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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria</FONT></U><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 30 de mayo 2007<BR>Redacción y
suscripcciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Brasil</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El Movimiento de los Trabajadores
Sin Tierra (MST) del Brasil</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Sus orígenes y el carácter de su
lucha. Tierra viva *<BR></DIV></STRONG></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Ana María Rocchietti
**</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial size=2></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial size=2>Revista
Herramienta</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.herramienta.com.ar/"><STRONG>http://www.herramienta.com.ar/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Este ensayo tiene por objeto analizar uno de los
movimientos sociales más importantes de América Latina en la actualidad: el
Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) del Brasil, y es fruto de una
visita y convivencia que tuvimos en uno de sus asentamientos en el Estado de
Santa Catarina, en el transcurso del año 2000 [1] . Además de representar una
nueva clase de revuelta campesina (tomar la tierra sin emplear las armas),
ofrece la posibilidad de analizar la crisis de acumulación del capitalismo
latinoamericano y la lucha social en torno al trabajo y la tierra. El trabajo
examina la definición –por los miembros del MST– del carácter de su lucha y del
concepto de libertad.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Sin Tierra</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En distintos documentos electrónicos [2] y en numerosos
folletos de circulación interna, el MST relata sus orígenes y la naturaleza de
sus batallas. Nace en “las luchas concretas” que los trabajadores rurales del
Brasil fueron desarrollando en la región del Sur por la conquista dela tierra.
El MST quiere la expropiación de los latifundios improductivos (actualmente en
posesión de hacendatarios nacionales o de monopolios extranjeros) y quiere la
definición de un máximo de hectáreas para la propiedad rural. Se manifiesta en
contra de los proyectos de colonización y reclama una política agrícola
destinada al pequeño productor. Exige la democratización del agua en la región
nordestina y el cobro del impuesto territorial rural para destinarlo a la
reforma agraria.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El movimiento remonta su historia a las luchas de indios
y negros durante la Colonia hasta el final del siglo xix, uniendo la lucha por
la libertad con la lucha por la tierra propia. También recupera como propios los
movimientos campesinos mesiánicos de los Canudos, del Contestado y el Cangaço,
así como numerosas revueltas regionales del siglo xx. Entre 1950 y 1964,
surgieron las Ligas Campesinas, la Unión de Labradores y Trabajadores Agrícolas
del Brasil y el Movimiento de Agricultores sin Tierra, todos ellos destruidos
por la dictadura militar que derrocó a Joao Goulart en 1964 (precisamente cuando
éste intentó aplicar una reforma agraria) En la década de los ochenta, al calor
de la lucha por la democratización del país, surgieron las ocupaciones
organizadas, protagonizadas por centenares de familias. En 1984, en su primer
Congreso, se dieron el nombre de Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin
Tierra o MST.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al día de hoy, 140.000 familias conquistaron la tierra
atravesando dos etapas (una tan difícil como la otra): las de acampado y
asentado. El movimiento se extendió a 22 estados y tiene una organización muy
sólida, fundada en la democracia de base. La unidad de organización es la
cooperativa, la propiedad colectiva de los medios de producción y la
distribución igualitaria del producido comunitariamente. La tierra conseguida
por el MST, a través de la ocupación, es tenida en condominio por los
trabajadores pero vuelve al MST cuando los hijos (la nueva generación) llegan a
la edad productiva para una nueva distribución. Cada miembro del MST debe
conquistar tierra volviéndose un “acampado”, ya que la misma es inalienable y no
se hereda. Las cooperativas locales están asociadas a la Confederación de
Cooperativas de Reforma Agraria del Brasil y, principalmente, son las dedicadas
a la agroindustria las que han elevado el nivel de vida de los asentados. La
media de la renta en los asentamientos agrícolas es de casi cuatro salarios,
mientras que en la agroindustria [3] es de casi seis. El MST promueve la
capacitación agraria y está asociado a numerosos profesionales en esa materia y
en otras. [4] Asimismo, está asimilando a su sistema de producción y
comercialización a numerosos productores pequeños (no ocupantes) que han visto
la posibilidad de progreso en el sistema productivo del MST.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El movimiento pone gran atención a la educación de sus
miembros y afirma entenderla como mucho más amplia que la escolaridad y la
alfabetización; particularmente, como un proceso de toma de conciencia y de
liberación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cada ocupación amplía la base social de la lucha por la
tierra ya que representa la lucha contra el hambre y la miseria, es decir, por
la vida. En sus orígenes, el MST tenía profundas conexiones con el trabajo de
las pastorales sociales de la Iglesia Católica (Comisión Pastoral de la Tierra,
Pastoral Obrera, CIMI y PPL). En ocasión de la Asamblea Nacional Constituyente
de 1988, la reforma constitucional incluyó en su texto la reforma agraria,
comisionando al Ejecutivo para expropiar y entregar tierra improductiva, proceso
que los sucesivos gobiernos cumplieron en una medida muy escasa y a través del
ejercicio de violencia militar (legal e ilegal). Los hacendados se agruparon en
la Unión Democrática Rural, utilizando a paramilitares para intentar parar la
expansión del MST.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El movimiento invoca el mayor momento de violencia
institucional como fundacional de su razón histórica: el 17 de abril de 1996,
los acampados de El Dorado dos Carajás fueron masacrados por el gobierno de
Brasilia. La policía militar disparó con metralletas contra la gente desarmada
que bloqueaba una carretera, después de haberles prometido negociar. Todo lo
ocurrido fue grabado por cámaras de televisión que inesperadamente estaban en la
escena. Allí murieron 19 acampantes, quienes son considerados desde entonces
como mártires del MST. El hecho concitó el interés y la simpatía de vastos
sectores de la sociedad brasileña.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La existencia de grandes masas humanas sin tierra en el
campo brasileño es resultado del coronelismo, del latifundio improductivo y de
la modernización capitalista. El coronelismo fue y es la oligarquía rural que se
perpetúa en el poder político del Brasil, colocando al Estado a su servicio y
cuyo origen está en la distribución colonial de las tierras y su régimen de
concentración y herencia. Los terratenientes, pero también el capital
extranjero, monopolizan grandes extensiones de tierra, muchas de las cuales no
se dedican a la producción y son defendidas con verdaderos ejércitos privados.
