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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 15 de mayo 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Memorias</FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Cuando el mito regresaba a
casa</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>La viuda del Che recuerda en un
libro la aspereza de la vida íntima con el guerrillero y cómo antepuso sus
ideales a la familia</FONT> <BR></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Mauricio Vicent, desde La Habana</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>El País, Madrid, 13-5-2007</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>Después de 40 años de silencio autoimpuesto, Aleida March, la
viuda de Ernesto Che Guevara, ha escrito un libro de memorias íntimas que revela
el lado más desconocido de un mito revolucionario que ha marcado, y sigue
marcando todavía, a varias generaciones. Evocación es un acercamiento humano a
la figura del Che por la mujer que estuvo a su lado durante ocho años y con
quien tuvo cuatro hijos, un testimonio excepcional de la persona que más sabe de
las satisfacciones y sinsabores de convivir con un héroe guerrillero para el que
la revolución y su propio destino fue siempre lo primero. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Aleida no escribe las anécdotas desde el reproche de esposa,
sino desde el amor. </DIV>
<DIV align=justify><BR>"El Che volvía tarde a casa, a las tres o cuatro de la
madrugada, a veces a las seis. Dormía sólo cinco o seis horas diarias.
¡Imagínese! ¡Estaba construyendo una nueva sociedad! ¡No podía dedicarse al
hogar y a la casa!", dice, sin reproches, Aleida March (Manicaragua, 1936), en
vísperas de la presentación del libro, que se realizó ayer en Italia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La viuda del Che ha puesto a disposición de EL PAÍS
capítulos relevantes de la obra antes de su edición en España. Evocación incluye
cartas, reflexiones, postales, poemas y otros documentos de Guevara que se
publican por primera vez y que forman parte de su correspondencia privada. Al
leerlos, se entiende mejor la psicología de un hombre que fue inflexible consigo
mismo y antepuso sus sueños políticos a su propia vida, así como los esfuerzos
que hizo Aleida junto a él para construir un verdadero hogar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuenta que llevaban sólo 10 días de casados cuando, el 12
de junio de 1959, el Che salió de gira por los países del Pacto de Bandung. Era
un viaje largo, de tres meses, y por ello le pidió que la llevara como su
secretaria, lo que realmente era en Cuba. "Fue el momento en que comencé a
conocerlo con mayor profundidad, cuando me argumentó que además de secretaria
era su esposa y que se vería como un privilegio, porque los otros no podían
hacerse acompañar de sus compañeras". Aleida no oculta el dolor que sintió en
aquel momento: "Antes de despedirnos fuimos a ver a Fidel a su casa y éste
también trató de convencerlo de que me llevara, pero no aceptó. Comenzó mi
llanto, un llanto que siempre me reprochó".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Éstas y otras anécdotas similares no las escribe Aleida
desde el reproche de esposa, sino desde el amor y la relación que tuvo con él
como compañera de armas y de revolución, pero aun así son reveladoras.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El nacimiento de la primera hija de ambos, Aleida Guevara
March, el 24 de noviembre de 1960, cogió al Che en una "misión" por el campo
socialista, durante la cual firmó los primeros convenios comerciales de Cuba con
esos países. El Che quería que fuese niño y había elegido hasta el nombre con
Aleida. Se llamaría Camilo, en honor de su compañero de lucha y amigo Camilo
Cienfuegos. "En tono jocoso y con su ironía habitual, me envió un telegrama en
el que decía que si era niña la tirara por el balcón", escribe. Estando en
Shanghai supo del nacimiento de la niña y le envió una postal, ahora publicada
por primera vez. Le dice: "Tú siempre empeñada en hacerme quedar mal. Bueno, de
todas maneras un beso a cada una y recuerda: a lo hecho pecho. Abrazos.
