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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 5 de agosto 2007<BR>Redacción y suscripciones:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Socialismo</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>La única economía
viable</FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>István
Mészáros</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Monthly Review, mayo 2007</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.monthlyreview.org/"><STRONG>http://www.monthlyreview.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traduccion de Federico García Morales
para Globalización, Revista de Economía, Sociedad y Cultura
</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://rcci.net/globalizacion/2007/"><STRONG>http://rcci.net/globalizacion/2007/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT size=3><STRONG>1.</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Alguna vez, el modo de producción capitalista representó un
gran avance sobre cualquier otro modo precedente, a pesar de lo problemático y
finalmente en lo destructivo en que este avance histórico se transformaría. Al
romper el lazo directo entre el uso humano y la producción, de largo tiempo
prevaleciente pero obligatorio, para reemplazarlo por la relación mercantil, el
capital se abrió a amplias y dinámicas posibilidades de expansión aparentemente
irresistibles, las que —desde el punto de vista del sistema capitalista y de sus
personificaciones voluntariosas—no tendría límites concebibles. Para las
paradójicas y finalmente inalcanzables determinaciones internas del sistema
capitalista, tenemos que sus productos mercantilizados "no son valores de uso
para sus propietarios y valores de usos para sus no propietarios. En
consecuencia, todos deben cambiar de manos y entonces, las mercancías deben ser
realizadas como valores antes de que puedan realizarse como valores de uso"
(1).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta autodeterminación interna del sistema,
autocontradictoria, que impone una ruda sumisión de las necesidades humanas a la
necesidad alienada de la expansión del capital, es lo que remueve la posibilidad
de cualquier control racional de la dinámica de este orden productivo. Trae
consigo peligrosas y potencialmente catastróficas consecuencias a largo plazo,
transformando en su debido tiempo, un gran poder positivo de un momento previo,
de un desarrollo económico inimaginable, en una negatividad devastadora, con
total ausencia de las restricciones reproductivas necesarias.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que se ha ignorado sistemáticamente—y debe ser
ignorado, debido a la inalterables imperativos fetichistas, y a los intereses
creados del mismo sistema capitalista—es el hecho de que, inevitablemente,
vivimos en un mundo finito con sus literalmente vitales límites objetivos. Por
un largo tiempo en la historia humana, incluyendo varios siglos de desarrollos
capitalistas, esos límites pudieron ser, como realmente lo fueron, ignorados con
relativa seguridad. Alguna vez sin embargo, estos límites se manifestaron como
lo deberán hacer enfáticamente en nuestra irreversible época histórica, por muy
irracional y derrochadora que se torne, no importando cuán dinámica llegue a ser
(de hecho, cuanto más dinámica, peor), no podrá escapar a las consecuencias. Se
los podrá ignorar por un tiempo reorientándose hacia la vil justificación del
imperativo más o menos abiertamente destructivo de la autopreservación del
sistema a cualquier costo, predicando la sabiduría de "que no hay otra
alternativa", y con ese espíritu, dejando a un lado o suprimiendo brutalmente
cualquier signo de advertencia que presagie un futuro insostenible. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La falsa teorización es la consecuencia necesaria de esta
desequilibrada determinación estructural objetiva de la dominación del valor de
uso por el valor de cambio, no sólo bajo las más absurdas ly más ciegas
condiciones apologéticas del capitalismo contemporáneo sino también del periodo
clásico de la economía política burguesa, en los tiempos del ascenso del sistema
capitalista. Esto ocurre porque bajo la dirección de una producción de capital
ficticiamente sin límites ésta debe proseguirse a cualquier costo y debe ser
justificada teóricamente como la única forma de producción recomendable. Tal
camino es imperativo aún cuando no exista en absoluto ninguna garantía de que :
1) "El cambio de manos" requerido y sustentable de las mercancías que se proveen
vaya a ocurrir realmente en el mercado idealizado (gracias a la misteriosa
benevolencia de Adam Smith y todavía más, de la misteriosa "mano invisible"); y
2) Que las condiciones materiales objetivas para producir las ilimitadas—y
humanamente ilimitables desde que la determinación primaria divorció la
necesidad y el uso—provisiones de mercancías que pudieran ser aseguradas para
siempre, no importando su impacto destructivo sobre el modo social de
reproducción metabólico del capital o sobre la naturaleza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La adecuación ideal del mercado para rectificar el
defecto estructural inalterable, indicado en el punto 1) de más arriba, es un
pensamiento posterior gratuito que lleva consigo muchas presunciones arbitrarias
y proyecciones reguladoras que no se pueden cumplir. La sobria realidad que
subyace en el mercado como un pensamiento medicinal es un conjunto de relaciones
de poder insuperablemente adversas, que tienden a la dominación monopólica y a
la intensificación de los antagonismos del sistema. De la misma manera, el grave
defecto estructural de perseguir la expansión ilimitada del capital—idealizando
el siempre importante "crecimiento" como un fin en si mismo—como se puso en
relieve en el punto 2) de más arriba, se complementa por un igualmente ficticio
pensamiento posterior, cuando debe admitirse que debe administrarse algún
remedio. Y el remedio que se proyecta—como una alternativa al colapso del
sistema en una irredimible negatividad en un destino de "estado estacionario",
teorizada por la economía política burguesa en el siglo XIX—es simplemente la
generosa prédica de realizar una distribución "más equitativa" (y por eso, menos
conflictiva) dejando el sistema de producción tal cual. Este postulado aún
cuando pudiera realizarse, lo que por supuesto no puede ser, debido a las
determinaciones jerárquicas fundamentales del mismo orden social del capital, no
podría ser capaz de solucionar ninguno de los graves problemas de la producción
sobre las que se levantan las insuperables contradicciones de las formas
incurables de distribución del sistema capitalista. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Uno de los principales representantes del pensamiento
liberal, John Stuart Mill, es muy auténtico en su preocupación acerca del
"estado estacionario" del futuro, así como es un irrealista sin esperanza en el
remedio que propone. Pues sólo puede ofrecer la vacua esperanza en la discusión
de este problema que viene a ser absolutamente inabordable desde el punto de
vista del capital. Y escribe: "Yo sinceramente tengo la esperanza de que en pro
de la prosperidad, ellos quedarán contentos de estar estacionarios, mucho antes
de que la necesidad los obligue a ello". (2) De este modo, el discurso de Mill
no es más que una prédica paternalista, pues sólo puede reconocer a tono con su
aceptación del diagnóstico maltusiano, las dificultades que surgen del
crecimiento de la población, pero de ninguna manaera las contradicciones del
orden reproductivo capitalista. Su autocomplacencia burguesa es claramente
visible y priva de toda sustancia a sus análisis y a su paternal intento
reformador. Mill perentoriamente afirma que: "Solamente en los países atrasados
del mundo, el crecimiento de la producción es todavía un objetivo importante: en
los más avanzados lo que es más necesario econonómicamente es una mejor
distribución , para lo cual es indispensable una estricta restricción de su
población" (3). Aún su idea de "mejor distribución" es desesperanzadamente
irreal. Pues, lo que Mill no puede posiblemente reconocer (o admitir) es que el
más aplastante e importante aspecto de la distribución es la distribución
intocable y exclusiva de los medios de producción para la clase capitalista. Por
eso, comprensiblemente, sobre tal premisa de autoservicio operacional del orden
social un sentido paternalista de superioridad permanece siempre haciendo
prevalecer la idea de que ninguna solución puede esperarse "hasta que las
mejores mentes tengan éxito en educar a los otros," (4) de modo de que ellos
acepten la restricción poblacional y "una mejor distribución" que supuestamente
surgirá de tal restricción. Así la gente olvidará todo acerca del cambio de las
determinaciones estructurales destructivas, del orden metabólico social
establecido que inexorablemente conduce a la sociedad hacia un estado
estacionario. En el discurso de Mill la utopía del milenio capitalista, con su
estado estacionario soportable, será conducido a la existencia gracias a los
buenos servicios del "las mejores mentes" liberales ilustradas. Y entonces, con
respecto a las determinaciones estructurales, en lo que concierne al orden
social reproductivo establecido, todo continuará para siempre, como antes.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Todo esto tiene algún sentido desde el punto de vista del
capital, aunque sea al fin insostenible ese sentido, debido al dramático
establecimiento y repetición de crisis estructurales sistémicas más profundas.
