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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 9 de abril 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Responsabilidad primaria de Sobisch
pero el gobierno de Kirchner tiene lo suyo<BR></STRONG></DIV></FONT>
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size=3></FONT></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Al maestro lo
mató el proyectil, el plan económico y el ingreso
desigual</FONT><BR></DIV></STRONG></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Emilio Marin
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>La Arena y
Argenpress</STRONG><BR><BR><BR>Ahora que ocurrió la tragedia, el gobierno de
Neuquén y gobierno nacional ponen caras de compungidos y dicen lamentar la
muerte del maestro. Ambos derivan la culpa sobre el sargento que apretó el
gatillo. ¿Y el plan económico monopolista?<BR><BR>Carlos Fuentealba era profesor
y había nacido en San Martín de los Andes. Ejercía la docencia en Neuquén, tenía
41 años, estaba casado y tenía dos hijas. Hay que emplear los verbos en tiempo
pasado porque lamentablemente el profe de química ya no podrá dar clases. Fue
alevosamente asesinado por un policía que le disparó a dos metros de distancia,
de atrás –como matan los cobardes-, con un cartucho de gas lacrimógeno que
impactó en su nuca. Ese gas hace llorar a la gente que lo respira. Este gas ha
hecho llorar a muchos argentinos, aunque sus pulmones estuvieran muy lejos de
ese cruce de la ruta 22, donde los huelguistas reclamaban por un sueldo digno y
blanqueos.<BR><BR>El supuesto autor del disparo, sargento de la policía Daniel
Poblete, está detenido. La fiscal Sandra Taboada juntará las pruebas que lo
incriminen efectivamente o no, y esa detención procura abrir una válvula para
que pierda presión la situación política. ¿Será así? El lunes habrá un paro
masivo en la docencia de todo el país, luego del llamado efectuado por CTERA,
cuya dirección venía siendo cuestionada debido a su falta de compromiso con los
conflictos en la Patagonia y otras latitudes.<BR><BR>Se sabía que el dueño del
pulgar que jaló del gatillo, el pasado miércoles, iba a terminar detenido.
Sobisch, en su demorada conferencia de prensa del jueves, para sacarse el fardo,
había dicho que “al culpable le va a caer todo el peso de la ley”. ¿Acaso el
mandatario podía tirar la primera piedra? Es que en esa misma rueda había
admitido que él dio la orden a la policía de evitar que los docentes cortaran la
carretera. Con su lógica, él es inocente. La muerte del maestro habría ocurrido
porque hubo un exceso y un error, una explicación que los argentinos ya han
escuchado de labios de dictadores como Jorge R. Videla para dar cuenta de los
30.000 excesos.<BR><BR>Está muy bien que la fiscal Taboada investigue al
sargento de “gatillo fácil” y a otros uniformados que pueden haber hecho los
disparos. Esta gente tiene una puntería envidiable. Generalmente trastabilla, se
le cae el arma, se le dispara involuntariamente, etc, pero delante suyo se
desploma un desocupado, un manifestante o simplemente un maestro, con un agujero
en la cabeza.<BR><BR>Ya lo había dicho el enorme Rodolfo Walsh: la cloaca
bonaerense es “la secta del gatillo alegre y los dedos en la lata”. Se quedó
corto. La policía es muy parecida en todo el territorio y sobre todo si tiene
como gobernador a personajes como Sobisch.<BR><BR><STRONG>Renta y
tiros</STRONG><BR><BR>El neuquino está atravesando su segundo mandato y está
candidateado por la derecha para las presidenciales de octubre. Alguna vez una
cámara oculta lo mostró negociando la aprobación de leyes con diputados de la
oposición a cambio de prebendas. Como la justicia suele ser genuflexa con los
poderosos e impiadosa con los débiles, Sobisch no fue a parar a ningún calabozo
pese a la cámara indiscreta y varias pruebas en su contra. Más, fue premiado con
un segundo mandato.<BR><BR>Su continuidad en el poder estuvo determinada por los
negociados con que favoreció a Repsol-YPF. En junio de 2000 el gobernador
anunció en Madrid los términos de la negociación con la petrolera, según la cual
se le extendía por diez años, hasta 2027, la concesión de gas y petróleo,
especialmente provechosa en el área Loma de la Lata.<BR><BR>Quién ganó y quién
perdió es de fácil lectura. A Neuquén le ingresaron 100 millones de dólares y a
la Nación 300 millones; la empresa tendría un plus de entre 37 y 39.000 millones
de verdes billetes a lo largo de la década de regalo. Esa operación no sólo
generó sonrisas entre Alfonso Cortina, por entonces titular de Repsol, y el ex
ministro de Economía José Luis Machinea. El ladino Sobisch también festejó y
tendría sus millonarias razones.<BR><BR>La privatización de hidrocarburos está
asociada en nuestro país al vaciamiento del patrimonio público y, sin solución
