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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 5 de agosto 2007<BR>Redacción y suscripciones:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Cuba</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>¿Transición o
continuidad? </STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial>
<DIV align=justify><FONT size=2></FONT><BR><STRONG>Haroldo Dilla Alfonso
</STRONG></FONT><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>*</FONT>
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Revista Herramienta Nº 35,
Buenos Aires, junio 2007</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.herramienta.com.ar/"><STRONG>http://www.herramienta.com.ar/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV><FONT face=Arial
size=2>
<DIV align=justify><BR>Al comenzar el año 2007, el sistema político cubano
ofrece la confusa imagen de un orden que al mismo tiempo que se recompone, niega
fervorosamente que lo esté haciendo. Pero también, paradójicamente, hace lo
opuesto, es decir, afirma que avanza justamente donde más patente es su
inmovilismo. Una situación que Gramsci hubiera denominado, con sobradas razones,
como morbosa. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En torno a él se articula un juego de eslóganes
aparentemente antitéticos -continuidad vs. transición- que trastoca todos los
posicionamientos políticos de la retórica. Así, tanto la clase política cubana
como una parte significativa de la intelectualidad de izquierda latinoamericana
-al menos ese sector que ha preferido asumir a la revolución cubana con la misma
pasión enajenante con que un hombre tímido disfrutaría una película porno- han
defendido la idea de la continuidad, del no-cambio, del inmovilismo. Mientras
que la derecha conservadora ha preferido optar por la transición al liberalismo,
enunciado como democracia, y al capitalismo, enunciado como economía de mercado,
lo que le ha permitido presentarse como el factor de cambio. Un contraste
paradójico que, como veremos, habla por igual de la bancarrota histórica de la
elite política cubana y su metamorfosis post-revolucionaria, de la esterilidad
política de los sectores "fidelistas" de la izquierda latinoamericana y del
cinismo oportunista de la derecha.<BR><BR>Por razones obvias, no podría
dedicarme en este artículo a analizar todos los vericuetos de esta compleja
transición. En su lugar optaré por un objetivo mucho más discreto: discutir
acerca de las condiciones específicas en que se reconstruye la gobernabilidad en
la isla en un momento particularmente grave en que el sistema está perdiendo su
centro, y en ese sentido, en qué medida el sistema posee reservas socialistas y
cuáles son las posibilidades reales de supervivencia que tienen estas reservas
en el ocaso de la monumental Revolución Cubana. La tesis central del artículo es
que la única manera de conservar estos contenidos socialistas es generando
espacios autónomos de organización y acción popular, lo cual ha sido
sistemáticamente reprimido por la estructura burocrática y autoritaria del
régimen cubano. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En este punto es imprescindible hacer clara mi posición
respecto a la relación existente entre la realidad cubana y la noción de
socialismo como un sistema alternativo al capitalismo. Identificar al régimen
cubano con el socialismo -el punto de mayor placer ideológico de la
intelectualidad "fidelista"- es una conclusión tan reñida con el sentido común
como con el mismo ideario socialista. Podría argumentarse que existen rasgos
socialistas en el sistema cubano, particularmente en la esfera de la
distribución. También que la joven Revolución Cubana ha sido asediada por la
contrarrevolución externa, por el subdesarrollo y por las propias ínfulas
fundacionales de la clase política emergente. Y son todos argumentos atendibles
que explican precisamente que estamos frente a una revolución modernizante,
antiimperialista y de vocación socialista que no pudo madurar en la última
dirección. Si la premisa fundamental del socialismo (y lo que lo convierte en
una alternativa potencial al capitalismo) es la socialización del poder y en
consecuencia la emergencia de una nueva cultura emancipatoria, entonces es
difícil definir al sistema cubano como socialista. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Las pautas de la transición</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Al margen de la salud del presidente Fidel Castro, la
transición cubana comenzó hace algún tiempo, y de hecho Cuba ha comenzado a