La modernización técnica y de procedimientos comenzó durante la dictadura
militar procurando una reconversión capitalista del campo. Se produjo la
expulsión de población hacia las grandes ciudades, el desempleo rural y la
quiebra de los pequeños productores. En el sur, muchos eran de origen alemán o
polaco y acostumbrados a la agricultura intensiva en parcelas pequeñas, sistema
que no resistió el avasallante ingreso del capital nacional y extranjero. Por lo
tanto, la secuencia de acontecimientos en el ámbito rural resultó en la
concentración de la propiedad tanto de la tierra como de los medios de
producción y de la propia producción.</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Tierra Viva</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El MST dice tener tres grandes objetivos: la tierra, la
reforma agraria y una sociedad más justa. La reforma agraria necesaria debería
garantizar el trabajo para todos, con la consiguiente distribución de la renta;
la producción barata de alimentación barata y de calidad para toda la población
brasileña posibilitando su seguridad alimentaria; garantizar el bienestar
social, la justicia social, la igualdad de derechos; difundir los valores
humanistas y socialistas en las relaciones entre las personas, eliminando la
discriminación religiosa, racial y de género; crear las condiciones de
participación igualitaria de las mujeres en la vida social; preservar y
recuperar los recursos naturales (suelo, aguas y selvas) e implementar la
agroindustria y la industria como factores de desarrollo en el interior del
país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las medidas estructurales empezarían con la
democratización de la propiedad de la tierra y de los medios de producción, con
la supremacía del trabajo sobre el capital; la tierra debe ser entendida como un
bien de la naturaleza al servicio de toda la sociedad. El MST denuncia la
manipulación monopólica por parte de las empresas agroquímicas y de transgénicos
que desvía la producción doméstica campesina hacia la producción intensiva de
exportación y, particularmente, a la Organización Mundial del Comercio (OMC) por
propiciar el libre comercio, pero simultáneamente favorecer a las
transnacionales que controlan, de hecho, el 85% de la producción mundial de
alimentos. El derecho a la tierra no consiste solamente en acceder a una parcela
sino en poder sacar rendimiento de las conquistas de forma organizada y en crear
puestos de trabajo para los jóvenes que no se hallan atraídos para trabajar la
tierra. Después de cada ocupación el MST desarrolla una alternativa a la
improductividad. Se trata de ocupar la tierra para trabajarla y producir.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otra de las formas de lucha (dirigida a sostener su
perspectiva ideológica ante la sociedad civil brasileña) es la marcha popular,
caminatas de miles de personas a través de miles de kilómetros [5] con el fin de
realizar la pedagogía del ejemplo: demostrar a la sociedad brasileña que hay
otras maneras de hacer política y de luchar por los intereses colectivos
haciendo ver que alguien tiene que gritar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El MST propone organizar a los trabajadores en
sindicatos, cooperativas, asociaciones, comités, movimientos, etc., de acuerdo
con su experiencia, tradición y realidad local; la organización popular es
garantía de ciudadanía. La vía de acción es el planeamiento orientador de la
producción, estimulando la participación, el control, la organización de
cooperativas, la autogestión o la coparticipación en las empresas donde trabajan
asegurando para los trabajadores derechos laborales y sociales (salario digno,
condiciones justas de trabajo, jornada de trabajo adecuada, participación en el
resultado económico de las empresas, capacitación y especialización
permanentes). Este programa deberá ser un instrumento para llevar la
industrialización al interior del país. El aumento de la productividad del
trabajo y de la tierra será logrado preservando el medio ambiente y los recursos
naturales.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Tensiones centrífugas, contextos
autoritarios</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>América Latina es un continente cuyos productos básicos
siempre han sido importantes para el mundo industrializado y, por lo tanto, su
subdesarrollo es el “... resultado de la penetración imperialista que crea –a
través de las inversiones extranjeras– una gigantesca bomba de succión del
excedente y la transferencia del control de gran parte de sus recursos
productivos a las grandes corporaciones imperialistas” (Cardoso y Brignoli,
1987). Teóricos clásicos en la formación académica latinoamericana como Celso
Furtado (1961), Paul Baran, Paul Sweezy (1966), Gunder Frank (1967) y Darcy
Ribeiro (1972) ponían el acento en que este proceso se llevaba a cabo a través
de la sobre-explotación de la mano de obra y el predominio de la plusvalía
absoluta.<BR>El modelo de organización social fundamental, históricamente
constituido durante la época colonial, pero sostenido desde su colapso hasta el
presente, ha sido la gran propiedad. Ella es un modelo de relaciones sociales
propicio a la servidumbre y a la miseria endémicas y, también, un modelo
político basado en el patronazgo del propietario. Las grandes ciudades son
reservorios de trabajadores expulsados en el curso de la modernización posterior
a la Segunda Guerra Mundial. América Latina, aún con sus diferencias regionales,
es una gran sociedad pigmentocrática, estamental, autoritaria hasta la crueldad.
La vida personal de los desposeídos no cuenta mucho y actualmente se verifica un
movimiento regresivo hacia situaciones colectivas parecidas al período anterior
a los estados populistas, los cuales realizaron una mediana distribución del PBI
sin eliminar la geografía de la pobreza estructural: desempleo, extensión de la
jornada laboral, inestabilidad en el empleo, trabajo por fuera de los contratos
formales o de los contratos colectivos, descenso del poder de los sindicatos,
fragmentación de la fuerza laboral y pérdida de derechos previsionales y de
seguridad en el trabajo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>Después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos
se transformaron en la primera potencia de Occidente y su industria armamentista
consiguió continuar haciendo buenos negocios a través de una estrategia de
belicismo permanente. La Guerra Fría enriqueció a esa industria y favoreció que
los excedentes de capital presionaran para tener el control de la economía de
América Latina difundiendo el mito de la modernización y del consumo y
preparando las condiciones para que se instalara el capital monopolista. Se
multiplicaron en todos los países filiales de las grandes compañías
norteamericanas y el gobierno norteamericano empezó a vincular su política
exterior con los intereses privados de estas compañías. Si bien el continente
era (y es) un mercado restringido (ya que son minorías las que pueden acceder a
estándares de consumo equiparables a los de los países occidentales
desarrollados, el proceso requirió el control de los gobiernos nacionales o, en
caso contrario, su desestabilización e implantación de dictaduras militares
sangrientas. La consecuencia fue la profundización de las desigualdades
sociales, la expoliación de las riquezas nacionales y la sangría
financiera.</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los años cincuenta (inmediata posguerra) la CEPAL
(Comisión Económica para América Latina), cuya acción técnica e interpretativa
de los acontecimientos latinoamericanos fue de gran influencia política e
intelectual, comenzó a formular un modelo desarrollista, basado en la
postulación de que el desenvolvimiento económico se producía por etapas y que el
atraso latinoamericano no era sino un estadio que debía ser superado a fin de
alcanzar los estándares europeos y norteamericanos. A tal fin, la CEPAL
recomendaba una industrialización nacional sustitutiva de importaciones (a fin
de equilibrar los términos de intercambio) e integrar las masas populares al
consumo. Existían dos requisitos: la desaparición de las viejas oligarquías y la
combinación de la acción del Estado y la iniciativa privada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Después de colapsado este sistema teórico, los
intelectuales latinoamericanos (liderados por Fernando Enrique Cardoso) pusieron
el acento en la dependencia, ya que la experiencia histórica demostró que el
comercio exterior era deficitario para los países del continente, requería de
los recursos de la exportación para financiar las importaciones industriales y
las multinacionales remitían a sus matrices la mayor parte de la riqueza
producida. La teoría demostraba que el capitalismo periférico poseía límites
estructurales para el desarrollo, así como que centro y periferia eran parte del
mismo contexto y no economías más y menos desarrolladas, más y menos
favorecidas, más y menos capaces.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Entre otras consecuencias, esta realidad impidió la
reforma agraria: sea por la represión de sus conatos, como por la formación de
una opinión pública no favorable a ella en la población urbana de clase media,
que resultó así aliada de la oligarquía terrateniente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Tierra y Libertad</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La ascendente marginalidad en el mundo es una
consecuencia del dominio y portentoso crecimiento de los grandes conglomerados
capitalistas. Para éstos, sus auténticos progenitores, se trata de un
subproducto despreciado y despreciable. No se le puede tomar en cuenta frente a
los requerimientos de la explotación, ni figura en los cálculos económicos. Vive
en los poros de la sociedad capitalista, pero son poros que se dilatan
peligrosamente. Sus condiciones existenciales no se rozan con el resto de la
comunidad, aunque despliegan sus actividades dentro del mismo espacio físico.