Pero aún, ese sentido parcial de esas mismas anheladas proposiciones, no podrían
adscribirse al movimiento político reformista que reclama representar los
intereses estratégicos de los trabajadores. Sin embargo, el reformismo
socialdemócrata desde sus comienzos tomó su inspiración de tan ingenuos
pospensamientos de la economía política liberal aún cuando pudieran haberse
sostenido al principio genuinamente. Así, debido a la lógica interna de las
premisas sociales adoptadas que emanaban del punto de vista del capital y de sus
intereses centrales como el ser controlador incontrastable del metabolismo
reproductivo, no deberá ser sorprendente, que por último, ese reformismo
socialdemócrata terminara su carrera como lo hace actualmente: transformándose
en el "New Labor" (en Gran Bretaña y sus equivalentes en otros países), y
abandonando completamente cualquier preocupación por las reformas aún más
limitadas del orden social establecido. Al mismo tiempo, en lugar del
liberalismo genuino, apareció en la escena histórica la más salvaje variedad de
neoliberlismo, que borra de la memoria los remedios sociales alguna vez
recetados—incluidas las esperanzadoras soluciones paternalistas—del pasado
progresivo del credo liberal. Y como una ironía más amarga del desarrollo
histórico contemporáneo, los tipos de gobiernos "New Labor"—antiguos movimientos
socialdemócratas en países avanzados o no avanzados del mundo capitalista—no
vacilan en identificarse a si mismos descaradamente con la fase neoliberal
agresiva de la apologética capitalista. Esta transformación capitulacionista
claramente marcó el fin del camino reformista que fue un sendero ciego desde el
comienzo.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>2.</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Para poder crear un orden social reproductivo
económicamente viable y sobre una base de largo plazo, históricamente
sustentable, es necesario alterar radicalmente la determinaciones internas
autocontrdictorias del sistema establecido, que imponen una ruda sumisión de las
necesidades humanas y de de uso a las necesidades alienantes de la expansión del
capital. Esto significa que la precondición absurda del sistema productivo
dominante—en donde los valores de uso, por determinaciones de propiedad
totalmente inequitativas, son opuestos y divorciados de los que los crearon para
permitir legitimar la ampliación y autorrealización del capital de modo circular
y arbitrario—ha de ser permanentemente relegado al pasado. Dicho de otro modo,
el único significado de la economía como la economización racional de los
recursos disponibles necesariamente finitos, no puede instituirse ni ser
respetado como un principio vital de orientación. En vez de eso, el derroche
irresponsable domina el orden socio-económico capitalista—y su correspondiente
orden político—que invariablemente se reafirma como la irresponsabilidad
institucionalizada sin dejar de lado su automitología de ser la "eficiencia"
absolutamente insuperable. (Para mayor certeza, la clase de "eficiencia"
glorificada de esta manera es de hecho, la eficiencia del capital que finalmente
la socava al conducirla ciegamente hacia partes conflictivas/ adversarias al
costo irreparable de la totalidad). Por eso, comprensiblemente, las fantasías
bien promovidas por los gobiernos sobre el "socialismo de mercado" han de
fracasar en la forma de un colapso humillante debido a la aceptación de tales
suposiciones y a las determinaciones estructurales capitalísticamente
insuperables. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La concepción actualmente dominante de "economía", que
viene a ser incapaz de establecer límites aún de los derroches más graves de
nuestro tiempo y que se dan a una escala planetaria puede operar solamente con
tautologías de autoservicio, arbitrariamente prefabricadas y que casi
simultáneamente son desechadas, falsas oposiciones y seudo alternativas
previstas con el mismo propósito de autojustificación injustificable. Como una
descarada—y peligrosamente infecciosa tautología—ofrecemos la definición
arbitraria de productividad como crecimiento y crecimiento como productividad
aunque ambos términos requerirían una evaluación calificada históricamente y
objetivamente sustentada en sí mismas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Naturalmente, la razón por qué la obvia falacia
tautológica es mucho más preferible a la evaluación práctica y teórica es porque
al decretar arbitrariamente la identidad de estos dos términos claves de
referencia del sistema del capital, la superioridad fuera del tiempo y la
validez autoevidente de un orden social reproductivo extremadamente
problemático—y en última instancia autodestructivo—podría verse no solamente
plausible si no absolutamente incuestionable. Al mismo tiempo, la identidad
tautológica de crecimiento y productividad es llevada a tierra por la
alternativa igualmente arbitraria y autoservidora entre "crecimiento o no
crecimiento". Más todavía, la última se prejuzga automáticamente del
capitalísticamente postulado y definido "crecimiento". Éste es proyectado y
definido con cuantificación fetichista en tanto calce en su andar con la
presuposición del para siempre, como sinónimo de crecimiento en sí mismo
autorecomendado, no es nada más específico y humanamente significativo que la
genericidad abstracta de la expansión ampliada del capital como la precondición
para satisfacer uso y necesidad humana. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Es aquí donde el divorcio incorregible del crecimiento
capitalista y de la necesidad y el uso humano—en realidad su potencialmente más
devastadora y destructiva contraposición a la necesidad humana—se traiciona a sí
misma. Una vez que la mistificaciones fetichista y los postulados arbitrarios en
la raíz de las identidades falsas, decretadas categóricamente, entre crecimiento
y productividad son desnudadas, queda extremadamente clara que la clase de
crecimiento postulada que al mismo tiempo que automáticamente queda exenta de
todo escrutinio crítico, de ninguna manera queda inherentemente conectada con
objetivos sustentables que correspondan a necesidades humanas. La única conexión
que puede ser afirmada y defendida a todo costo en el universo socio-metabólico
del capital es la falsa identidad de la—apriorísticamente presupuesta—expansión
del capital y del circularmente correspondiente (pero en verdad de la misma
manera apriorísticamente presupuesto) "crecimiento", cualesquiera que puedan ser
las consecuencias que se impongan a la naturaleza y a la humanidad por los tipos
de crecimiento más destructivos. Ya que la verdadera preocupación del capital
solamente puede ser su propia expansión por siempre ampliada, aún cuando ésta
traiga consigo la destrucción de la humanidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En esta visión aún el crecimiento más letalmente
canceroso debe preservar su primacía conceptual sobre (y contra) el uso y las
necesidades humanas, si es que por casualidad las necesidades humanas pudieran
llegar a mencionarse. Y cuando los apologistas del sistema del capital están
dispuestos a considerar The Limits to Growth (5), como lo hizo el Club de Roma a
