<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2900.2523" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 20 de marzo
2007 - Redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Cuba</FONT></STRONG><BR><BR><FONT
size=3><STRONG>Ser joven en Cuba: entre el rap, el escepticismo y la Revolución
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Los cinco encarcelados en EEUU: héroes
nacionales</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>La Red Avispa, un orgullo en La
Habana</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>La mayoría de los jóvenes reconocen los
valores revolucionarios, pero están cansados del discurso político. Piden
mayores libertades sociales y económicas. Creen que con Raúl Castro no habrá
cambios.</FONT></STRONG> <BR><BR><STRONG>Gustavo Sierra, enviado especial a
La Habana <BR>Clarín, Buenos Aires, 13-3-0</STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>El ron pasa de mano en mano y los chicos de la calle Neptuno
en Centro Habana van "calentando el pico". Hablan sin parar. Son seis
trabajadores de entre 23 y 25 años. Tres son negros, dos mulatos y uno blanco.
Todos tienen el secundario y algunos terminaron carreras terciarias. Todas las
tardes, cuando vuelven del trabajo, se juntan en la esquina "a ver qué
inventamos". El Ron Planchao, Silver Dry que va de boca en boca, viene en una
cajita de cartón de 250 milímetros y se consigue a 1,10 peso convertible (1,35
dólar), el más barato del mercado. "El que inventa mejor ese día, paga el ron",
explica Dismel con una sonrisa que casi le cubre toda su cabeza rapada.
<BR><BR><STRONG>- ¿Qué futuro ven para ustedes acá en Cuba?</STRONG><BR><BR>-
Ninguno, es la palabra que repiten los seis.<BR><BR>"Esto era el paraíso para
nuestros abuelos y se convirtió en un infierno para nosotros", larga Alex.
"Bueno, chico, no pa'tanto. ¡Es un infierno con playas y muchachas!", responde
Reinier. "Si, es un paraíso con rejas", termina Alejandro.<BR><BR>El principal
problema de estos chicos y muchos otros con los que conversé durante dos semanas
en Cuba es el de la brecha que se está creando entre los que tienen acceso al
peso convertible fuerte (CUC) y que se cotiza como un euro, a 1,10 dólar por
unidad, y los que no tienen esa oportunidad. Miles de jóvenes profesionales
dejaron sus carreras para trabajar en el sector del turismo, donde se consiguen
los CUC. Y otros miles (un 30-40% de la población, según estimaciones) viven con
el empobrecido peso cubano que se cotiza a 25 unidades por dólar. El otro
problema que todos señalan es el de la falta de libertades. "Mira, aquí se puede
hacer todo hasta que viene uno y te corta. Te tiran la muela (te engañan)",
comenta Miquel. Pero nadie planteó un cambio de sistema político.<BR><BR>Para el
segundo secretario de la Juventud Comunista, que representa a más de un millón
de jóvenes de la isla, Orlando Yero Travieso, "la esencia de la Revolución es no
conformarnos y plantear todos los temas, pero hay muchos muchachos que están muy
mal acostumbrados. Reciben todo, tienen educación, salud y comida gratis, y no
saben apreciar lo que tienen".<BR><BR><STRONG>- Pero los chicos no pueden viajar
afuera, no tienen acceso a Internet, no tienen para comprar las zapatillas de
moda que se venden libremente en las tiendas.</STRONG><BR><BR>La raíz de todo
está en el bloqueo criminal al que nos condena Estados Unidos. El acceso a
Internet lo vamos a resolver con una conexión a través de Venezuela, porque al
cable más cercano que pasa por el Caribe no nos dejan acceder. Viajar, pueden
hacerlo si se esmeran, si hacen deportes, si estudian. ¿Por qué van a viajar si
no hicieron nada para merecérselo? Y las zapatillas de 100 dólares no son
