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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 4 de agosto 2007<BR>Redacción y suscripciones:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Republica Democrática del
Congo<BR><BR>La guerra contra las mujeres </FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Eve Ensler</FONT> </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Corriente(a)lterna</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.espacioalternativo.org/"><STRONG>http://www.espacioalternativo.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Ana María Montero</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>A continuación publicamos extractos (1) de un
testimonio abrumador sobre el sufrimiento de las mujeres, las principales
victimas de la guerra civil en el que está inmerso el país del presidente Joseph
Kabila (una guerra apoyada por las potencias occidentales). Rico en materias
primas (cobre, cobalto, tungsteno, cadmio, diamantes), el Congo Kinshasa forma
parte del África útil. Sometido al pillaje y a la corrupción, el país es,
además, objetivo de los apetitos regionales de Uganda, Ruanda y Angola. En todos
estos conflictos, las multinacionales y los tutores occidentales (en primera
línea la Unión Europea y los Estados Unidos) juegan un papel omnipresente. Son
la verdadera cara oculta de la mundialización. Eve Ensler, la cual ha redactado
esta nota para el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, es feminista y
escritora. Es además autora de la obra mundialmente conocida "Monólogos de la
vagina".</STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Vuelvo del infierno. Busco desesperadamente la forma en la
que os podría comunicar lo que he visto y escuchado en la Republica Democrática
del Congo. Busco la forma de cómo contaros las historias y las atrocidades y, a
la vez, evitar que quedéis abatidos, choqueados o perturbados mentalmente. Busco
la forma de transmitiros mi testimonio sin gritar, sin inmolarme o sin buscar
una AK47. No soy la primera que denuncia las violaciones, las mutilaciones y las
desfiguraciones de las mujeres en el Congo. Desde el año 2000 existen informes
al respecto. No soy la primera que cuenta estas historias pero, como escritora y
militante en contra de la violencia sexual hacia las mujeres, vivo en el mundo
de la violación. Me he pasado diez años escuchando las historias de mujeres
violadas, torturadas, quemadas y mutiladas en Bosnia, en Kosovo, en Estados
Unidos, en Ciudad Juárez (México), en Kenya, en Pakistán, en Haití, en
Filipinas, en Irak y en Afganistán. Y si bien considero que es peligroso
comparar atrocidades y sufrimientos, nada de lo que había escuchado hasta ese
minuto era tan horrible y terrorífico como la destrucción de la especie femenina
en el Congo. <BR><BR>La situación no es otra cosa que un femicidio y tenemos que
reconocerla y analizarla como tal. Es un estado de emergencia. Las mujeres son
violadas y asesinadas en todo momento. Los crímenes contra el cuerpo de la mujer
son suficientemente horribles por ellos mismos. No obstante hay que añadir lo
siguiente: a causa de una superstición que dice que si un hombre viola a mujeres
muy jóvenes o muy ancianas este obtendría poderes especiales, niñas de menos de
doce años y mujeres de más de ochenta están siendo victimas de violaciones.
También hay que añadir las violaciones de mujeres delante de sus maridos e
hijos. Pero la mayor crueldad es la siguiente: soldados seropositivos organizan
comandos en los pueblos para violar mujeres, mutilarlas… Se han informado
centenares de casos de fístulas en la vagina y en el recto a causa de la
introducción de palos, armas o violaciones colectivas. Estas mujeres ya no
pueden controlar su orina o sus defecaciones. Después de ser violadas, las
mujeres son también abandonadas por su familia y su comunidad. <BR><BR>Pero el
crimen más terrible es la pasividad de la comunidad internacional, de las
instituciones gubernamentales, de los medios de comunicación… la indiferencia
total del mundo delante de tal exterminio. <BR><BR>Pasé dos semanas en Bukavu y
Goma entrevistando a las sobrevivientes. Algunas de ellas venían de Bunia.
<BR><BR>Efectué al menos ocho horas de entrevistas por día. Compartí con estas
mujeres almuerzos y sesiones de terapia. Lloré con ellas. El nivel de
atrocidades supera la imaginación. En ninguna parte había visto este tipo de
violencia, de tortura sexual, de crueldad y de barbarie. Un clima de violencia
existe en la zona este del Congo. Allí las violaciones se han convertido, tal y
como me lo dijo una sobreviviente, en "deporte nacional". Las mujeres son menos
que ciudadanas de segunda. Los animales son mejor tratados. Pareciera ser que
cada tropa esta implicada en las violaciones: las FDLR, las Interahamw, la
armada congolesa e incluso las fuerzas de paz de la ONU [2]. La falta de
prevención, de protección y la ausencia de sanciones son alarmantes.
<BR><BR>Pasé una semana en el Hospital de Panzi, viviendo en un pueblo de
mujeres violadas y torturadas. Era como una escena de una película de terror
futurista. Escuché historias de mujeres que vieron como sus hijos eran
brutalmente y cínicamente asesinados delante de ellas. Mujeres que fueron
forzadas, bajo la amenaza de las armas, a ingerir excrementos, beber orina o
comer bebes muertos. Mujeres que fueron testigos de la mutilación de los
genitales de sus maridos o violadas durante semanas por grupos de hombres. Estas
mujeres hacían cola para contarme sus historias. Los traumas eran enormes y el
sufrimiento extremadamente profundo. […] <BR><BR>Las mujeres sufren enormemente.
Están debilitadas por las violaciones, las torturas y la brutalidad.
Prácticamente no hay apoyo para ellas. Después de vivir estas atrocidades son
incapaces de trabajar en los campos o de transportar cosas pesadas, por tanto
dejan de tener ingresos. Vi llegar al menos a doce mujeres por día a ese pueblo.
Llegaban cojeando y apoyándose en bastones hechos a mano. Varias mujeres me
contaron que "los bosques olían a muerte" y que "no se podía caminar ni cinco
pasos sin tropezar con un cuerpo". Durante la semana que pasé en Panzi, el
gobierno cortó el agua por tanto el hospital, donde habían centenares de mujeres
heridas, quedó sin agua. El mismo hospital por el cual las mujeres caminaban más
de sesenta kilómetros ya que no había nada más cerca. El mismo hospital dónde no
había nada que comer (dos niños murieron de malnutrición en un día). […]
<BR><BR>Y mientras que nosotros estamos aquí, realizando nuestro informe, hay
mujeres que están siendo violadas, niñas que están siendo destrozadas para
siempre, mujeres que están siendo testigos del asesinato (a golpe de machete) de
sus familias y otras que están siendo infectadas por el virus del SIDA.
<BR><BR>¿Dónde está nuestra indignación? <BR><BR>¿Dónde está la conciencia de la
gente? <BR><BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>1. El texto original completo y en inglés se puede
solicitar a: <A
href="mailto:journal@solidarites.ch">journal@solidarites.ch</A><BR><BR>2. Las
FDLR (Fuerzas democráticas de liberación de Ruanda) agrupan soldados hutus del
antiguo régimen ruandés de Juvenal Habyarimana y a milicianos Interahamwe del
mismo origen. Las fuerzas de paz de la ONU, la Monuc, están compuestas de 16000
militares. Los países europeos juegan un papel importante.
<HR>
<STRONG><FONT color=#000080 size=3><EM>Correspondencia de Prensa, difundido por
la red solidaria de información. Los artículos firmados no comprometen la
opinión editorial del boletín. Redacción (Ernesto Herrera). Suscripciones:
</EM></FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
color=#000080 size=3><EM>germain5@chasque.net</EM></FONT></STRONG></A>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>