Allí establecen su vínculo: el de la delincuencia y la degradación social.
(Cerletti, 1993: 38)</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>El MST es un movimiento campesino con carácter popular,
sindical y político y se manifiesta contra la base económica, social y militar
de la sociedad clasista brasileña. Sus integrantes saben que toda su dirigencia
está condenada a muerte por los hacendados y que los acampantes pueden ser
atacados en cualquier momento por las fuerzas represivas del Estado. Sostienen
que la forma de vivir parte de las formas del hacer y hoy se constituyen en una
realidad territorial en el Brasil.<BR>¿Su forma de pensar afecta nuestro
pensamiento sobre lo social, formado en el seno epistemológico de las ciencias
sociales contemporáneas?. Este problema lo desarrollamos a continuación.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Pensamiento y Sociedad</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]<BR>En América Latina la extracción de plusvalía y
de recursos materiales alimenta el flujo de riqueza que va hacia el exterior
(los grandes mercados internacionales de capital financiero); el capital interno
y externo genera ”periferia” en la medida en que la sociedad que genera es una
sociedad basada en la ganancia y en las clases sociales y determina una
geografía de pobreza bien demarcada en las ciudades y en el campo. La última
etapa asumida por el capital, la globalización (es decir, el mundo unificado por
el totalitarismo del capital), requiere verticalidad, una suerte de eficientismo
autoritario que consume, a través del acatamiento a las decisiones de los
grandes centros financieros, la acumulación de ganancia necesaria para asegurar
su continuidad y crecimiento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>La ciencia social latinoamericana estudió intensamente el
problema de la explotación, de la sobredeterminación ideológica por la base
material de la producción y el papel del Estado en la garantía de ese proceso.
En las dos últimas décadas dedicó su atención –particularmente con la teoría
gramsciana de la hegemonía– a la dominación ideológica y a los mecanismos de
reproducción de la sociedad gobernada por el principio del capital, de modo que
si bien capital y trabajo están enfrentados secularmente, la superficie de la
vida social exhibe un equilibrio comprometido con distintas modalidades de
subordinación. Este equilibrio, su funcionalidad, su carácter sistémico, la
racionalidad de sus actores o agentes, encubre la guerra económica y cultural
que se lleva miles de vidas anualmente y la crueldad del orden social y
anestesia la posibilidad de reacción de millones de personas. Pero, lo más grave
es que exhibe ese orden y a su gobierno como un orden “natural” [6] .</DIV>
<DIV align=justify><BR>Gilberto Freyre (1984) presentó, en su libro Casa Grande
e Senzala, al Brasil como una sociedad integrada e híbrida, donde a los amos y a
los esclavos, a la casa europea y rica y a la barraca donde vivían,
respectivamente, blancos y negros, le sucedió una raza armónica y creativa a
causa de su hibridez. Blancos y negros (e indios) se mezclaban sin mezclarse
para hacer nacer al Brasil moderno. Ese mito social alimentó la ideología de las
clases alta y media como contracara de la geografía real de la exclusión y de la
periferia social. La Casa Grande quedaba así, ornamentada por la virtud de
ordenar –desde el Estado– a las clases sociales frente a sí, aplicando un férreo
sistema de explotación y de dominación [7] . Los sueños populistas del
varguismo, el progresismo desarrollista de Janio Quadros y de Joao Goulart
solamente representaron instancias políticas para desenvolver la ficción de un
país moderno e industrializado (tarea que quedó finalmente bajo el dictum del
golpe militar, aliado y fomentado por los dueños rurales y los empresarios
nacionales y extranjeros. </DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>El MST adquiere fortaleza política en la organización. Es
una organización constituida a partir de tres columnas: dirigencia, moral
productiva y disciplina democrática. Y esto, por sí mismo, tiene efectos
epistemológicos en el sentido de dónde encontrar su verdad. Las personas que han
sido “acampantes” y que ahora son “asentadas” expresan que el período de
campamento fue muy doloroso. Lo fue por las condiciones en que vivieron (sin
agua, sin luz, sin medios de transporte, con escasa o nula atención sanitaria,
por el frío, la humedad o las alimañas) y por el desprecio social sufrido. Todos
expresan que valió la pena, pero que no saben si tendrían fuerzas para volverlo
a intentar. El terror nocturno y la espera de la represión policial o militar se
volvió –más que una amenaza– una forma de existencia. [...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>El dolor colectivo y personal afrontado ante la exigencia
de seguir conquistando tierra exige volver continuamente a la historia del
movimiento. Tarea que realizan continuamente la dirigencia y los asentados. Esa
historia es sintetizada como historia de una liberación y, por lo tanto, de
libertad. Esta afirmación de la libertad afecta el análisis de lo social y lo
hace mediante tres propuestas que son programáticas para el MST: la acción
directa no violenta, la conquista de la tierra (a la que llaman
territorialización) como sufrimiento y organización, y la conquista de la
libertad a través de la tierra.</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>El MST otorga valor fundacional al campamento como
experiencia porque en él el tiempo de vida (la espera, la duración) carece de
alienación en la medida que genera más vida. Es una duración autoconstituida y
autodeterminada, realizada a través de una moral productiva emancipada de la
tensión entre la cantidad y el tiempo libre de vida.</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>La territorialización posee un efecto trascendente: es el
momento en que cada miembro del pueblo, de la masa popular, descubre los
tremendos efectos de su participación. Éstos son básicamente una nueva dignidad
y un nuevo pensamiento colectivo, los que permiten coagular la energía social de
los excluidos transformándolos en una “humanidad organizada”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>La paradoja es que el campamento consiste en un
acontecimiento (histórico) pero, a la vez, es una experiencia transhistórica: un
campamento contiene a todos los otros campamentos de la territorialización del
MST. Comienza –como atestiguan los protagonistas– con una experiencia subjetiva
y objetiva intransferible (para muchos de los ahora asentados, casi irrepetible,
increíblemente larga); la carpa materializa el mundo doméstico que se hace
heroico (lavar, preparar la comida, atender a los niños y a los enfermos,
alfabetizarse, participar de las asambleas, hacerse “cada vez más conciente”) y
que se encuentra siempre al borde de la muerte, esperando la llegada de la
policía, de las tropas, de los pistoleros, del hacendado. Cuando la carpa se
transforma en “casa”, se alcanza la primera victoria heroica y se va