necesarias. Pueden tener otras muy buenas por un dólar —es la respuesta de Yero
Travieso.<BR><BR>Los universitarios no parecen discrepar demasiado de los chicos
trabajadores. A Daymaris, una estudiante de medicina, la encuentro cerca de la
facultad. "A la Revolución le tenemos que agradecer la posibilidad que nos da de
estudiar gratis. Mi abuelo era un guajiro (campesino), mi padre fue un
trabajador industrial y yo voy a ser una médica.<BR><BR>Eso no se consigue en
tres generaciones en cualquier país. Pero para llegar a este punto hubo que
hacer mucho sacrificio. Todos hicimos grandes sacrificios. Yo era pequeña, pero
me acuerdo de la falta de comida, electricidad, transporte, todo. Bueno, ahora
nosotros queremos vivir mejor. Tiene que haber una vida mejor. Estamos bien
agradecidos pero creemos que tenemos el derecho a estar mejor.¿Con Raúl? ¡Pero
si aquí no ha cambiado nada!", me cuenta Daymaris mientras caminamos hacia la
calle 23, donde tendrá que esperar "la guagua" (el colectivo) para regresar a su
casa en el barrio de Playa.<BR><BR>La música es una de las vías de escape de
estos chicos. En Cuba, la música brota hasta de entre las piedras de la antigua
fortaleza habanera. Miles de grupos de salsa, boleros y trova actúan cada día en
bares, restaurantes, hoteles. Pero los más chicos prefieren el rap, el hip-hop y
el ahora inmensamente popular reggaeton. En uno de los auditorios del Teatro
Nacional, con una magnífica vista a la Plaza de la Revolución se presenta
Anónimo Consejo, un grupo de hip-hop que tiene casi diez años de rodar. Hay más
de 400 chicos que intentan conseguir una entrada de 3 pesos convertibles (3,60
dólares). Kokino y Sakoú, los integrantes, cantan-dicen que "así no vale,
quítate la máscara, no me oprimas más" y hablan de las dificultades de viajar al
trabajo, contra la guerra, el valor de ser negro. "Nosotros lo empezamos a hacer
en la calle, en mi barrio. Hacíamos grabaciones caseras y las pasábamos a
nuestros amigos y un día nos animamos a presentarnos para grabar en el estudio
oficial. Nos sorprendió que nos dieran un pequeño espacio. Y eso es lo que la
gente quiere: expresarse. El hip-hop o el rap son perfectos para esto", me
cuenta Kokino mientras su productor y el responsable del teatro se aseguran de
que no vaya a tomar una sola foto por "razones de seguridad".<BR><BR>Exactamente
al lado del teatro, en un salón llamado Mi Habana, en ese mismo momento se
realiza otro tipo de fiesta. Es una "peña" de estudiantes de la Facultad de
Ingeniería. Ahí la música es sólo reggaeton con gran influencia puertorriqueña.
Escuchan a Gente de Zona, EdyK y Clan5-3-7. Me encuentro con tres chicos que
siguen en la puerta porque están haciendo una reventa de entradas. "Es la única
manera de hacernos unos pesos. Las compramos a 1 CUC (1,20 dólar) y la vendemos
a 3. Inventamos. Si no, no podemos venir", dice Asdrúbal mientras su mirada
sigue a tres rubias que acaban de bajar de un Ford 58 convertible para venderles
entradas. "Yo hago trabajo social, ahora estamos entregando unos televisores en
color para reemplazar a los antiguos soviéticos en blanco y negro. Pero lo que
gano no me alcanza para nada. Son 5 dólares y acá tengo que pagar un dólar por
una cerveza", continúa Dayton. "Y éstas son las mejores peñas, las chicas de
Ingeniería son las mejores. Hay que inventar cualquier cosa para venir. ¿De
política? ¡Noooo! Ya estamos hasta la gorra de política", remata Miquel, un
chico alto, bien formado, que viste una remera de última onda que le mandó un
primo desde Miami.<BR><BR>El rock está un poco más institucionalizado y se puede
escuchar en conciertos que se organizan en la denominada Tribuna
