<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2900.2523" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 30 de marzo 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Venezuela</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Los abundantes petrodólares venezolanos,
junto a la empatía política de los gobiernos de Néstor Kirchner y Hugo Chávez,
arrimaron a muchas empresas argentinas casi a las puertas del
paraíso.</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT
face=Arial><STRONG>Tropicalísimo</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Cledis Candelaresi</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Suplemento Cash</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Página/12, Buenos Aires, 25-3-07</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Los prejuicios de muchos empresarios locales respecto de Hugo
Chávez son abandonados cuando se trata de celebrar millonarios contratos. Ya se
cerraron operaciones como el salvataje financiero de SanCor, la asociación
Enarsa-Pdvsa o el renacer de Astilleros Río Santiago. Desde pymes hasta los
exitosos de siempre, encabezados por Techint, Roggio, Cartellone, Pescarmona,
Grobocopatel, Cirigliano y Macri, están en primera fila para concretar negocios
en Venezuela.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los abundantes petrodólares venezolanos, junto a la
empatía política de los gobiernos de Néstor Kirchner y Hugo Chávez, arrimaron a
muchas empresas argentinas casi a las puertas del paraíso. O, al menos, a la
posibilidad de hacer negocios hasta hace poco impensados, como el salvataje
financiero de SanCor o el renacer de Astilleros Río Santiago, que construye dos
buques petroleros por 58 millones de dólares cada uno. Una prueba de ese
creciente vínculo es que en cuatro años se triplicó el superávit comercial a
favor de Buenos Aires, que cada vez le vende más y más variados productos a
Caracas. Así consiguió en el último año un saldo a su favor superior a los 700
millones de dólares vendiendo desde carne a hardware hospitalario. Argentina
también se perfila como una destacada proveedora de tecnología al país caribeño,
que utilizará inteligencia local para construir viviendas sociales, desarrollar
la industria metalmecánica o para sembrar soja. El plan chavista para reemplazar
gradualmente las naftas por el gas natural comprimido e invertir 1850 millones
de dólares en la industria del GNC habilitó la formación de empresas mixtas con
socios argentinos. Al calor de este maridaje económico, en este extremo del
continente se entusiasman desde pymes hasta los exitosos de siempre, listado
encabezado por Techint, al que se fueron sumando Roggio, Cartellone, Pescarmona,
Grobocopatel, Cirigliano y Macri, entre otros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta favorable perspectiva fue minando los prejuicios que
muchos empresarios locales tienen respecto de la administración chavista. La
presunta hostilidad del mandatario venezolano hacia el capital privado no talla
cuando se trata de celebrar contratos de servicio, como el cerrado por Gustavo
Grobocopatel, que proveerá know how para que Venezuela se autoabastezca de soja
y otros cereales en cuatro años.</DIV>
<DIV align=justify><BR>También se archivó la “ideología” cuando la mendocina
Impsa consigue colarse en el emprendimiento hidroeléctrico Macagua I y,
posiblemente, Macagua II, represas a orillas del río Carolín a las que proveerá
turbinas por más de 100 millones de dólares en cada caso. Desde que consiguió el
primer contrato, Enrique Pescarmona hasta eludió con esmero cualquier crítica a
la política kirchnerista, consciente de que su logro fue favorecido por la
gestión del Gobierno. Finalmente, tanto en este caso como en el de Grobocopatel,
no se trata de invertir a riesgo bajo las pautas del Palacio Miraflores sino de
venderle bienes o servicios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El otro estímulo que tienen las empresas locales es la
posibilidad de hacer buenos negocios con el dinero de ambos estados. Cammesa, la
administradora del mercado eléctrico mayorista argentino, compra para las
generadoras fueloil y gasoil a Venezuela, cuyo pago integra un fondo fiduciario
administrado por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de aquel
país. En los dos últimos años, allí se acumularon poco más de 390 millones de
dólares que, en virtud del Convenio Integral de Cooperación firmado el 6 de
abril del 2004, deben ser utilizados para la compra de productos
argentinos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así Medix pudo lo que nunca: exportar incubadoras por 23
millones de dólares; otros 50 millones fueron capturados por las grúas de Hidroé
y 113 se los llevaron los fabricantes de maquinaria agrícola. Una lista de
operaciones que también incluyó ganado en pie, los ascensores de Servas o el
software provisto por la filial local de Philips, entre otras.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las operaciones hechas en ese marco tienen algunos
alicientes adicionales, como que Venezuela adelanta el 30 por ciento del valor a
su proveedor argentino, que por esta vía consigue prefinanciarse. Amén que el
Estado venezolano puede reforzar el fideicomiso con recursos propios a voluntad,
sin esperar que Argentina le compre más combustible. El presupuesto local para
este año contempla unos 230 millones de dólares para la compra de carburante
venezolano que nutrirán ese fondo utilizado para comprar productos argentinos.
