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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><EM><FONT color=#800000
size=6>Correspondencia de Prensa</FONT></EM><BR>Año IV - 12 de mayo 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Venezuela</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>La partidización
del movimiento popular </FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT
size=3></FONT></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Si triunfa el
masivo y pasivo sometimiento partidizante morirá el proceso revolucionario con
él, si se impone una disposición de lucha cuya verdadera y única identidad sea
el asumirse pueblo pobre, el oprimido de siempre que desde ningún aspecto
aceptará otra cosa que la causa libertaria y patriótica, la revolución tendrá un
inmenso futuro por delante.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Roland Denis</FONT></STRONG> </FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>Aporrea </STRONG></FONT></DIV>
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href="http://www.aporrea.org/"><STRONG>http://www.aporrea.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>La Haine</STRONG></FONT></DIV>
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href="http://www.lahaine.org/"><STRONG>http://www.lahaine.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>I.</STRONG></DIV><STRONG></STRONG>
<DIV align=justify><BR>Antes de comenzar quisiera sincerar uno o varios
sentimientos que me afloran a la hora de escribir para la lectura del reducido
número de camaradas que pasan regularmente por el portal de aporrea, es decir
ustedes hermanxs, y que leen este tipo de artículos, muy particularmente uno más
como este que tiene por objetivo debatir desde una perspectiva crítica la
propuesta del partido unificado hecha por el presidente. La primera sensación es
de una terrible impotencia por la ausencia de debate o miedo al debate libre y
descarnado al respecto de este tema. ¿Existe alguna causante que de explicación
a esto?. Probablemente sí. De pronto sin razones palpables y justificables, sin
que se evidencie panorama político o geopolítico alguno que lo justifique, mucho
menos argumentos teóricos, ideológicos, programáticos que a estas alturas de la
lucha revolucionaria sirvan de cobertura a tales posiciones, lo que era un campo
abierto debate de diversidades comprometidas en un mismo objetivo revolucionario
(patrimonio hermoso y virtuoso de nuestra revolución) en cuestión de semanas se
ha achicado hasta el punto de hacer de la crítica, de la diferencia, del
posicionamiento alternativo, un hecho de traición.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como lo recordará hace algunas semanas nuestro amigo
Mario Silva de una manera totalmente descontextualizada, haciendo referencia a
lo que fue una línea de hierro y perfectamente comprensible en la Cuba de 1962,
hace ver que aquí también –en nuestro tiempo e historia- vale el principio de
que “disidencia es traición”. ¿Verdad?, pues no creo que es así mi amigo, aquí
más bien pareciera que la disidencia revolucionaria y de base se ha convertido
en bendición de honestidad. En fin, era divino oír al presidente sacarle la
madre a ciertos partidos políticos que han querido explotar a su provecho
político y bursátil lo que ha sido el esfuerzo militante de centenares de miles
que nada tienen que ver ni quieren saber nada de partidos. Sin embargo ya en esa
crítica por su forma y tono parecía anunciarse un paso más allá que era temor de
muchos. Y en efecto en pocos días aquella sarandeada a quien se la merece se
extendió en forma de criminalización maniquea hacia todos los campos de
autonomía que han empezado a expresar modestísimas críticas o reservas frente a
la propuesta de partido o sencillamente hacia lo que es el ejercicio de gobierno
de algunos ministerios y esferas de gobierno; critica hecha precisamente en
nombre de la autonomía de clase y el compromiso revolucionario. A estas alturas
la misma reivindicación de autonomía orgánica y política de los movimientos de
clase termina siendo cuestionada y criminalizada en palabras del compañero.