Antiimperialista, levantada frente a la Sección de Intereses de Estados Unidos,
y que termina en una verdadera barrera de mástiles y banderas negras colocadas
por el gobierno para tapar un cartel luminoso desde el que Washington quiere
hacer propaganda contra el régimen. Allí también se presentaron grupos de rap
como Los Aldeanos y Las Crudas. Este último es un grupo formado todo por chicas
y alguien me dice que lograron salir y están rapeando en Texas. <BR><BR>La otra
gran preocupación de los jóvenes intelectuales es el acceso a Internet y un
regreso de los represores del denominado "Quinquenio Gris". El embargo
estadounidense impide que Cuba se enganche en el cable de fibra óptica submarino
de Internet que pasa muy cerca de la isla. Todas las comunicaciones se hacen por
satélite y con un ancho de banda reducido. Las expectativas están ahora puestas
en un acuerdo firmado en enero entre Cuba y Venezuela para instalar un cable
submarino entre La Habana y Caracas. "Si estudias en un politécnico informático
tienes acceso gratis a Internet, de lo contrario dependes de si en tu trabajo
hay una computadora conectada. En las casas, casi nadie tiene", me cuenta
Adriana, una chica de 17 años que se prepara para entrar a la universidad. No
hay cibercafés, en los hoteles se paga 10 dólares la hora de conexión y un
servicio privado cuesta 1.300 dólares al mes.<BR><BR>El otro asunto, el de la
reaparición en la televisión de algunos de los más funestos funcionarios del
área cultural de los años 70, cuando cientos de actores, escritores, músicos y
artistas plásticos fueron perseguidos y expulsados de sus trabajos por ser
homosexuales o no cumplir con "los parámetros revolucionarios". Todo comenzó el
5 de enero, cuando en Cubavisión le hicieron un homenaje a Luis Pavón Tamayo,
que había presidido el Consejo Nacional de Cultura entre 1971 y 1976, famoso por
ser uno de los que prohibió la música de Los Beatles en la isla. Una situación
que creó el ambiente en el que se desarrolla la famosa película "Fresa y
Chocolate". Pero esta vez los intelectuales, jóvenes o víctimas de aquella
época, se levantaron y firmaron una carta abierta. Hubo unas ciertas disculpas
públicas y pareciera que el clima retrógrado sería una rápida nube gris por
encima de la bahía habanera.<BR><BR>Allí, en el Malecón, es donde cada noche —en
especial, viernes y sábado— se reúnen miles de chicos para tomar unas cervezas o
ron y armar algún plan. La mayoría de las veces, el plan es seguir allí tomando
algo de fresco y olvidando que no tienen los 5 CUC's (6 dólares) para entrar en
una discoteca. "A mí me da coraje que puedan ir a bailar sólo esos 'yumas', los
viejos pelados turistas y las chicas nuestras que los acompañan. Esos son los
únicos que pueden invitar y mi negrita se va con ellos", cuenta Ismaíl, bastante
amargado. "¿Y qué quieres tú, chico? ¿¡Que nos quedemos a aburrirnos contigo
aquí!?", lo desafía su amiga Mariela. Hablamos de la posibilidad de cambios, de
la comparación con otros chicos latinoamericanos o sus primos de Miami. Todos
son muy escépticos.<BR><BR><STRONG>- Dónde está el futuro?</STRONG><BR><BR>Para
aiá —me dice Ismail señalando el mar profundo que los puede trasladar a otras
costas.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Los cinco encarcelados en EEUU:
héroes nacionales</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>La Red Avispa, un orgullo en La
Habana</FONT></STRONG> <BR><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Rosa Freijanes y Elizabeth Palmeiro están sentadas frente a
mí y no paran de hablar de sus maridos y otros tres hombres que están
encarcelados en Estados Unidos y que son hoy los máximos héroes en Cuba.
