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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 9 de junio 2007<BR>Redacción y suscripciones:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>China<BR><BR>Industrialización
acelerada, campesinado, ecología....<BR><BR>¿Qué pasa en
China?</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U><FONT color=#800080
size=3></FONT></U></STRONG><BR><STRONG><FONT size=3>¿El fin del romance? La
industrialización, el partido y el campesinado</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Walden Bello *</FONT></STRONG></DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Viento Sur</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.nodo50.org/viento_sur/"><STRONG>http://www.nodo50.org/viento_sur/</STRONG></A></DIV></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>Los politólogos han descrito en ocasiones la
revolución china como el producto de una alianza entre los intelectuales de
clase media y el campesinado. En su revisión innovadora de la teoría
marxista-leninista, Mao Zedong transformó al campesinado, clase desdeñada por
Marx, en la "fuerza principal" de esta revolución antifeudal y antiimperialista.
Aplicada en la práctica por el Partido Comunista, dirigido y dominado por la
intelectualidad revolucionaria, esta reformulación demostró ser la clave del
triunfo comunista de 1949. Pero la relación entre el Partido Comunista de China
(PCC) y el campesinado chino nunca fue sencilla. De hecho, podría describirse
mejor como una relación tumultuosa.<BR><BR><STRONG>Una visión
desgastada</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La visión que le valió al Partido Comunista el apoyo de
millones de campesinos --aquella que hablaba de un campo donde la tierra de los
terratenientes sería cultivada por millones de pequeños agricultores
propietarios—siguió siendo precisamente eso: nada más que una visión. La
transformación agraria dirigida por el partido adoptó la forma de la requisición
del superávit de grano para cumplir la política de Mao de priorizar a la
industria. Los campesinos vieron como se recortaban aún más sus libertades
cuando a mediados de la década de 1950 se colectivizó la producción. Luego,
durante el Gran Salto hacia adelante de 1958 a 1961, el partido hacinó a los
campesinos en comunas (más de 26.000 en toda China) en las que su vida se
transformó en una noria en torno al trabajo pesado, persiguiendo así estimular
la producción y una requisición más efectiva del superávit por encima de las
necesidades de supervivencia de los campesinos para sostener la campaña de
superindustrialización de Mao. En su fascinante biografía "Mao: the Unknown
Story" (New York: Random House, 2005), Jung Chang y Jon Halliday describen a los
cuadros del partido que realizaban la micro-gestión de la producción,
manteniendo a los campesinos "encerrados en sus poblados" para impedirles
"robar" su propia cosecha.<BR><BR>Después del desastre en el que se sumió este
experimento social que determinó la muerte de unos 30 millones de personas –en
su mayoría campesinos—a causa de la desnutrición y el hambre, la balanza de la
lucha por el superávit se inclinó hacia el campesinado. Se bajaron las metas de
requisición, y como destacan Chang y Halliday: "En muchos lugares se permitió a
los campesinos arrendar tierras de la comuna, lo que les permitió volver a ser
agricultores individuales. Esto mitigó el hambre y motivó la
productividad".<BR><BR><STRONG>El campesinado y la gran revolución cultural
proletaria</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los especialistas en la China rural tienen opiniones
encontradas sobre el impacto que produjo sobre el campesinado el siguiente gran
evento, la Revolución Cultural. Para Chen Guidi y Wu Chantao, autores de "Will
the Boat Sink the Water? (New York: Public Affairs, 2006), una crónica
conmovedora del sufrimiento campesino bajo el dominio del partido, la Revolución
Cultural fue un "desastre" para el campesinado:</DIV>
<DIV align=justify><BR>"Un campesino podía ser acusado de 'optar por la vía
capitalista' si en su casa había dos pollos o si plantaba algunas verduras para
vender en el mercado". En contraste, para Roderick MacFarquhar y Michael
Schoenhals, la Revolución Cultural, que comenzó de lleno en 1966, significó un
alivio para el campesinado. Debido a la autodestrucción que implicó para el
partido la purga realizada por Mao de los "seguidores del capitalismo"
enquistados en todos los niveles del partido, la capacidad de las autoridades de
requisar grano se vio debilitada. Como describen en su trabajo magistral "Mao's
Last Revolution" (Cambridge: Harvard University Press, 2006):<BR><BR>"El deseo
secreto de muchos campesinos era que los dejaran en paz, y cuando los
