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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria de revistas</U></FONT><BR><FONT color=#800000
size=6><EM>Correspondencia de Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 23 de mayo 2007 -
Redacción: </FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Cuba<BR><BR>El castrismo después de
Fidel Castro</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Un ensayo general<BR> <BR>Janette
Habel *</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Revista A l´encontre (Suiza)</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.alencontre.org/"><STRONG>http://www.alencontre.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG><FONT size=2>Traducción de Alberto Nadal para
revista Viento Sur (Estado español)</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial><FONT size=2><A
href="http://www.nodo50.org/viento_sur/"><STRONG>http://www.nodo50.org/viento_sur/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2><BR><BR></FONT></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>El traspaso “provisional” de
poderes anunciado en Cuba en julio de 2006 tiene todas las posibilidades de
durar. La era post-Fidel Castro ha comenzado claramente. Incluso si Raúl Castro,
hermano del fundador del régimen revolucionario, ha sido designado como garante
de la continuidad institucional, un verdadero relevo generacional es a corto
plazo inevitable. Frente a las graves dificultades del desarrollo económico,
frente a las desigualdades y la corrupción crecientes, frente en fin a la
amenaza que sigue siendo real de una ingerencia estadounidense, la futura
dirección tendrá muchas dificultades para asentar su legitimidad. El carisma
paternalista del dirigente histórico no tiene ya mucho éxito, pero ¿cómo será
posible inventar un paradigma institucional más democrático a la vez que se
conserva lo que queda de las conquistas sociales?. Para Janette Habel, principal
especialista francesa del sistema político cubano, los riesgos que corre la
dirección postcastrista están muy lejos de ser despreciables. (Redacción de A
l´encontre)</STRONG><BR><BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>“Cuba es un sistema único sobre el
que hay que tener cuidado de no colocar ningún análisis preconcebido” /1. Lejos
de ser un lugar común, esta afirmación de Pierre de Charentenay debería ser la
regla de cualquier análisis del sistema político castrista vigente desde hace
cerca de medio siglo. Cuando el postcastrismo es actualidad, los comentadores
que no dejan de criticar el “gulag tropical” ganarían inspirándose en ella. La
sucesión de Fidel Castro (cumplió 80 años el 13 de agosto de 2006) era evocada
en Cuba varios meses antes de la intervención quirúrgica que conllevó el
traspaso “provisional” de poderes a favor de Raúl Castro. El post-Fidel Castro
ha sido objeto de comentarios públicos desde el comienzo del año 2006 por su
sucesor designado y por el ministro de asuntos exteriores Felipe Pérez Roque. El
26 de julio de 2006, aniversario del comienzo de la Revolución, cinco días antes
del anuncio de su operación, Fidel Castro ironizaba con el ojo puesto en los
Estados Unidos: “Que los vecinitos del Norte no se preocupen, no pretendo
ejercer mis funciones hasta los 100 años…”. Frase premonitoria.
<BR><BR>Reconociendo que no es eterno, el comandante en jefe que ejerce un poder
exclusivo desde hace cerca de medio siglo ha roto un tabú, el de su sucesión. El
relevo está pues al orden del día. Pero mientras Raúl Castro está consagrado
como único heredero en la Constitución, Fidel Castro ha reconocido que el
problema era “generacional”/2. Es la generación de la Revolución la que está
desapareciendo. Ciertamente, su hermano menor debe ser el garante de la
continuidad del “después de Fidel”, pero la distancia de 5 años que le separa de
su hermano mayor pone en evidencia el carácter provisional de esta solución y no
tranquiliza a quienes temen que la desaparición del Comandante en jefe abra la
crisis y desemboque en el caos. <BR><BR><STRONG>Las contradicciones de la
sociedad</STRONG><BR><BR>En efecto, “las contradicciones de la sociedad cubana
son evidentes e inquietantes” /3. Fidel Castro no es ya escuchado como lo era en
el pasado y su legitimidad se ha debilitado. Su discurso está en retraso con
respecto a los problemas cotidianos que afrontan la mayoría de los cubanos.