vivir su era Post-Castro con Fidel Castro en plenas funciones, atenazada por la
crisis económica y por las exigencias de la inserción al mercado mundial
capitalista. El líder cubano y su vieja guardia pudieron torcer rumbos,
maniobrar con los controles sociopolíticos y producir un discurso esquizofrénico
que hablaba de "burgueses solidarios" al mismo tiempo que se proclamaba la
muerte como única alternativa posible al socialismo. Pero no pudieron evitar la
tendencia principal: la aparición tanto del mercado como un mecanismo autónomo y
relevante de asignación de recursos; como de formas diferentes de propiedad,
legales o no. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El efecto de este proceso ha sido decisivo en la marcha
de los acontecimientos y en la configuración de la matriz para el futuro
nacional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En primer lugar, agrietó definitivamente el esquema de
control sociopolítico que daba al estado y a la clase política una condición
cuasi monopólica en el manejo de la economía, en la provisión de empleos y
servicios, en la producción ideológica y por consiguiente en la administración
de la movilidad social. Lo cual, además, podía realizar en una envidiable
situación de autonomía respecto al cuerpo social en la misma medida en que la
reproducción material de la sociedad dependía más de los subsidios soviéticos
que de variables tan elementales como la productividad y la eficiencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La monótona clasificación de los empleados estatales en
unas veinte categorías fue sustituida por una miríada de posibles ocupaciones,
alternativas al empleo estatal o complementarias a éste, y en relación con las
diferentes formas de propiedad que fueron emergiendo y expandiéndose, legales e
ilegales. Las remesas de los cubanos emigrados por su parte, no solo han
implicado una fuente de vida autónoma para millones de personas y de desigualdad
social, sino también de revalidación de esa comunidad emigrada como otro actor
potencial del complejo escenario insular. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En segundo lugar, esta apertura parcial ha motivado la
aparición de un sector tecnocrático/empresarial. Es un sector heterogéneo
formado por los nuevos gerentes de las firmas comerciales y de propiedad mixta,
los empresarios del mercado informal e ilegal y los administradores de las
grandes empresas estatales, cuyos modos de vida, aspiraciones y modus operandi
tienen poco que ver con el ciudadano común austero y aquiescente forjado durante
décadas de planificación severamente centralizada. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Aun cuando es un sector políticamente débil, es
presumible que sus vínculos con la política le otorga contactos e influencias
insospechadas y mayores que lo que un análisis politológico formal pudiera
mostrar. Por otra parte, su ubicación en los comandos de las actividades
económicas más dinámicas le otorga un sello de imprescindibilidad funcional
respecto a la reproducción del esquema de poder político. Finalmente, este grupo
emergente posee una alta capacidad de producción ideológica en la misma medida
en que su propia vida muestra a la empobrecida población cubana que la clave del
éxito social se relaciona con el mercado y el capitalismo internacional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En tercer lugar la inserción de Cuba a la economía global
-aún cuando haya ocurrido a regañadientes- ha implicado severos clivajes tanto
en el ámbito sectorial como espacial-territorial. En este último sentido la
inserción ha motivado la emergencia de graves desigualdades territoriales sea
revalidando viejas costuras o creando otras nuevas. En consecuencia el país vive
un drama que había sido efectivamente paliado por las políticas de asignaciones
territoriales equitativas (y favorecidas por los recursos relativamente
abundantes provenientes del subsidio soviético) y que hoy muestra zonas
altamente dinámicas como la costa norte Habana/Matanzas y zonas en franca
depresión cercanas al colapso ecológico como la franja sur del oriente cubano. Y
también en consecuencia, la isla es cruzada por flujos migratorios que
sobreponen a las contradicciones socioeconómicas otras de naturalezas étnicas,
culturales e ideológicas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para una élite política acostumbrada gobernar sin la
menor competencia e incluso a hacerlo de manera autónoma respecto al cuerpo
social gracias a los cuantiosos subsidios soviéticos, esta disrupción fue un
trago amargo que a pesar de la retórica, fue siempre prevista como provisional.