recaudadores de impuestos del Estado dejaron de presentarse a tiempo y en gran
número por estar ocupados en luchas internas, los campesinos estaban
satisfechos. En algunas zonas de la China rural, ese subproducto no deliberado
de una burocracia estatal disfuncional fue aclamado como un fenómeno nuevo y muy
importante. En el condado de Shehong, en Sechuán, a los campesinos se les dijo
que "la Revolución Cultural significa que ya no habrá que entregar más grano al
Estado!".<BR><BR>Sacudidos por la lucha entre facciones, los agentes del partido
y el gobierno no podían cobrar los impuestos a tiempo ni en su totalidad. En
realidad, en las "dos regiones subprovinciales de Suzhou y Zhenjiang, en
Jiangsu, los impuestos agrícolas equivalentes a 200 millones de jin [100
millones de kilos] de grano simplemente nunca se cobraron. La situación fue
similar en las regiones subprovinciales de Enshi y Xiangyang, en Hubei, donde no
se cobraron los impuestos equivalentes a unos 60 millones de jin".<BR><BR>No
resulta para nada sorprendente entonces que la producción aumentara durante toda
la Revolución Cultural de 214 millones de toneladas en 1966 a 286 millones de
toneladas en 1976. Con los problemas de cobranza y transporte, el aumento de la
producción no benefició a las ciudades sino que fue absorbido por los hogares
campesinos. Pero el aumento de la producción no fue la única consecuencia del
afloje de la mano de hierro del partido. Los años de la Revolución Cultural
vieron, en algunas zonas de la China rural, "un resurgimiento de la agricultura
familiar, que preferían los campesinos. En la prefectura de Yibin, en Sechuán,
8.355 de 49.349 equipos de producción pasaron hacia fines de 1969 a redistribuir
tierras a hogares individuales, subcontratando la producción a los hogares
individuales…, permitiendo así que los intereses privados 'tomarán el control de
la economía colectiva'". <BR><BR><STRONG>La época dorada</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El cambio en la correlación de fuerzas a favor de los
campesinos pareció consolidarse con las reformas iniciadas por Deng Xiaoping
después de la muerte de Mao en 1976. Los campesinos querían el fin de las
comunas y Deng y sus reformadores los complacieron introduciendo el "sistema de
responsabilidad familiar por contrato". Según este sistema, cada familia recibía
una parcela de tierra para cultivar. De lo producido, la familia podía quedarse
con lo que quedara después de venderle al Estado una porción fija a un precio
fijado por el Estado, o pagando simplemente en su defecto un impuesto en
efectivo. El resto lo podía consumir o vender en el mercado. <BR><BR>Existe
consenso entre los especialistas de China de que ésta fue la época dorada del
campesinado. Ese sentimiento de grandes expectativas es evocado por Chen Guidi y
Wu Chuntao en su informe sobre los conflictos agrarios en la provincial de
Anhui:<BR><BR>"Cuando finalmente la Revolución Cultural se estancó después de la
muerte de Mao en 1976, se intentó aplicar el sistema de contrato familiar en la
provincia de Anhui y resultó ser todo un éxito. Desapareció el letargo de los
años anteriores. Era común ver a tres generaciones de una familia trabajando
juntas en el marco de uno de esos contratos, en busca de una vida mejor. La
reforma aumentó en 15 por ciento el ingreso per capita entre los años 1978 y
1984. Fueron los años de la recuperación".<BR><BR>Se ha caracterizado a la
reforma rural como una reforma "explosiva", cuyas consecuencias se hicieron
sentir en toda la economía. El superávit generado por la reforma, destaca Minxin
Pei en su ensayo "China's Trapped Transition: the Limits of Developmental
Autocracy (Cambridge: Harvard University Press, 2006) "permitió a los gobiernos
rurales invertir en nuevas actividades industriales, lo que eventualmente se
convirtió en una fuente esencial de finanzas públicas". <BR><BR>Después de
estudiar las transformaciones económicas de Taiwán, resulta imposible obviar las
similitudes entre el período de la reforma de 1978-84 y la década de 1950 en
Taiwán, donde la reforma agraria radical transformó y consolidó a los
agricultores arrendatarios en una próspera clase de pequeños agricultores
propietarios, cuya demanda de implementos agrícolas y otros productos
manufacturados disparó y sostuvo la temprana industrialización de la isla por
medio de la sustitución de las importaciones. <BR><BR><STRONG>El gran
retroceso</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero al igual que en Taiwán, la época dorada del
campesinado llegó a su fin y la causa fue idéntica: la adopción de una
estrategia de industrialización centrada en la ciudad y orientada a la
exportación, fundada en la integración rápida a la economía capitalista mundial.