Desde el hundimiento de la Unión soviética, la población ha debido soportar los
efectos terribles de diez y seis años de crisis, el “período especial en tiempos
de paz” como se dice en La Habana. El hundimiento económico consecutivo a la
implosión de la Unión soviética ha quebrantado a toda la sociedad. Se mide mal
en Europa la gravedad de la crisis social que ha afectado a la isla. Adoptada en
1993, la dolarización que ha estado en vigor hasta 2004 ha modificado la
jerarquía salarial anterior, bastante igualitaria. <BR><BR>La dualidad monetaria
y la tasa de cambio entre el dólar y el peso han afectado profundamente a los
trabajadores cubanos del sector público, cuyas rentas son en pesos. A falta de
inversiones, los transportes se han degradado, el estado de las viviendas (en
número muy insuficiente) es desastroso, la alimentación es muy cara en los
supermercados o en los mercados campesinos libres y la libreta (el carnet de
racionamiento) no permite alimentarse más que durante 10 o 12 días. Los cortes
de corriente eléctrica de varias horas representaban aún hace poco una molestia
insoportable, antes de la instalación reciente en toda la isla, bajo el impulso
de Fidel Castro, de grupos electrógenos. De forma general, las infraestructuras
(las canalizaciones de agua entre otras) están en muy mal estado. Este deterioro
de las condiciones de vida ha tenido lugar en un contexto mundial difícil.
<BR><BR>La Habana, al perder a sus aliados más cercanos, se encontró aislada en
el plano internacional, confrontada a las políticas neoliberales en pleno auge
en el continente latinoamericano en los años 1990. Para hacer frente a la
crisis, Fidel Castro tuvo que aceptar con reticencia reformas económicas
mercantiles (legalización del dólar, autorización de los mercados libres
campesinos anteriormente prohibidos, actividades privadas, cooperativas en la
agricultura, inversiones extranjeras, desarrollo del turismo, etc.). Estas
reformas, aunque limitadas, iban a introducir desigualdades muy importantes
entre los cubanos, oponiendo a quienes no tenían acceso al billete verde y a
quienes tenían acceso a él gracias a los envíos (remesas) de su familia en el
extranjero o a las consecuencias del turismo. Estas desigualdades fueron muy mal
soportadas; la promoción social que habían disfrutado las capas más pobres desde
la revolución /4 fue puesta en cuestión, incluso si los cubanos seguían gozando
de la gratuidad de la salud y de la educación. En adelante, el dólar era el rey
independientemente de las competencias profesionales. “La pirámide social se
había invertido” y con ella los “valores” y la ética de la Revolución.
<BR><BR>Otra razón demográfica ha agravado el malestar: el hueco cultural y
político ha aumentado entre la generación de la Revolución y la mayoría de la
población, nacida después de 1959. No solo la juventud no ha conocido la
dictadura de Batista, sino que solo ha conocido la crisis, y las conquistas
sociales –educación y salud gratuitas, pleno empleo-, sin cesar recordadas por
Fidel Castro, no bastan para responder a sus aspiraciones. Desea viajar, pero no
puede. El acceso a Internet está bajo control. Las salidas profesionales que le
son ofrecidas no se corresponden a menudo a las calificaciones obtenidas. El
lenguaje estereotipado que reina en los medios hace árida la información. La
formación y el nivel cultural elevados de las nuevas generaciones, conquistados
gracias a la revolución, se enfrentan ya a las cortapisas impuestas por Fidel
Castro. Hoy, los jóvenes quieren disponer de bienes de consumo inaccesibles
hasta este momento. <BR><BR>Esta distancia generacional tiene otra consecuencia.
El comandante en jefe, cuyo talento oratorio fascinaba a las multitudes y que
podía hablar durante horas ante auditorios atentos, es ahora víctima del
síndrome del patriarca. Su carisma se ha rutinizado (Max Weber). Ocurre que se
cambia de canal cuando aparece en la televisión. Incluso si el blasón del
castrismo ha recuperado brillo en el continente latinoamericano, sus éxitos
exteriores no bastan para compensar el desgaste de su imagen en la isla. Y esto
incluso si es cierto que los desastres provocados por el liberalismo en el
continente –50% de pobres o de indigentes viven en él con menos de dos dólares
(incluso un dólar) por día- hacen relativizar la situación de los cubanos más
indigentes. <BR><BR>La crisis económica, las reformas y la brecha abierta en el
sector público han provocado un recrudecimiento de la corrupción. El mercado
negro prospera, alimentado por los robos en el sector estatal. El auge de las
actividades privadas en un sistema en el que la extrema centralización estatal
no logra responder a las necesidades de la vida cotidiana ha favorecido el
desarrollo de la economía informal: fontaneros, mecánicos, pintores, ejercen su
actividad a la vez que salvaguardan su afiliación a una empresa del estado para
preservar sus derechos sociales. Es también en su empresa donde se procuran los
materiales necesarios para el ejercicio de su actividad privada. El último
ejemplo es el de los robos masivos de gasolina en las estaciones de servicio
–con la complicidad de los empleados de las mismas. Descubiertos en 2005 por un
ejército de jóvenes trabajadores sociales movilizados por Fidel Castro, las