Pero si Chávez tuviera el ánimo de promover las importaciones desde este extremo
sur del continente, puede asignar una partida extra en cualquier momento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El convenio es un marco auspicioso, pero superado por la
prolífica relación bilateral. De hecho, no se honró estrictamente la pauta
original de usar el fondo para importar productos “agropecuarios y
petroenergéticos” argentinos porque, en este último caso, la competencia de los
norteamericanos resultó insuperable. Pero sí se vendieron alimentos por fuera de
este esquema a la estatal venezolana Coordinadora de Abastecimiento de Servicios
Alimentarios. Otra vía alternativa ha sido la singular operación cerrada con
SanCor por la cual la cooperativa fundada en Santa Fe repagará con leche en
polvo el préstamo de 135 millones de dólares otorgado por aquel país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La nutrida comitiva empresaria que acompañó en febrero al
presidente argentino a Puerto Ordaz se explica por el amplio abanico de negocios
que se está desplegando ante las firmas locales, a veces más prometedores que
los que pueden en su propia tierra. El del GNC es un caso testigo. Venezuela
encaró un ambicioso plan para reconvertir a gas natural comprimido los vehículos
particulares y todo el transporte público, incluida la flota oficial, de un
total superior a los 600 mil vehículos. La meta es llegar en el 2009 a propulsar
con GNC 312 mil unidades, número que podría duplicarse un poco después. De esa
manera, los venezolanos irían liberando el petróleo y sus derivados para la
exportación. El gas es igualmente abundante pero difícil de aprovechar si no se
consume internamente. Con ese objetivo, Pdvsa asignó 1850 millones de dólares al
desarrollo un parque industrial del rubro. Las fábricas mixtas de kits y
compresores a integrar con socios argentinos privados reservarán a la petrolera
el 51 por ciento en todos los casos y, en algunos, ésta será la única aportante
de capital. El programa oficial prevé que ese país regalará los equipos de gas a
los automovilistas venezolanos, que comprarán el GNC por un valor casi
simbólico.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otro beneficiario de este amplio programa es Claudio
Cirigliano, dueño del Grupo Plaza y operador de Trenes de Buenos Aires. Tatsa
(Tecnología Avanzada de Transporte Sociedad Anónima), su fábrica de carrocería
radicada en San Martín, está preparando un prototipo de colectivo propulsado a
gas que, de conquistar el aval venezolano, activará un programa de fabricación
de 1000 unidades para aquel mercado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tampoco se quedan atrás los constructores. Aldo Roggio
viajó con Kirchner en representación de la Cámara Argentina de la Construcción
junto a otros socios como Iecsa (grupo Macri), Homa, Cartellone, Pescarmona y
Electroingeniería, flamante socia de Enarsa para Transener. Este renglón de la
movida patronal se fundó en el afán de analizar cómo sumarse al plan venezolano
de construir 180 mil viviendas sociales por año y subsanar un déficit de 2,5
millones de casas. El Instituto Social de Venezuela tiene el presupuesto pero no
la tecnología ni la capacidad de gerenciarla y ahí tallan las firmas locales. El
otro gran anzuelo es el amplio programa de infraestructura, al que algunos
locales consiguieron sumarse disputándoles el negocio a otras firmas, como la
brasileña Oberdrech o la italiana Impregilo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El conocimiento local es a los venezolanos tan atractivo
como para los argentinos su subsuelo pródigo en hidrocarburos. En esta creciente
venta de tecnología también interviene activamente el Estado, a través de
empresas como Invap, que provee hardware para usos medicinales, y organismos
como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria o el Instituto Nacional de
Tecnología Industrial. El INTA hizo punta con un asesoramiento para mejorar los
rindes agrarios que complementará al de Los Grobo. Entre otros aportes, el INTI
auxiliará a Chávez a desarrollar la industria metalúrgica aguas abajo para
aprovechar allí mismo el acero que produce Sidor, de Techint, argentina pionera
en este desembarco en tierra de Chávez.