de continuidad, a la desocupación, con variadas consecuencias de la muerte. No
fue casualidad que en esos parajes neuquinos florecieran los primeros cortes de
ruta de los ex ypefianos, que pasaron de la prosperidad a la pobreza. Y que,
tras las órdenes de los gobiernos de la época, llegaran los primeros velorios,
como el de la trabajadora doméstica Teresa Rodríguez, muerta en Plaza Huincul,
el 12 de abril de 1997.<BR><BR>Sobisch argüirá que él no estaba en el cargo. Es
verdad, gobernaba Felipe Sapag, del mismo partido oficialista, el Movimiento
Popular Neuquino. Desde entonces el MPN se fue orientando a la línea de “mano
dura”, o peor aún, del “meta bala” a la protesta social. Cualquier duda se puede
consultar con los fogoneros de entonces, los siguientes piqueteros, los
ceramistas de Zanón, los docentes agredidos en varias oportunidades –en una con
anuencia policial y utilización de matones de la UOCRA-, los mapuches, vecinos,
etc.<BR><BR>En los últimos tres años Sobisch cristalizó una alianza política y
personal con Mauricio Macri y Juan Carlos Blumberg. Este último, representante
del Manhattan Institute y a favor de una “policía brava” como la neoyorquina,
celebró contratos con la gobernación neuquina y la cordobesa de José M. De la
Sota, sus dos gobernadores favoritos.<BR><BR>Lo ocurrido este miércoles en
Neuquén no fue casualidad. La derecha fascistoide viene pregonando desde años
que a las protestas hay que acallarlas a palos, a tiros, como sea.
<BR><BR><STRONG>Responsabilidad de Kirchner</STRONG><BR><BR>Luego de guardar
mutismo por un día, Néstor Kirchner dio sus impresiones sobre la muerte de
Fuentealba. Luego de expresar su dolor, pena y pesar, el presidente rechazó “la
violencia y la represión como forma de enfrentar las protestas”. Abundó en que
“nosotros abogamos por una convivencia ciudadana pacífica y siempre hemos
repudiado la violencia, venga de donde venga”.<BR><BR>El sentido de esas
declaraciones fue diferenciarse de la política sobischista, pero con un dejo de
la teoría de los dos demonios, perceptible cuando Kirchner aludió a “la
violencia y la represión”. ¿Acaso quería criticar a la supuesta violencia de los
maestros por sus cortes? ¿Estaba sugiriendo que Fuentealba era un
violento?<BR><BR>La sospecha de que el patagónico estaba aludiendo a dos
fenómenos igualmente negativos no son suposiciones de este cronista. Unos días
antes, frente a la movilización docente y de otros gremios estatales en Río
Gallegos, Caleta Olivia y otras localidades santacruceñas, reaccionó airado. En
esa ocasión Kirchner calificó de “extorsionadores” a los trabajadores y a
quienes se solidarizaban con ellos, como el obispo Juan Carlos
Romanín.<BR><BR>Sin llegar al nivel de violencia policial utilizado por Sobisch,
la actitud del vicegobernador kirchnerista Carlos Sancho y del PEN que
militarizó Río Gallegos con la Gendarmería no se puede calificar como de
política de “persuasión y disuasión”.<BR><BR>Y aún considerando que la
administración Kirchner no tuviera nada que ver con Neuquén y en Salta, donde
también hubo durísima represión contra los docentes, ¿acaso no puede hacer nada
positivo por esos trabajadores? Si fuera por el ministro Aníbal Fernández, no.
“La Nación no puede meterse en la crisis (neuquina y salteña) porque cada
provincia es dueña de su poder de policía”, dijo el ministro Pilatos, perdón, el
ministro político.<BR><BR>Es obvio que el PEN tiene su cuota de responsabilidad
en el asunto. Si en Neuquén se dispara contra maestros, en Salta se tira con
balas de goma y gases lacrimógenos contra los docentes, en Córdoba se reprime
cuando los gremialistas se oponen a la concesión del agua potable, en Buenos
Aires se golpea a los sin techo que ocupan terrenos y a los vecinos que se
oponen al basurero en Brandsen, en la Capital se golpea a los ambientalistas que
protestan contra la pastera Botnia, etc, por poner sólo algunos ejemplos, es
señal inequívoca de que hay una política nacional en la materia. Y no meramente
neuquina<BR><BR>Por otra parte, la política salarial y educacional es parte
esencial de la administración nacional, que ya sabía desde febrero que
aumentando a 1.040 pesos de bolsillo la remuneración del maestro -gran parte en
negro- no satisfacía los reclamos.<BR><BR>El mismo día que balearon a Fuentealba
los diarios informaban que la recaudación había registrado otra fuerte suba en
marzo, 33,3 por ciento. Pero el maestro no iba a recibir su parte del superávit
fiscal. Para él había un proyectil.
<HR>
<STRONG><FONT color=#000080 size=3><EM>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </EM></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT color=#000080
size=3><EM>germain5@chasque.net</EM></FONT></STRONG></A>
<HR>
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