pérdidas engendradas por estos robos serían del orden de decenas de millones de
dólares. No es difícil imaginar los beneficios retirados por los revendedores
–los cuales podían ser, por otra parte, revolucionarios convencidos. <BR><BR>La
“doble moral” en Cuba se extiende y justifica por la imposibilidad de vivir
“normalmente”, pues como dicen numerosos cubanos, para sobrevivir en estas
condiciones, “hay que robar o abandonar el país”- o bien hundirse /5. En
resumen, las tensiones económicas, sociales, políticas, demográficas imponen un
cambio de orientación. ¿Pero en qué dirección?. Los esquemas de la transición
española o chilena a menudo puestos de ejemplo por algunos medios oficiales
europeos o americanos implican un desmantelamiento del sistema económico y
político. Al contrario, los cambios esperados por numerosos sectores de la
población se inscriben aún en el marco del sistema, incluso si otros estiman que
ha quebrado y que hay que instaurar una economía de mercado. <BR><BR>Para los
sucesores de Fidel Castro, las dificultades son de varios órdenes. En primer
lugar, hay que mejorar el nivel de vida. ¿Qué reformas económicas hay que
adoptar?. ¿Al precio de qué tensiones sociales?. Habrá luego que definir a medio
plazo una nueva legalidad institucional apoyándose en una participación popular
efectiva. No existe ninguna posibilidad de perpetuar el sistema político actual
una vez que desaparezca Fidel Castro. En fin, habrá que realizar cambios
económicos y políticos en un contexto conflictivo, bajo la amenaza de ingerencia
de la administración de George W. Bush. <BR><BR><STRONG>La recentralización
económica, el fin de las reformas</STRONG><BR><BR>Raúl Castro asume
–provisionalmente quizás- la dirección del país en una coyuntura particular.
Tras más de un decenio de reformas económicas mercantiles, Fidel Castro ha
puesto en cuestión estos últimos años la apertura realizada en plena crisis de
los años 1990. <BR><BR>Desde el otoño de 2004, las transacciones en dólares no
tienen ya curso. El billete verde ha sido reemplazado desde entonces por el peso
convertible (CUC) para el conjunto de las transacciones en metálico en la isla
/6. Pero este CUC –que es paritario con el dólar en la isla- no es convertible
en el exterior. El otro peso, el peso usual, se cambia a una tasa de 26 pesos
por un dólar y sigue siendo aún la moneda corriente para los salarios. En cuanto
a las empresas del estado que tienen cuentas en pesos convertibles, no pueden ya
alimentarlas en cash por dólares. Ocurre lo mismo en las sociedades comerciales
de capitales 100% cubanos. <BR><BR>Desde el 1 de enero de 2005, se ha creado una
Cuenta única de las rentas en divisas del estado, en la que deben ingresarse
todas las rentas en divisas convertibles recibidas por la caja central. Los
beneficios recibidos en el marco de las empresas mixtas por los socios cubanos
deben ser también ingresadas en esta cuenta única. En otros términos, las
empresas (y los bancos) tienen necesidad de obtener el consentimiento del Comité
de aprobación para disponer de los recursos necesarios para sus actividades.
Este aumento de la centralización va a reforzar los controles financieros
limitando la autonomía de las empresas. Se trata de una puesta en cuestión de
las reformas anteriores. El sistema de gestión puesto en pie precedentemente
preconizaba, en efecto, la autofinanciación de las empresas del estado, debiendo
cubrir cada entidad sus gastos con sus rentas propias y generar beneficios. Al
depender la mejora de las condiciones de trabajo de los trabajadores de las
rentas de las empresas, las más rentables han favorecido a veces a sus
asalariados sin preocuparse por la equidad respecto a otros. Casos de corrupción
de cuadros, principalmente en las empresas de turismo, han implicado a
responsables gubernamentales. <BR><BR>La situación que hereda Raúl Castro es
paradójica. La bonanza económica que conoce el país gracias a los precios
elevados del níkel, a la progresión de las rentas del turismo (alrededor de
2.300.000 visitantes este año), a los intercambios beneficiosos con Venezuela y
China, no ha atenuado las dificultades de los cubanos que trabajan en el sector
del estado (alrededor del 75% de la población activa) o de quienes dependen para
sobrevivir de jubilaciones escasas. Son ellos los que han soportado el peso de
la crisis, los más afectados por las reformas económicas y las disparidades de
poder de compra que han producido. Se benefician poco de la mejoría
macro-económica. En cambio, han emergido nuevas categorías sociales, “nuevos
ricos” según la terminología oficial: pequeños artesanos y empresas privadas
cuyo auge ha coincidido con la liberalización de los años 1990, propietarios de
pequeños restaurantes (paladares) que no pueden servir más de 12 cubiertos a la
vez, pequeños campesinos que venden en los mercados sus productos agrícolas a
precios muy elevados. Se han aprovechado de las penurias para ofrecer los bienes
y los servicios que el estado no ha asegurado nunca mientras que el estatus de
la pequeña producción mercantil ha sido siempre diabolizado. <BR><BR>En este
contexto, la enésima ofensiva lanzada por Fidel Castro en 2005 contra la
corrupción está condenada al fracaso. Paralelamente, Fidel Castro lleva a cabo
una campaña ideológica para movilizar a la población: “la batalla de las ideas”.