Esta estrategia, promulgada en el XII Congreso Nacional del Partido en 1984,
básicamente significó la construcción de la economía industrial urbana sobre
"los hombros de los campesinos", como afirman Chen y Wu. La acumulación
primitiva de capital adoptó principalmente la forma de la requisición del
superávit campesino a través del cobro de impuestos altos. Y como en el Gran
Salto hacia adelante, la maquinaria del partido en el campo jugó el papel de
supervisor de la nueva estrategia. <BR><BR>Esta estrategia de desarrollo
orientada hacia el desarrollo industrial urbano tuvo severas consecuencias. El
ingreso campesino, que había crecido a un ritmo del 15,2% anual entre 1978 y
1984, cayó a un 2,8% por año entre 1986 a 1991. Hubo cierta recuperación a
principios de la década de 1990 pero la última parte de la década se vio marcada
por el estancamiento del ingreso rural. En contraposición a lo anterior, en el
año 2000, el ingreso urbano (que ya era más alto que el campesino a mediados de
los años ochenta), era en promedio seis veces más alto que el ingreso
campesino.<BR><BR>Las razones clave del estancamiento del ingreso rural fueron
los costos cada vez más altos de los insumos agrícolas, la caída de los precios
de los productos agrícolas y el aumento de los impuestos, factores todos que
actuaron transfiriendo ingresos del campo a la ciudad. Pero el principal
mecanismo para la extracción de superávit del campesinado fue el incremento de
los impuestos. En 1991 el Estado central cobraba impuestos sobre 149 rubros de
productos agrícolas, pero esto resultó ser una parte de una tajada mucho mayor,
ya que los estamentos inferiores del gobierno comenzaron a cobrar sus propios
impuestos, gravámenes y cargos. Actualmente, las diversas capas del gobierno
rural imponen un total de 269 tipos de tributos, además de toda suerte de gastos
administrativos a menudo fijados de manera arbitraria. <BR><BR>Si bien se supone
que los impuestos y gravámenes no debían superar el cinco por ciento del ingreso
de los agricultores, el monto real probablemente fuera mucho más alto, al punto
que según algunos estudios del Ministerio de Agricultura, la carga impositiva
que sobrellevaban los campesinos era tres veces superior al límite oficial, es
decir del 15 por ciento. <BR><BR>Ese incremento de los impuestos quizás podría
haber sido soportable para los campesinos si hubieran recibido algo a cambio,
como mejoras en la salud y la educación públicas y más infraestructura agrícola.
Ante la ausencia de beneficios tangibles, para los campesinos sus ingresos
estaban subsidiando lo que Chen y Wu describen como "el crecimiento monstruoso
de la burocracia y la metástasis del número de funcionarios" que no parecían
tener otra función que sacarles cada vez más. <BR><BR>Aparte de verse obligados
a pagar precios más altos por los insumos, de cobrar precios menores por sus
mercancías y de pagar impuestos más altos, los campesinos también pagaron de
otras maneras el costo de la orientación industrialista de la estrategia
económica. Según "China: the Balance Sheet" (Centro de Estudios Estratégicos e
Internacionales y el Institute of International Economics: Washington, DC,
2006), "40 millones de campesinos han sido forzados a dejar sus tierras para
construir carreteras, aeropuertos, represas, fábricas y otras inversiones
públicas y privadas, a los que se agregan dos millones más que serán desplazados
cada año". <BR><BR><STRONG>La amenaza de la liberalización del
comercio</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el impacto de todas estas fuerzas puede resultar
incluso insignificante en contraste con el compromiso efectuado por China de
eliminar los cupos o cuotas agrícolas y reducir los aranceles al ingresar a la
Organización Mundial del Comercio (OMC). Estos compromisos fueron, como lo
destaca "China: the Balance Sheet", de gran magnitud: <BR><BR>"El desafío de
administrar el sector agrícola se ha multiplicado en virtud de los compromisos
asumidos por la China en materia de agricultura en la OMC, que son mucho mayores
que los de otros países en desarrollo y que en ciertos aspectos superan los de
países de altos ingresos. El gobierno chino ha aceptado reducir aranceles e
implantar otras políticas que amplían significativamente el acceso a los
mercados; aceptó restricciones estrictas al uso de subsidios agrícolas; y
prometió eliminar todos los subsidios a la exportación agrícola –compromisos que
superan los que hicieran otros participantes en las negociaciones de la Ronda
Uruguay que llevaron a la creación de la OMC".<BR><BR>El acuerdo de la OMC
refleja las prioridades actuales de China. Si la dirección del partido ha optado
por poner en riesgo grandes segmentos de su agricultura como el sector sojero y
algodonero, es porque el partido desea abrir o mantener abiertos los mercados
mundiales para sus exportaciones industriales. Las consecuencias sociales de
este toma todavía no se han hecho sentir del todo, pero es probable que haya
favorecido la drástica desaceleración del ritmo de reducción de la pobreza
durante el período de 2000 a 2004.<BR><BR><STRONG>¿Los nuevos señores
supremos?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La corrupción, que se multiplicó entre los cuadros del
partido en el clima de "hacerse rico es glorioso" de la era post-Mao, contribuyó
a empeorar la relación ya de por sí volátil entre los campesinos y el partido, y
cuando se vio a los funcionarios locales del partido apoyar o mimar a elementos
mafiosos –muchos de ellos a su vez miembros del partido—aumentó el enojo de los
campesinos contra aquellos a quienes parecían considerar ahora como sus nuevos
señores feudales. El libro de Chan y Wu es una sombría crónica de esta
transformación del partido de cuadros dedicados y respetados a una auténtica
clase gobernante rural que actúa como dueña y señora de los campesinos. Vale la
pena citar en su totalidad su descripción de cómo esta clase ejerce uno de sus
"privilegios":<BR><BR>"La verdad es que el vasto campo chino se ha convertido en
el paraíso de los glotones. Como una nube de langostas, los funcionarios con sus
apetitos a cuestas descienden al campo y con una inventiva sin fin despliegan
mil excusas para comer y beber: cenas para inspectores, cenas para conferencias,
cenas para la mitigación de la pobreza rural; cene si se puede dar el lujo y si
no puede también; cene a crédito, cene con un préstamo, celebre cenas desde que
empieza el año hasta que termina, desde el amanecer hasta que caiga el día;
disfrute de una cena cuando asume un cargo y también cuando lo deja".
