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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 12 de marzo 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>China</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El país de la última
enmienda<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Rafael
Poch *</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>La
Vanguardia, Barcelona</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>Revista Sin Permiso</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.sinpermiso.info/"><STRONG>http://www.sinpermiso.info/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2> </DIV>
<DIV align=justify><BR>El viaje por la costa china cruza algunas de las zonas de
mayor "crecimiento" del mundo. La simple realidad es que el viajero atraviesa un
paisaje hermafrodítico, en el que lo urbano es rural y lo rural es urbano,
una especie de inmenso "gran Vallés" de tierra removida, catastróficamente
superpoblado. Que visita algunas de las ciudades más feas del mundo, surcadas
por los ríos más sucios y los mares más contaminados del planeta.
</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Y todo bajo el denominador común de una crónica niebla
tóxica, que nos acompaña a lo largo de 3000 kilómetros, desde Dalian, en el
extremo norte hasta Cantón, en el extremo sur. En este contexto, todo lo demás
es lírica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hubo un tiempo en que eso del "crecimiento" era motivo de
orgullo. Ya no lo es. La era que comenzó en el siglo XVIII con la revolución
industrial y la eclosión urbana, la civilización de la codicia, llega a su fin.
En Occidente funcionó (en términos históricos, podríamos decir que, "funcionó
una pequeña temporada"), gracias al saqueo de amplias zonas del planeta -el
"Nuevo mundo" aportado por los descubrimientos de hace 500 años- y gracias al
hecho de que todo aquello solo ocurría para el 10% de la humanidad. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Como explica Karl Polanyi en un libro escrito en 1944 que
fue, sin duda, uno de los más importantes del siglo (La gran transformación),
aquella "mejora casi milagrosa de la producción vino acompañada por una
catastrófica dislocación de la vida de la gente común". Nunca en los milenios de
la historia humana hasta la Revolución Industrial, había existido una economía
controlada por los mercados, un caballo desbocado, con la ganancia y el
beneficio obtenidos en el intercambio situados en el centro de todo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Rememorando la Inglaterra de principios del XIX, Polanyi
explica que, "a pesar de la explotación, el trabajador podía estar mejor que
antes, en términos financieros. Pero un principio muy desfavorable para la
felicidad individual y general estaba destruyendo su ambiente social, su
vecindad, su posición dentro de la comunidad, su oficio; en una palabra, estaba
destruyendo las relaciones con la naturaleza y con el hombre en las que se
materializaba anteriormente su existencia económica". Casi todo puede aplicarse
a la China de hoy. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En la admiración del actual desarrollismo chino hay algo
muy iluso, algo que no entiende el drama de quien llega tarde a un modelo ya
caduco. En la URSS de los setenta aun se rendía culto a la industria del carbón
y el acero, cuando en Occidente el sentido común sobre el progreso ya se
vinculaba a la eficiencia energética y a las tecnologías de la información.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>En China, y en India, pasa algo parecido, pero aun mayor,
porque están llegando tarde, no ya a un paradigma cambiante sino a una
civilización en quiebra. Esa "economía de mercado" y sus valores egoístas e
insostenibles, ve incluso a China como un balón de oxigeno que le permitirá
sobrevivir un poco más. "Asia", dicen nuestros economistas, "será responsable
del grueso del crecimiento global en los próximos años". "El futuro está ahí".