Y la provisionalidad pareció llegar a su fin cuando apareció en escena Hugo
Chávez con su revolución Bolivariana y sobre todo con sus excedentes
petroleros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Venezuela comenzó a subsidiar fuertemente la economía
insular, lo que pareció dar una energía vital al envejecido líder cubano. Como
en sus viejos tiempos de la ayuda soviética, Fidel Castro comenzó a orquestar el
regreso a un sistema centralizado estatalista, y a dar marcha a atrás a los
magros espacios de apertura económica que habían permitido la inserción cubana a
la economía global. Al mismo tiempo, con el desenfado que da la lamentable
combinación de omnipotencia y senilidad, el dirigente cubano se ocupó de gastar
el dinero en proyectos de muy dudosa viabilidad (como la llamada revolución
energética), aparecer durante horas en la televisión hablando de todos los temas
del mundo y dando consejos a las amas de casa acerca de cómo cocinar los
frijoles negros, y montar poco a poco un estado paralelo mediante la denominada
"Batalla de Ideas", con el reclutamiento de jóvenes ambiciosos en lo que algunos
quisieron ver una reedición de la Revolución Cultural China.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esto último no pudo jamás comprobarse. En julio del 2006
el presidente cubano ingresó a una clínica en estado de gravedad, no sin antes
repartir sus funciones entre sus colaboradores, como lo hubiera hecho un monarca
absoluto dieciochesco. Aunque es posible que Fidel Castro retorne a sus
funciones públicas, es muy poco probable que lo pueda volver hacer con la
energía de hace un año, y hacerlo por un tiempo considerable. Lo que ciertamente
coloca a la clase política cubana en un cuadro complejo de decisiones acerca de
que hacer con un sistema, que como decíamos antes, ha perdido a su centro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En un sistema político tan cerrado como el cubano nunca
se conoce qué se discute en el seno de la clase política y de sus instituciones.
Se puede conocer la superficialidad de un discurso público (enfrentado a la
pretensión norteamericana de una "transición") que aboga por la "continuidad",
lo que podría significar para algunos sectores una sincera adherencia a la
continuidad de una economía subsidiada y controlada burocráticamente, del
régimen político centralista y autoritario, y de una ideología única definida
pragmáticamente en los cenáculos del Buró Político del Partido Comunista. Pero
en otros sectores podría calcularse simplemente un camuflaje retórico en espera
de mejores condiciones para realizar cambios en el sistema económico tal y como
fue intentado por tecnócratas y militares en la primera mitad de los
noventa[1].</DIV>
<DIV align=justify><BR>De todas maneras, lo que hace la clase política cubana,
es tratar de ganar tiempo para su propia recomposición y la rearticulación de
sus relaciones con la sociedad. Trata de hacerlo, además, en un escenario que a
primera vista resulta particularmente favorable debido a la existencia de tres
condiciones: un concierto internacional muy benigno; una economía en
recuperación y una muy alta autonomía respecto al cuerpo social. Pero no por
ello menos complejo, pues como veremos esas mismas condiciones que hoy
constituyen facetas favorables pueden resultar muy costosas en el plazo
mediano.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Un mundo más seguro</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La Revolución Cubana vivió su peor momento cuando
desapareció la Unión Soviética y su bloque este-europeo. La súbita desaparición
de los apoyos internacionales colocó a la isla en una situación alarmante de
orfandad internacional y mostró a todos que el sistema económico, proclamado
como históricamente superior era incapaz de garantizar su reproducción
simple.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta situación, sin embargo, comenzó a variar desde el
comienzo del siglo por varias razones:</DIV>
<DIV align=justify><BR>a) El principal factor fue sin lugar a dudas que desde
mediados de los noventa la economía cubana detuvo su estrepitoso declive y
comenzó a recuperarse gracias a cierta apertura económica (recepción de remesas,
mercados libres para algunos productos, incentivo del turismo, inversión
extranjera en varias actividades, etc.). Aunque esta recuperación fue modesta y
no se apoyó en reformas internas profundas que permitieran incrementos
sistémicos de la eficiencia y la productividad, fue un factor clave para la
gobernabilidad, algunas mejoras del consumo popular y la recuperación de la
autoestima de la élite.</DIV>
<DIV align=justify><BR>2) En segundo lugar, comenzaron a surgir gobiernos de
centroizquierda y de izquierda en América Latina, creando una situación
continental de relaciones que el país no había conocido desde 1959. Esto
significó la creación de un entorno político hemisférico más seguro y en
relación con los gobiernos más radicales el establecimiento de alianzas y