<BR><BR>"Un proverbio popular sobre la costumbre de comer y beber a expensas de
los fondos públicos dice: 'No se gana nada con no comer, porque es gratis.
Entonces ¿por qué no comer?' Comer gratis se ha convertido en un signo de
estatus, en un indicador de posición social. La calidad de una cena puede
determinar la aprobación de un proyecto, el éxito de una transacción o encaminar
un ascenso. Se ha convertido en parte de la cultura política".<BR><BR>Ante el
predominio de ese tipo de prácticas, no es para nada sorprendente que se hayan
multiplicado las protestas. De las 8.700 que el Ministerio de Seguridad denominó
en 1993 como "incidentes grupales masivos" se pasó a 87.000 en 2005, y la
mayoría de estas manifestaciones ocurrieron en el campo. Además, la
participación en estos incidentes viene aumentando: de 10 personas o menos en
promedio a mediados de los años 1990 se pasó a 52 por incidente en
2004.<BR><BR>Una forma de protesta muy extendida es la resistencia a pagar los
impuestos. Minxin Pei de la organización Carnegie Endowment for International
Peace afirma que en Xinjiang en 2001, según los informes, la resistencia a pagar
los impuestos era una práctica frecuente en el 40 por ciento de los poblados
estudiados. En ese mismo estudio, cerca del 70 por ciento de los cuadros del
partido en esos poblados afirmó que el cobro de los impuestos era la tarea más
difícil. Como demuestran Chen y Wu, es común el uso de la policía para obligar a
los campesinos a pagar. Y en muchas zonas, los funcionarios del partido, según
Pei, "reclutaban matones como agentes de cobro. Esta práctica ha tenido como
consecuencia el encarcelamiento ilegal, la tortura y la muerte de campesinos que
no podían pagar".<BR><BR><STRONG>¿Podrá el PCC recuperar la confianza del
campesinado?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Las relaciones entre el partido y los campesinos hoy
atraviesan quizá su peor momento. A lo largo de su turbulenta relación de 75
años, el partido siempre ha logrado recuperarse y volver a ganar la confianza
del campesinado después de la aplicación de políticas desastrosas como el Gran
Salto hacia adelante y la Revolución Cultural. ¿Tendrá acaso la suficiente
flexibilidad para volver a lograrlo?<BR><BR>Emulando la antigua tradición de
apelar al centro imperial para detener los abusos de los señores locales, los
campesinos han enviado delegaciones a Beijing para presentar sus quejas contra
las autoridades locales. Pero las respuestas positivas desde el centro, que se
traducen en el procesamiento de los cuadros corruptos y la detención de las
prácticas abusivas, son erráticas y poco sistemáticas. Hay gente en el partido,
como se desprende del relato de Chen and Wu, que se preocupa por los campesinos
y que quiebra una lanza por ellos. El problema es que la inercia, la corrupción,
la burocracia y la indiferencia atentan contra toda reforma interna seria del
partido. <BR><BR>¿Es posible una renovación ideológica que pueda revitalizar la
vieja relación? Al deshacerse de su visión socialista –aun cuando mantiene la
retórica socialista- el partido ha debido construir una ideología alternativa de
legitimación para la era de desarrollo capitalista rápido. Esto se plasma en una
visión que Dennis Lynch describe en su libro "Rising China and Asian
Democratization" (Stanford: Stanford University Press, 2006) como un "retorno a
la grandeza nacional liderado por el PCC", fundado en el logro y ejercicio de un
"poder nacional general" y la "refocalización de la civilización china". Las
nuevas clases medias urbanas en expansión que se han beneficiado del desarrollo
con énfasis urbano y orientado a la exportación predominante en las dos últimas
décadas se han inclinado a apoyar esta visión. Sin embargo, no es muy probable
que esta ideología resulte atractuva para los campesinos, los trabajadores
migratorios y los trabajadores despedidos de las empresas estatales que han sido
los que han pagdo los costos de la industrialización acelerada de la China.
