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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 1º de marzo 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Haití</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>"Depongan las armas o
mueran"</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Roberto Bardini</FONT></STRONG>
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<DIV align=justify><STRONG>Bambu Press, desde México</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Argenpress</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.argenpress.info/"><STRONG>http://www.argenpress.info/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>El 23 de agosto de 2006, dos ciudadanos
estadounidenses que se encontraban de visita en Haití observaron desde pocos
metros de distancia cómo soldados brasileños de la Misión de Naciones Unidas
para la Estabilización de Haití (Minustah), dependiente de la ONU, atacaban uno
de los barrios más pobres de Puerto Príncipe, la capital.<BR><BR>El activista
del Comité de Acción por Haití, Ben Terrell, de San Francisco, y el empleado de
correos jubilado David Welsh, de Berkeley, viajaron al país caribeño para
evaluar si las condiciones de vida de la población habían mejorado bajo la
presidencia de René Préval, quien había asumido en febrero de ese año tras unas
cuestionadas elecciones. <BR><BR>Welsh y Terrell llegaron con la intención de
entrevistar a los pobladores de Cité Soleil, un barrio a orillas del mar al que
describieron como “desesperadamente pobre” y en el que habitan 300 mil personas
rodeados de zanjas con aguas negras, que unas semanas antes había sido atacado
por fuerzas de la ONU. Vieron una iglesia, un centro médico y una escuela que
habían sido totalmente destruidos por fuego de artillería.<BR><BR>Ninguno de los
dos se imaginaba que ese día se efectuaría otra incursión armada y que ellos
terminarían filmando y fotografiando a “cascos azules” brasileños que llegaron
en cuatro vehículos blindados y comenzaron a disparar. Uno de los soldados les
hizo señas para que se apartaran de la línea de tiro para poder seguir haciendo
fuego. <BR><BR>“Había actividad en los puestos del mercado frente a las casas y
mucha gente en la calle, incluidos niños”, relató Welsh de regreso a Estados
Unidos. Y Terrell declaró: “La ONU no está diciendo la verdad. Cuenta que la
población de los vecindarios dispara primero. Eso no es lo que vimos y no es lo
que se nos había dicho. Las llamadas ‘fuerzas de paz’ están desempeñando un
papel muy destructivo”. <BR><BR>La información fue divulgada en septiembre del
año pasado por Judith Scherr, una periodista de San Francisco, colaboradora de
Znet en Español, una revista electrónica “opuesta a todas opresiones”, que
publica artículos de Noam Chomsky, Michael T. Klare, James Petras, Greg Palast,
Robert Fisk y Michael Moore. <BR><BR><STRONG>Sin novedad en el
frente</STRONG><BR><BR>Inexplicablemente la radio, la televisión y la prensa
escrita divulgan poca información sobre lo que sucede en Haití. En junio de 2004
los “cascos azules” de la ONU reemplazaron a 3.600 soldados de Estados Unidos,
Francia y Canadá que habían invadido el país luego del derrocamiento del
presidente Jean Bertrand Aristide, un sacerdote partidario de la Teología de la
liberación, que fue el primero en la historia del país en ser elegido
democráticamente (1995-1996 y 2001-2004) y que hoy vive exiliado en
Sudáfrica.<BR><BR>Actualmente la Misión de Naciones Unidas para la
Estabilización de Haití está integrada por 6.800 efectivos de 21 países, de los
cuales nueve son latinoamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador,
Guatemala, Paraguay, Perú y Uruguay. En orden de importancia, la mayoría de
operaciones las encabezan 1.200 soldados brasileños, 800 uruguayos, 600
argentinos y 570 chilenos.<BR><BR>El jefe de la Minustah es el general Carlos
Alberto Dos Santos Cruz, el cuarto militar brasileño al mando de los “cascos
azules”. El segundo jefe es el general chileno Eduardo Aldunate, ex oficial en
las Fuerzas Especiales de la Central Nacional de Inteligencia (CNI), creada
durante el régimen de Augusto Pinochet y disuelta en 1990.<BR><BR>El premio
Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel, que en abril de 2005 encabezó
una delegación internacional que viajó a Haití en representación de 15
organizaciones, ha denunciado que mil 200 personas fueron muertas en el primer
año de operaciones de las fuerzas de paz. “La situación es muy crítica y hay
todo tipo de dificultades, como bandas armadas de policías, narcotraficantes o
delincuentes comunes que se enfrentan en intensos tiroteos en las calles”,
declaró a la agencia IPS.<BR><BR><STRONG>Una “nueva
experiencia”</STRONG><BR><BR>El 7 de febrero pasado alrededor de cien mil
haitianos reclamaron en Puerto Príncipe el retiro de las fuerzas de paz y el
regreso del ex presidente Aristide. También recordaron a las víctimas del 6 de
julio de 2005 y el 22 de diciembre de 2006 en Cité Soleil -donde viven muchos
partidarios del mandatario derrocado- cuando los “cascos azules” abrieron fuego
sobre civiles desarmados. En la primera ocasión murieron 26 personas y en la
segunda más de 30, incluyendo mujeres y niños.<BR><BR>Una semana después,
general brasileño Carlos Alberto Dos Santos Cruz fue entrevistado por la red
venezolana de televisión Telesur y advirtió: “No admitiremos que las tropas de
la ONU sean atacadas”. <BR><BR>Lo que llama la atención en el caso haitiano es
que, a diferencia de otras misiones militares de la ONU -que generalmente
interviene para verificar el cese al fuego cuando los bandos enfrentados han
depuesto las armas- la Minustah participa en combates casi diarios y parece
haber tomado muy en serio la amenaza que el presidente Préval lanzó en febrero
del año pasado a sus opositores: “Depongan las armas o mueran”.<BR><BR>“Es una
nueva experiencia en las labores de paz de la ONU”, dijo David Wimhurst, vocero
de la misión de la ONU, el 10 de febrero. “No ha sido fácil, pero estamos
logrando progreso”. <BR><BR>Cinco días después, los 15 miembros del Consejo de
Seguridad renovaron por unanimidad el mandato de los “cascos azules” por ocho
meses más, es decir hasta octubre. La resolución ordena a la Minustah “continuar
aumentando el ritmo de sus intervenciones en apoyo a la Policía haitiana contra
las bandas armadas [...] para restaurar la seguridad”.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
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