos no cuestionar- a un gobierno comprometido
en derrotar la amenaza terrorista representada en las Farc, así sea
comprometiendo la imagen de las Fuerza Militares, de algunos representantes de
la clase política, e incluso, de la propia imagen del Presidente. Finalmente, se
trataría de un Gobierno amigo que merece toda consideración por cuanto está
luchando contra un enemigo común.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Además, como alfil de los Estados Unidos, Uribe cumple
las funciones de incomodar, vigilar y contrarrestar los giros a la izquierda
dados por sus más inmediatos vecinos (Venezuela, Ecuador y Brasil). Es una pieza
clave para los Estados Unidos que ve con preocupación lo que está sucediendo en
su patio trasero, especialmente en la región andina.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La segunda circunstancia se desprende de la relación
medios de comunicación – gremios económicos; es decir, de los intereses
económicos de los grandes oligopolios. Como Uribe no pone en riesgo el modelo
económico neoliberal, como si lo pudo haber intentado Samper en su momento,
grupos y familias como Santodomingo, Ardilla Lülle y Santos, entre otros, tienen
a sus medios dispuestos a que no se repita la crisis del 8.000, por simple
conveniencia política y económica. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Recuérdese el papel que jugó la gran prensa colombiana en
el proceso 8.000: filtraciones, escándalos, presiones y peticiones para que el
entonces presidente abandonara el cargo. A pesar de algunas voces en contra y
del ejercicio individual y solitario de contados columnistas e investigadores,
Uribe está seguro de poder pasar agachado ante el escándalo porque sabe que los
medios están maniatados por orden directa de sus propietarios, por la decisión
de periodistas y editores de autocensurarse o por las presiones que desde la
Oficina de Prensa de la Casa de Nariño se pueda ejercer sobre los periodistas.
Hay, sin duda, una suerte de estigmatización y de bloqueo a todo aquel que no
esté en línea con el Gobierno. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Una tercera circunstancia aparece cuando se advierte que
los principios del proyecto de derechización del país –que encarna Uribe
perfectamente- confluyen, a la perfección, con el ideario de la organización
paramilitar, que contó, cuenta y muy seguramente contará con la anuencia de
empresarios, empresas periodísticas, fuerzas militares y en general, de
importantes y reconocidas organizaciones de la llamada sociedad civil. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Así las cosas –y salvo que Mancuso y otros comandantes
decidan lo contrario-, es poco probable que Uribe viva y soporte un escándalo
como el que vivió Samper Pizano. La falta de rigor y el desinterés por vigilar
la cosa pública de la prensa colombiana guardan relación con los silencios de
los desmovilizados comandantes de las AUC. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Acá ya no hay investigación periodística que valga la
pena hacer. La Noticia no es el escándalo paramilitar y la responsabilidad del
Gobierno, sino el reconocimiento internacional de Betty La fea, o las cortinas
de humo que se lancen desde Palacio en donde Uribe Vélez siempre saldrá
victorioso, gracias a que es frentero, trabajador, exigente y porque habla duro
y exige más y mejores resultados. Los resultados de las investigaciones
adelantadas por el PDI, en cabeza de Gustavo Petro, serán siempre presentados
como calumnias propias de mamertos, ex guerrilleros y amigos de los terroristas.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por ahora, la gobernabilidad, como la responsabilidad
política de Uribe II se mantendrán virtuales, asociadas claro está, al
infranqueable unanimismo mediático, político y económico que se vive – y se
sufre- en Colombia. Sin oposición, sin partidos políticos serios y fuertes, con
una prensa cooptada y una sociedad civil desarticulada, la llamada parapolítica
apenas si alcanzará el estatus de escaramuza que no manchará la imagen de un
Presidente irremplazable, a decir de EL TIEMPO, y menos aún, podrá impedir que
el proyecto hegemónico de la derecha colombiana se consolide con Uribe III o con
Vargas Lleras I.<BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>* Germán Ayala Osorio es Comunicador social. Docente
investigador, Pontificia Universidad Javeriana, Cali.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información
difundida por Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios,
redes alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda.
Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>