comienzos de los 1970, en su muy propagandizada aventura apologética del
capital, el objetivo permanece siendo inevitablemente la eternización de las
graves desigualdades existentes (6), mediante la congelación ficticia (y
quijotesca) de la producción global capitalista en un nivel totalmente
insostenible, culpando en primer lugar al "crecimiento poblacional" para los
problemas existentes (como es costumbre en la economía política burguesa desde
los tiempos de Malthus). Comparada con tales "intentos de curación" hipócritas
que retóricamente pretenden preocuparse nada menos que de la "situación difícil
de la Humanidad" la anterior prédica paternalista de Mill ya citada, con su
genuino llamado a una distribución más equitativa que la que le era familiar, ya
es el paradigma de la ilustración radical. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La falsa alternativa de autoservicio del "crecimiento no
crecimiento" es evidente aún si solamente consideramos lo que pudiera ser el
impacto inevitable del postulado "no crecimiento" bajo las graves condiciones de
desigualdad y sufrimiento en el orden social del capital. Significaría la
permanente condenación de la aplastante mayoría de la humanidad a las
condiciones inhumanas que actualmente está siendo forzada a soportar. Pues esas
mayorías de miles de millones, están ahora en un sentido literal, forzadas a
soportar, cuando podrían crear una alternativa real. Bajo condiciones, esto es,
cuando sea factible rectificar al menos los peores efectos de la privación
global: poniendo al servicio de la humanidad el disfrute del uso del potencial
de la productividad, en un mundo donde hoy se despilfarran los materiales y los
recursos humanos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>3.</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Para estar seguros, sólo podemos referirnos al potencial
de productividad positivo, y no a su realidad existente, como a menudo se
predica, toda repleta de buenas intenciones e ilimitadas ilusiones, por
reformistas monotemáticos de antigua cepa, bien dispuestos a afirmar que todo
eso lo podemos hacer "ahora mismo", con los poderes productivos que tenemos a
nuestra disposición…si es que realmente decidiéramos hacerlo. Sin embargo,
desafortunadamente, tal concepción ignora completamente el modo cómo se articula
al presente nuestro sistema productivo que requiere en el futuro una
articulación radical. Pues, la productividad comprometida con el crecimiento
capitalista en la forma ahora dominante de producción destructiva, es un
adversario prohibido. A fin de convertir la potencialidad positiva del
desarrollo productivo en una tan necesitada realidad, a fin de poder ser capaz
de rectificar muchas de las desigualdades e injusticias más demandantes de
nuestra sociedad existente, habría necesidad de adoptar principios reguladores
de un orden social cualitativamente diferente. En otras palabras, el actualmente
negado potencial de productividad de la humanidad, deberá ser liberado de su
camisa de fuerza capitalista a fin de llegar a ser un poder productivo
socialmente viable.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El reclamo quijotesco de congelar la producción a los
niveles alcanzados a los principios de los 1970 ha estado tratando de camuflar
con modelados pseudo científicos hipócritas iniciados en el Instituto
Tecnológico de Massachussets la brutal imposición de las actuales relaciones de
poder del imperialismo norteamericano de posguerra. Esa variedad de imperialismo
era por supuesto, muy diferente de su forma más temprana conocida por Lenin.
Pues, en los tiempos de Lenin, al menos una media docena de significativos
poderes imperialista estaban compitiendo por el disfrute real o esperado de sus
conquistas. Y aún en los 1930; Hitler estuvo dispuesto a compartir los frutos
del imperialismo violentamente redefinido con Japón y la Italia de Mussolini. En
contraste, en nuestro tiempo debemos enfrentar la realidad y –los peligros
letales—que surgen del imperialismo global hegemónico, con los Estados Unidos
como su poder aplastantemente dominante. (7) En contraste aún con Hitler, los
Estados Unidos como el único hegemón no tiene la más mínima voluntad en
compartir la dominación global con cualquier rival. Y eso no es solamente en
razón de contingencia político-militares. Los problemas son más profundos. Ellos
se consolidan a través de contradicciones permanentemente agravadas por la
crisis estructural en permanente profundización del sistema capitalista. El
imperialismo hegemónico global dominado por Estados Unidos es un intento—a la
larga fútil—de intentar encontrar una solución a esa crisis a través del
gobierno más violento y brutal sobre el reto del mundo, reforzado, con o sin la
ayuda de "aliados voluntarios serviles" en la actual sucesión de guerras
genocidas. Aún más, desde los 1970, los Estados Unidos se han ido hundiendo en
endeudamientos catastróficos. La solución de fantasía, públicamente proclamada
por muchos presidentes de los EEUU, fue "crecer para salir de él". Y el
resultado ha sido diametralmente opuesto en la forma de una deuda astronómica y
aún creciente. De acuerdo con esto, los EEUU debe agarrarse a sí mismo, por
todos los medios a su disposición, incluyendo las más violentas agresiones
militares, donde quiera que se requiera para este propósito, con todo lo que
pueda, a través de la transferencia de los frutos del crecimiento capitalista de
cualquier parte del mundo—gracias a la dominación global socioeconómica y
político militar de los EEUU. ¿Podría cualquiera en su sano juicio imaginar por
muy convencido que esté por el desagrado ante las "consignas de la igualdad",
que el imperialismo global hegemónico dominando por los EEUU podría tomar en
serio siquiera por un momento la panacea del "no crecimiento"? Sólo la pero
clase de mala fe puede sugerir tales ideas, no importando el empaque pretencioso
en "las dificultades de la Humanidad".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por muchas razones, no cabe dudar de la importancia del
crecimiento tanto en el presente como en el futuro. Pero para decir eso, debe
examinarse adecuadamente el concepto de crecimiento no sólo como lo conocemos al
presente si no también como vemos su sustentabilidad en el futuro. Nuestra
inclinación por la necesidad de crecimiento no puede estar a favor de un
crecimiento no calificado. La pregunta real tendenciosamente escabullida es:
¿Qué clase de crecimiento es posible hoy en contraste con el lisiado y
derrochador crecimiento capitalista que es visible hoy? Ya que el crecimiento
debe ser positivamente sostenible en el futuro sobre una base de largo
plazo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como ya se mencionó, el crecimiento capitalista está
fatalmente dominado por los inevitables límites de la cuantificación fetichista.
Un derroche continuamente agravado es el corolario necesario de tal fetichismo,
para el cual no hay criterio—ni medida viable—para determinar qué derroches
pueden ser corregidos. Cuantificaciones más o menos arbitrarias establecen el
contexto, creado al mismo tiempo la ilusión de que una vez que se han asegurado
esas cantidades para esos poderosos, ya no habrán más problemas significativos.