concertaciones que han tenido su mayor expresión en la Alternativa Bolivariana
para las Américas (ALBA).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Uno de estos gobiernos -Venezuela- no sólo se ha
caracterizado por su radicalismo político, sino también por la posesión de
recursos petroleros y por la voluntad para usarlos en función de la revolución
continental. Ello ha dado a Cuba un soporte especial con la firma para el 2007
de 355 convenios de cooperación que intercambian recursos humanos cubanos
(principalmente médicos, maestros y entrenadores deportivos) por petróleo en
cantidades tales que permite a la isla reexportar una parte. Al mismo tiempo la
isla obtenía otros beneficios adicionales como créditos blandos para
importaciones e inversiones, el fomento de empresas mixtas y la protección para
algunos de sus productos en el mercado venezolano en el marco de los Tratados de
Comercio de los Pueblos. En total, según la información pública, ello proveerá a
Cuba de 1 500 millones de dólares.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunos funcionarios e intelectuales "orgánicos"
(probablemente excesivamente orgánicos para ser realmente intelectuales) han
querido ver en esta relación la materialización de un nuevo modelo económico que
estaría basado en la exportación de servicios profesionales. Pero la realidad
pudiera ser menos optimista, toda vez que estos servicios profesionales solo se
convierten en bienes transables (y de eso hablamos ahora) cuando entran en
contacto con la coincidencia de factores poco usuales como un socio con dinero
suficiente para pagar por ellos, en el marco de una relación política y en que
el sistema proveedor de los servicios puede garantizar el control estricto de
los recursos humanos exportados. De otra manera esos recursos humanos
-evidentemente excedentes en un contexto tercermundista como el cubano- hubieran
emigrado por su cuenta o simplemente hubieran hecho los que muchos siguen
haciendo: trabajando en las áreas dinámicas de la economía, sobre todo en el
turismo, en empleos de menor calificación pero con mayores ingresos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>c) Al mismo tiempo, desde el 2004 la isla pudo
materializar una serie de acuerdos muy beneficiosos con la República Popular
China. Aunque estos acuerdos han distado de la generosidad de la cooperación
venezolana -siempre las relaciones con China han estado enmarcadas en una
relación de mercado- han sido muy importantes para poder acceder a productos
chinos de alta incidencia en la mejoría del consumo popular, tales como equipos
electrodomésticos, ómnibus, trenes, etc. A fines del año mencionado visitó la
isla el presidente chino Hu Jintao para presidir un Foro de Inversión y Comercio
donde se dieron cita unas 100 empresas y se acordaron o ratificaron acciones
conjuntas en 11 áreas de negocios, entre ellas la agricultura, las
telecomunicaciones, la biotecnología, el turismo y la industria ligera. De igual
manera los chinos se comprometieron a adquirir 4 mil toneladas anuales de sínter
de níquel e iniciaron una inversión cercana a los dos mil millones de dólares
para la explotación de los yacimientos metalíferos en la provincia de Camaguey
con una provisión anual planificada de 23 mil toneladas. La alianza estratégica
con China tiene para Cuba una importancia que desborda la relación puramente
económica, dado el creciente peso político de ese país en la arena
internacional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>d) Finalmente, durante años la hostilidad norteamericana
ha sido un pivote clave del consenso político en la isla. Los Estados Unidos
nunca han descansado en su pretensión de ser un actor político interno en la
nación cubana ni de intentar una escalada contrarrevolucionaria. El gobierno
cubano, por su parte, ha sabido usar esta amenaza real, amplificando sus
posibles efectos y movilizando a la población contra ella sobre bases
nacionalistas. El actual contexto, como decía antes, es ideal, pues se trata de
una administración ultraderechista francamente impresentable, portadora de un
discurso revanchista particularmente grosero, pero al mismo tiempo empantanada
en una serie de causas perdidas a nivel mundial y en franco declive de
popularidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No es casual que a pesar de la intensa jerga contra el
gobierno de Cuba, la capacidad de la administración norteamericana haya sido
limitada, y de hecho el paso aperturista más importante dado en la
administración Clinton (la autorización de ventas de productos alimenticios y
farmacéuticos) no haya podido ser eliminada. Al mismo tiempo que crece el
interés económico en Cuba debido a la recuperación económica de la isla y la
probable aparición de petróleo de alta calidad en los cuadrantes cubanos del
Golfo de México, todo lo cual tiende a configurar un escenario preferido de los