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Asociación ENARSA-PDVSA y los
negocios de Techint</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Petróleo y
acero</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Venezuela no sólo es para la Argentina una buena
alternativa para ampliar la frontera de los negocios privados sino, básicamente,
el reaseguro de conseguir combustible en la cantidad y momento que lo precise,
eso sí, a riguroso precio de mercado. Otra buena chance, quizá más contundente,
es la incipiente apertura de la riquísima Faja del Orinoco a la estatal Enarsa
que, a pesar de la escasez de capital para explotar el subsuelo argentino, está
a punto de trasnacionalizarse de la mano de Pdvsa. Los detalles de esta comunión
entre las dos empresas estatales aún no están definidos, pero hay dos cuestiones
fuera de duda: que la administración de Hugo Chávez formalizó el convite y que
cualquier emprendimiento en la Faja entrañará muchos cientos de millones de
dólares de inversión.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Procesar el petróleo extra pesado venezolano implicaría
también la construcción de una refinería cuyo valor supera los 2 mil millones de
dólares. Montos difíciles para Enarsa, cuyo principal capital hoy es un
intangible, como el derecho para explorar y explotar áreas offshore en la costa
argentina. Conociendo esa restricción, algunas petroleras privadas que operan en
el mercado local ya le acercaron a Julio De Vido la idea de asociarse a la
empresa pública para aportar dinero.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La asociación es una fórmula recurrente a la que apela
Pdvsa para el área de hidrocarburos, ahora con el fin de que el Estado gane
participación en ese rubro vital para su economía.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Bajo la amenaza cierta de tomar las plantas de
producción, Chávez obligó a reconvertir un grupo de contratos de servicios con
las petroleras privadas, que habían sido celebrados por anteriores gobiernos. La
fórmula impuesta le da a Pdvsa la mayoría accionaria, con el 60 por ciento. A
cambio, sus socios tienen un acuerdo por más plazo que el original y pueden
disponer libremente del 40 por ciento del crudo que produzcan. Casi todas
aceptaron las nuevas condiciones impuestas, salvo la norteamericana Exxon, que
vendió su contrato; la italiana Eni, que acudió al Ciadi; y la francesa Total,
cuyo campo fue tomado. Un proceso similar está comenzando en la Faja, zona a la
que Enarsa fue invitada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estos vericuetos negociadores son bien conocidos por
Techint, que a través de Tecpetrol opera varias áreas en Venezuela con contratos
reconvertidos. El holding de la familia Rocca también conoce el paño a través de
la acería Sidor, con la que el destino le dio oportunidad de un desquite. El
grupo había construido esa planta en la década del ‘70, a través de un contrato
de obra pública que, inflación mediante, le resultó un negocio pésimo. Años
después, y privatización mediante, la trasnacional argentina se alzó con la
planta como adjudicataria. A fines de 2006 se avino a la exigencia chavista de
pagar muy por encima del valor de contrato el hierro que le compra a la estatal
Ferrominera. Aun así, Paolo se muestra como un inversor entusiasta en Venezuela.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>