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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria</FONT></U><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 19 de junio 2007<BR>Redacción y suscripciones:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Carta a las queridas Madres de Plaza de
Mayo</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Néstor
Kohan</FONT></STRONG><BR> <BR><STRONG>Boedo, Buenos Aires, 18 de junio de
2007</STRONG><BR> <BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Comencé a participar en las marchas de las madres de plaza de
mayo en el año 1982, cuando todavía estaban los militares en el poder (yo
arañaba la mitad de la escuela secundaria). Además de la hoy ya tradicional
consigna de “Ahora, ahora, resulta indispensable, APARICIÓN CON VIDA y castigo a
los culpables” recuerdo otro cantito popular de aquellas marchas:
“Milicos, muy mal paridos, ¿qué es lo que han hecho con los desaparecidos? La
deuda externa... la corrupción... son la peor mierda que ha tenido la nación.
¿Qué pasó con las Malvinas? Que esos chicos ya no están... ¡No debemos
olvidarlos... y por eso hay que luchar!”. Acordarme de esas marchas me sigue
emocionando y erizando la piel.<BR> <BR>En esas épocas las marchas de las
madres eran engrosadas por las distintas corrientes de la izquierda (aunque no
toda la izquierda iba, había algunas vertientes que las despreciaban acusándolas
de “ultraizquierda”). Obviamente no iban Kirchner ni ninguno de los grandes
políticos del sistema, llámese gobierno u “oposición”. Tampoco los oportunistas,
mediocres y acomodaticios, que recién ahora “descubren” a las madres y se llenan
la boca con la palabra «derechos humanos» porque eso gana votos, cuando antes
del gobierno K las insultaban y las calumniaban cada vez que
podían.<BR> <BR>Al año siguiente de aquel 1982, más precisamente la tarde
del 30 de junio de 1983, con dos amigos de la escuela (Sebastián B. y Alejandro
A.) con quienes estábamos tratando de organizar el centro de estudiantes, por
entonces prohibido, fuimos a ver a Hebe para hacerle un reportaje. Pensamos que
nunca nos iba a recibir. ¡Nos atendió y nos prestó mucha atención! Junto a Hebe
también estaba esa entrañable y pequeña madre llamada Juanita. Les hicimos un
montón de preguntas ingenuas e ignorantes. Las madres nos contestaron con
paciencia y nos enseñaron lo que estaba pasando. Según nos dijeron, era la
primera vez que chicos de la secundaria las entrevistaban. La entrevista,
demasiado larga para una publicación estudiantil, quedó mayormente inédita; sólo
publicamos un fragmento en nuestra revista La trinchera (su primer número llevó
en la tapa al Che Guevara y una estrella roja de cinco puntas; en aquellos años
el Che era innombrable hasta para alguna izquierda que hoy le rinde culto).
Acabo de incorporar aquella entrevista entera a mi último libro Pensar a
contramano: las armas de la crítica y la crítica de las armas, prologado por
Osvaldo Bayer, que recién salió de imprenta hace unos meses.<BR> <BR>En esa
época, a Sebastián lo expulsaron de la escuela, nosotros ya dirigíamos el centro
de estudiantes y organizamos una huelga de tres días para forzar su
reincorporación. Tomamos la escuela y no entró un solo alumno a clase. Por
entonces el diario La Voz, afín a los montoneros, le dio amplia repercusión a la
huelga. Toda la izquierda marxista se solidarizó, mientras volanteaba la puerta
del colegio. En algunas de esas trifulcas terminamos obviamente en la comisaría,
apresados por agentes de civil que nos tenían identificados y nos esperaban a la
salida de la escuela. No lo pudimos reincorporar. Pero bueno, ya habíamos tomado
contacto con Hebe y las madres.<BR> <BR>Pasaron los años. Vino la
militancia en la Villa Carlos Gardel, en la provincia de Buenos Aires, bajo el
dominio del PJ y del facho Juan Carlos Rousselot, amo y señor feudal de esos
territorios de miseria, explotación y exclusión social. Con aquellos compañeros
y compañeras del barrio fuimos a mil marchas y movilizaciones, siempre
encolumnados con las madres, a contramano de toda la sociedad oficial que
garantizaba la impunidad de los milicos y la hegemonía del neoliberalismo en sus
diferentes vertientes (radicales o peronistas).<BR> <BR>Mientras
trabajábamos y militábamos, estudiamos y nos recibimos en la Universidad de
Buenos Aires (UBA). Trabajamos entonces en escuelas secundarias. Siempre,
invariablemente, enviábamos a los chicos de la escuela (estatal y pública) del
barrio de Haedo a hablar con las madres y hacer monografías sobre los milicos,
el golpe de estado, los desaparecidos, la deuda externa, el neoliberalismo.