dirigentes cubanos para poder administrar un levantamiento del bloqueo sin
condiciones políticas previas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En este último sentido, por ejemplo, compañías de unos
siete países están explorando o perforando en la zona, a la que el Geological
Survey de Estados Unidos le pronostica unos 4,5 mil millones de barriles de
petróleo de calidad aceptable, así como varios miles de millones de metros
cúbicos de gas. Para el 2007, la compañía canadiense Sherrit, con fuertes
intereses en la minería cubana, comenzará a exportar petróleo cubano, para lo
cual debe vencer los intrincados mecanismos del bloqueo. Dos legisladores, por
su parte, preparan un nuevo proyecto legal para facilitar la participación de
compañías norteamericanas en este mercado, a lo cual se han unido de manera
entusiasta gigantes petroleras como Halliburton y Chevron. Creo que el lector no
requiere muchos más argumentos para convencerse de que en caso de que estos
hallazgos se materialicen los legisladores y dirigentes políticos del sur de la
Florida que han hecho carrera a favor del bloqueo tendrán que buscar nuevos
temas y eventualmente nuevos empleos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La conjunción de estos factores, y en particular los
contactos con Venezuela y China han contribuido decisivamente a la reanimación
(como decíamos, comenzada desde fines de los 90s) de la economía insular, que ha
crecido sostenidamente desde el 2002 a tasas altas, aunque sustancialmente
menores de las alegres cifras de dos dígitos que ha proporcionado el gobierno
cubano. Tampoco esta animación ha logrado colocar el PIB insular al nivel previo
a la crisis, o resolver definitivamente los graves problemas de ineficiencia y
productividad de la economía interna. Pero ha tenido un efecto muy positivo al
exterior -reconfigurando una perspectiva mas optimista en los medios financieros
que hasta el momento se habían negado a considerar la isla como sujeto de
crédito- y al interior, ampliando algo el muy constreñido consumo popular y con
ello también las bases de apoyo del régimen.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La debilidad de los interlocutores</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>No cabe dudas de que el régimen político revolucionario
ha funcionado con cuotas muy altas de consenso popular alimentado por el apoyo a
las medidas redistributivas, por el nacionalismo, por el encuadramiento
organizativo de la población y por la promesa de un futuro socialista nuevo y
superior. Según pasaron los años, la alianza con los soviéticos facilitó
recursos relativamente abundantes que permitieron al estado administrar el
proceso de movilidad socioeconómica y de socialización ideológica en condiciones
cuasi-monopólicas. Al mismo tiempo que la emigración hacia los Estados Unidos
-en algunos casos en grandes oleadas como la del Mariel en 1980- actuó como una
eficaz válvula de escape del descontento y de la formación de una
oposición.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los noventa supusieron un cambio radical de la situación
y una fractura del consenso. Aunque la emigración siguió funcionando como
aliviadero político (todavía en 1994 el país vivió una ola de emigración
masiva), desde entonces la clase política cubana ha tenido que lidiar con un
tablero muy fragmentado de apoyos políticos que pone en contacto a un sector
antisistémico, otro de apoyo activo y una franja intermedia mas amplia de
consenso pasivo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>A todo lo largo de la década la clase política cubana
tuvo que lidiar con esta situación y lo hizo con gran habilidad para salir
airosa al corto plazo. Así, al mismo tiempo que mantenía las políticas sociales
que habían servido de base a la subordinación negociada de la sociedad y
exacerbaba la retórica y movilizaciones nacionalistas, supo intensificar la
represión y anatematización no solo contra los grupos opositores antisistemas
sino también contra organizaciones académicas y de activismo social, e incluso
contra personas aisladas, que habían sugerido propuestas alternativas dentro del
socialismo y la revolución. Como en los años "soviéticos", la sociedad cubana
permaneció severamente controlada, sin espacios autónomos de expresión y
atomizada en una serie de organizaciones que -siguiendo el viejo esquema de las
correas de transmisión- no se relacionaban entre si, sino todas con un centro
inapelable donde se fundían política y moral, el legislador y el "demos".</DIV>
<DIV align=justify><BR>El paulatino rebasamiento de la crisis ha permitido al
gobierno cubano lubricar estas políticas de control y represión con asignaciones
de recursos en beneficio del consumo popular y en particular de los grupos
vulnerables y más pobres de la población. Con ello ha logrado atajar el
retroceso del consenso y ha apuntalado su apoyo duro desde el grupo de consenso