Pero esta “batalla” es una abstracción para unos cubanos sumergidos en las
dificultades cotidianas y que, en diferentes grados, recurren al mercado negro
para sobrevivir. Tanto más cuando la propiedad del estado no es percibida por el
pueblo, contrariamente al discurso oficial, como su propiedad, sino como una
propiedad que le es extraña. Los cubanos no influyen nada en las decisiones
económicas. Además del hecho de que la “batalla de las ideas” tiene un regusto a
algo ya visto y recuerda el “proceso de rectificación” de los años 1980, suscita
irritación. “Que controlen los robos de gasolina, está bien, pero que no
repriman a los que intentan ganarse la vida!”, exclama un vendedor ambulante, al
que se le acaban de confiscar 500 CDs.<BR><BR><STRONG>¿Qué desarrollo? ¿Qué
estrategia económica?</STRONG><BR><BR>La economía cubana habría conocido en
2005, según cifras oficiales, una tasa de crecimiento del 11,8%, pero estos
datos son puestos en duda por organismos internacionales como la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Nuevos socios estratégicos
juegan un papel capital en esto progresos, que resultan en primer lugar de la
ayuda aportada por Venezuela y en segundo lugar de las inversiones y de la
financiación china. En el momento en que el barril del petróleo alcanza los 80
dólares, Caracas entrega alrededor de 100.000 barriles por día a Cuba en
condiciones privilegiadas en contrapartida al envío de miles de médicos cubanos
y de una cooperación multiforme, que incluye, entre otras cosas, la
modernización de los hospitales y de los principales centros de salud de
Venezuela. <BR><BR>¿En qué condiciones puede este pequeño país construir un
desarrollo duradero, autónomo, frente a los Estados Unidos?. A esta cuestión, la
integración regional, la Alternativa bolivariana de las Américas (ALBA),
estrategia latinoamericana que asocia ya a Venezuela y Bolivia, quiere dar un
comienzo de respuesta. En su último viaje público y simbólico a Buenos Aires
para la 30 cumbre de Mercosur, Fidel Castro, cuya vocación latinoamericana es
antigua, se encontró con los presidentes de los cinco países miembros del
mercado común suramericano (Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y desde hace
poco Venezuela) y de dos miembros asociados, Chile y Bolivia. Fue la ocasión
para el dirigente cubano de firmar un acuerdo de cooperación económica con el
Mercosur, considerado como uno de los más importantes por La Habana desde hace
cuarenta años. En diciembre de 2005, Fidel Castro había participado ya en una
cumbre del CARICOM, el mercado común del Caribe, cuyos estados mantienen en su
mayor parte buenas relaciones con La Habana. <BR><BR>La unidad latino-americana
está en el corazón de la estrategia de Fidel Castro y de su aliado Hugo Chávez.
¿El objetivo?. Construir la “patria grande”, la América Latina, y pensar el
desarrollo de Cuba en ese marco. La integración energética de la región es una
herramienta de primerísima importancia. En efecto, Venezuela y Bolivia
representan más del 65% de las reservas de hidrocarburos conocidas en América
Latina. El plan Petrocaribe firmado en junio de 2005 permite a los países del
Caribe disfrutar del fuel venezolano en condiciones preferenciales. <BR><BR>En
cuanto al Brasil, primera potencia del subcontinente, intenta reinsertar a Cuba
en la comunidad latinoamericana. En 2004, el ministro de asuntos exteriores,
Celso Amorim, había propuesto integrar a la isla en el grupo de Río (compuesto
de los ministros de Asuntos exteriores de 19 países de América Latina).
<BR><BR>La idea según la cual América Latina es el campo geopolítico natural
para Cuba es tan vieja como la revolución y no había desaparecido con el
acercamiento a la URSS, a pesar de la ruptura con La Habana decidida en aquella
época por el conjunto de los gobiernos latino americanos con excepción de
México. Hoy, el sueño bolivariano encarnado por Chávez hace un poco más creíble
esta perspectiva. Pero, ¿se puede apostar todo por Venezuela?. Además de las
incertidumbres políticas que pesan a medio plazo sobre el futuro de Hugo Chávez,
algunos economistas cubanos se interrogan a media voz sobre la estrategia
seguida. <BR><BR>Decisiones con consecuencias económicas y sociales importantes
han sido tomadas por Fidel Castro, cuyos sucesivos “golpes de timón” ponen en
cuestión cualquier tentativa de planificar un desarrollo a largo plazo.