Durante muchísimos años. Los pibes volvían encantados. Les pasaba lo mismo que a
nosotros cuando éramos más chicos. Las madres los atendían, les contaban la
historia no oficial, la otra historia de nuestro país, la verdadera historia.
Incluso, a una de esas camadas de nuestros alumnos secundarios, Hebe les regaló
la colección completa del periódico de las madres. Por nuestra insistencia, la
bibliotecaria de la escuela los aceptó en la biblioteca escolar pero... los
clasificó bajo el rubro: “Subversión”.<BR> <BR>Pasó el tiempo. En la
Universidad de Buenos Aires publicamos otra revista. Se llamó Dialéktica. Allí,
en 1993, tras la caída del muro, en pleno auge menemista y neoliberal,
denunciamos el Congreso de Filosofía que en octubre de 1980 los profesores de la
carrera de Filosofía de la UBA le armaron al general Videla para legitimarlo
ante la opinión pública internacional (mientras gran parte de los compañeros de
la facultad estaban secuestrados, torturados y desaparecidos...). Publicamos las
actas de ese congreso nefasto y miserable que quería dar, ante la prensa
mundial, muestras de “amplitud y tolerancia” en el país de la ESMA y los 30.000
desaparecidos. Incluimos el discurso de apertura del brigadier Cacciatore, gran
pensador nacional, y el discurso “filosófico” de cierre del general Jorge Rafael
Videla, otro cerebro vernáculo. Y publicamos la lista de participantes y
ponentes al congreso de Videla, donde se encontraban gran parte de nuestros
profesores “democráticos” y muchas figuras “serias y respetadas” de la cultura
argentina... (varios siguen hoy al frente de las cátedras; entre muchos otros
participantes se encuentra la primera candidata del ARI y Telerman a las
recientes elecciones). La respuesta fue un huracán. Los que trabajábamos en el
Instituto de Filosofía perdimos inmediatamente el empleo. Nos amenazaron además
con un juicio millonario... Gran parte de la intelectualidad de izquierda se
solidarizó. Fui a ver a Hebe y ella, como siempre, estuvo a la cabeza de esa
solidaridad. No sólo escribió para nuestra revista. Vino además a la facultad en
persona, con muchas madres, acompañada incluso de un equipo de filmación, para
garantizar que no nos sucediera nada.<BR> <BR>Y así siguió la historia.
Siempre con las madres, en cada movilización, en cada denuncia del poder, en
cada iniciativa contrahegemónica, en cada lucha contra los molinos gigantes del
capitalismo y sus personeros criollos. <BR> <BR>Y en 1997 vino la cátedra
del Che en la UBA, donde logramos aglutinar mucha gente joven, nuevamente,
siempre, junto a las madres.<BR> <BR>Hasta que en 1999 nos invitaron a
formar parte de un proyecto hermoso: la Universidad Popular Madres de Plaza de
Mayo (UPMPM), “universidad de lucha y resistencia”. El orgullo no nos entraba en
el corazón. Me acuerdo una vez, cuando volviendo de aquellas primeras
reuniones donde se estaba fundando la Universidad Popular, debatiendo,
organizando y diagramando las primeras carreras, al bajarme en avenida Rivadavia
del colectivo (donde viajaba con Porota, otra de las queridas madres) me fui
caminando y pensando el tremendo privilegio que tenía de poder compartir ese
proyecto. Como dijo Hebe en el discurso de apertura pública de la UPMPM, el 6 de
abril del año 2000, ellas fundaban una Universidad Popular “para formar cuadros
revolucionarios”. ¡Qué gran desafío! Una tarea que todavía sigue actual y
pendiente hoy en día.<BR> <BR>En ese mismo año de la fundación, en el 2000,
publiqué un libro de investigaciones sobre la historia del marxismo argentino y
latinoamericano. Lo presenté en la librería de las madres «Osvaldo Bayer». El
libro se lo dediqué a Hebe y a las madres... Michael Löwy, el prologuista de esa
investigación, y muchos otros profesores de Europa y América Latina, venían
invitados por nosotros a dar clases en la Universidad Popular.<BR> <BR>Pero
la sociedad oficial no soportaba que existiera una Universidad Popular donde se
reivindicaba la insurgencia, donde se estudiaba marxismo, donde se formaban —con
una perspectiva antimperialista y anticapitalista— los militantes de base y la
gente de abajo. Varios periodistas famosos, incluso “progres” (que hoy son
fanáticos adherentes a Kirchner), salieron a insultar a las madres y a Hebe. No
tuvieron escrúpulos. Las infamias eran increíbles. Cuando los oportunistas,