<BR><BR>¿Qué pasa con las elecciones en los poblados tan pregonadas? Ni siquiera
el más duro de los críticos de China puede negar que en las elecciones de los
poblados, introducidasen la década de 1980, hay cada vez más competencia. No se
debe menospreciar el papel que puede jugar la democratización rural, por más
limitada que resulte actualmente, en la revitalización de la relación entre el
partido y el campesinado. Pero si bien las elecciones han permitido a los
pobladores rurales cierta medida de control sobre el gobierno local, las mismas
han sido manipuladas con demasiada frecuencia por el partido y los funcionarios
del gobierno. Además, el PCC ha bloqueado la realización de elecciones más allá
del ámbito local de poblado, de forma tal que el partido continúa llenando las
oficinas gubernamentales municipales y nacionales con sus propios
cuadros.<BR><BR>En la búsqueda de una "salida" para la actual situación trabada,
Chen y Wu citan las opiniones de Yu Jianrong, un destacado especialista rural
del Centro de Investigación Agrícola de la Universidad Central de China: "La
solución de Yu es convocar a los campesinos a formar su propia organización y
reemplazar la burocracia local actual por un autogobierno de los campesinos.
Para Yu, sólo una red de organizaciones campesinas podría representar
verdaderamente los intereses y necesidades de los campesinos y comunicarlas
ordenadamente, y evitar y mitigar las confrontacion y los conflictos".
<BR><BR>La solución de Yu puede parecer utópica, pero refleja efectivamente las
perspectivas aparentemente muy sombrías de mejoramiento de la relación entre el
partido y el campesinado. Esto coloca un gran signo de interrogación sobre el
futuro de China, a pesar de las altas tasas de crecimiento del país que
ascienden a los dos dígitos. Es una de las ironías más grandes de la historia
contemporánea que el Partido Comunista de China, tras haber llevado al pueblo
chino a la victoria contra el imperialismo y de haber producido lo que sin duda
es un milagro económico, se encuentre hoy tan alejado de quienes eran su soporte
primario y posiblemente el más importante, a raíz de las secuelas de su decisión
estratégica de cabalgar a lomos del capitalismo mundial globalizado, reteniendo
al mismo tiempo el control autoritario del poder. Pocos analistas consideran al
campesinado descontento como una amenaza seria para el gobierno del partido a
corto y mediano plazo, pero la falta de legitimidad ante un segmento tan grande
de la población sólo puede producir en última instancia consecuencias
desastrosas. <BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>* Walden Bello es profesor de sociología en la Universidad de
Filipinas y director ejecutivo de Focus on the Global South, un instituto con
sede en Bangkok. Este ensayo fue preparado originalmente para el Nautilus
Institute for Security and Sustainable Development.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Entrevista a Dale
Wen</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>"China necesita un socialismo
ecológico<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Walden
Bello</FONT></STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>El breve tomo de Dale Wen "China Copes with Globalization: a
Mixed Review", publicado por el Foro Internacional sobre la Globalización
(International Forum on Globalization – IFG), es probablemente la mejor
introducción integral a los impactos ambientales y sociales de la vertiginosa
industrialización china disponible en inglés (http://www.ifg.org ). Basado tanto
en fuentes chinas como no chinas, el informe analiza detenidamente las políticas
económicas de China desde Mao hasta la dirección actual, discute las
consecuencias de la política económica de la época de la reforma de 1978-92,
examina la globalización de la economía desde 1992, e investiga las voces
alternativas de la escena china, entre ellos el movimiento ambientalista y la
"Nueva izquierda".<BR><BR>Nacida y criada en China, Dale obtuvo su Licenciatura
en Ciencias en la Universidad de Ciencia y Tecnología de China en la provincia
de Anhui y su Doctorado en el California Institute of Technology (Instituto
Tecnológico de California). Actualmente es miembro del International Forum on
Globalization (IFG), y trabajó en la industria de alta tecnología de Silicon
Valley antes de pasar al trabajo sin fines de lucro. Sus trabajos sobre el
desarrollo y el medioambiente de China han sido incluidos en diversas
publicaciones. Viaja con frecuencia a China donde mantiene estrechos vínculos
con la sociedad civil china emergente. <BR><BR><STRONG>WB: ¿Qué tan grave es la
crisis ambiental en China?</STRONG><BR><BR>DW: La crisis ambiental en China es
sumamente grave. Por ejemplo, el nivel de la napa freática de la llanura del
norte de China está cayendo en 1,5 metros (5 pies) por año. Esta región produce
el 40 por ciento del grano de China. Es imposible dejar de preguntarse cómo se
alimentará China cuando se agote el acuífero.<BR><BR><STRONG>WB: ¿Cuáles son en
su opinión los tres problemas ambientales más graves que enfrenta China en este
momento? <BR></STRONG><BR>DW: La escasez de agua y su contaminación, la
desertificación y la degradación del suelo, y el calentamiento global y la
crisis energética que se avecina. <BR><BR><STRONG>WB: ¿Qué papel juegan en su
opinión las empresas multinacionales occidentales en la actual crisis
ambiental?</STRONG> <BR><BR>DW: Aprovechando la demora en la aplicación de las
leyes ambientales en China, numerosas empresas transnacionales occidentales han
trasladado sus fábricas más contaminantes al país y han exacerbado, o incluso
creado, muchos problemas ambientales. Por ejemplo, el delta del río Perla y el
delta del río Yangtze, las dos Zonas Económicas Especiales donde se encuentran
la mayoría de las filiales de las transnacionales, presentan los problemas más
graves de contaminación por metales pesados y contaminantes orgánicos
persistentes.<BR><BR><STRONG>WB: Hay informes (por ejemplo, en el LA Times del
26 de noviembre de 2006) que indican que el gobierno chino está considerando
permitirle a los agricultores chinos plantar arroz modificado genéticamente.