desarrollando una politicidad que –según ellos definen– es
democrático-socialista. El principio de realidad de este pensamiento social es
seguir ocupando como derecho de sobrevivencia; este derecho es derecho político
y derecho de verdad: justicia e igualdad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Ésta es la historia</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]<BR>La historia del sudoeste de Paraná (y de Santa
Catarina, los dos estados donde comenzó el movimiento) empieza por los pueblos
indígenas, los cuales fueron ferozmente perseguidos y muertos, ya que colonos y
criadores de ganado armaban grupos para salir a cazarlos. Los indios eran
considerados fuera de la ley y su asesinato era estimulado y considerado como
una obra meritoria para permitir “...a marcha ascendente da nossa
civilizaçao...” [8] .</DIV>
<DIV align=justify><BR>A mediados del siglo xix toda la región al oeste de los
campos de Curitiba y del camino hacia el sur estaba prácticamente abandonada y
era una preocupación para el rey de Portugal. El interés por ocuparla fue
atrayendo la atención de los hacendados y de los criadores de ganado que se
fueron aproximando a los campos de Palmas. Las regiones, hoy conocidas como
Sudoeste de Paraná y Oeste de Santa Catarina, hasta el final del siglo pasado
eran tenidas como Tierras de Nadie, aunque ocupadas por 9601 habitantes, de los
cuales 4.173 eran indios. Los gobiernos y las empresas colonizadoras invertían
sumas de dinero razonables para contratar cazadores de indios. Esta región era
conocida como Contestado porque era reclamada, por un lado, por la Argentina y,
por otro, por Paraná y por Santa Catarina.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La estrategia de los portugueses fue dividir a los indios
en “bravos” (no sometidos) y “mansos” (los que colaboraban con ellos). Así, los
portugueses penetraron en los campos de Palmas, que se volvieron el municipio
más antiguo y de mayor concentración de latifundio. Después de 1839 los indios
bravos fueron sometidos o masacrados. En 1892 se inició una revolución federal
en Río Grande do Sul. Tuvo como telón de fondo la revuelta popular campesina
contra la política fundiaria del gobierno estadual y del gobierno federal. Un
gran número de poseedores de tierra la perdieron a favor de los “coroneles”,
amigos del poder. Los federalistas (o maragatos) luchaban contra los
“legalistas” (o chimangos). Los primeros avanzaron hasta Santa Catarina y hasta
Paraná, cuando fueron derrotados por las tropas de Floriano Peixoto. Hubo
ejecuciones en masa y degüellos y, como final de la revolución, muchos maragatos
debieron incursionar en regiones desconocidas, donde nadie tenía control
efectivo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 1911, con la construcción del ferrocarril San
Pablo-Río Grande, una multinacional norteamericana recibió del Gobierno la
autorización para ocupar una faja de 15 kilómetros a cada lado de la vía. Fue el
comienzo de la guerra del Contestado que terminó en 1915 con más de 8.000
muertos. Después de innumerables batallas, los “invencibles” (como eran
conocidos) fueron exterminados por una fuerza de 7.000 soldados. Los indios y
los caboclos que vivían en aquellos lugares perdieron el derecho a poseer tierra
y se volvieron asalariados en la construcción de caminos o en las madereras.
Cuando estas obras terminaron, miles de personas quedaron sin empleo y sin
tierra. Entonces, hacia 1920 vivía en esta región una población de
aproximadamente 6.000 habitantes. Eran indios que no se dejaron someter y
caboclos desempleados de las haciendas de ganado de la región de Palmas,
Clevelandia, Campo Eré y Guarapuava. Eran argentinos que avanzaban detrás de la
yerba mate y de la madera. Eran refugiados de la justicia. Eran maragatos
derrotados en la Revolución Federal. Eran desempleados sin tierra de la
“ferrovía” y derrotados de la guerra del Contestado. “A resistencia contra as
companhias colonizadoras, nos anos 50, vem dessa gente valente e corajosa,
herença de uma passado de muito sofrimento, luta e resistencia...” [9] .</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 1951 se instaló en la región la CITLA (Clevelandia
Industrial Territorial Ltda.) y trata de implantar un modelo de colonización en
el que la venta de la tierra era la actividad principal. Los colonos se
levantaron contra esa compañía y sus subsidiarias por su acción arbitraria y
violenta, la especulación inmobiliaria y la explotación de la madera. Al
principio actuó mediante la persuasión y, a partir de 1956, por la violencia. Al
principio, la reacción de los habitantes fue reivindicatoria, luego se
constituyó un embrión de organización, cuando percibieron que la vía judicial
era inútil. Las compañías empezaron a usar un instrumento desconocido hasta
entonces en la región: el jagunço. Eran traídos desde afuera como asalariados
que debían desempeñar el papel de “corredores”, pero se constituían en
parapoliciales que contaban con el apoyo de la policía estadual. Esta fuerza
contaba con jeeps y camionetas y con un armamento moderno y tenían sueldos muy
altos. Ellos debían obtener la venta de las tierras en el menor tiempo posible y
con la mayor ganancia. Recorrían las propiedades obligando a los colonos a
firmar los contratos, de lo contrario incendiaban las casas, los galpones,
mataban a los animales, violaban a las mujeres, etc. Después del asesinato de
varios líderes colonos, éstos se levantaron el 2 de agosto de 1957. Iba al
frente un colono alemán envuelto en la bandera del Brasil que fue muerto por las
balas de los jagunços. Los prefectos del sudoeste y el jefe de la asamblea
legislativa formaron una comisión y fueron a la capital (Río de Janeiro) para
defender a las compañías de la tierra, pidiendo al presidente de la República su
intervención directa. Ante esto, los colonos debieron hacer uso de la fuerza y
del enfrentamiento. En éstos últimos hubo tres estrategias: unirse a los
farrapos, el enfrentamiento a través de las tocaias y la conciencia de los
líderes que no se dejaron sobornar. En la región de los farrapos uno de ellos
fue amarrado y castrado, su mujer fue violada y sus hijas de 9 y 11 años fueron
asesinadas después de actos de estupro. Rebelados, los colonos pidieron ayuda a
Pedro Santim, también un farrapo refugiado en la Argentina y famoso por su
valentía. Éste, junto con otros líderes, pasó a comandar a los colonos. Pero
esta acción, al ser comandada por hombres fuera de la ley, tuvo procedimientos
semejantes a los de los jagunços.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El grupo de Santim quería acabar con los directores de
las compañías y organizó una emboscada en el kilómetro 17 de la ruta que une San
Antonio y Capanema. Pero los directores levantaron en la víspera una reunión que
iban a hacer allí porque uno de ellos se sintió vigilado y puso en alerta a sus
capangas. Entonces, se enfrentaron colonos y jagunços y murieron siete personas
(dos empleados de la compañía y cinco colonos). Uno de los colonos era padre de
uno de los atacantes. El odio acumulado durante mucho tiempo explotó y unos dos
