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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 21 de mayo 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Estados
Unidos</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La guardia pretoriana de
Bush</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Los guardaespaldas mercenarios de
Blackwater, quinto brazo militar de EE UU</FONT> </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Yolanda Monge</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>El País, Madrid,
20-5-2007</STRONG> <BR><BR><BR>Tanto en casa como en el extranjero operan
tras unas bambalinas en las que no rige la legalidad vigente; los controlan
herméticos y siniestros señores que utilizan a personajes como Erik Prince,
figura con estrechos lazos con la derecha radical cristiana. Pistoleros con el
cartel de alquiler colgado, vestidos de uniforme negro y portando armas
automáticas como la M-4, capaz de disparar 900 balas por minuto, los hombres de
la empresa de seguridad norteamericana Blackwater han realizado misiones como
vigilar las calles de Nueva Orleans tras el huracán Katrina y como guardar las
espaldas al antiguo virrey de Estados Unidos en Bagdad, Paul Bremer.<BR><BR>Los
mercenarios de Blackwater fueron protagonistas de un incidente trágico en Irak
que, en cierta forma, marcó un punto de no retorno en la guerra. El 31 de marzo
de 2004, cuatro agentes de seguridad privados fueron asaltados, linchados,
descuartizados y quemados por una turba enfurecida de iraquíes en el feudo suní
de Faluya. Sus cuerpos calcinados fueron colgados de un puente sobre el
Éufrates. La carnicería de respuesta perpetrada por las tropas norteamericanas
echó leña al fuego de la resistencia iraquí, que aún hoy aterroriza a la
población civil y los soldados de EEUU.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuestionada en los tribunales, la empresa privada está
expuesta ahora al escrutinio público a través de las páginas de un libro,
Blackwater. La aparición del más poderoso ejército de mercenarios del mundo. Se
trata de la biografía no autorizada de una de las fuerzas más poderosas y
secretas, surgida bajo el complejo de la industria militar norteamericana.
Jeremy Scahill disecciona la compañía a lo largo de 378 páginas, desde su
nacimiento en 1996 para "responder anticipadamente a la necesidad del Gobierno
de subcontratación en defensa" hasta su despliegue secreto en Afganistán tras el
11-S. Luego llegó el asalto de Faluya y la vigilancia de las caóticas calles de
Nueva Orleans tras el Katrina. El relato finaliza en los despachos de
Washington, donde se recibió a los ejecutivos de Blackwater "como si fueran los
nuevos héroes en la guerra contra el terror", según el autor del libro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Armada. Marina. Fuerza Aérea. Marines. Y Blackwater. Erik
Prince considera que su imperio es el quinto brazo militar de Estados Unidos.
Pero no es un ejército regular. Es la más poderosa milicia que ha conocido el
mundo actual. La Administración de George Bush le ha pagado por debajo de la
mesa para operar en zonas internacionales de conflicto e incluso en suelo
americano.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hasta la sede de Naciones Unidas en Ginebra ha llegado el
rumor de las balas mercenarias. Un comité presidido por el español José Luis
Gómez del Prado ha emitido un informe en el que se asegura que, con la
privatización de la guerra, "los contratistas privados o independientes" se han
convertido en el primer producto de exportación de algunos países
industrializados a zonas de conflicto armado. Naciones Unidas muestra su
preocupación por las fórmulas que han ingeniado estas empresas privadas de
seguridad para formar auténticas fuerzas de choque mercenarias al margen de las
leyes, algo prohibido por la legislación internacional, léase Convención contra
la Utilización de Mercenarios, de 1989.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Blackwater es hoy una empresa con ingresos que se cifran
en cientos de millones de dólares anuales que proceden de contratos con el
Pentágono, con los servicios de espionaje estadounidenses y de entrenar fuerzas
policiales en cualquier punto del globo. La elitista guardia pretoriana, que
Bush utiliza para ejecutar su "guerra global contra el terrorismo" cuenta con su
propia base militar y una flota de una veintena de aviones, además de más de
20.000 efectivos ready to go (listos para intervenir). Entre sus amigos están el
vicepresidente, Dick Cheney, y el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld. No
hay que olvidar a Coffer Black, considerado por algunos el legendario jefe de
operaciones clandestinas de la CIA y hoy vicepresidente de Blackwater.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"La Administración define la compañía como una revolución
en asuntos militares", explica Scahill, ganador de un Premio Polk y colaborador
frecuente de la revista The Nation. "Otros observan a la empresa como una
amenaza directa a la democracia americana". Los directivos de Blackwater se
defienden de esta última acusación y se enorgullecen de portar la etiqueta de
mercenarios.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Un ahorro que costó cuatro vidas</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Las familias de los cuatro civiles linchados en Irak han
llevado a Backwater ante los tribunales de Carolina del Norte, sede de la
empresa, por haber sustraído recursos a la hora de garantizar la seguridad de
sus seres queridos. En otras palabras, argumentan: si esas personas hubieran
viajado en un vehículo blindado, hoy estarían vivas. Sin embargo, según Mark
Miles, abogado que representa a los familiares, Blackwater decidió ahorrarse 1,5
millones de dólares y no comprar los necesarios coches blindados. "Si les
hubieran dado los vehículos apropiados, habría sido imposible que un grupo de
insurgentes con armas de mano les disparase a bocajarro", explica
Miles.Blackwater, empresa de seguridad que hoy participa y se beneficia de la
guerra en Irak, asegura que puede poner sobre el terreno en cuestión de días a
20.000 hombres, el equivalente a una división de un ejército convencional. Todo
ello con el abierto apoyo y simpatía de políticos del Congreso de Estados Unidos
como Duncan Hunter y Dana Rohrabacher, rabiosos representantes de la derecha más
radical.Entre los integrantes de este ejército de mercenarios se encuentran
veteranos militares norteamericanos y soldados de Chile, El Salvador, Honduras y
Colombia que ya han dejado de ser útiles en sus países de origen y venden sus
servicios al mejor postor.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>