activo, particularmente favorecido por estas políticas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En otras palabras, la clase política cubana arriba al
momento inevitable de la erosión/desaparición de su centro político con una
sociedad fragmentada, controlada, atomizada con la cual no es necesario
negociar. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta situación resulta particularmente favorable para la
cohesión de la élite. Además del factor peligro externo, que indudablemente es
clave para entender la cohesión de figuras tan diferentes como las que conviven
en el politburó cubano, ahora habría que tomar en cuenta otras variables como la
propia indefensión individual de los políticos cubanos, ninguno de los cuales
tiene base propia de poder. Cualidad esta última que ciertamente el propio
sistema se ha encargado de administrar extirpando a aquellas figuras que habían
intentado tenerla, sea en el ámbito militar (el caso muy destacado del General
Ochoa fusilado en 1989) o civil, como fueron las experiencias menos dolorosas de
Carlos Aldana, Roberto Robaina y Marcos Portal. O permitiéndola cuando esta
relación no puede afectar el cuadro general de ordenamiento del poder, como es
el caso del Ministro de Cultura Abel Prieto y sus posiciones de régulo liberal
en el mundo artístico.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero desde otro ángulo, se trata de una élite política
entrenada, que opera desde un marco institucional aún no agotado y al frente de
la cual se coloca ahora un hombre de luces limitadas, pero conocedor de la
política local, cubierto por la aureola de los fundadores (vital para el apoyo
de un núcleo duro de la población), notablemente pragmático y que por cuatro
décadas ha estado al frente de la institución estatal más eficiente, exitosa y
legitimada que tiene el país: las fuerzas armadas. Una figura histórica,
recientemente resucitada y colocada en una posición clave por Raúl Castro llamó
a este último el "cancerbero de la revolución", seguramente desconociendo que
esta figura literaria corresponde a un perro con tres cabezas que cuidaba la
puerta del infierno. Y es que Raúl se ha encargado personalmente de encabezar
los actos represivos más sonados que han ocurrido en Cuba. Sin lugar a dudas, en
términos democráticos -recordando un merengue bíblico de Juan Luis Guerra- no
tiene papeles de solvencia para intentar ser sincero. Pero en un escenario de
transición/continuidad como el que se anuncia en Cuba, realmente no los
necesita.<BR>Los peligros del largo plazo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aunque los políticos y en general la política tienden a
jugarse al corto plazo (en el largo, como decía Keynes, todos estaremos muertos)
habría que anotar que la comodidad del corto plazo no implica la viabilidad del
largo lazo, ni siquiera del mediano. Esto es evidente en el caso cubano, donde
muchas de las tendencias descriptas podrían generar efectos disruptivos con los
que tendrán que lidiar los sucesores del comandante. Sin ánimo de ser
exhaustivo, me gustaría detenerme en el significado de tres efectos de los
factores mencionados. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ciertamente esa posibilidad de contar con una sociedad
fragmentada encuadrada en organizaciones controladas por el vértice político es
una tentación para cualquier político. Ello ha implicado para los dirigentes
cubanos un severo control sobre las demandas y por supuesto la anatematización
de la oposición, al punto que los propios funcionarios cubanos gustan decir -y
la izquierda fidelista de repetir con toda candidez- que en Cuba Fidel Castro
asume su propia oposición, juego retórico que hubiera ruborizado al propio
Hegel.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero es un juego político viable mientras existan
condiciones de excepcionalidad como las prevalecientes en Cuba por décadas -un
liderazgo carismático percibido por la gente como un principio fundacional, una
sociedad poco educada y atenazada por una cultura política clientelista, un
peligro externo real o al menos captado como tal por la población, y finalmente,
ciertas capacidades económicas para administrar de manera eficiente la movilidad
social. Cuando estas condiciones dejan de existir -desaparece el liderazgo
fundacional, se atenúa el peligro real, la población se hace social y
culturalmente más sofisticada, etc. la sociedad desorganizada y atomizada es un
obstáculo para la gobernabilidad, sencillamente porque no hay con quien
negociar, llegar a acuerdos, garantizar sus cumplimientos y finalmente
establecer prioridades acatadas por todos. Quien haya seguido la historia de los
derrumbes de los regímenes este-europeos habrá percibido cuan costosa puede ser
esta situación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el caso cubano esto tiene una peculiaridad aún más
dramática, pues la dirigencia política cubana se ha encargado sistemáticamente
de diezmar cualquier brote de pensamiento socialista o de izquierda alternativo.
