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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 20 de febrero 2007
- Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Debates</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Las imágenes del
socialismo</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Raúl Zibechi </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>La Jornada, México,
19-2-07</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>La polémica nacida al calor de la reciente propuesta del
presidente Hugo Chávez de crear un partido único de sus partidarios en
Venezuela, que va de la mano de su iniciativa de construir el socialismo del
siglo XXI, parece una buena oportunidad para alentar un debate siempre vigente y
necesariamente inconcluso sobre el mundo otro al que muchos aspiramos. Como
señaló el sociólogo venezolano Edgardo Lander, resulta imposible avanzar en el
debate sin hacer un balance del socialismo real. Para quienes nos hemos formado
en el pensamiento de Marx, la experiencia pasada y presente del "movimiento
histórico que se está desarrollando ante nuestros ojos" (Manifiesto comunista)
es la referencia ineludible en este debate.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las trayectorias de muchos movimientos sociales
latinoamericanos tienen estrecha relación con las metáforas a las que Marx apeló
para delinear sus visiones de la revolución y el mundo nuevo. No se empeñó en
formular una "teoría de la revolución", como le endilgaron buena parte de sus
seguidores, sino que se limitó a pensar con base en imágenes ­o parábolas si
se prefiere­ nacidas de la experiencia concreta. Sus construcciones teóricas
pretendían impulsar el movimiento real, no indicarle un camino único, atemporal,
ahistórico, válido para todos los tiempos y en todas las latitudes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al hilo de la Comuna de París (en La guerra civil en
Francia) recordó que "los obreros no tienen ninguna utopía lista para implantar
por decreto del pueblo (...) no tienen que realizar ningunos ideales, sino
simplemente dar suelta a los elementos de la nueva sociedad que la vieja
sociedad burguesa agonizante lleva en su seno". En otras ocasiones, acudió a la
imagen de la revolución como partera: no es la revolución la que crea el mundo
nuevo, sino que, "simplemente", lo ayuda a nacer. Nunca apostó al Estado como
clave de bóveda de la construcción del socialismo, institución que siempre
consideró como obstáculo en el camino emancipatorio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ante nuestros ojos aparecen hoy multiplicidad de
prácticas de cambio social que crecen en el seno de los movimientos, de la selva
Lacandona a la Patagonia. Son creaciones originales de porciones de esas
sociedades otras (de indios, sin tierra, desocupados, pobres de las periferias
urbanas) que vienen cobrando forma en los márgenes del mercado y a contrapelo de
la acumulación de capital. En general, no responden a diseños prefijados por tal
o cual corriente política ­"no se basan en ideas y principios inventados por
tal o cual reformador del mundo" como dice el Manifiesto­, sino que beben en
los inagotables manantiales de las culturas y tradiciones de los de abajo. Como
todas ellas son diferentes, sus creaciones son igualmente diversas y
dispares.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los territorios de los movimientos, que a menudo son
sociedades otras en movimiento, surgen prácticas educativas, de salud, de
producción, asentadas en relaciones sociales no capitalistas. Obreros de
fábricas recuperadas que producen sin capataces y reinventan formas de división
del trabajo que no generan jerarquías; campesinos que crean asentamientos que
suponen una verdadera revolución cultural en la vida rural; indios que recuperan
sus saberes curativos ancestrales; desocupados que inventan mercancías que
intercambian con otros desocupados. En estos espacios, la educación se convierte
a menudo en autoeducación y, por tanto, adquiere rasgos emancipatorios al
disolver la clásica relación sujeto-objeto que reina en las aulas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si alguien pretende delinear el aspecto que tendrá el
socialismo, no tiene más que observar estos mundos otros para captar rasgos que
se van dibujando en pequeño, en multiplicidad de prácticas que son embriones del
mundo nuevo. Pero lo primordial está por venir. Aún no sabemos cómo será el
socialismo porque, en lo fundamental, va cobrando forma en las diferentes
experiencias de los oprimidos en la medida que van desplegando sus potencias
creativas. Todo lo contrario de esa imagen tan apreciada por ciertos
revolucionarios que asegura que "la senda está trazada" y sólo falta recorrerla.
El socialismo entendido como propiedad estatal de los medios de producción y
desarrollo de las fuerzas productivas fracasó estrepitosamente. El mundo nuevo
crece de adentro hacia fuera y se expande horizontalmente, por fuera y a
contramano de las instituciones. Para el parto de esta sociedad nueva parece
necesario contar con una herramienta de carácter estatal ­la fuerza, la
violencia organizada­, esos fórceps que ayudan a "romper el cascarón" por
volver a imágenes de Marx. Luego los fórceps deben ser descartados para que no
se vuelvan un fin en sí mismos que terminen desfigurando el mundo nuevo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Venezuela, el socialismo tiene dos caminos. O se
asienta en las miles de iniciativas de los de abajo, en los más de 6 mil comités
de tierra urbana o en las 2 mil mesas técnicas de agua, por poner apenas dos
ejemplos, donde millones de personas se hacen cargo de sus vidas; o se asienta
en el aparato estatal. En este caso, el Estado toma a su cargo la producción, la
salud y la educación, y con el tiempo todos los aspectos de la vida. Será un
Estado cada vez más fuerte, más poderoso, más centralizado, que formará una
sociedad a su imagen y semejanza: homogénea, idéntica a sí misma, sin espacios
para la diferencia y la disidencia. Es un camino conocido. Con toda seguridad
conduce a la mejora de los estándares de vida de la población, pero no tiene
nada que ver con el socialismo ni con la emancipación. La relación
mando-obediencia, uno de los ejes del sistema capitalista y del Estado, seguirá
ocupando un lugar dominante.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este modelo tiene a su favor la previsibilidad. Se sabe
hacia dónde conduce, quiénes tienen el timón y quiénes ejecutan las órdenes. Por
el contrario, los caminos que llevan a un mundo otro, al socialismo digamos, son
inciertos, imprevisibles y deben reinventarse siempre. No hay modelos. A mi modo
de ver, la experiencia de autogobierno de los de abajo más avanzada que hoy
existe son las juntas de buen gobierno, de Chiapas, donde todos y todas aprenden
a gobernarse, disolviendo así el Estado. Lejos de ser un modelo son apenas un
punto de referencia, la prueba palpable de que es posible ir más allá de lo que
existe, y de los caminos trillados que la historia de más de un siglo ha
mostrado que reproducen formas de opresión intolerables.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
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