Sin embargo, la verdad del asunto es que las cuantificaciones auto-orientadas no
se pueden sostener en absoluto como formas de estrategia de productividad viable
siquiera al corto plazo. Ya que es parcial y miope, si es que no ciega,
preocupada sólo con cantidades que corresponden a obstáculos inmediatos, que
estorban el cumpliendo de determinada tarea productiva, pero no con los límites
estructurales de la misma empresa socioeconómica, la que—como todos sabemos—lo
decide todo. La confusión capitalísticamente necesaria entre límites
estructurales y obstáculos (que pueden ser superados cuantitativamente) a fin de
ignorar los límites (ya que éstos corresponden a determinaciones insuperables
del orden social metabólico del capital) vicia la orientación hacia el
crecimiento de todo el sistema productivo. Para hacer viable el crecimiento se
requeriría aplicar profundas consideraciones cualitativas. Pero esto es
absolutamente impedido por el indudable y no criticable impulso auto-expansivo
del capital a cualquier costo. Lo que es incompatible con las consideraciones
restrictivas de cualidad y límites.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La gran innovación del sistema del capita es que puede
operar—no dialécticamente—mediante la dominación aplastante de la cantidad, la
que incluye el trabajo humano (inseparable de las cualidades de uso y de
necesidad humana) bajo determinaciones cuantitativas abstractas, en la forma de
valores de uso y de cambio. Así, todo llega a ser gananciosamente medible y
administrable por un periodo de tiempo determinado. Éste es secreto del triunfo
socio-histórico del capital—por un largo tiempo irresistible. Pero es también el
presagio de su insustentabilidad final y de su implosión necesaria, una vez que
los límites absolutos del sistema se han activado plenamente, como están
ocurriendo en nuestra propia época histórica. Nuestro es el tiempo en cual la
dominación no dialéctica de la cualidad por la cantidad llega a ser insostenible
y peligrosa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pues, es inconcebible ignorar en nuestro tiempo la
fundamental conexión inherente, tan desbalanceada bajo el capitalismo entre
economía y ahorro (lo que es equivalente a un manejo responsable). Hemos llegado
ahora a un punto crítico en la historia en el cual las personificaciones
voluntariosas del sistema hacen todo lo posible por borrar toda advertencia
sobre esa conexión vital—obviándolas por una destructividad innegable, no sólo
en el culto de prácticas productivas de extremo derroche, sino también
glorificando su compromiso destructivo legal "en guerras "pre-entivas y
preventivas" ilimitadas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cualidad, por su propia naturaleza es inseparable de
especificidades. De acuerdo con esto, un sistema socio metabólico respetuoso de
la calidad—sobre todo de las necesidades de los seres humanos vivientes como sus
sujetos productores—no puede ser regimentado jerárquicamente. Se requiere una
administración socioeconómica y cultural radicalmente diferente para una
sociedad que opera sobre tan diferentes metabolismos reproductivos, que se
pueden resumir como un autogobierno. La regimentación era tanto factible como
necesaria para el orden social metabólico del capital. De hecho, la estructura
de mando del capital no puede funcionar de otra manera. La jerarquía
estructuralmente asegurada y la regimentación autoritaria son las
características definitorias de la estructura de mando del capital. El orden
alternativo es incompatible con la regimentación y con la clase de rendición de
cuentas que debe prevalecen en el sistema capitalista—incluyendo la operación
estrictamente cuantitativa del tiempo de trabajo necesario. Así, el tipo de
crecimiento necesario y factible en el orden metabólico social alternativo puede
solamente basarse en cualidades directamente correspondientes a las necesidades
humanas: Las necesidades reales e históricamente en desarrollo tanto de la
sociedad como un todo y de sus individuos particulares.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al mismo tiempo, la alternativa a la rendición de cuentas
fetichista y restrictiva del tiempo de trabajo necesario sólo puede ser el
tiempo disponible emancipador y liberador conscientemente ofrecido y
administrado por los individuos sociales mismos. Tal tipo de control socio
metabólico de los recursos materiales y humanos disponibles podrían—y
actualmente pueden—respetar tanto los límites mayores que vienen de los
principios orientadores tanto de la economía como del ahorro, y al mismo tiempo
podrían también expandir conscientemente tales límites y necesidades, en tanto
lo permitan, sin caer en riesgos, las condiciones del desarrollo histórico.
Después de todo no debemos olvidar que "el primer acto histórico fue la creación
de una nueva necesidad (Marx). Sólo el modo temerario del capital en su trato de
la economía no como una disposición racional si no como la más irresponsable
legitimación del derroche sin límites es lo que—pervierte totalmente este
proceso histórico: al sustituir la rica diversidad de las necesidades humanas
por la alienación del capital que se mueve por la única necesidad de ampliar su
reproducción a todo costo, amenazando incluso con poner fina la propia historia
humana. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>4.</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>No puede haber ni siquiera correctivos parciales
introducidas en el marco operativo del capital aún si ellas fueran genuinamente
orientadas por la cualidad, ya que las únicas cualidades relevantes a este
respecto no son algunas características físicas abstractas sino las cualidades
humanamente significativas inseparables de la necesidad. Es verdad, como ya lo
subrayábamos antes, que tales cualidades son siempre específicas, que
corresponden a necesidades humanas particulares claramente identificables tanto
de los individuos mismos como de sus relaciones sociales históricamente dadas y
siempre cambiantes. De acuerdo con esto, en su especificidad de muchos
contornos, ellas constituyen un conjunto coherente y muy bien definido de
determinaciones sistémicas inviolables, con sus propios límites sistémicos.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es precisamente la existencia de tales—y nada de
abstractos—límites sistémicos lo que hace imposible transferir toda
determinación y principios orientadores operantes significativos desde este
orden social metabólico social alternativo que se visualiza, hacia el sistema
del capital. Los dos sistemas son radicalmente excluyente el uno del otro. Ya
que para las cualidades específicas que corresponden a las necesidades humanas,
en el orden alternativo, llevan las marcas imborrables de sus propias
determinaciones sistémicas como partes integrales de un sistema de control
social reproductivo humanamente válido. Por el contrario, en el sistema del
capital las determinaciones generales han de ser inalterablemente abstractas, ya
que las relaciones del valor deben reducir todas las cualidades (que
corresponden a necesidad y uso) a cantidades genéricas mensurables para afirmar
su dominancia histórica alienante, y sobre todo, en el interés de la expansión
del capital sin importar las consecuencias.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las incompatibilidades entre los dos sistemas se tornan
ampliamente claras cuando consideramos sus relaciones con el problema del límite
en sí mismo. El único crecimiento promovido positivamente bajo el control
metabólico social alternativo se basa en la aceptación consciente de los límites
cuya violación pondría en peligro los objetivos reproductivos elegidos—y
humanamente válidos. Por tanto, el derroche y destructividad (como conceptos
claramente identificables) son absolutamente excluidos por las determinaciones
sistémicas aceptadas concientemente que han sido adoptadas por los individuos
sociales como sus principios de orientación vitales. Por el contrario, el
sistema del capital se ha caracterizado y ha sido fatalmente conducido por el
rechazo—conciente o inconsciente—de todos los límites, incluyendo sus propios
límites sistémicos. Y todavía, éstos últimos son tratados arbitraria y
peligrosamente como si no fueran nada más que obstáculos contingentes siempre
superables. Así, todo es posible en este sistema social reproductivo,