Lo que de hecho lo coloca en una situación muy oportuna para la manipulación a
corto plazo ya que solo pudiera encarar potenciales interlocutores desde la
derecha tales como la iglesia católica, la mayoría de los grupos minúsculos de
oposición, los sectores emigrados, etc. Pero en la que se puede llegar a una
situación en que la clase política, indigesta con su propia arrogancia, no tenga
para donde huir ni donde esconderse. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Otro ejemplo es la situación de relativa bonanza apoyada
por las transferencias venezolanas. Un indicio claro del impacto de estos
subsidios ha sido la regresión de la reforma económica, de la descentralización
empresarial, de los espacios para la actividad privada a pequeña escala y de
aquellas actividades que como el turismo, habían marcado la reinserción de Cuba
en la economía global. Con recursos suficientes, la clase política ha retomado
el viejo estilo de asignar verticalmente los recursos y sin competencias
permitidas. No es casual que el turismo decreciera absolutamente en el 2006, al
mismo tiempo que experimentaba sustanciales crecimientos en el resto del
Caribe.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aún asumiendo que esta relación económica tuviera una
larga vida, continuaría postergando algunos pasos de reorganización de la
economía interna que son imprescindibles con vista a obtener reales progresos en
materias de eficiencia económica, productividad y seguridad alimentaria. Cuando
los subsidios, como en Cuba, entran en contacto con un liderazgo inapelable como
es el caso de Fidel Castro, tienen otros efectos no menos dañinos como son el
despilfarro de los recursos en programas costosos y de dudosa viabilidad y el
fortalecimiento del poder personal del caudillo en detrimento de la
institucionalidad existente. Y al final, por supuesto, siempre una deuda
económica que hay que pagar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero nada indica que la "matriz bolivariana" como le ha
llamado un conocido economista cubano perdure por un tiempo largo, al menos no
más largo que lo que perduró aquel inexpugnable bastión de la revolución mundial
que fue la Unión Soviética. Y cuando ésta desapareció la sociedad cubana se
hundió en una situación de empobrecimiento generalizado que la izquierda
fidelista aplaudió como una manifestación de la fortaleza del socialismo cubano.