Estas posiciones-estas personas-estos colectivos, el 1 de Mayo frente a los
trabajadores petroleros se convirtieron en palabras de Chávez en
“socialtraidores”, recordando las palabras de Trotsky a propósito de la traición
stalinista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Más que una sensación de frustración y rabia que
obviamente existe o la propia sensación de impotencia original, la sensación a
la cual me refiero es de incomprensión total. Demasiadas cosas inadvertidas y
con las cuales no necesariamente hemos estado de acuerdo, nos ha tocado
interiorizar y asumir en estos cortos ocho años de gobierno bolivariano, hasta
comprenderlas. Ahora, ¿por qué empiezan a criminalizarse las posiciones críticas
de quienes han sido en muchos casos la primera línea de defensa de esta
revolución sin pedir a cambio ni cargo ni privilegio?. ¿Qué sentido tiene todo
esto?. ¿Si estamos a pocos días de que reaparezca en nuestro país un nuevo
contexto de confrontación de clases ¿qué sentido tiene hacer uso del sinsentido
del “o conmigo o contra mí”?. Chávez compañero, la revolución bolivariana no le
pertenece ni a usted ni a nadie en particular, le pertenece al esfuerzo
multitudinario de la esperanza rebelde, creadora y trabajadora de nuestro
pueblo, y es así que usted mismo lo ha asumido. La historia real nos trasciende
a todos e incluso a usted. Le pido por favor, por la revolución que usted y
nosotrxs defendemos y construimos, no hundirse en el absurdo de criminalizar
todo lo que disiente por el solo hecho de disentir, de criticar, de decirle
¡no!, incluso a usted. Discrimine mejor en sus acusaciones que definitivamente
hay gentes, movimientos, frentes, uniones, tendencias, que nada tienen que ver
con el oportunista de Ismael García o el mafioso del gobernador Martínez. Y esto
no lo digo porque ¡hay me duele que usted diga eso!, ¡hay no trate así a los
comunistas o a los sindicalistas que son buena gente!. No hermano, lo digo
porque de repente y un día y muy tarde nos podemos dar cuenta que en vez de
seguir trabajando juntos en función de los grandes objetivos revolucionarios que
nos unen terminamos confundiendo tales cometidos en una suicida sacralización
del poder y la persona. Si me permite un consejo compañero: léase o vuelva a
leerse el formidable ensayo de Rosa Luxemburgo (a quien tanto invoca) sobre la
revolución rusa, allí donde ella después de reafirmar su apoyo total, su
admiración, por la revolución obrera-campesina naciente, al mismo tiempo no deja
de ser implacable con Lenin y Trotsky frente a los desmanes dictatoriales que ya
ellos comenzaron a implementar dentro de su partido y el papel de este en la
sociedad. Y sobretodo, no pase por alto el extraordinario sentido de la
libertad, de la democracia y del papel de la crítica en un proceso
revolucionario, desarrollado y defendido en este ensayo. Ensayo escrito apenas
en 1919, año de su muerte en batalla.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>II.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Vayamos ahora más allá de las sensaciones y entremos una
vez más a ver que aportamos a la razón concreta. La propia evolución en los
cortos meses de haber sido hecha la propuesta partido, implica de manera
inequívoca una absoluta partidización del movimiento popular. Los supuestos
cuatro millones de militantes, la absorción por parte de este de todo el
espectro organizado de lo que nosotros llamamos “pueblo bolivariano”:
movimientos populares, sociales, de trabajadores, poderes populares, aunque solo
se manifieste como intención y obligación ético-política por boca del
presidente, nos dibuja de manera clarita la pretensión partidizante. Con esto,
el socialismo del siglo XXI en su versión venezolana, regresa o al menos entra
en el inminente peligro de reproducir uno de los mitos mas corrosivos y
contrarrevolucionarios del socialismo de comienzos del siglo XX; creer que el
“partido” sustituye la totalidad de la clase, que en sí mismo es él quien la
representa, la unifica y la dirije, así se eleve una versión más “light” de
dicha concepción. Aquella idea de que solo “en el partido” la clase obrera, la