¿Qué piensa sobre eso?</STRONG><BR><BR>DW: Según el informe, el gobierno chino
se está moviendo lentamente en este tema –lo más pronto que habría una decisión
al respecto sería de aquí a dos años. Recuerdo que en 2005 había rumores de que
el arroz transgénico se aprobaría en el plazo de un año. Me alegra que no haya
sucedido. Ahora hay más tiempo y más espacio para el debate. Comprendo que el
gobierno chino invirtió mucho dinero en tecnología transgénica y está buscando
desesperadamente soluciones mágicas para la crisis rural. Pero tomando en cuenta
la experiencia pasada de la Revolución Verde, deberíamos aprender que la
tecnología por sí sola no alcanza para resolver los problemas sociales, y que
algunas veces puede ser incluso contraproducente. <BR><BR><STRONG>WB: Hay
quienes afirman que el problema es el capitalismo. ¿Está de
acuerdo?</STRONG><BR><BR>DW: El capitalismo es sin duda un factor que contribuye
enormemente y que tenemos que abordar. Pero no es el único factor. No debemos
olvidar que la antigua Unión Soviética también tenía un historial de
comportamiento ambiental deprimente. Las fuerzas progresistas deben promover una
visión crítica del desarrollismo para abordar la crisis ambiental.
<BR><BR><STRONG>WB: ¿La solución de la crisis ambiental china depende de su
democratización?</STRONG><BR><BR>DW: No necesariamente. Con el tipo de
democracia representativa que existe en los países occidentales, los ricos y los
poderosos siempre pueden externalizar el costo ambiental a los pobres y a
quienes no tienen voz; este es un problema importante del movimiento
ambientalista estadounidense. El enfoque predominante de "no en mi patio
trasero" a menudo conduce al traslado de la contaminación y la devastación
ambiental, en vez de abordar los problemas reales. Por eso no creo que una
democracia del tipo de la de EEUU pueda ayudar a solucionar la crisis ambiental
en China. Una democracia verdaderamente participativa puede ayudar, si todos
tienen voz, incluso las víctimas de la destrucción ecológica. Las democracias
sociales del norte de Europa funcionan mejor que el modelo estadounidense y se
acercan mucho más a una verdadera democracia participativa, pero también tienen
mucho menos población y menos presión sobre los recursos que China, por lo que
copiar el modelo en forma directa no sería una solución sencilla. China tendrá
que desarrollar su propio sistema político inclusivo acorde a su historia y su
propia cultura. La dirección actual destaca "la sociedad armoniosa" y el
"desarrollo sostenible". Si bien es necesario profundizar los detalles de estas
frases, creo que es un buen comienzo. <BR><BR><STRONG>WB: Los ambientalistas
occidentales critican a los chinos por reproducir los estilos de vida
occidentales que producen impactos graves sobre el medioambiente. ¿Qué puede
decirnos sobre eso?</STRONG><BR><BR>DW: La crítica es acertada, ya que la rápida
adopción de los estilos de vida occidentales que promueven las elites chinas es
una triste realidad. Pero no debemos olvidar porqué sucede esto; el Occidente
dominante (que incluye gobiernos, medios de comunicación e incluso algunas ONG)
ha promovido agresivamente en China la mentalidad y el estilo de vida de la
clase media, porque considera que constituye la base para la democracia de tipo
occidental. Los ambientalistas resultarían más convincentes para la opinión
pública china si también criticaran los estilos de vida en sus propios países y
la influencia de Occidente en la difusión de esos estilos. <BR><BR><STRONG>WB:
¿Qué opina la "Nueva izquierda" de China sobre el medioambiente? ¿Tiene un
programa de reglamentación ambiental? ¿Cuáles son los temas claves de su
programa?<BR></STRONG><BR>DW: El concepto "Nueva izquierda" de China se refiere
a cualquier que esté contra la ortodoxia neoliberal, por lo tanto no existe
todavía una opinión unificada sobre el medioambiente. Algunos teóricos de la
Nueva izquierda como Wang Hui, Huang Ping y Wen Tiejun, han escrito mucho contra