mil colonos tomaron Capanema. Los elementos de las compañías se refugiaron en
San Antonio, ciudad que se volvió un cuartel general de los jagunços. La
violencia se contagió hacia los habitantes urbanos y las empresas tentaron
sobornar a los jefes con tierras en el Iguazú. Entre el 10 y 11 de octubre de
1957 millares de colonos armados se reunieron en Francisco Beltrao y el
movimiento adquirió mayor expresión. El estacamiento de tres niños fue la gota
que colmó el vaso. Ya no se trataba de una lucha económica sino de una lucha
moral. Comenzaron a llegar a la ciudad camiones llenos de colonos (desde San
Miguel, Jacutinga, Linha Gaúcha, Rio do Mato), otros venían a pié, a caballo, en
carros. La ciudad fue totalmente tomada por ellos. El personal de las compañías
–incluidos los pistoleros– se metió en las oficinas de la Comercial para
finalmente escapar hacia el aeropuerto. Aquí el MST discrepa con la
interpretación de los historiadores sobre el papel del ejército. Según éstos, el
ejército no intervino y entregó el control a los civiles. Para el MST esta
interpretación parte del supuesto de que las clases subalternas son incapaces de
hacer historia sin que intervenga alguien de afuera.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Después de la expulsión de las compañías la lucha
continuó, exigiendo la propiedad de la tierra, bandera de lucha que unió a todo
el sudoeste. Por esa razón, la región votó a Janio Quadros en 1960, en atención
a su promesa de llevar a cabo la reforma agraria. Por decreto número 50379 del
27 de marzo de 1961, Quadros desapropió, declarando de utilidad pública, la
gleba de Misiones y parte de la gleba de Chopim, es decir, el sudoeste de
Paraná. Con la renuncia del presidente, asumió Joao Goulart quien tomó nuevas
medidas a favor de los colonos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La victoria sobre las compañías fue un despertar para la
organización de la sociedad. En los años siguientes a la rebelión, se inició un
proceso de desarrollo del sudoeste, el cual significó una gran devastación de
las selvas y de las araucarias. Caían las selvas y surgían las rutas y las
plantaciones de maíz, poroto y trigo. Este proyecto de construcción del sudoeste
fue idealizado destacando la gran diversidad de costumbres, orígenes e
ideologías: descendientes de italianos, alemanes, polacos, caboclos, indígenas
de distintos niveles educacionales y sociales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La intervención de la Iglesia es sintetizada por el MST
de la siguiente manera: una primera fase misionaria hasta 1960, con visitas a
las comunidades para realizar bautizos, casamientos y misas conociendo mejor que
nadie la realidad campesina; una fase de renovación de la Iglesia Católica por
el Concilio Vaticano Segundo, que incentivó la organización sindical y
cooperativista, y una tercera fase de pastoral específica desde 1980 con el
surgimiento de la Comisión Pastoral de la Tierra, Pastoral Rural, Pastoral
Obrera, Pastoral de los Niños avanzando hacia una organización social y
ecuménica. También se instalan en esta última época muchas otras iglesias en la
región. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Entre 1980 y 1995 es retomada la lucha por la tierra
después del éxodo rural y el establecimiento de los colonos más fuertes, de los
profesionales y de los comerciantes en las ciudades desde donde impulsan el
monocultivo de soja y la maquinización. La nueva lucha es llevada a cabo por los
expulsados de la agricultura mecanizada y financiada, junto con los hijos de los
pequeños propietarios y a través del MST. Contradictoriamente, es también la
fase del segundo éxodo rural: un gran número de familias dejó el campo para
buscar empleo en la ciudad y en las nuevas fronteras agrícolas como Mato Grosso
y Rondonia [10] .</DIV>
<DIV align=justify><BR>Dice James Petras:</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Qué significación tiene el movimiento sin tierra en
forma general? Que muestra teóricamente y en la práctica que la ofensiva
neoliberal puede ser derrotada. Cada año, 25 o 30 mil familias ganan contra los
aliados de Cardoso, ganan en el sentido práctico, ganan terreno, ganan
autogobierno, ganan sus escuelas, ganan capacidad de cultivar las tierras
colectivamente para alimentar a la gente hambrienta del campo. Contra el Banco
Mundial, contra el Fondo Monetario, contra la policía militar y contra el ex
marxista, ex sociólogo, presidente Fernando Enrique Cardoso. (Petras, 2000:
47)</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>MST: territorialización, comunidad y
argumentación</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]<BR>En el seno de la estructura económica, las
comunidades rurales, fundadas en la producción doméstica para la
autosubsistencia y la comercialización de excedentes (en general, de
rendimientos bajos), los métodos de producción aseguran la reproducción física
de los individuos y la reproducción social en todas sus formas. Pero su
característica sobresaliente –en el mundo globalizado– es, sin importar su mayor
o menor grado de aislamiento, su capacidad para transferir valor al mercado
capitalista, especialmente bajo la forma de hombres y mujeres con fuerza de
trabajo pero que son mantenidos en sus economías comunitarias y domésticas
permitiendo su ir y venir hacia los centros que ofertan puestos de empleo por un
salario cada vez más bajo, ya sea por migraciones temporarias o por éxodo rural
(Meillassoux, 1977). Es decir, toda comunidad y economía domésticas están
articuladas al capital a través de una conexión orgánica con distintas
fracciones del capital., el cual posee la capacidad de generar estructuras
sociales heterogéneas en el interior de una sociedad de escala compleja y de
realización territorial muy extensa (especialmente en América Latina, en que la
latitud de los países es en algunos casos cuasi continental). En este sentido,
el trabajo cooperativo propone poner un obstáculo a este movimiento de reserva
de trabajadores y –simultáneamente– de acelerada extracción de valor en trabajo
temporario así como en producción alimentaria complementaria. <BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>En un documento previo a la consulta popular
plebiscitaria sobre un proyecto alternativo para el Brasil (no pago de la deuda
externa, combate al latifundio) en septiembre del 2000 y repartido en un
seminario de capacitación sobre el manejo de suelos, el MST, bajo la firma de
Plinio Arruda Sampaio, dice que en el campo popular es preciso señalar la
extraordinaria división e incomunicación entre las fuerzas que lo componen. En
el medio urbano se notan divisiones dentro de la CUT (Central Única de
Trabajadores); en el medio rural, el MST, la MPA, la MAB, la Contag, siguen
estrategias distintas en relación con las reivindicaciones de la población
rural. Dentro del Partido de los Trabajadores (PT), las tendencias de izquierda
se muestran incapaces de desarrollar una estrategia común. Esto es fruto de
procesos sociológicos complejos y diversificados y responden a circunstancias y