Exportando sus servicios de salud (entre ellos varias decenas de miles de
médicos) a Venezuela, Bolivia y otros países del mundo, Cuba saca provecho de la
calificación de su mano de obra y parece orientarse hacia una economía de
servicios cuya perennidad se ve sin embargo con dificultades en la medida en que
cada país tiene por vocación formar sus propios médicos y enseñantes.
<BR><BR>Especialistas que habían propuesto utilizar los derivados del azúcar
para diversificar la producción azucarera, critican el cierre de la mitad de las
centrales azucareras y la pérdida de un saber hacer histórico cuando los precios
del azúcar suben. El turismo progresa, pero genera efectos indeseables. La
cooperación con China en el terreno estratégico de las biotecnologías y el
acercamiento de los centros de investigación cubanos y chinos parecen
prometedores /7, pero las relaciones chino-cubanas han conocido siempre altos y
bajos. Algunos dirigentes cubanos podrían ser tentados por el “modelo chino”,
pero ese modelo implica el desarrollo de contradicciones sociales (paro,
desigualdades…) que Cuba no soportaría y sobre todo, las relaciones con los
EE.UU. están exactamente en el punto contrario: de una parte el aumento de los
intercambios con China, de otra el refuerzo del embargo estadounidense en contra
de Cuba. En cualquier caso, la mejora del nivel de vida se hace esperar.
<BR><BR>Decisiones como la del reparto de ollas a presión por iniciativa de
Fidel Castro parecen ridículas ante las necesidades de la población. La
intrusión de los trabajadores sociales en los hogares para controlar los
aparatos eléctricos demasiado consumidores de energía y reemplazar las viejas
bombillas por otras de bajo consumo ha suscitado protestas. Incluso el sistema
de salud y la calidad de los cuidados, sin embargo de gran nivel, sufren por la
salida de numerosos médicos de familia al extranjero. En los barrios, se oyen a
menudo comentarios críticos sobre la ayuda concedida a los venezolanos en
detrimento de la población local. <BR><BR><STRONG>Una nueva legalidad
institucional</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>¿Cómo pasar de la legitimidad revolucionaria encarnada
por Fidel Castro a una nueva legalidad institucional sin desmantelar las
conquistas de la revolución? Tal es el desafío. No es pequeño para una pequeña
isla situada a 200 km de la primera potencia mundial. George Bush ha elegido ya
en el seno del Departamento de Estado un “coordinador” de la transición cubana y
puesto en pie una Comisión de ayuda a la transición para una Cuba libre cuyo
informe dibuja los contornos de un gobierno de transición, rechazando todo
diálogo con Raúl Castro. <BR><BR>Ningún dirigente revolucionario ha permanecido
tanto tiempo en el poder, además en un pequeño país sometido desde el comienzo a
agresiones militares y luego a un hostigamiento económico, comercial y político
permanente. En Rusia como en China o Vietnam (no hablamos aquí más que de los
países que han conocido un proceso revolucionario autóctono), los partidos
comunistas estalinistas, aunque burocratizados y fosilizados, funcionaban como
instituciones estructuradas. En Cuba, el PCC no ha celebrado un congreso desde
hace cerca de 10 años. El periódico Granma, órgano del Comité Central, informa
raramente de las reuniones y de las decisiones del Buró Político. Tras un largo
silencio, la última reunión del Comité Central se ha celebrado el 1 de julio de
2006. Unos miembros pueden ser excluidos por la dirección del PCC (cuyos votos y
procedimientos no son conocidos) y otros cooptados según de criterios de
geometría variable (“las cualidades, la experiencia y la trayectoria de los
camaradas”). El secretariado del Buró Político había sido suprimido en 1991, ha
sido restablecido en 2006. Recientemente, varias destituciones han afectado a
altos funcionarios y un miembro de Buró Político del PCC ha sido condenado a 12
años de prisión por “tráfico de influencias”. <BR><BR>El PCC sirve de rueda
administrativa y de correa de transmisión, pero no es un lugar de debate. Es un
partido sin real coherencia ideológica desde la caída de la URSS. Con excepción
de ciertos sectores –intelectuales e investigadores marginados-, sus análisis y
su producción teórica son pobres. La dirección del PCC ejecutaba hasta ahora las
decisiones tomadas por el “líder máximo”. Los centros de decisión están
concentrados en manos de Fidel Castro, que cortocircuita al Buró Político. Se
observa así una especie de dualidad institucional materializada por la