Che".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin referirse a ello directamente, Aleida desmiente en
Evocación que la partida de Cuba de su esposo se debiera a discrepancias con
Fidel Castro, como han dicho varios de sus biógrafos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se publica la carta que envió a Armando Hart desde
Tanzania en 1965, meses antes de comenzar su aventura boliviana. En ella propone
la introducción en la isla de un nuevo plan de estudios sobre filosofía, debido
a las dificultades que él mismo acababa de pasar para estudiar esta materia. "En
Cuba no hay nada publicado, si excluimos los ladrillos soviéticos que tienen el
inconveniente de no dejarte pensar; ya el partido lo hizo por ti y tú debes
digerir. Como método, es lo más antimarxista, pero, además suelen ser muy
malos", dice el Che; su voz es la de alguien comprometido, que no ha tirado la
toalla.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los encuentros clandestinos de la pareja en Tanzania y
Praga, poco después de la fracasada experiencia guerrillera del Congo, son
momentos duros. En enero de 1966, al llegar a Tanzania disfrazada y después de
un viaje con varias escalas, Aleida temblaba: "Llegué muy nerviosa, en un mar de
dudas y con una incógnita mayor que la esfinge que había dejado atrás en El
Cairo. Sin embargo, ese estado desapareció de inmediato, al darme cuenta de que
era él, y que ya estábamos juntos de nuevo". A los cuatro meses, de nuevo luchó
por reunirse en Praga con él, pese a las dudas del Che. Antes de encontrarse,
Aleida recibió una carta de su esposo: "Dos letras. No es verdad que no quiera
verte ni que huyera. (...) Vine para impulsar las cosas y ya se han impulsado
algo; no creí bueno que vinieras porque podrían detectarte (checos o enemigos),
porque se notaría nuevamente tu ausencia de Cuba, porque cuesta plata y porque
me afloja las patas. Si Fidel quiere que vengas, que los pese él (los factores
que pueden interesarle) y decida...".</DIV>
<DIV align=justify><BR>En octubre de 1966, el último encuentro de Guevara con
Aleida y sus hijos, en una casa de seguridad en La Habana antes de partir hacia
Bolivia, fue especialmente amargo. El Che estaba "transformado ya en el viejo
Ramón", calvo y con unas gruesas gafas y aparentaba tener unos 60 años. Quería
despedirse de sus hijos. "Cuando llegaron los niños, les presenté a un uruguayo
muy amigo de su papa que quería conocerlos. (...) Tanto para el Che como para mí
fue un momento muy difícil, en particular para él en extremo doloroso, porque
estar tan cerca de ellos y no podérselo decir, ni tratarlos como deseaba, lo
ponía ante una de las pruebas más duras por las que había tenido que
pasar".</DIV>
<DIV align=justify><BR>De esa casa Guevara salió hacia el aeropuerto. Ella no lo
vio nunca más, pero poco después de su partida recibió un poema que dejó escrito
para ella: "Adiós, mi única, no tiembles ante el hambre de los lobos / ni en el
frío estepario de la ausencia / del lado del corazón te llevo / y juntos
seguiremos hasta que la ruta se esfume". Cuarenta años después de la muerte del
Che en Bolivia y alentada por sus hijos, Aleida se ha decidido a contar secretos
guardados celosamente; no son políticos ni pretenden cambiar la biografía del
Che, pero descubren al mito en su intimidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Flechazo en la toma de Santa Clara</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Aleida March tenía 24 años cuando conoció al Che en la
sierra del Escambray, en noviembre de 1958. De origen campesino, era una activa
militante clandestina del Movimiento 26 de julio y subió a la sierra con el
encargo de llevar dinero a la guerrilla.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En aquel mes largo de combates surgió el idilio. Confiesa
Aleida que el Che "no escogió el mejor momento" para declararse, el 2 de enero
de 1959, mientras avanzaba la caravana guerrillera hacia La Habana: "Se sirvió
de un momento en que nos encontrábamos solos, sentados en el vehículo. Me dijo
que se había dado cuenta de que me quería el día que la tanqueta nos cayó atrás,
cuando la toma de Santa Clara, y que había temido que me pasara algo". Y añade:
"A aquella confesión inesperada, medio dormida como estaba, no le di la
importancia que tenía".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tras la boda, que se efectuó el 2 de junio, días después
de que el Che obtuviera el divorcio de su primera esposa, la peruana Hilda Gadea
-con quien tuvo una hija, Hildita-, el matrimonio vivió dos años en varias casas
itinerantes, acompañados de colaboradores y soldados. En 1962, se mudaron a una
casa en el barrio de Nuevo Vedado. Esa casa es hoy el Centro Che Guevara,
dedicado a la divulgación del pensamiento del guerrillero.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
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