acontecimientos imprevisibles. Los factores determinantes de la situación son el
desempleo y el empobrecimiento del pueblo y de sus organizaciones. Esto no
afecta sólo a los obreros, sino también a las clases medias e inhibe la
articulación de grandes movimientos de masas. Sindicatos, iglesias, entidades de
la sociedad civil tuvieron que reducir sus actividades por falta de
financiamiento. Pero en el plano socio-político lo que se puede identificar es
la incapacidad de las izquierdas para producir una teoría revolucionaria
arraigada en la realidad brasileña. Siempre trabajaron con versiones
simplificadas y reduccionistas de las grandes teorías socialistas del siglo xix,
sin incorporar estrategias y tácticas de los análisis de pensadores como Caio
Prado, Florestán Fernández y Celso Furtado. [...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por eso es necesario introducir en la agenda política del
país tres temas básicos: Tierra, Trabajo y Techo. Debe reemplazar el actual
discurso político que dice sólo lo que el elector quiere oír (especialmente el
de clase media) por una denuncia de la farsa de la democracia de elites. Las
revoluciones políticas son siempre el resultado de la lucha incansable de
personas de mucha fe y de mucha esperanza (Arruda Sampaio, 2000).</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La centralidad del trabajo</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>[...]</DIV>
<DIV align=justify><BR>El MST declara construir el socialismo, pero sobre la
base de la negociación dentro del sistema político actual (democracia
representativa, división de poderes, partidos y corporaciones). En esos
términos, consigue tierras a través de la expropiación que debe hacer el
gobierno federal bajo la normativa de la Constitución nacional; establece
vínculos socialistas hacia el interior del movimiento, de sus campamentos y de
sus asentamientos pero en el seno de una sociedad nacional capitalista, dentro
de la cual es una disrupción que no será admitida –tarde o temprano- en virtud
de su organización. Por último, enfrenta al Estado brasileño al ofrecer una
realidad territorial y demográfica y, simultáneamente, confluye hacia un orden
social al que condena, pero que confía disolver por crecimiento acumulativo de
acciones de territorialización.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para los miembros del MST la experiencia de ocupar
latifundio significa la diferencia entre la vida y la muerte (ésta definida como
ir a parar a la favela o al estacionamiento debajo de la autovía). Por eso, la
moral productiva es el único reaseguro para seguir ocupando y resistir; de tal
modo que el centro de la vida es el trabajo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Holloway dice que la idea de la revolución conciente
realizada por un sujeto que se recompone a través de la centralidad del trabajo
debe ser reemplazada por otra: la de que podemos vivir con muchas formas de
conciencia diferentes (López Collazo, 1999). Hay bastante razón en esta
afirmación, ya que la formación de la conciencia no habría de ser un
acontecimiento unidimensional. Muchas direcciones de vida intervendrían en la
conciencia y en la existencia. La existencia en el campamento forma y funda una
conciencia específica tanto como intransferible en lo personal y en lo
histórico.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La totalidad concreta que se manifiesta en los
campamentos y asentamientos del MST deviene poder del trabajo porque expresa el
carácter más perverso de aquélla: es una totalidad (una formación económica y
social) basada en el interés individual, en ausencia de participación y en
ausencia de solidaridad. En ella el trabajo tiene productividad, pero no poder.
Por eso, el régimen político y social del capital avanza cada vez que somete al
trabajo. Lo “concreto” de esta totalidad es la explotación humana por el
plusvalor; esto hace que el trabajo oprima o libere en relación directa con el
destino de su resultado: o se lo administra o se lo apropia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Cómo debería contarse esta historia? Ya que ella es
tierra viva de la lucha y ésta le da razón y objetivo, el relato de la historia
debería ser detallado en acontecimientos, a la manera en que lo hacen los
documentos del MST, con nombres, hechos y consecuencias. Perder un detalle de la
misma, por más nimio que fuera, equivaldría a hacer desaparecer el sentido mismo
de la historia. Y este aspecto predetermina el contenido de la ciencia social:
la hace histórica y la nutre de detalles, aspectos y atributos para hacerla
didáctica y moral. Esto es, demarca cómo la historia debiera haber sido y
debiera ser. Toda otra acción niega la libertad.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Acción y argumento</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Cuál es el objeto prioritario en la investigación y
reflexión latinoamericanas? A pesar de lo diverso del actual campo
socio-antropológico, parecería lógico poner el énfasis en el conflicto y en las
tendencias que ascienden en el mundo contemporáneo, especialmente las de
enfrentamiento de sectores subalternos con el Estado, delimitando el surgimiento
de nuevos grupos y modalidades de protesta. En un cuadro de violencia mediática
(exceso de información desconectada, fuerte acción subliminar, imposición de
modelos de consumo y de ideología) la “razón política” de los movimientos debe
aparecer como una contra-cultura. No basta la acción directa sino que es preciso
imponer nuevas categorías para aprehender la historia que se desenvuelve.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En este sentido, la “verdad” de las consignas no equivale
a la “verdad” de la acción y explica el hecho de que se adopten como legítimas
normas de valor consensual, creencias mágicas y religiosas, mecanismos rituales
y reciprocidades económicas (Cfr. Berno de Almeida 1989: 122). La verdad, además
de sostenerse en un programa históricamente constituido, se genera en el
conocimiento sobre realidades que establecen las demandas sociales y sin cuya
expresión pública y política (en este caso, la toma de tierras) permanecerían
ocultas e incomprendidas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el curso de su crecimiento el MST ha impuesto nuevas
categorías de análisis sobre la tierra. Se aparta de la argumentación populista,
puesto que no argumenta el derecho a trabajarla sobre la base del asentamiento
ancestral en ella, ni la identidad étnica, ni el derecho consuetudinario ni
sobre la reivindicación de la pertenencia a una región o a un sentimiento de
arraigo construido por la experiencia de generaciones ni por las tradiciones y
culturas relacionadas con la condición campesina. El derecho a la tierra para
trabajarla es el derecho a la vida.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Sin Tierra” sintetiza una condición social y una
situación histórica. Los hombres sin tierra carecen de consistencia social y,
desde la perspectiva de la burguesía, poseen potencial destructivo inorgánico.