el desarrollismo y participan activamente en los movimientos verdes emergentes
en China. Sin embargo, otros teóricos de la Nueva izquierda asumen que una vez
que se hayan resuelto los problemas de la igualdad, los problemas ambientales se
solucionarán en forma automática. No estoy de acuerdo con esa posición. La
combinación de perspectivas verdes y rojas será un desafío para la "Nueva
izquierda" de China, como para muchas otras fuerzas progresistas en otras partes
del mundo. <BR><BR><STRONG>WB: China es el segundo mayor emisor de gases de
efecto invernadero del mundo. ¿Debería China acatar los límites obligatorios de
emisiones de gases de efecto invernadero en virtud de un nuevo Protocolo de
Kioto?</STRONG> <BR><BR>DW: Creo que en el marco de un nuevo Protocolo de Kioto
se deberían asignar las cuotas de emisión de gases de efecto invernadero sobre
una base igualitaria per capita, y todos los países deberían estar sujetos a
esos límites obligatorios en virtud de un sistema de topes y comercio de
carbono. Si bien se puede objetar que ese tipo de programas premia la
sobrepoblación de los países en los países en desarrollo, no debemos olvidar que
la asignación actual de cuotas según las emisiones previas premia a los grandes
emisores (es decir a los países desarrollados) que son los que generaron el
problema del calentamiento global. Se podría plantear una solución de
compromiso, en la cual usemos las cifras de población actuales o las de 1990
para establecer las cuotas, y después un sistema de cuotas iguales per capita,
buscando desalentar tanto el crecimiento de la población como la emisión de
gases de efecto invernadero. <BR><BR>Otro tema es que en esta época de
corporaciones transnacionales, las fronteras de los Estados nación se han
desdibujado. Por ejemplo, si se tala un bosque en Indonesia para suministrar
madera a las fábricas chinas establecidas por compañías estadounidenses y los
productos terminados se exportan para disfrute de consumidores occidentales,
¿quién es responsable por la emisión de gases en ese proceso? Yo creo que los
consumidores finales deben cargar con la responsabilidad mayor.
<BR><BR><STRONG>WB: James Lovelock, el ambientalista de Gaia Fame, ha promovido
la adopción de energía nuclear como parte de una estrategia para contrarrestar
el calentamiento global. ¿Considera que la energía nuclear debería formar parte
del programa de energía alternativa de China? <BR></STRONG><BR>DW: No sé lo
suficiente sobre las ventajas y desventajas de la energía nuclear como para
contestar esta pregunta en forma directa. Pero creo que existen muchas
tecnologías probadas, ambientalmente aptas, rentables y menos polémicas a
disposición –que incluyen la eficiencia energética, la energía eólica, los
digestores de biogás (utilizando desechos animales/vegetales y restos
agrícolas), las cocinas solares, los calentadores solares, etc. Y China es el
líder mundial en algunas de esas tecnologías (por ejemplo, los digestores de
biogás y los calentadores solares). Espero que todas estas tecnologías probadas
y seguras sean una parte importante del programa de energía alternativa de China
antes de tener que depender de la energía nuclear. <BR><BR><STRONG>WB: ¿Cuál es
su opinión sobre el movimiento ambientalista en China? ¿Qué tan independientes
son los ambientalistas del gobierno? ¿Qué tan eficaces son?</STRONG><BR><BR>DW:
El movimiento ambientalista está creciendo muy rápido en China. Tiene un gran
potencial y al mismo tiempo se enfrenta a un gran desafío. La mayoría de los
ambientalistas son bastante independientes del gobierno, pero no son
suficientemente independientes de sus donantes occidentales –ni financieramente
ni, lo que es más importante, tampoco ideológicamente. En mi opinión, este es el
gran cuello de botella que limita su eficacia. Deben salir de su ámbito
restringido de clase media para llegar a la opinión pública masiva.
<BR><BR><STRONG>WB: Las organizaciones ecologistas fueron una suerte de campo de
entrenamiento para la democracia en Europa Oriental en la década de 1980.