incluyéndose la posibilidad de la destrucción total—y en nuestra propia época
histórica hemos alcanzado esta gravísima posibilidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Naturalmente, la relación mutuamente excluyente sobre la
cuestión de los límites se impone en otros sentidos. Así, no puede haber
"correctivos parciales" tomados de prestado del sistema del capital cuando se
trata de crear y de fortalecer el orden metabólico social alternativo. Las
incompatibilidades parciales—para no referirnos a las generales--entre los dos
sistemas, surgen de la incompatibilidad radical de sus modos de dimensionar el
valor. Como se mencionaba más arriba, ésta es la razón por qué las
determinaciones y relaciones de valor del orden alternativo no podrían ser
transferidas al marco metabólico social del capital con el propósito de
mejorarlo, como ha sido postulado por ciertos diseños reformistas irreales,
casados con la vacua metodología del "poquito a poquito". Pues aún, las
relaciones parciales más pequeñas del sistema alternativo están profundamente
embebidas en las determinaciones generales de valor de un marco omnicomprensivo
de las necesidades humanas cuyo axioma elemental inviolable, de acuerdo a su más
íntima naturaleza es la exclusión radical del despilfarro y de la destrucción.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por otra parte, al mismo tiempo, ningún "correctivo"
puede transferirse desde el marco operativo del capital a un orden genuinamente
socialista, como lo demostró de modo concluyente la penosa aventura del "mercado
socialista" de Gorbachev. También a este respecto estaríamos siendo confrontados
por la incompatibilidad radical de determinaciones de valor, aún si en este
caso, el valor involucrado es un contravalor destructivo que correspondería a
los últimos límites—necesariamente ignorados—del sistema del capital en sí
mismo. Las limitaciones sistémicas del capital son plenamente compatibles con el
derroche la destrucción. Ya que tales consideraciones normativas sólo pueden ser
secundarias al capital. Determinaciones más fundamentales deben cobrar su
importancia sobre tales preocupaciones. De ahí por qué se da esa indiferencia
original hacia el derroche y la destrucción por parte del capital (carece de
otra posición positiva que la indiferencia) y se torna ésta en su más activa
promoción cuando las condiciones requieren ese giro. De hecho, el derroche y la
destrucción se persiguen implacablemente en este sistema en directa
subordinación al imperativo de expansión del capital, que es su aplastante
determinante sistémico. Tanto más cuando hemos dejado atrás la fase histórica de
ascenso en el desarrollo del sistema del capital. Y nadie debe ser engañado por
el hecho de que tan frecuentemente la afirmación preponderante del contravalor
se desfigure y se racionalice por famosos ideólogos del capital, como
"neutralidad del valor". </DIV>
<DIV align=justify><BR>Fue por consiguiente un empantanamiento mental el que en
los tiempos de la desgraciada "perestroika" de Gorbachev, su " jefe ideológico"
(así se le llamaba oficialmente) pudiera seriamente afirmar que el mercado
capitalista y sus relaciones mercantiles fueran la encarnación instrumental de
"los valores humanos universales" y un "importante logro de la civilización
humana", agregando a estas grotescas afirmaciones capitulacionistas como que el
mercado capitalista era todavía más " la garantía para la renovación del
socialismo" (8). Tales teóricos continuaron hablando a cerca de la adopción de
los "mecanismos del mercado" cuando el mercado capitalista era cualquier cosa
menos un "mecanismo" neutro y adaptable. En los hechos, era incurablemente
tendencioso en sus valores, y siempre permanecerá así. En este tipo de
concepción—curiosamente compartida por "el jefe ideológico socialista" (y otros)
con los Friedrich von Hayeks de este mundo que violentamente han denunciado
cualquier idea de socialismo como el camino de la servidumbre ("The Road to
Serfdom"9)—el intercambio en general era puesto ahistórica y
anti-históricamente, como equivalente con intercambio capitalista y con la
realidad más destructiva todavía del mercado capitalista que se ficcionaliza
como el benevolente "mercado" en general. Se hayan dado cuenta o no, ellos
capitularon al idealizar los imperativos de un brutal sistema de necesaria
dominación de mercado, (en última instancia con las devastaciones del
imperialismo) requeridas por las determinaciones internas del orden social
metabólico del capital. La adopción de esta posición capitulacionista fue
igualmente pronunciada pero aún más dañina en el documento de la reforma de
Gorbachev, porque él insistió que <BR>No hay alternativas al mercado. Solamente
el mercado puede asegurar la satisfacción de las necesidades del pueblo, la
justa distribución de la riqueza y el fortalecimiento de la libertad y de la
democracia. El mercado podría permitir a la economía soviética ligarse
orgánicamente con el mundo, y proporcionar a nuestros ciudadanos el acceso a
todos los logros de la civilización mundial (10). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Naturalmente, dada la total irrealidad del deseoso
pensamiento carente de alternativas de Gorbachev, sólo a la espera de un
generoso aprovisionamiento "para el pueblo" de esos maravillosos beneficios en
todos los dominios de parte del mercado capitalista global, esta aventura sólo
podía terminar del modo más humillante, en la desastrosa implosión del sistema
soviético.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>5.</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>No es del todo accidental o sorprendente que la
proposición "no hay alternativas" ocupe tan prominente lugar en las concepciones
socioeconómicas y políticas que se formulan desde el punto de vista del capital.
Ni aún los más grandes pensadores de la burguesía –como Adam Smith y Hegel—son
excepciones a este respecto. Pues, es absolutamente cierto que el orden burgués
o tiene éxito en afirmarse a sí mismo en la forma de una expansión dinámica del
capital o se condena a su fracaso. No puede haber realmente ninguna alternativa
concebible a la expansión sin límites, esto, desde el punto de vista del capital
que determina la visión de todos los que lo adoptan. Pero, la adopción de ese
punto de vista también significa que la pregunta de "cuál es el precio que debe
pagarse" por la incontrolable expansión del capital más allá de cierto punto en
el tiempo—una vez que la fase ascendente ha quedado atrás—no puede ser
considerada en absoluto. La violación del tiempo histórico es por eso la
consecuencia necesaria de haber adoptado el punto de vista del capital al
internalizar el imperativo expansionista del sistema como su determinante más
fundamental y absolutamente inalterable. Aún en las concepciones de los más
grandes pensadores burgueses, esta posición debe prevalecer. No puede haber
ningún orden social futuro alternativo cuyas características definitorias puedan
ser significativamente diferentes al orden ya establecido. Es por esto, que aún
Hegel que de lejos formuló la más profunda concepción histórica hasta su propio
tiempo debió también arbitrariamente llevar la historia a un fin en un presente
inalterable del capital, idealizando al estado-nación capitalista (11) como el
clímax insuperable de todo desarrollo histórico concebible, a pesar de su aguda
percepción de las implicaciones destructivas de todo el sistema de los estados
nacionales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así pues, en el pensamiento burgués no puede haber
alternativa al dogma pernicioso de la no alternativa. Pero es totalmente absurdo
para los socialistas adoptar la posición de la expansión ilimitada del capital
(sin límites e incontrolable). Pues, el corolario de esta idealización—todavía
característicamente no calificada—del "consumo" ignora la verdad elemental de
que desde el punto de vista ventajoso, autoexpansionario y no crítico del
capital no puede haber diferencia entre destrucción y consumo. Una es tan buena
como la otra para el propósito requerido. Esto es así porque la transacción
comercial en la relación del capital—aún de la clase más destructiva encarnada
en las mercancías del complejo militar/ industrial y al uso al que se aplique en
sus guerras inhumanas—exitosamente completa el ciclo de la auto- reproducción
ampliada del capital no importando cuan insostenibles sean las consecuencias.