pusilánimes y mediocres les daban la espalda y se hacían los distraídos ante
tantos ataques mediáticos, traté de defenderlas, demostrando que detrás de los
insultos de estos “periodistas estrellas” no estaba Rodolfo Walsh... sino el
dinero de la Fundación Ford, vieja tapadera de la CIA. Hice entonces una
documentada historia de la CIA y de la manera en que compraba intelectuales,
sociólogos y periodistas para insultar a los revolucionarios más
radicalizados.<BR> <BR>Y continuaron las marchas; las movilizaciones; la
toma nocturna de la catedral; la huelga de hambre que hicimos junto a las madres
por los presos políticos de La Tablada; la participación en la rebelión popular
de diciembre de 2001; las piedras y los choques permanentes con la policía; la
solidaridad con las obreras de Brukman —cuando tiramos las vallas policiales
junto con Celia M.— y los obreros de Zanón —los fuimos a ver junto con las
madres hasta Neuquen—, quienes tomaban las fábricas y las ponían a producir sin
patrones; la toma del rectorado de la UBA y los cortes de rutas junto a los
movimientos piqueteros, etc.,etc.,etc.<BR> <BR>Entonces, en medio de todo
ese torbellino popular que ascendía y crecía, hicimos la Cátedra Che Guevara y
el seminario sobre El Capital. ¡Qué diferente a la UBA era enseñar El Capital en
la Universidad Popular! ¡Cuánto más interesante y productivo, debatir a Marx o a
Lenin, al Che Guevara o a Mariátegui con una piquetera, un laburante de fábrica,
una ama de casa, un “doctor” universitario y un pibe de barrio que no terminó la
escuela!. Todos juntos y juntas sin falsas jerarquías que impiden pensar y
aprender colectivamente. Producto de esas clases, que tanta energía nos insumían
y con tanto entusiasmo desarrollábamos, quedaron varias herramientas de trabajo
para ese proyecto de “formar cuadros revolucionarios”. Con esas clases escribí
otros tres libros: El Capital: Historia y método (editado dos veces por la
universidad de las madres y una en Cuba); Introducción al pensamiento marxista
(editado tres veces por la universidad de las madres, una en Brasil y otra en
España) y Ernesto Che Guevara: El sujeto y el poder (editado dos veces por las
editoriales La Rosa Blindada y Nuestra América). Por ninguno de los tres libros
cobré un solo peso. Los tomé como tarea militante. Eso son. Con ese espíritu los
escribí y sigo estando orgulloso de haberlo hecho. Son mi pequeñísimo y
microscópico granito de arena para ese gran sueño colectivo que es formar
cuadros revolucionarios. ¿El objetivo? Simplemente hacer, alguna vez, la
revolución socialista en la Argentina, por la que entregaron su vida miles y
miles de compañeras y compañeros desaparecidos. <BR> <BR>Esa perspectiva
ideológica, política y pedagógica es la misma que llevamos cada vez a las
escuelas de formación del MST de Brasil, a Cuba y a muchos otros lugares.
Siempre con el mismo horizonte político. Por ejemplo, en ese tiempo publiqué,
como parte de una serie, el libro Marxismo para principiantes destinado a
socializar en forma pedagógica el pensamiento de nuestra tradición. Cuando allí
tuve que explicar la lectura marxista de la historia del capitalismo, los
genocidios y la interpretación que hace Walter Benjamin del materialismo
histórico no se me ocurrió otro dibujo que el de las madres de plaza de mayo
enfrentando un gigante con calavera, parca y guadaña, símbolo de la muerte y del
capitalismo. Creo que elegir ese dibujo fue una buena decisión.<BR> <BR>Las
madres nos dieron muchísimas muestras de cariño, de afecto y de reconocimiento
por toda esa tarea militante. Hebe, incluso, me regaló un libro donde se
incorporaba una intervención suya sobre la Comuna de París realizada en Brasil
(aquella vez que mientras ella estaba de viaje torturaron a su hija Alejandra),
con una dedicatoria hermosa de puño y letra que conservo con gran
orgullo.<BR> <BR>Entonces vino el gobierno de Kirchner y nuestras
discrepancias públicas con el kirchnerismo y su proyecto de “capitalismo
nacional”, siempre mantenidas con respeto. A la primera persona que le manifesté
mis desacuerdos con las nuevas posturas de apoyo total a ese gobierno fue a
Hebe, cara a cara, en una reunión a solas en su propio escritorio, en la casa de
las madres. Lo hice con el respeto de siempre pero en forma clara. Hablando
lealmente y de frente, como se debe, no por la espalda. Las madres lo saben.