El término “masas” se emplea desde el siglo xviii, especialmente bajo la
significación de “pueblo” anarquizado o de “pueblo” pasivo e ignorante. No fue
objeto de teoría sino hasta la segunda mitad del siglo xix a partir de la obra
de Marx y de Engels (las masas como sujeto revolucionario) adquiriendo dignidad
histórica (Maañón y Morelli, 1995), aún cuando en el transcurso del siglo xx la
sociedad de masas habría de adquirir un lugar sociológico ligado otra vez al
anonimato y la facilidad para ser cooptada por líderes carismáticos o
autoritarios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si 4.800.000 campesinos no tienen en el Brasil un lugar
donde vivir, trabajar o morir, deben necesariamente acabar en la favela. Esa
masa de trabajadores tiene un potencial propio para transformar la estructura
social del país. El MST afirma concentrarlo y expresarlo como vía campesina a la
revolución social haciendo valer su carácter popular, sindical y político. El
momento decisivo de las actuales luchas sociales es la redefinición de lo
político, especialmente subvirtiendo el orden a través de transformar o
consensuar nuevas categorías de la percepción del mundo social, ya que el logro
básico del Estado es la adhesión al mundo tal como es (Cfr. Bourdieu, 1999). En
realidad, puede verse que la historia de toda la sociedad está presente en cada
familia acampada (Cfr. Bertaux, 1996: 28). La transformación proviene de romper
con el régimen de propiedad privada heredable y con el régimen de servidumbre de
las personas y, por eso mismo, toma primacía el colectivo “territorializado” y
el acampado da sentido a su experiencia de sufrimiento y libertad.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Quién escribirá la historia?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Este hombre trabajó<BR>¿quién escribirá su
historia?<BR>............................................<BR>voy hacia el fuego
como una mariposa<BR>y no hay rima que rime con
vivir<BR>...........................................<BR>no te pares, no te
mates,<BR>sólo es una forma más de demorarse.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las voces vivientes de los acampados-asentados del MST
ofrecen una nueva dimensión del pensamiento social latinoamericano: tienen
definida una dirección histórico-política y la llevan a cabo a través de la
territorialización organizada y la moral productiva. Pero, al mismo tiempo,
demarcan los alcances de las consecuencias de su estudio: no se trata de
investigar la forma de su protesta sino las múltiples formas en que se niega la
libertad positiva (la ausencia de explotación económica y de dominación
ideológica) a los sin tierra.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Este trabajo es fruto de los encuentros de análisis entre
docentes y alumnos del Seminario de Integración en Ciencias Sociales,
Departamento de Historia, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de
Río Cuarto, dictado en colaboración con Marcela Tamagnini y Claudia Harrington y
destinado a los movimientos sociales contemporáneos en América Latina.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* * Licenciada en Ciencias Antropológicas y Ciencias de la
Educación en la Universidad de Buenos Aires. Es profesora titular de Prehistoria
General y de Metodología de la Investigación III (Orientación Arqueológica) en
la Escuela de Antropología de la Facultad de Humanidades y Artes (Universidad
Nacional de Rosario), profesora asociada de Prehistoria y Arqueología en la
Facultad de Ciencias Humanas (UNRC), profesora adjunta interina de Prehistoria
del Viejo Mundo en el Departamento de Ciencias Antropológicas de la Facultad de
Filosofía y Letras (UBA). También es profesora y directora del Departamento de
Historia en el Instituto Nacional del Profesorado “Dr. Joaquín V. González”.
Autora de numerosos trabajos y publicaciones en el país y en el exterior.
Colaboradora de nuestra revista.<BR> <BR><STRONG><U></U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U>Referencias
bibliográficas</U></STRONG></DIV><STRONG></STRONG>
<DIV align=justify><BR>Arruda Sampaio, P. A, “Anotaçoes para uma análise da
Conjuntura”, MS, 18 de agosto del 2000.<BR>Badiou, A., L´Ethique, Hartier,
París, 1993<BR>Benjamin, W., “Charles Baudelaire. Un lirico no auge do
capitalismo”, en Obras Escolhidas, tomo III, Brasilense, San Pablo,
1994.<BR>Berno de Almeida, A. W., “Terras de Preto, Terras de Santo, Terras de
Indio. Uso comum e conflito”, en Hebette, J, E.M. Castro (organizadores) Na
Trilha dos Grandes Projetos. NAEA/UFPA, Belem, 1989.<BR>Bertaux, D., “Historia
de casos de familias como método para la investigación de la pobreza”, Taller,
vol. 1, Nº 1, julio: 3-29, 1996.<BR>Bourdieu, P., Meditaciones pascalianas,
Anagrama, Barcelona, 1999<BR>Bourdieu, P., Cuestiones de Sociología, Itsmo,
Madrid, 2000.<BR>Bourdieu, P., Las estructuras sociales de la economía,
Manantial, Buenos Aires, 2001.<BR>MST (Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem
Terra), Caderno de Formaçao Nº 30 Génese e desenvolvimento do MST, Sao
Paulo.<BR>Cardoso, C.F. y H. Pérez Brignoli, Historia Económica de América
Latina, Crítica, Barcelona, 1987.<BR>Cereletti, J.L., El poder y el eclipse del
socialismo, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1993.<BR>MST,
Documento, De Olho no Passado e Pés no Futuro. 40 anos. A Revolta dos Colonos.
1957-1997.<BR>Foucault, M., La verdad y las formas jurídicas, Gedisa, México,
1985.<BR>Freire, G., Casa Grande e Senzala, Livraría José Olimpio, Río de
Janeiro, 1984.<BR>Furtado, C., Desarrollo y subdesarrollo, Paidos, Buenos Aires,
1961.<BR>Gunder Frank, A., “Capitalism and Underdevelopment in Latin America”.
Historical Studies of Chile and Brazil, Nueva York, 1967.<BR>Hobsbawn, E., Sobre
la Historia, Crítica, Barcelona, 1998.<BR>Kohan, N., Marx en su (Tercer Mundo).