existencia de instancias diferentes, siendo el grupo de apoyo del comandante en
jefe muy a menudo el inspirador de las decisiones gubernamentales. Aunque Fidel
Castro sea el primer secretario del Partido, es un electrón libre que gobierna
al margen de las instituciones –incluido el PCC.<BR><BR>¿Se puede imaginar que
el vacío creado por la desaparición de Fidel Castro pueda ser llenado
duraderamente por un equipo de dirección colectiva del PCC?. Es en efecto el PCC
el que Raúl Castro ha citado como “el único heredero digno de Fidel Castro, en
tanto que institución que reagrupa a la vanguardia revolucionaria, garantía
sólida y segura de la unidad de los cubanos en todo tiempo” /8. “El 90% de mi
tiempo está consagrada al PCC y la mayor parte de mis ocupaciones no son
públicas, por eso no aparezco mucho en la prensa”, declaraba en 2003 /9. Pero en
1996, cuando investigadores pertenecientes a un centro prestigioso, el Centro de
estudios de las Américas (CEA), ligado al PCC, produjo análisis críticos sobre
el estado de la sociedad cubana, fueron tratados como “quinta columna” por Raúl
Castro en la televisión. Los dirigentes del centro fueron trasladados, la
revista y las ediciones censurados /10. Además de Raúl Castro, dos dirigentes
hoy miembros del nuevo Secretariado (José Ramón Balaguer, 74 años, y José Ramón
Machado Ventura, 75 años) fueron particularmente activos en esta campaña de
excomunión. ¿Cómo pensar que podrán tolerar los indispensables debates de
orientación en el seno del partido y en la sociedad?<BR><BR>El ejército es, con
el PCC, el otro pilar institucional del país. Ya primer secretario “provisional”
del Partido, Raúl Castro es ministro de las FAR (Fuerzas Armadas
revolucionarias), una institución sobre la que se especula mucho. Su cohesión y
su disciplina hacen de ella una de las instituciones más sólidas del régimen. El
ejército, con 50.000 hombres, representa una potencia económica mayor que
invierte en el turismo, la agricultura, la industria, las telecomunicaciones y
controla los dos tercios de la economía /11. Ciertos observadores /12 no dudan
en afirmar que las FAR son “los pioneros del capitalismo cubano”. Fue en el
ejército donde se experimentó (bajo el impulso de Raúl Castro apoyado luego por
Carlos Lage), a finales de los años 1980 y en los años 1990, un proceso llamado
de “perfeccionamiento de las empresas del estado”, con el objetivo de aumentar
la productividad del trabajo. Esta modernización productiva, que implicaba
reducir efectivos excesivos, fue aplicada en las empresas del estado controladas
por las FAR. Gracias a la disciplina inherente a la institución, dió resultados.
Pero generalizar su aplicación era peligroso en el plano social y ciertos
responsable sindicales de la CTC /13 (Central de los Trabajadores Cubanos)
habían puesto en guardia contra sus consecuencias /14. La reforma parece haber
sido abandonada. A la cabeza de las grandes empresas figuran antiguos
comandantes del ejército rebelde así como jóvenes oficiales que han adquirido
una formación económica en las escuelas de gestión europeas. Pero si el trabajo
del ejército es ganar dinero, como afirma Frank Mora, profesor en el National
War College de Washington /15, una parte importante de estas ganancias es
dedicada a la defensa del país anteriormente financiada en lo esencial por Moscú
(una parte de la ayuda militar soviética era gratuita). <BR><BR>Las FAR son muy
respetadas. Reivindican una doble herencia: la de los mambises, los combatientes
de las guerras de independencia, y la del Ejército rebelde que luchó en la
Sierra Maestra contra la dictadura de Batista. No constituyen un aparato
represivo cuya función sería aplastar la disidencia. Este papel corresponde al
ministerio del interior, a sus servicios secretos y a su policía (es a ésta a la
que incumbe el mantenimiento del orden y si el ministerio del interior está bajo
control de los militares, el reclutamiento de los policías obedece a otros
criterios).<BR><BR>El V Pleno del Comité Central presidido por Fidel Castro el 1
de julio de 2006 había consagrado sus trabajos al refuerzo del partido y de la
defensa. A este propósito, Fidel Castro había reafirmado la necesidad de
“consolidar la invulnerabilidad militar” del país. El Comité Central había
adoptado el informe presentado por Raúl Castro sobre el estado de preparación
del ejército, basado en una concepción defensiva de la guerra popular de
resistencia contra una intervención militar americana. Tras la intervención de
la coalición americano-británica en Irak en marzo de 2003, efectuada sin el aval