Por ende, cuando los socialistas internalizan el imperativo de la expansión del
capital como la base necesaria para el crecimiento reclamado, ellos no solamente
aceptan un dogma aislado, si no, todo "el paquete del negocio" .Lo sepan o no,
ellos aceptan al mismo tiempo, todo lo de las falsas alternativas—como
"crecimiento o no-crecimiento" que pueden derivarse de la defensa no crítica de
la necesaria expansión del capital. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La falsa alternativa de no-crecimiento debe ser rechazada
por nosotros, no solamente porque su adopción perpetuaría la más grave miseria y
desigualdad que actualmente domina en el mundo, junto con la lucha y la
destructividad que le es inseparable. La negación radical de esta aproximación
sólo puede ser un punto necesario de partida. La dimensión inherentemente
positiva de nuestra visión supone la fundamental redefinición de la riqueza en
sí misma como es conocida por nosotros. Bajo el orden metabólico social del
capital somos confrontados por el control alienante de la riqueza sobre la
sociedad, que afecta todos los aspectos de la vida, de los estrechamente
económicos a los dominios culturales y espirituales. En consecuencia, no podemos
salir del círculo vicioso del capital, con todas sus determinaciones
destructivas y sus falsas alternativas, sin voltear completamente todas esas
relaciones vitales. Esto es, sin hacer que la sociedad—la sociedad de los
individuos libremente asociados—gobierne sobre la riqueza, redefiniendo también
al mismo tiempo, sus relaciones con el momento y con la clase de uso a que serán
sujetos los productos del trabajo humano. Como Marx ya lo había dicho en uno de
sus primeros trabajos: </DIV>
<DIV align=justify><BR>En una sociedad futura en donde los antagonismos de clase
hayan cesado, en donde no existan ya clases, el uso ya no será determinado por
el mínimo tiempo de producción; si no que el tiempo de producción dedicado a un
artículo será determinado el grado de su utilidad social (12). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esto significa una separación absoluta e irreversible de
eso de estar viendo la riqueza como una entidad material fetichista que debe
ignorar a los individuos reales que son los creadores de la riqueza.
Naturalmente, el capital—en su falso reclamo de ser idéntico a la riqueza, como
el "creador y encarnación de la riqueza"—debe ignorar a los individuos en la
ofrenda autolegitimadora de su propio control metabólico social. De este modo,
al usurpar el rol de la riqueza real y al subvertir el uso potencial que pudiera
tener, el capital es el enemigo del tiempo histórico. Esto es lo que debe ser
sostenido por el bien de la misma sobrevivencia humana. Así, todos los
constituyentes de las relaciones en despliegue entre los individuos reales
históricamente autodeterminantes, junto con la riqueza que ellos crean y que
positivamente asignan a través de la asignación consciente de la única modalidad
de tiempo viable—el tiempo disponible—que debe ser conjuntado en un marco
metabólico social cualitativamente diferente. Para decirlo con Marx: </DIV>
<DIV align=justify><BR>La riqueza real es el poder productivo desarrollado por
todos los individuos. La medida de la riqueza ya no es entonces, de ninguna
manera, el tiempo de trabajo, si no más bien, el tiempo disponible. El tiempo de
trabajo como la medida del valor plantea la misma riqueza como fundada en la
pobreza, y el tiempo disponible como existiendo en-y-por la antítesis del tiempo
de trabajo excedente; o sea, pone el tiempo completo del individuo como tiempo
de trabajo y por lo tanto, su degradación como mero trabajador, en la subsunción
bajo el trabajo (13). </DIV>
<DIV align=justify><BR>El tiempo disponible es el tiempo actual de los
individuos. Por el contrario el tiempo de trabajo necesario, requerido para el
control del modo metabólico social de capital, es antihistórico, y niega a los
individuos el único modo por el cual pueden afirmarse y realizarse como sujetos
históricos reales en control de su propia actividad vital. En la forma de tiempo
de trabajo necesario de capital, los individuos son sujetos al tiempo como un
juez tiránico que dicta medidas degradantes sin cortes de apelación, en vez de
ser juzgado y medido en relación a criterios humanos cualitativos, según "las
necesidades de los individuos sociales" (14). </DIV>
<DIV align=justify><BR>El tiempo perversamente antihistórico y autoabsolutizado
del capital se impone así él mismo sobre la vida humana como fetiche
determinante que reduce el trabajo vivo a una "cáscara del tiempo" como ya se ha
discutido, en relación a "La Necesidad de Planeación". El reto histórico es
entonces moverse hacia el orden metabólico social alternativo desde la regla del
tiempo congelado del capital como determinación alienante para llegar a ser
libremente determinado por los mismos individuos sociales que conscientemente
dedican los recursos inconmensurablemente más ricos del tiempo disponible a la
realización de sus objetivos elegidos, tiempos mucho más ricos de los que les
podían ser congelados por la tiranía del tiempo necesario. Ésta es una
diferencia absolutamente vital. Pues, solamente los individuos sociales pueden
realmente determinar su propio tiempo disponible en agudo contraste con el
tiempo de trabajo necesario que los domina. La adopción del tiempo disponible es
el único camino concebible y correcto por el cual el tiempo puede ser
transformado de determinante tiránico a un constituyente creativo y
autónomamente determinado del proceso reproductivo.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>6.</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El reto necesariamente involucra la supresión de la
división social del trabajo forzada y jerárquica. Mientras el tiempo domine a la
sociedad en la forma del imperativo para extraer el tiempo de trabajo excedente
de la inmensa mayoría, el personal a cargo de este proceso debe conducir una
forma de existencia sustancialmente diferente, en conformidad a su función como
forzador voluntario del imperativo del tiempo alienante. Al mismo tiempo, la
aplastante mayoría de los individuos son degradados a la condición de meros
trabajadores sometidos al trabajo". Bajo tales condiciones, el proceso de
reproducción social debe hundirse más profundamente en de crisis estructural,
con la extremadamente peligrosa implicación final de un camino sin posible
retorno. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La pesadilla del "estado estacionario" permanece como una
pesadilla a pesar de que se trate de aliviarla, como proponía John Stuart Mill,
mediante el remedio ilusorio de "la mejor distribución" considerada
aisladamente. No existe tal cosa como la "mejor distribución" sin una
reestructuración radical del proceso de producción en sí mismo. La alternativa
hegemónica socialista al dominio del capital requiere fundamentalmente superar
la dialéctica truncada entre las relaciones vitales de producción, distribución
y consumo. Pues sin eso, el propósito socialista de convertir el trabajo en "el
principal deseo de la vida", es inconcebible. Para citar a Marx:</DIV>
<DIV align=justify><BR>En una fase superior de sociedad comunista, después de la
subordinación esclavizadora del individuo a la división del trabajo y que con
ello haya desaparecido la división entre trabajo mental y físico; después que el
trabajo haya llegado a ser no sólo un medio de vida si no un deseo primordial de
vida; después que las fuerzas productivas hayan aumentado con el completo
desarrollo del individuo y que todas las fuentes de la riqueza cooperativa
fluyan en abundancia—sólo entonces puede el estrecho horizonte del derecho
burgués ser eliminado completamente y la sociedad inscribir en sus banderas "A