Hacia un socialismo no colonizado, Biblos, Buenos Aires, 1998.<BR>López Collazo,
N., “El poder del trabajo, el sujeto, la conciencia y el fetichismo. Entrevista
a John Holloway”. Herramienta, 10, invierno: 73-85, 1999.<BR>Maañón, M. Y G.
Morelli, La noción de masas, Oficina de Publicaciones del CBC, Universidad de
Buenos Aires, Buenos Aires, 1995.<BR>Meillasoux, C., Terrains et theories,
Anthropos, París, 1977.<BR>Michelini, D. J., “Autonomía ética y moral” en D.J.
Michelini, J. Westen, R. Squillari y P. Whebe (eds) Identidad e integración
intercultural. Cuartas Jornadas Internacionales Interdisciplinarias, Universidad
Nacional de Río Cuarto, Río Cuarto, 2000.<BR>Motta, A., “Gilberto Freyre:
imaginária e construçao de objeto en antropología”, en Antropología, Memoria,
tradiçao e Perspectivas, V Encuentro de antropólogos do Norte Nordeste, Revista
Antropológicas, año III, vol. 7: 115-124, 1998.<BR>Oliveira de Andrade, M., “Las
lutas simbólicas entre o Norte e o Sul: Intelectuais e Instituçoes no Brasil no
sécolo XIX e inicio do século XX”, en Antropología, Memoria, tradiçao e
Perspectivas, V Encuentro de antropólogos do Norte Nordeste, Revista
Antropológicas, año III, vol. 7: 125-144, 1998.<BR>Petras, J., Globaloney. El
lenguaje imperial. Los intelectuales de izquierda, Antídoto, Buenos Aires,
2000.<BR>Ribeiro, D., Las Américas y la civilización, Centro Editor de América
Latina, Buenos Aires, 1972.<BR>Rocchietti, A.M., “La especificidad
latinoamericana: cultura e ideología en la cuestión social latinoamericana”, en
Memoria Latinoamericana, Año V, Nº 4, julio: 79-91, 2000.<BR>Rocchietti, A.M.;
M. Tamagnini; A. Lodeserto y M.L. Gili, “El retorno del Manifiesto”, Actas del
Congreso Nacional de Antropología Social, CD, Mar del Plata, 2000.<BR>Sweezy,
P.M. y P. Baran, Capitalismo e imperialismo norteamericano, Zahar, Río,
1966.<BR>Weber, M., Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México,
1999.<BR>Wellner, A., “Sobre la dialéctica de modernidad y posmodernidad”, La
crítica de la razón después de Adorno, Visor – Tomás Bretón, Madrid,
1993.<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>[1] Esta experiencia formó parte del viaje anual de
estudios realizado a las tierras de los guaraní (Paraje Piraí, Misiones,
Argentina) y Sao Miguel do Oeste (Santa Catarina, Brasil) en agosto de 2000, por
docentes y estudiantes de Historia y Filosofía, con auspicio de los
departamentos de ambas disciplinas, de la Facultad de Ciencias Humanas, de la
Secretaría de Bienestar Estudiantil y de la Secretaría Académica de la
Universidad Nacional de Río Cuarto. El periplo incluyó una estadía en
campamentos del Movimiento de los Sin Tierra en Sao Miguel do Oeste y en
Dionisio Cerqueira y permitió al grupo vivir en ambos lugares unos días durante
los cuales pudo profundizar en el terreno un conocimiento que era
fundamentalmente teórico. Personalmente estuve alojada en el hogar de Celestino
e Ivonne Persch y sus hijos: Jonaina , Josiane, Jocieli y Josiquiel, a 20
kilómetros de la moderna ciudad de Sao Miguel do Oeste; participé de un
seminario sobre manejo de suelos, compartí una asamblea de productores, visité
los campos de cultivo y la fábrica de leche “Terra Viva”. Agradezco a estas
personas haber compartido su pequeña sala, su mesa, su amistad y los documentos
del MST que alimentan este trabajo.<BR>[2] Su sitio en Internet es
www.mst.org.br. Son de especial importancia la revista del MST y el Jornal Sem
Terra, los documentos de formación y los folletos de difusión de sus productos
agroindustriales y algunos libros –pocos todavía–, que compilan lo fundamental
de su lucha y teoría social.<BR>[3] Éste es el caso que nos tocó presenciar en
Sao Miguel: el funcionamiento de Terra Viva, una empresa cooperativa de leche
“larga vida” con distribución comercial amplia en el Estado de Santa
Catarina.<BR>[4] Tuvimos ocasión de asistir a un seminario de capacitación
agraria durante nuestra permanencia, en la sede de la Iglesia Católica
local.<BR>[5] Como la que partió desde Río de Janeiro el 26 de julio de 1999
para arribar a Brasilia, la capital del país, en octubre del mismo año.<BR>[6]
Pierre Bourdieu señala a la economía como ciencia estatal por excelencia,
dedicada –como “campo” científico- a expresar la lógica de la razón calculadora,
con la pretensión de encontrar “leyes” por las cuales operaría y existiría una
razón inmanente desde la cual se ejercería (en la economía occidental) una
voluntad de decisión puramente racional (Bourdieu, 2001: 20-23)<BR>[7] Sin
embargo, existen tres paradigmas para explicar la convivencia de las razas en
Brasil, de acuerdo con Antonio Motta (1998): uno es éste que acabamos de
describir, conocido como democracia racial; otro es el que ve a la sociedad
brasileña como una sociedad de clases que alista a sus miembros en términos de
su lugar en las relaciones de producción y donde el aspecto racial es solamente
un “residuo” de identificación (lo representaría Florestán Fernández) y, por,
fin., un tercero que la califica como una sociedad racista y discriminadora
(Motta, A. C. 1998). Freyre se formó en el culturalismo norteamericano junto a
Franz Boas entre 1918 y 1923 y retornó a Pernambuco en 1923. Por otra parte, es
necesario atender al hecho de la existencia de un país colonizado por Portugal,
en forma de islas de colonización, lo cual dio lugar a la conformación de
distintas regiones culturales. De esa época datan los dos espacios intelectuales
brasileños: el norte (el nordeste pernambucano, con Recife y Olinda como centros
de una tendencia regionalista romántica tropicalista) y San Pablo (con su mito
fundador en los bandeirantes y en el modernismo científico, tecnológico y
literario) (Oliveira de Andrade, 1998)<BR>[8] Ibid.: 9<BR>[9] Ibid.:
16-17)<BR>[10] Ibid.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>Correspondencia de Prensa, difundido por
la red solidaria de información. Los artículos firmados no comprometen la
opinión editorial del boletín. Redacción (Ernesto Herrera). Suscripciones:
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080 size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>