del Consejo de Seguridad de la ONU, Fidel Castro impulsó ejercicios estratégicos
llamados “Bastión 2004”, maniobras militares de una amplitud inigualada desde
hacía 18 años, justificadas por el nuevo contexto internacional. En el Comité
Central, Raúl Castro subrayó los esfuerzos desplegados por “un gran número de
empresas civiles y militares nacionales” (más de 1.000 direcciones de empresas
estaban presentes) para modernizar los equipamientos y el armamento a la vez que
indicaba que “los debates no se habían limitado a las cuestiones técnicas o
militares sino que habían incluido los aspectos ligados al desarrollo económico
y social con un impacto directo considerable sobre la defensa” /6. La ley de
defensa nacional reafirma el carácter defensivo de la estrategia adoptada. “La
misión fundamental de las FAR es combatir al agresor desde los primeros momentos
con todo el pueblo, conducir la guerra todo el tiempo necesario, en cualquier
circunstancia, hasta la victoria” (art 34).<BR><BR>Las FAR no son una
institución política, en el sentido en que están subordinadas al PCC, presente
en cada escalón del ejército. Los oficiales son numerosos en el Buró Político y
en el gobierno, pero el estado mayor no es una instancia donde se decidan
orientaciones para el país. Toda intervención en este sentido pondría en peligro
el instrumento considerado como una baza esencial para protegerse del peligro
mayor: la intervención de los Estados Unidos. Sin embargo, el papel económico
del ejército puede producir en su seno diferenciaciones susceptibles de
engendrar divergencias políticas, en particular sobre el grado de liberalización
económica. El reparto del trabajo entre Raúl y Fidel Castro (a Fidel la
estrategia, a Raúl la organización) preservaba la unidad de las FAR pero esta
síntesis familiar llega a su fin. <BR><BR>Preocupado por la continuidad, Fidel
Castro había hecho modificar en junio de 2002 la Constitución para inscribir en
ella con tinta indeleble “el carácter irrevocable del socialismo”. Tres años más
tarde, a pesar de esta precaución constitucional, Fidel Castro puso en guardia
el 17 de noviembre de 2005, contra los riesgos de la implosión del sistema. Pero
el esquema que ha previsto hace reposar la sucesión institucional en Raúl
Castro, junto con el PCC, lo que no es viable a largo plazo. Como siempre, el
jefe militar ha desconocido las necesidades democráticas crecientes de una
sociedad profundamente renovada. <BR><BR>A medio plazo, deberán emerger nuevas
instituciones. Una tarea difícil cuando a la vez habrá que poner en marcha una
nueva política económica y redefinir un proyecto democrático alternativo, todo
ello preservando las conquistas de la revolución. La relación carismática y
paternalista del dirigente con el pueblo, sustituto democrático, debería dejar
lugar progresivamente a un nuevo paradigma institucional. ¿Se tolerará ese
proceso al otro lado del estrecho de Florida?. Nada autoriza a pensarlo.
Ciertamente, el exilio está dividido entre quienes tienen la obsesión de
recuperar a cualquier precio sus propiedades y los “moderados” como Marifeli
Pérez Stable, que rechaza la idea de que “una administración responsable de la
intervención en Irak pueda aconsejar una Cuba democrática /17”. Pero como
observa un antiguo embajador de la UE en México y Cuba: “Si fuera cubano,
tendría miedo, pues su futuro pasará por los Estados Unidos /18”. <BR><BR>Si la
crisis es estratégica, ¿podrán los nuevos dirigentes contentarse con ajustes
tácticos?. Para Heinz Dieterich, “el viejo paradigma socialista no sostendrá la
Revolución cubana confrontada a un doble vacío, el agotamiento de un proyecto
histórico fundador y la desaparición de la generación heroica”. Es preciso
“construir un socialismo del siglo XXI. Si la Revolución no toma medidas
inmediatas a fin de que la población comprenda que su nivel de vida va a mejorar
y que la sociedad será más democrática, habrá pocas fuerzas en el mundo para
salvarla /19”. <BR><BR>Desde hace cerca de medio siglo, la defensa de la
Revolución ha impuesto restricciones, privaciones, desgarros familiares. Imputar
esto exclusivamente al régimen, o a Fidel Castro, es omitir las agresiones, el
terrorismo de estado, el acoso incesante –aún aumentado los últimos años- de la
administración americana. No se puede explicar la resistencia del pueblo cubano
por la represión. No es que esa represión no exista, sino que es más limitada
que la que reinaba en la URSS, en Checoslovaquia, en Polonia, donde no impidió
la emergencia de los Vaclav Havel, Lech Walesa y de gentes como Andrei Sajarov.