clases subalternas, adquieren su condición de sujeto revolucionario, de “clase
para-sí” en palabras de Lukacs, renace e ingresa al terreno del socialismo del
siglo XXI a sorpresa de todos. Y tenía que ser así porque lo único que se
evidenció con estos partidos es que no eran las clases explotadas sino la
burocracia la que en el partido adquiría su condición de “sujeto para sí”. En
estos partidos “unicos” fue la burocracia la que tomó conciencia de su enorme
poder y condición dominante en la sociedad, siendo el partido más que el aparato
de estado en sí mismo su instrumento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La dicotomía “o partido o anarquía” no aporta
esencialmente nada al problema de la unidad de clase y la formación del sujeto
revolucionario, ya que es una dicotomía totalmente falsa, y en el caso
venezolano como de la revolución bolivariana una dicotomía que destroza todo el
acervo histórico que la ha hecho posible, desde el 27 de febrero hasta hoy
pasando por el milagroso levantamiento popular del 13 de Abril, momentos donde
fueron los partidos los que salieron corriendo. Este tipo de dicotomías más bien
convierten el problema de la unidad y la acción revolucionaria en un formalismo
burocrático y mediático muy típico del instrumentalismo y del administrativismo
propios del capitalismo en todas sus épocas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero aún así, en el caso de la formación del PSUV esta
situación de acentúa si la comparamos con la formación de otros “partidos
únicos”. Si tomamos el ejemplo de la formación del PC cubano, allí no solamente
nadie está ni fue obligado ni está obligado a pertenecer. Por el contrario, la
pertenencia al menos hasta donde conocimos esta experiencia pasaba por un
conjunto de exigencias morales y de sacrificio personal que hace del partido un
lugar, al menos en principio, de máxima condensación de la disposición
revolucionaria del colectivo social, haciendo del mismo no una obligación sino
un premio a la voluntad revolucionaria. Allí donde ella se filtra y recoge a
quienes mejor encarnan los principios ético-políticos que eleva la revolución
como causa de los oprimidos. No se si aún esto es así en Cuba después de 17 años
de conocer de cerca aquello. Pero por dar un ejemplo: compartiendo en su casa
con el entrenador del equipo nacional de ping-pong de Cuba (año 1990), en algún
momento le pregunté si él era militante del partido. Su respuesta fue: “nunca he
tenido el honor”. En otras palabras, nunca pasó la prueba de la militancia,
siendo la militancia un hecho que honra la persona.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si el partido en Cuba además de esto ha sido utilizado
para el ejercicio despótico, privilegios sociales, imposturas de poder, muy
probablemente sea verdad, razón por la cual las corrientes que ahora nombran
como “anárquicas” nos hemos diferenciado siempre de la tesis de partido como
instrumento de mediación política. Sin embargo, esta no es la discusión en este
caso, lo que queremos resaltar es que el PSUV, así se llenen de afiches y frases
de Mariátegui, del Cristo de los pueblos y del Che, hace todo lo contrario que
supone la buena tradición leninista: hace de la militancia por la liberación una
obligación rebajada y vaciada al punto de obligar a muchos a inscribirse por
medio del chantaje de conservar del puesto de trabajo. “El que no se inscriba
esta botado”, y que no digan que no es así porque esto se repitió mil veces en
diferentes sitios de la administración pública este fin de semana (5 y 6 de
Mayo). Igual se hace con la base perteneciente a los espacios de organización
popular, donde el emplazamiento “estas con Chávez o no estas con Chávez”, “estás
conmigo o no estas conmigo”, dicho por el mismo Chávez, intenta poner entre la
espada y la pared a toda la buena voluntad militante que sobra en nuestros
barrios y que no necesitan para nada “de partido”, ni hablar del problema de la
personificación de la revolución que esto implica. En otras palabras, el proceso
de partidización que ahora empezamos a vivir en el campo bolivariano esta
negando de plano todo lo mejor de las buenas tradiciones revolucionarias,
