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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 4 de abril
2007 - Redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Unión
Europea</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Todo por la libertad
empresarial</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG>Maastricht se ocupa de imponer el desmantelamiento
de los derechos del trabajo y de los sistemas sociales en los diferentes países
de la Unión. ¿Un ejemplo? Está prohibido actuar para que sean comunes los
derechos sociales. </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Angela
Klein *</FONT></STRONG><BR> <BR><STRONG>Sin Permiso y La
Haine</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducción de Ricardo
González-Bertomeu</STRONG> <STRONG>para Sin
permiso</STRONG><BR> <BR></FONT><FONT face=Arial size=2></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>La puesta en competencia recíproca de
trabajadores, sistemas sociales y niveles tributarios es una de los desafíos
centrales que nos plantea la globalización de los mercados financieros y de las
cadenas de producción. Contrariamente a los capitales, que por medio de la
comunicación electrónica se desplazan en pocos segundos de un punto al otro del
globo, los trabajadores no pueden gozar de la misma movilidad. Cada crisis de
sobreproducción conoce la paradoja por la</DIV>
<DIV align=justify><BR>cual en un período de impulso económico y beneficios
altos para los accionistas, los despidos siguen en aumento, sobre todo en los
sectores donde el trabajo está todavía relativamente protegido. Pero cuando,
como hoy, la circulación del capital ya no está sujeta a controles y los
mercados son desregulados, esta paradoja se hace más aguda que nunca.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Accionistas contra trabajadores</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Tomemos el caso muy reciente de la Airbus. Esta compañía
que pertenece a un verdadero complejo industrial europeo, la Eads, tiene pedidos
garantizados por cinco años y sus utilidades sólo para el año 2005 suman 2 mil
850 millones de euros: un incremento del 17%. Beneficios máximos, entonces; sin
embargo, a los accionistas no les bastan, porque las utilidades de las
inversiones llegan después de casi 8 años. Los accionistas piden tiempos más
cortos y, por lo tanto, que los contratos de trabajo por tiempo indeterminado
sean convertidos en contratos a plazo, precarios. Por esto, se amenaza con
despedir hasta a 22.000 trabajadores. Pero el competidor principal, la compañía
Boeing norteamericana, hace lo mismo, y amenaza con despedir a 7.000
trabajadores entre el 2008 y el 2009.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como de Airbus podemos decir lo mismo, mirando desde
Alemania, de Volkswagen, Telekom, Bayer, etc. La competencia desenfrenada pone
en jaque todo tipo de resistencia sindical y obrera que se limita a un nivel
local o nacional.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La UE se ocupa de deshacer los sistemas
sociales</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En cuanto a los sistemas sociales, la situación no es
mejor, aun cuando los mecanismos sean diferentes porque tienen que ver con los
sistemas estatales en los que la competencia no tiene un rol tan prominente. Es
aquí donde entra en juego la Unión Europea: los dictados de Maastricht imponen a
los gobiernos reducciones drásticas del gasto público y regalos tributarios
fabulosos a los empresarios. Para pagar esta política de enriquecimiento de los
ricos se trata de obtener dinero de otras partes. Se lo obtiene de los
desocupados, de los enfermos, de los jubilados, de los jóvenes en formación, del
trabajo. Y se convierte un bajo nivel de gastos patronales en constricciones a
trabajos de cualquier tipo a cualquier precio, liquidando derechos elementales a
la protección contra la desocupación, y los pocos o ningún impuesto, en factor
positivo para atraer inversiones. La UE no tiene competencias sociales
directas, ni las quiere. Quiere que los sistemas sociales y los sistemas
fiscales continúen siendo de competencia puramente nacional – en Alemania, con
las leyes Hartz para los desocupados, incluso se baja todavía un escalón: se
apunta a volver responsables a las comunas de mantener a los desocupados.