"Queremos que los liberen. Pero también que tengan un juicio justo fuera de
Miami", dice Rosa. "Que los expulsen como hicieron con otros espías israelíes o
rusos", agrega Elizabeth.<BR><BR>Los esposos de Rosa, Fernando González, y
Elizabeth, Ramón Labañino, fueron condenados en el 2001 a penas que van desde 15
años hasta cuatro cadenas perpetuas. Se los acusa de "conspirar para espiar", de
no haberse inscripto como agentes extranjeros ante la Fiscalía General de
Estados Unidos, de poner en peligro la seguridad del país y de conspirar para
cometer asesinatos. La Justicia estadounidense dice que son los integrantes de
la denominada Red Avispa para espiar dentro del país.<BR><BR>Los servicios
secretos cubanos armaron la operación en 1990 con el objeto de intentar detectar
las posibles operaciones terroristas que se pudieran estar armando entre los
exiliados más radicalizados de la Florida. Primero enviaron a René González, un
joven piloto que tiene ahora 34 años, nacido en Chicago pero criado en Cuba. En
diciembre de 1990 González robó una avioneta en un aeródromo cercano a La Habana
y aterrizó en Boca Chica, Florida, diciendo que escapaba de la dictadura
castrista. Fue recibido con gran alegría por los exiliados y muy especialmente
por los que estaban organizando Hermanos al Rescate, un grupo anticastrista de
aviadores. <BR><BR>Poco después fueron llegando Gerardo Hernández, Antonio
Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González. Todos se adentraron sin mayores
problemas entre las agrupaciones del exilio. <BR><BR>"Estos cinco héroes nos
salvaron de varios atentados. Nosotros recibimos la información y la pasamos a
las autoridades estadounidenses. Ellos sabían perfectamente que ellos estaban
trabajando contra el terrorismo. Algún día la Historia va a contar cuánta
información que ellos consiguieron nosotros les pasamos a las más altas
autoridades estadounidenses y cuántas vidas se salvaron", explica Ricardo
Alarcón, el presidente de la Asamblea Popular de Cuba.<BR><BR>En setiembre de
1998 el FBI arrestó a los cinco hombres y comenzó un accidentado juicio que las
presiones de los exiliados de Miami impidieron que se realizara en otro estado
que no fuera la Florida donde ellos tienen influencia. El hecho ocurrió en
momentos en que había comenzado un discreto acercamiento entre La Habana y
Washington por una mediación del Nobel colombiano Gabriel García Márquez, amigo
personal de Fidel Castro y del entonces presidente Bill Clinton.<BR><BR>"Se
habían logrado progresos para que los liberaran, pero el hecho de que tuvieran
que devolver al niño Elián exacerbó a los exiliados de Miami y nuestros maridos
pagaron por su rabia de haber tenido que devolverlo a su padre en La Habana",
cuenta Rosa.<BR><BR>Hubo otro hecho importante: a Gerardo Hernández se lo
relaciona con el derribo de dos avionetas de la organización anticastrista
Hermanos al Rescate, que ayuda a los balseros que cruzan las 90 millas que
separan Cuba de Estados Unidos, pero que también hicieron al menos 20 vuelos
sobre territorio cubano para arrojar panfletos de propaganda contra el régimen.
En el ataque ocurrido cuando dos aviones de combate cubanos salieron al
encuentro de las avionetas y las derribaron, el 24 de febrero de 1996, matando a
cuatro personas. Ese día, después de que La Habana advirtiera a Washington por
un comunicado público que no iba a admitir más violaciones a su espacio aéreo,
las avionetas despegaron hacia la isla pese a ser advertidas por los
controladores militares cubanos que se acercaban a una zona
restringida.<BR><BR>"Nuestros maridos no cometieron ningún delito y menos de
sangre. Estaban allí para defendernos. Son unos héroes", asegura
Elizabeth.<BR><BR>Una campaña que intenta amplificar el gobierno. Las fotos de
los cinco hombres de la Red Avispa están en cada escuela, hotel y edificio
público de la isla. Y si esto fuera poco, hay varios murales pintados con sus
caras en las paredes del centro de La Habana, tratando de que sea un aguijón en
la memoria de los cubanos.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>