fallidas o no, las compartamos o no. Esta convirtiendo “al partido de la
revolución” en un partido de borregos y sumisos, profundamente antiguevarista
donde no vale ni importa para nada la prueba de disposición sino la prueba de
sumisión de cada quien. Lo que se está premiando es el acto de sometimiento y no
la demostración de rebeldía y compromiso. Eso es la muerte de la organización
revolucionaria llámese partido o como quieran llamarla y concebirla.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Dos historias entonces se enfrentan y se ponen cara a
cara ahora que forma el PSUV. La primera es la historia de un movimiento popular
que desde los años 80 luego del colapso político de los partidos revolucionarios
y frentes insurgentes, empezó a recomponerse lentamente convirtiéndose en el
fabricante, cualificador y garante de la revolución bolivariana. Un movimiento
que se reconfigura sobre el caos social y organizativo producido por la
maquinaria capitalista y sus políticas neoliberales y marginalizantes. Un
movimiento que se hizo sin tradiciones ni instrumentos orgánicos que le permitan
dar continuidad y organicidad propia. Tuvo que hacerla e inventarla
prácticamente de la nada, crear sus fortalezas desde la ausencia de historia y
desde la radical exclusión de todo el espacio de la pobreza. Un movimiento
popular que ahora intentan partidizarlo pero que a su vez empieza la obra de la
formación de importantes síntesis campesinas, obreras, sociales, urbanas;
movimientos socio-políticos con un fortísimo debate alrededor de la construcción
socialista y la autonomía de clase. La otra historia es el intento de
partidización y vaciamiento de todo este proceso histórico: la vemos en una
alfombra impersonal y masiva “rojo-rojita”, dirigida por todos los oportunismos
políticos y degradaciones morales que ha acumulado esta revolución (con
excepciones por supuesto pero que no cambian en nada el panorama). Hecha desde
algo que jamás habíamos vivido en esta historia bolivariana: ya sean los
Círculos Bolivarianos, las UBES, ni siquiera el MVR, fueron organizaciones
creadas bajo el emplazamiento moral y la obligación política y burocrática.
Sobretodo las primeras dos fueron organizaciones conformadas desde el goce
colectivo y la disposición social de lucha y autoorganización colectiva, prueba
de la legitimidad y fuerza de esta revolución, de allí su inmensa valía a la
hora de las batallas del 2002 y el referendum. El “partido único” en la medida
en que pasan las semanas y se definen mejor las cosas es el estricto contrario
de todo eso. El estricto contrario de todas las glorias del movimiento popular
venezolano en los últimos 20 años incluido su componente militar y su evolución
bolivariana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Son dos historias por tanto que ahora les tocará mirarse
de frente y probarse ante la historia revolucionaria que tenemos por delante,
así sea dentro del partido o en la calle. Aquí no hay síntesis posible: la
sumisión frente a la libre voluntad revolucionaria no poseen síntesis de ningún
orden ya que se niegan radicalmente. Mas no es una negación ni una confrontación
formal de manera que los “no partido” se enfrenten a los “partidizados” en una
pelea de sectas políticas. Posiblemente algo de eso se de igual forma que ha
pasado con el MVR y demás partidos hasta ahora. El problema es mucho mas
profundo. El triunfo de una u otra de estas dos historias que ahora se
enfrentan, dentro y fuera del partido, marcará el destino de esta revolución. Es
la propia lucha de clases en uno de sus terrenos más políticos, mediados por el
sometimiento pasivo del colectivo o el ejercicio voluntario de la lucha por la
liberación social. Si triunfa ese masivo y pasivo sometimiento partidizante
morirá el proceso revolucionario con él, si se impone una disposición de lucha
cuya verdadera y única identidad sea el asumirse pueblo pobre, el oprimido de
siempre que desde ningún aspecto aceptará otra cosa que la causa libertaria y
patriótica, la revolución tendrá un inmenso futuro por delante.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
<BR></FONT></DIV></BODY></HTML>