Hablando claro, esto significa que se tiende a situaciones como las que se dan
en Inglaterra o en Polonia: si la Comuna tiene dinero eres afortunado y te paga
apenas lo necesario para sobrevivir, si no lo tiene, estás listo. La idea
maestra de la UE, con sus tratados de Maastricht, Niza y Amsterdam, todos
englobados en el tratado constitucional que ahora nos impone la cancillería de
Merkel, es aquella: para las exigencias del capital (la así llamada "economía")
–o sea para desreglamentaciones, moneda común, protección contra los mercados
americanos o asiáticos o africanos, control de flujos externos sobre el
mercado de trabajo, rearme – se piden normas europeas, que se substraen al
control de los parlamentos nacionales; mientras que para las exigencias de los
trabajadores, desocupados e inmigrantes está incluso prohibida la creación, a
nivel europeo, de condiciones comunes de vida y trabajo. El tratado
constitucional conoce en la Parte II (Carta de los derechos fundamentales) la
"libertad del empresariado", veta, en cambio, una política por niveles iguales,
o comparables, de tasación, y una adecuación de los niveles de protección
social. Esto podría entrar en contradicción con la libertad empresarial y
"desviar la libre competencia".</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los Tratados de Roma, 50 años atrás, figuraba todavía
la idea de que Europa debía servir al progreso económico y social de todos sus
ciudadanos y que las condiciones de vida debían ser progresivamente adecuadas
hacia lo alto. Esta idea no sólo ha desaparecido de los nuevos tratados, sino
que se ha transformado en su contrario: todas las medidas de la Comisión europea
para hacer equiparables los niveles de vida y de impuestos, tienden al objetivo
de incitar la competencia y bajar el costo laboral.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>«¿Paso a paso adónde?», preguntan los
escandinavos</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Qué hacer? Es necesario salir de la UE, que es una
máquina de destruir el estado social – responden nuestros amigos escandinavos,
que gozan todavía de niveles de protección más altos que, con justicia, quieren
preservar. En sectores de nuestra población se expanden, en cambio,
consideraciones racistas del tipo: pongamos juntos sólo a los "buenos" europeos,
los ricos, en lo que respecta a los otros han hecho méritos, quizás, para ser
explotados, no para ser ayudados (los polacos, por ejemplo, ni hablemos de los
rumanos o de los búlgaros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Gracias a la globalización del capital, pero también a
decisiones políticas explícitas tendentes a volver imposible otra guerra
europea, hemos alcanzado en nuestro continente un nivel de integración económica
y política que, aun cuando defectuosa, podríamos disolver sólo a costa de nuevas
guerras – económicas, políticas, quizás incluso militares. El 70% de las leyes
hoy votadas en nuestros parlamentos nacionales tienen su origen en Bruselas. El
rol "independiente" (del control parlamentario) del Banco central europeo es
objeto de fuertes</DIV>
<DIV align=justify><BR>críticas, ¿pero quién propone seriamente reintroducir
barreras y aduanas entre los países de la UE? ¿Quién quiere prohibirle a un
abogado italiano instalarse en Suecia, como hacen tantos médicos alemanes? ¿Y la
moneda común? No es la moneda, en realidad, la que crea los problemas, es la
política económica. Pero ésta no se hace en Bruselas, sino más bien en todas las
capitales europeas, porque los verdaderos señores de esta Europa siguen siendo
los grandes complejos industriales y los aparatos políticos que deciden a su
favor (más a nivel nacional que europeo).</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El peso político de las
experiencias</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Entonces qué hacer? Los autores de la "Carta de
principios por otra Europa" proponen una solución internacionalista: derechos
sociales iguales para todos en todos lados. No sólo para quien ya hoy goza de
ciudadanía en la UE, sino para todos los residentes. La vieja idea según la cual
el progreso económico debe ser usado para aumentar y adecuar hacia lo alto los
niveles de vida de todos debe finalmente realizarse. No podrá hacerse apoyándose
en mecanismos institucionales creados para obtener lo contrario; queremos nuevos
mecanismos que combinen los derechos de los pueblos a la autodeterminación con
la busca a nivel continental de soluciones comunes para los problemas que
tenemos en común. Concentrándonos en los derechos sociales mencionamos sólo un
nivel común europeo de salario mínimo, un nivel común de prestaciones
sociales en caso de desocupación, de enfermedad, para las jubilaciones, la
educación gratuita, y servicios públicos extendidos y de calidad. La reducción
del horario de trabajo a 35 horas semanales para todos en toda Europa, derecho a
huelga y contratos colectivos de trabajo a niveles incluso supranacionales,
etc.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La «Carta de principios» exige que Europa sea construida
de manera diversa. Pero para hacerlo se requiere de la acción social, común, de
los movimientos, de los sindicatos. La dimensión europea de la lucha social debe
volverse común en nuestras intervenciones, con la huelga europea y las campañas
contra las directivas de la Comisión (como la Bolkestein) y contra la
militarización de Europa.</DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>* Nota de Correspondencia de Prensa:</STRONG> Angela
Klein, militante de la izquierda anticapitalista de Alemania, activista en el
movimiento europeo contra el desempleo y la precariedad. Integra la redacción de
Sozialistische Zeitung: <A
href="http://www.soz-plus.de">www.soz-plus.de</A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información
difundida por Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios,
redes alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda.
Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>