Desde el inicio mismo del gobierno de Kirchner, desde la primera reunión que
ellas tuvieron con él (recuerdo, por ejemplo, la pregunta de una madre, cuando
todos escuchábamos en la cocina lo que Hebe contaba de esa primera reunión con
el actual presidente: “¿Néstor: por qué tenés esa cara de culo?”. Mi respuesta
textual fue: “Porque no estoy para nada de acuerdo con lo que estoy
escuchando”). <BR> <BR>¿Cómo apoyar a un gobierno que se dice defensor de
los derechos humanos y mantiene en prisión a l@s pres@s polític@s, deja impune a
los secuestradores de Julio López —desaparecido en democracia— y abre causas
judiciales contra los piqueteros rebeldes? ¿Cómo apoyar a un gobierno que dice
enfrentar al FMI pero paga puntualmente la deuda externa? ¿Cómo apoyar a un
gobierno que coquetea con Chávez y Fidel mientras el presidente Kirchner y su
esposa Cristina golpean la campanita en la bolsa de valores de Wall Street, bajo
una bandera mugrienta de las estrellas y las barras y con una sonrisa que no
pueden disimular? ¿Cómo apoyar a un gobierno que se dice progresista pero
insulta y descalifica a los maestros que reclaman aumento de salario mientras
los grandes exportadores de soja amasan fortunas millonarias? ¿Los derechos
humanos, centrales en la retórica oficial y sus intentos de legitimación, son
compatibles con la recientemente aprobada Ley
“Antiterrorista”?<BR> <BR>Varios años después de aquellas primeras
discusiones con Hebe, mantengo entonces esa disidencia y esa discrepancia.
<BR> <BR>Y entonces ahora, después de todo ese vínculo de años y años, de
toda esa tarea y ese esfuerzo militante de tanto tiempo, donde participé dando
clases en forma militante, no como empleado rentado, en la Universidad Popular
durante ocho años (15 cuatrimestres), me acaba de llegar por correo electrónico,
ni siquiera verbalmente, un comunicado con la cancelación de las clases sobre el
Che Guevara, a partir del segundo cuatrimestre, por no respetar los reglamentos
administrativos —al no tomar asistencia en las clases— y “por un problema de
aulas”...<BR> <BR>Después de la reciente expulsión del compañero Herman
Schiller (con quien me solidaricé públicamente en la misma Universidad Popular y
en su programa de radio), echado por su oposición a Kirchner..., ¿cómo
interpretar esta prohibición, supuestamente “administrativa”?<BR> <BR>Si
alguna vez en la UPMPM se priorizó la palabra del Che Guevara, hoy ese mensaje
marxista, insumiso y rebelde, ya no resulta cómodo. Lo entiendo perfectamente.
No es compatible con la propaganda del “capitalismo nacional” que (a nivel
puramente retórico) difunde Kirchner.<BR> <BR>Pues bien, nunca me gustaron
los escandaletes, las puestas en escena y esa incapacidad para resolver las
diferencias políticas de otro modo.<BR> <BR>Con el Colectivo AMAUTA,
formado inicialmente en la Universidad Popular y que se nutre de diferentes
compañeros y compañeras de distintos seminarios con quienes desarrollamos tareas
de investigación marxista y formación política de la militancia de base,
continuaremos haciendo exactamente lo mismo en otros ámbitos. De hecho
trabajamos desde hace mucho tiempo —en capital federal y en barrios de la
provincia de Buenos Aires— haciendo formación política y manteniendo el vínculo
con diversos compañeros y compañeras piqueteros, sindicalistas y estudiantiles
opositores a Kirchner. <BR> <BR>No importan el edificio, las aulas ni las
listas reglamentarias de asistencia; lo que importan son las ideas, los valores
y los proyectos. Para el Colectivo AMAUTA sigue teniendo validez aquella hermosa
idea, alejada de los funcionarios con traje, corbata, chofer y secretaria, a
buena distancia de los pasillos, subsidios y ministerios oficiales, de “formar
cuadros revolucionarios”. El difícil pero apasionante proyecto de construir
hegemonía desde abajo, a partir de la lucha y la resistencia, con el objetivo
estratégico de la revolución socialista.<BR> <BR>Estoy agradecido a las
madres por todo lo que le dejaron al movimiento popular desde los años, tristes
y oscuros, de la dictadura militar. Mantengo el respeto que siempre les tuve,
desde que era un pibe adolescente. No he perdido el cariño y el afecto
personal que siento por estas queridas viejas, a pesar de las actuales
diferencias políticas. Espero sinceramente que la lucha de nuestro pueblo logre
modificar la actual correlación de fuerzas y, en una nueva coyuntura política,
nos volvamos a encontrar en la misma senda.<BR> <BR>Un abrazo grande
<BR> <BR>Hasta la victoria siempre</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Néstor Kohan</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>Correspondencia de Prensa, difundido por
la red solidaria de información. Los artículos firmados no comprometen la
opinión editorial del boletín. Redacción (Ernesto Herrera). Suscripciones:
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080 size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</DIV>
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