El régimen no resistiría un Tian An Men. Pero si los cubanos han resistido en su
mayoría por convicción, para salvaguardar su independencia y sus conquistas
sociales, aunque estén disminuidas, si se han reconocido en el discurso del
comandante en jefe, piden hoy más confort, más facilidades materiales. Su nivel
cultural entra en contradicción con la infantilización y la ausencia de debates
democráticos que han vaciado de su sustancia los Órganos de Poder Popular (OPP).
Manuel David Orrio, un antiguo periodista “disidente”, antes infiltrado en los
grupos de oposición interna /20, se interroga en voz alta: “El pueblo cubano ha
tolerado muchas cosas a Fidel. ¿Las tolerará a sus sucesores?”. La respuesta
está clara. La enfermedad de Fidel anuncia otra época.<BR><BR><BR><STRONG>* Nota
de Correspondencia de Prensa:</STRONG> Janette Habel, militante del Mayo 68 en
Francia. Entre 1962 y 1970 realizó tareas solidarias en Cuba.
Posteriormente, estuvo en diversos eventos en La Habana y continuó analizando la
evolución del proceso revolucionario. Durante años integró el Secretariado
Unificado de la IV Internacional y el Comité Central de la Liga Comunista
Revolucionaria. Participó en varios Encuentros del Foro de Sao Paulo y en
distintas actividades de la izquierda latinoamericana. Publicó numerosos
artículos en Le Monde Diplomatique y en diversas revistas de Europa y América
Latina. Es autora del libro "Rupturas en Cuba. El castrismo en crisis."
Multimedio Universidad Veracruzana, México 1994.
<BR><STRONG><U></U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U></U></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U></U></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U>Notas</U></STRONG><BR><BR>1/ de Charentenay, P.
“Église et État à Cuba”, Études, Paris, diciembre de 1988.<BR>2/ Ramonet , I..
Biografia a dos voces, Debate, España, abril 2006.<BR>3/ Anderson J. L., El
País, 4/08/2006.<BR>4/ El malentendido sobre este punto es total en Europa. La
gran burguesía parasitaria y las clases medias se vieron perjudicadas por la
Revolución, incluso si, los primeros años, sectores acomodados apoyaron a Fidel
Castro por razones ideológicas en detrimento de sus intereses materiales. Ocurre
algo muy diferente en el caso de los sectores pobres (los negros
principalmente),cuyo estatus social había conocido una mejora hasta la crisis.
Son estos últimos los que hasta una época reciente han sido el principal apoyo
del castrismo. <BR>5/ Anderson, J. L. El País, op. cit.<BR>6/ Tres monedas
estaban en circulación en Cuba: el dólar, el peso convertible utilizado en los
almacenes especiales que venden en dólares a la tasa de cambio de uno por uno, y
el peso tradicional utilizado para el pago de los salarios y el mercado interno.
Ya no quedan más que dos monedas en circulación. <BR>7/ Mission économique de la
Havane, Lettre de La Havane, n° 54, enero de 2006.<BR>8/ Discurso de Raúl Castro
pronunciado en el 45 aniversario del ejército oriental, el 14 de junio de
2006.<BR>9/ El País, 02/08/2006.<BR>10/ Sobre este asunto, cf. J. Habel,
“¿Apostar por la Iglesia para salvar la Revolución cubana?”, Le Monde
Diplomatique, febrero de 1997. <BR>11/ Mission économique de La Havane, Lettre
de La Havane, n° 60, julio-agosto de 2006.<BR>12/ The Economist,
05/08/2006.<BR>13/ Entrevistas con el autor. <BR>14/ Parece que Fidel Castro
comprendió mejor que su hermano los riesgos que había en practicar despidos en
plena crisis. <BR>15/ Miami Herald, 06/08/2006.<BR>16/
granma.cubaweb.cu/2006/07/04/nacional<BR>17/ Marifeli Pérez Stable es
vicepresidenta del Diálogo interamericano, un “think thank” en Washington y
profesora en la Universidad internacional de Florida en Miami. <BR>18/ Lecomte,
J. Le Soir, Bruselas, 12-13/08/2006.<BR>19/ Heinz Dieterich El futuro de la
revolución cubana, Popular (España), 2006.<BR>20/ Agente secreto del estado
cubano encargado de infiltrarse en los medios disidentes, Manuel David Orrio
salió a la luz con el arresto de 64 periodistas en 2004. Hoy anima una página
web en internet que continúa teniendo un carácter “disidente”. A pesar de las
preguntas que pueden plantearse sobre la autenticidad de su actitud de opositor,
Orrio no practica el lenguaje estereotipado oficial. Sus observaciones sobre la
sociedad cubana de hoy no carecen de interés. </DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información
difundida por Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios,
redes alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda.
Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A> </DIV>
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</DIV></FONT></BODY></HTML>