cada cual según sus habilidades y a cada cual según sus necesidades" (15).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estos son los objetivos generales de la transformación
socialista, que proveen el ritmo del trayecto y también, simultáneamente, la
medida de los logros alcanzados (o que no se cumplieron). Dentro de tal visión
sobre el orden social reproductivo, alternativo al del capital, no hay espacio
en absoluto para algo así como el "estado estacionario" ni para las falsas
alternativas asociadas o derivadas de. "El completo desarrollo de los individuos
que conscientemente ejercen la plenitud de los recursos de su tiempo disponible,
dentro del marco del nuevo control metabólico social orientado hacia la
producción de "riqueza cooperativa", provee la base para una rendición de
cuentas cualitativamente diferente, la necesaria contabilidad socialista
definida por las necesidades humanas y diametralmente opuesta a la
cuantificación fetichista y al consecuente e inevitable derroche.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De aquí proviene la importancia vital de un crecimiento
de tipo sustentable que pueda reconocerse y ser administrado exitosamente en el
marco metabólico social alternativo. Tal orden alternativo del control
metabólico social sería uno en donde la antítesis entre el trabajo mental y
físico—siempre vital para mantener el dominio absoluto del trabajo por el
capital como el usurpador del papel de sujeto histórico contralor—se
desvanecería para bien de todos. En consecuencia, la productividad perseguida en
sí conscientemente se elevaría a un nivel cualitativamente más alto, sin correr
el peligro del derroche incontrolable, atrayendo genuina riqueza—y no material
orientado por un estrecho sentido de ganancia. Sería la riqueza en la que los
"individuos sociales ricos" (Marx) , como sujetos históricos autónomos (y ricos
precisamente en ese sentido) están plenamente en control. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Al contrario, en el "estado estacionario" los individuos
no pueden ser genuinos sujetos históricos. Ya que no pueden estar en control de
una vida propia, dado que están a merced de la peor clase de determinaciones
materiales, directamente bajo la norma de la escasez incurable. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El siempre creciente derroche en el sistema del capital—y
sus catastróficas implicaciones finales—es inseparable del modo tan
irresponsable con que se producen los bienes y servicios que han de ser
utilizados, en aras de la gananciosa expansión del capital. Perversamente,
cuanto más baja es la tasa de utilización, más alta es la del reemplazo
beneficioso—un absurdo que emana del alienado punto de vista de ventaja del
capital desde donde no puede trazarse ninguna distinción significativa entre el
consumo y la destrucción. Ya que la completa destrucción derrochadora calza
adecuadamente con la demanda requerida para la autoexpansión del capital para un
nuevo ciclo de beneficios en la producción, así como lo podría hacer el consumo
genuino que corresponde al uso. Sin embargo, llega el momento de la verdad
cuando debe pagarse un fuerte precio por la criminal e irresponsable
administración del capital en el curso del desarrollo histórico. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Éste es el punto donde el imperativo para adoptar una
crecientemente mejor e incomparablemente más responsable tasa de utilización de
los bienes y servicios producidos—y por supuesto, conscientemente producidos con
ese objetivo en mente, esto es, en relación a necesidades y usos
cualitativamente humanos—llega a ser absolutamente vital. Pues, la única
economía viable—aquélla que economiza de un modo significativo y que por eso
sostenible en el futuro cercano y más distante—sólo puede ser la clase de
economía administrada racionalmente, orientada hacia la utilización óptima de
los bienes y servicios producidos. No puede haber crecimiento sustentable de
ninguna clase fuera de estos parámetros de manejo racional orientados por una
genuina necesidad humana. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Para tomar un ejemplo de importancia crucial de lo que
está incurablemente equivocado bajo el gobierno del capital basta ver el modo
cómo son utilizados en nuestra sociedad, el creciente número de coches. Los
recursos malgastados en la producción y alimentación de los coches a motor son
inmensos bajo el "capitalismo avanzado" y representan en cada hogar el segundo
más alto gasto después de las deudas hipotecarias. Sin embargo, de un modo
absurdo la tasa de utilización de los coches es menor al 1%, mentirosamente
justificada por los derechos de posesión exclusiva conferidos a sus compradores.
Al mismo tiempo,, la alternativa muy real practicable, es no sólo descuidada
sino activamente saboteada por los inmensos intereses de corporaciones
cuasi-monopólicas. Ya que la simple verdad es que lo que los individuos
necesitan (y que no obtienen a pesar de las pesadas cargas financieras que se
les imponen) es servicios de trasporte adecuados y no el objeto privadamente
apropiado, despilfarrador y dañino del ambiente, que además los hace vivir horas
incontables de sus vidas en insalubres atochamientos de tráfico. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Evidentemente, la alternativa real sería desarrollar
trasporte público a un nivel cualitativamente más alto, que satisfaga criterios
económicos, ambientales y de salud personal muy dentro del horizonte de esos
proyectos racionalmente perseguidos limitando al mismo tiempo el uso de coches
en funciones específicas—que sean de propiedad colectiva, que estén ubicados
apropiadamente y no sean usados para fines exclusivos o de derroche. Así, las
necesidades del individuo—en este caso su necesidad genuina por servicios de
trasporte adecuados—determinaría los objetivos de los vehículos e instalaciones
de comunicación, (como caminos, redes ferroviarias, sistemas de navegación) a
ser producidos y mantenidos de acuerdo con el principio de utilización óptima,
en vez de que el individuo sea completamente dominado por las necesidades
fetichistas del sistema establecido para el beneficio y la expansión finalmente
destructiva del capital.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La pregunta inevitable pero al mismo tiempo
tendenciosamente evitada , es la pregunta sobre la economía real, que
corresponde a las consideraciones presentadas en este artículo y que serán
enfrentadas en un futuro muy cercano. Ya que en los llamados países del tercer
mundo es inconcebible seguir las pautas de "desarrollo" derrochador del pasado,
las mismas que en los hechos los condicionaron a su precaria condición de hoy en
día bajo el gobierno del modo social de reproducción metabólica del capital. El
fracaso estridente de las tan promovidas "teorías de la modernización" y sus
correspondientes encarnaciones institucionales, demuestran claramente la
desesperanza de esa aproximación.</DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT size=3><STRONG>7.</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR>En algún respecto al menos, en el pasado reciente se ha
visto levantarse alguna alarma—claro que presionando al mismo tiempo por la
afirmación o absoluta preservación de los privilegios de los países
capitalistas. Esto fue en relación con la creciente necesidad internacional de
recursos energéticos y la intervención competitiva, en el proceso en despliegue,
de algunos potencialmente inmensos poderes económicos, sobre todo China. Hoy esa
preocupación se centra primordialmente en China, pero en el debido momento, se
deberá agregar, por supuesto, a India entre los países que presionan por esos
vitales recursos energéticos. Y cuando agregamos a China, la población del
subcontinente indio, estamos hablando de más de 2,500 millones de personas.