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Paparruchas: el futuro no está en un rascacielos, sino en
un campo de arroz, en un bosque intacto, en un manantial no contaminado. Como
Rusia, en la que tanto se inspiró, China practicó después de su revolución un
modo de desarrollo endógeno. Su acumulación originaria de capital, los recursos
para el despegue de su industrialización, las fábricas, se hicieron sobre las
espaldas, y frecuentemente sobre los huesos, de los campesinos. Lo que en
Occidente se hizo en 300 años y exportando violencia y excedentes humanos al
Nuevo Mundo, en estos países se hizo más rápido y en un proceso interno. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Hubo un momento en el que China era descrita con orgullo
como "la fábrica del mundo". En los últimos años se mira ese titulo con
preocupación. Poco a poco, los responsables políticos comprenden que en los
últimos 27 años, China se ha adherido a un modelo económico caracterizado por
grandes niveles de contaminación, emisiones y consumo de energía, combinado con
bajos niveles de eficacia y creciente dependencia exterior. Todo lleva a pensar
que el icono de Deng Xiaoping descenderá desde su actual alta cotización y que
el espíritu de Mao, naturalmente desprovisto de todo lo malo que Mao aportó
(fanatismo, antihumanismo, violencia), subirá enteros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por cada dólar que ingresa la fábrica global, China usa
tres veces más energía que la media internacional, y diez veces mas que Japón.
El país fabrica 7000 millones de pares de zapatos cada año, más de lo que la
humanidad puede calzarse a la vez, pero para comprar un solo avión "Boeing" debe
producir cien millones de pares de pantalones. La manufactura china consume
mucha energía y recursos, muchas emisiones y poco valor añadido. La mercancía se
va al extranjero y la contaminación se queda aquí. </DIV>
<DIV align=justify><BR>China es el segundo emisor mundial de dióxido de carbono
(CO2) y alcanzará en el 2009 a Estados Unidos en emisiones de ese gas, el
principal factor de calentamiento global. Dieciséis de las 20 ciudades mas
contaminadas del mundo se encuentran en China. Una tercera parte del país sufre
el efecto de la lluvia ácida. La mitad de las aguas en sus siete mayores ríos es
prácticamente inutilizable. Anualmente se registran unas 400.000 muertes
atribuidas a la contaminación del aire. Las perdidas medioambientales se estiman
-según las diversas fuentes- entre el 7% y el 20% del PNB en los últimos veinte
años. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La estrategia de urbanización comienza a ser puesta en
cuestión, porque es evidente que no hay recursos para sostener la
urbanización/crematística de 800 millones más. Desde el inicio de la reforma de
Deng Xiaoping, a principios de los ochenta, el número de ciudades ha pasado de
315 a 669. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Cada año se construyó una media de 760.000 kilómetros
cuadrados y cada año esa expansión del ladrillo y el asfalto aumenta a razón de
un 5,7%. La urbanización ha restado superficie agraria a una sociedad que
presenta la relación más critica del planeta entre (mucha) población y tierra
(escasa). Entre 1988 y 2000 los chinos han pasado de 0,0012 kilómetros cuadrados
per capita a 0,0010. En China no hay bosques ancestrales y son muy raros los que
tienen más de cien años. El 60% de las ciudades sufren escasez de agua, de ellas
110 con restricciones severas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Uno de cada diez chinos urbanos declara que la ciudad en
la que reside no es deseable para vivir y cuatro de cada diez se declaran
descontentos con la calidad del aire que respiran y consideran que la
contaminación afecta la salud de sus familias. El año pasado fue el peor para el
medio ambiente, con una media de un serio accidente de contaminación cada dos
días. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Claro que la catástrofe medioambiental no es ineludible,
pero es un hecho que todos los indicadores apuntan hacia un callejón sin salida.
China, que es un país capaz de acometer profundos cambios de ruta, no parece
tener futuro si sigue por esa vía, que es la nuestra. La gran enmienda a la
totalidad que corrija aquella anomalía histórica, inhumana e insostenible,
nacida en Occidente hace 300 años, tiene en China un escenario principal. </DIV>
<DIV align=justify><BR>De todas las civilizaciones, la china ha sido la más
longeva. Son especialistas en sobrevivir y vamos a necesitar de ellos.</DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>* Rafael Poch es el corresponsal en China del diario
barcelonés La Vanguardia. </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><BR><BR><BR> </FONT></DIV></BODY></HTML>