¿Considera que ese también podría ser el caso en China?</STRONG><BR><BR>DW: No
tengo información suficiente sobre la situación real que existía en Europa
Oriental. De la información limitada que tengo, los ambientalistas y sus ideas
fueron fundamentales para generar los cambios. Pero sobre lo que pasó después,
ni siquiera estoy segura que los cambios hayan sido para mejor. A partir de la
década de 1990 han proliferado el materialismo y el consumismo y se ha marginado
a los ambientalistas. He escuchado que algunos ambientalistas están muy enojados
por esto o incluso sienten que fueron utilizados en los años ochenta; lo que
querían era un socialismo más humano pero no el capitalismo sin barreras que
existe ahora. Por cierto que NO quiero ver esa historia repetida en China. Como
ya mencioné, China necesita crear su propio modelo político inclusivo acorde con
su propia historia y cultura. <BR><BR><STRONG>WB: ¿Cuál es su propia propuesta
ecológica y económica alternativa para China? <BR></STRONG><BR>DW: Yo quisiera
una alternativa que combine la justicia social y la sustentabilidad ecológica:
una especie de socialismo ecológico o sistema socialdemócrata ecológico. Otra
tarea importante para la izquierda progresista es recuperar la esfera espiritual
y religiosa. Es un desafío para todos los movimientos progresistas en todo el
mundo. Quienes ya se dedican a esa tarea, entre ellos los diversos
emprendimientos interreligiosos en Occidente y la teología de la liberación en
América Latina, pueden resultar una inspiración para nosotros. Como persona
espiritual, pero no religiosa, creo que la ideología de izquierda tradicional
como el marxismo ha puesto demasiado énfasis en la producción material, y eso
favoreció de hecho el desarrollismo y el consumismo predominante en el siglo XX,
y cedió el campo religioso y espiritual a la derecha. El materialismo secular no
es la herramienta adecuada para combatir el fundamentalismo religioso que
aumenta en el mundo. Debemos cultivar y promover una vida espiritual saludable y
tolerante para forjar el camino hacia el futuro. Como afirman algunos indígenas
Achuar, el problema de occidente es que la gente allí tiene los sueños
equivocados. Los pueblos indígenas y muchos pueblos con raíces en la tierra
todavía tienen una conexión espiritual muy fuerte con la tierra y el
medioambiente, y debemos aprender de ellos. En el caso de China, debemos volver
a examinar y aprender algunos aspectos positivos de nuestra cultura tradicional,
entre ellos el confucionismo, el taoísmo y el budismo, y también aprender del
resto del mundo. <BR><BR><STRONG>WB: Usted posee una característica distintiva,
por ser una ciudadana china expatriada que no obstante se preocupa mucho por el
futuro de China y tiene opiniones progresistas que critican tanto al gobierno
chino como al estadounidense. ¿Hay más personas como usted aquí en EEUU? ¿Qué le
aconsejaría a otros expatriados chinos? ¿Considera que el gobierno chino la
escucharía?</STRONG><BR><BR>DW: Hay más gente como yo aquí en EEUU, pero la
verdad es que somos una pequeña minoría. Mi consejo para otros expatriados
chinos es: "Los Estados Unidos no son la totalidad del mundo, y la clase media
con la que normalmente interactuamos es sólo una pequeña parte de la población
mundial. Ni siquiera representa la mayoría de quienes crecen y se alimentan en
Estados Unidos. Por eso debemos tomar contacto con la realidad, informarnos, no
tomar nuestras experiencias de clase media en los Estados Unidos como la verdad
y tratar de imponerlas en China".<BR><BR>No sé si el gobierno chino me
escucharía, pero espero que juzgue mis ideas según su contenido,
independientemente de mi situación de expatriada. Y lo que es más importante,
espero que el gobierno escuche más a las bases. Un problema de la época de la
reforma es que el gobierno escuchó demasiado a las elites (tecnócratas,
intelectuales, expatriados, expertos extranjeros, etc.) y se desconectó de la
mayoría del pueblo trabajador. En los dos últimos años se han percibido signos
positivos de que el gobierno está respondiendo más a las necesidades del pueblo.
Espero que esta tendencia continúe. <BR><BR><STRONG>WB: ¿Qué tanta confianza
tiene de que China cambie su curso antes de que sea demasiado tarde?</STRONG>
<BR><BR>DW: No sólo China debe cambiar su curso sino también otros países.
Algunos problemas, como el calentamiento global, parecen tan graves que incluso
nuestros mejores esfuerzos sólo servirán para mitigarlos en el futuro cercano.
Cualquier solución exigirá trabajar mucho y por largo tiempo, y esto también se
aplica a China. Estos problemas no son nuevos, hace ya tiempo que se conocen y
no han sido abordados en forma adecuada, pero más vale tarde que nunca, y todos
debemos esperar lo mejor y trabajar para ello.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>Correspondencia de Prensa, difundido por
la red solidaria de información. Los artículos firmados no comprometen la
opinión editorial del boletín. Redacción (Ernesto Herrera). Suscripciones:
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<HR>
<BR><BR></FONT></DIV></BODY></HTML>