Naturalmente, si en realidad siguen la alguna vez grotesca receta propagandizada
sobre las Etapas del crecimiento económico (16), con el alegato muy simple sobre
"el crecimiento capitalista que conduce a la madurez", eso, podría tener
devastadoras consecuencias para todos. Pues, la sociedad plenamente
automovilizada de 2,500 millones de personas sobre el modelo norteamericano del
"desarrollo capitalista avanzado" con más de 700 coches por cada mil personas,
significaría que todos estaríamos muertos mucho antes a causa de los beneficios
"modernizantes" de la contaminación venenosa para no mencionar el agotamiento
total de las reservas de petróleo del planeta. Pero de acuerdo a esta misma
señal con un sentido opuesto, nadie puede seriamente imaginar que los países en
cuestión pudieran dejarse donde están. Imaginar que dos mil quinientos millones
de personas de China y del subcontinente de India pudieran estar condenadas
permanentemente a su situación existente y aún, en fuerte dependencia de una
manera u otra con las partes capitalísticamente avanzadas del mundo, desafía
toda credibilidad. La única cuestión es: si la humanidad puede encontrar una
solución racionalmente viable y verdaderamente equitativa para la legítima
demanda de desarrollo social y económico de los pueblos considerados. De otro
modo, la competencia antagónica y la lucha destructiva por los recursos son el
camino del futuro. Como surge del marco orientador y de los principios
operativos del modo de control socio-reproductivo del capital. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Otro aspecto que aparece en nuestro horizonte, es en
nuestro tiempo el imperativo absoluto para adoptar un modo cualitativamente
diferente de organización económica y social de la vida, y concierne a la
ecología. Pero una vez más, el único modo viable de enfrentar los crecientes
graves problemas de nuestra ecología global, si hemos de enfrentar de una manera
responsable los problemas que se agravan y las contradicciones en el manejo del
planeta con sus impactos de calentamiento global a las demandas más elementales
de agua limpia—y de aire respirable—es volcarnos desde este orden de
cuantificaciones fetichistas y derrochador hacia uno genuinamente orientado
hacia la cualidad. A este respecto, la ecología es un aspecto importante pero
subordinado a la necesaria redefinición cualitativa de utilizar los bienes y
servicios producidos sin los cuales el alegato por una ecología sustentable
permanentemente para la humanidad—una vez más, algo que es un absoluto deber—no
puede ser otra cosa que una pía esperanza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El último punto a enfatizar en este contexto es que la
urgencia para enfrentar estos problemas no puede ser rebajada ni minimizada,
dados los intereses establecidos del capital, sostenido por las formaciones del
estado imperialista dominante en sus insuperables rivalidades entre sí.
Irónicamente, aún cuando hay tanta habladuría propagandística acerca de la
"globalización", los requerimientos objetivos para hacer funcionar un orden
reproductivo globalmente coordinado de trabajos de intercambio son
constantemente violados. Aún así, dado el presente estadio de desarrollo
histórico, la verdad que no se puede callar es que con respecto a todas las
cuestiones mayores que hemos estado discutiendo en este artículo, estamos
realmente preocupados por los retos globales que se agravan y que requieren de
soluciones globales. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo, nuestra preocupación más grave es que el
modo social de reproducción metabólica del capital, en vista de sus inherentes
determinaciones estructurales antagónicas y a sus manifestaciones
destructivas—no es susceptible en absoluto de soluciones globales viables. El
capital, dada su naturaleza inalterable, no es nada a menos que prevalezca en la
forma de dominación estructural. Pero la otra dimensión inseparable de la
dominación estructural es la subordinación estructural. Ésta es la razón por la
que el modo social de reproducción metabólica del capital siempre ha funcionado
y siempre deberá tratar de funcionar trayendo consigo las más devastadoras
guerras de las que hemos tendido bastante más que una prueba en nuestro tiempo.
La afirmación violenta de los imperativos destructivos del imperialismo
hegemónico global a través del ya inimaginable poder destructivo de los Estados
Unidos como el hegemon global no puede traer soluciones globales a nuestros
agravados problemas, sino, solamente, el desastre global. De ahí que, la
inevitable necesidad de ubicar estos problemas globales de un modo
históricamente sostenible, nos plantea el reto del socialismo en el siglo XXI—la
única alternativa hegemónica al modo de control social metabólico del capital
que está a la orden del día. <BR><BR></DIV><STRONG><U></U></STRONG>
<DIV align=justify><STRONG><U>Notas</U></STRONG><BR><BR>1) Karl Marx,
Capital, vol. 1 (Penguin Classics, 1992), 85. <BR>2) John Stuart Mill,
Principles of Political Economy (Prometheus Books, 2004), 751. <BR>3) Mill,
Principles, 749. <BR>4) Mill, Principles, 749. <BR>5) Para citar este
libro con todo sucompleto y hasta preetencioso título, Donella H. Meadows, et
al., The Limits to Growth: A Report for the Club of Rome Project on the
Predicament of Mankind (London: Earth Island Limited, 1972). <BR>6) Diciéndolo,
la principal figura teórica detrás de esta aventura de la "limitación del
crecimiento" es el profesor Jay Forrester, del Massachusetts Institute of
Technology, que desdeñosamente dejo de lado toda preocupación por la igualdad
como una mera "consigna de igualdad" Vea su entrevista en Le Monde, August 1,
1972. <BR>7) Vea István Mészáros, Socialism or Barbarism: From the "American
Century" to the Crossroads (Monthly Review Press, 2001). <BR>8) Vadim Medvedev,
"The Ideology of Perestroika," en Perestroika Annual 2, Abel Aganbegyan, (ed.)
(London: Futura/Macdonald, 1989), 31–32. <BR>9) El título del más
famosolibro en la cruzada de Hayek. <BR>10) Gorbachev citado en John
Rettie, "Only Market Can Save Soviet Economy," The Guardian, October 17, 1990.
<BR>11) Para citar uno de llos postulados idealizantes de Hegel: "The
nation state is mind in its substantive rationality and immediate actuality and
is therefore the absolute power on earth." G. W. F. Hegel, The Philosophy of
Right (Cambridge: Cambridge University Press, 1991), 212. <BR>12) Marx,
The Poverty of Philosophy, en Marx-Engels Collected Works, vol. 6, 134. Citado
en István Mészáros, "The Communitarian System and the Law of Value in Marx and
Lukács" (chapter 19 of Beyond Capital), Critique, no. 23, 1991, 36. Vea también
el capítulo 15 ("The Decreasing Rate of Utilization under Capitalism") y 16
("The Decreasing Rate of Utilization and the Capitalist State") de Beyond
Capital, que trata de algunas importantes cuestiones relacionadas con estos
asuntos. <BR>13) Karl Marx, Grundrisse, 708. <BR>14) Ibid.
<BR>15) Karl Marx, Critique of the Gotha Programme, en Marx and Engels,
Selected Works, vol. 2, 23. <BR>16) See Walt Rostow, The Stages of
Economic Growth: A Non-Communist Manifesto (Cambridge: Cambridge University
Press, 1960).
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>Correspondencia de Prensa, difundido por
la red solidaria de información. Los artículos firmados no comprometen la
opinión editorial del boletín. Redacción (Ernesto Herrera). Suscripciones:
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080 size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
<BR></FONT></DIV></BODY></HTML>