Por supuesto, desde los palcos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Finalmente, y sigo sólo a "modo de ejemplo", no cabe
dudas de que el fin del bloqueo americano significará una victoria memorable del
pueblo cubano que supo afrontar con estoicismo todos los avatares provenientes
de esta descomunal presión imperialista. Y aunque es predecible que está
destinado a "morir por desangramiento", el final del bloqueo va a tener una
consecuencia mayor sobre el sistema político, al eliminar la razón principal de
polarización política -en ocasiones manipulada por la clase política cubana para
poder anatematizar con mayor comodidad las opciones diferentes- y con ello
atenuar el usual enrarecimiento del ambiente político cubano. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Precisamente un escenario en que una parte de la clase
política -educada en un clima de confrontación e incapaz de actuar en otras
condiciones- posiblemente se tendría que acoger al retiro.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Las reservas socialistas</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La revolución cubana fue un valiente experimento de
modernización y liberación nacional que asumió algunos rasgos socialistas,
principalmente en la distribución, pero no logró su objetivo expreso de
convertirse en una alternativa al capitalismo. Esta pretensión fue sepultada por
la agresión imperialista, por su alianza con el bloque soviético, por las
tendencias autoritarias de su liderazgo, entre otros factores. Le guió, más que
una doctrina o una forma de ver el mundo, un pragmatismo de supervivencia a toda
prueba que le permitió acercarse a los diferentes modelos anticapitalistas, e
incluso abrir parcialmente las puertas al capitalismo mundial en nombre de la
supervivencia. Hoy retoma el juego de la revolución continental en un contexto
políticamente favorable. </DIV>
<DIV align=justify><BR>No es, sin embargo, un dato fatal. Los dirigentes cubanos
podría aplicar muchas acciones en beneficio de ese contenido socialista cuya
meta debe ser, tal y como fue pensado por Marx, la socialización del poder, la
construcción de un orden democrático y pluralista. Y al menos, poner un valladar
a la ofensiva del capitalismo mundial mediante la generación de espacios de
auténtico poder popular, aún cuando para hacerlo haya que sacrificar cuotas
decisivas del poder burocrático que detenta una clase política que deviene
crecientemente post-revolucionaria.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Nuevamente sin ánimo de ser exhaustivo podría sugerir
cinco de estas acciones que incidirían en el camino apuntado:</DIV>
<DIV align=justify><BR>1) Creación de espacios autónomos para la organización de
los sectores populares en sus diversos perfiles (femenino, juvenil, laboral,
ambiental, consumidores, etc.) lo que contribuiría a crear una base de poder
genuinamente democrático. Esto podría implicar eventualmente la revitalización,
autonomización y dinamización de aquellas organizaciones de masas que hoy
funcionan como mecanismos de control.</DIV>
<DIV align=justify><BR>2) Descentralización estatal y dinamización de los
mecanismos de participación en la gestión local del desarrollo, incluyendo la
estimulación a la formación de organizaciones comunitarias autónomas. Existen
notables experiencias al respecto, pero todas han languidecido debido al celo y
las intromisiones estatales en sus funcionamientos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>3) Estimulación a la propiedad cooperativa,
particularmente en la agricultura y en los servicios. Existe en este sentido un
potencial incalculable en experiencias que hoy yacen en la bancarrota debido a
las presiones y controles burocráticos y la falta de apoyo. Un caso es el de las
ineficientes Unidades Básicas de Producción Cooperativa, creadas en 1993, y
donde se agrupa un alto porcentaje de las tierras agrícolas cubanas. Otro es el
de las microempresas de servicios, también autorizadas en 1993, y donde la
cooperativización está expresamente prohibida.</DIV>
<DIV align=justify><BR>4) Establecimiento de mecanismos de democracia laboral,
con la incentivación de formas y mecanismos de participación de los trabajadores
en las toma de decisiones de las empresas y centros laborales, y eventualmente
la introducción de formas de cogestión y autogestión. </DIV>
<DIV align=justify><BR>5) Democratización interna del Partido Comunista de Cuba,
autorizando el surgimiento de grupos y tendencias. Al mismo tiempo,
establecimiento de un sistema multipartidista. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Como puede observarse, ninguna de estas propuestas es
disruptiva respecto al poder establecido, y nunca lo podría ser si la clase
política revolucionaria pensara su rol como una "dirección ético-política" y no
como una imposición dada por la historia. Tampoco es una discusión nueva. Es,
para usar expresiones en boga, una agenda inconclusa para un socialismo del
siglo XX, pero de la que difícilmente podrá prescindir el llamado socialismo del
siglo XXI. Un socialismo en el que, recordando una propuesta de Rosa Luxemburgo,
deberá existir libertad para los que piensan diferente. En realidad la única
forma honesta y decente de pensar la libertad y la democracia.<BR><BR><BR>*
Ensayo enviado especialmente por el autor para su publicación en Herramienta. El
autor es cubano y doctor en sociología urbana. En la actualidad reside en
República Dominicana donde dirige el Grupo Ciudades y Fronteras (<A
href="http://www.ciudadesyfronteras.com">www.ciudadesyfronteras.com</A>) Es
autor de varios libros y numerosos artículos sobre las problemática cubana y
continental.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U>Nota</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>[1] Acerca del futuro del sistema que algunos llaman
(probablemente confundiendo la realidad con los deseos) el "socialismo cubano"
es posible encontrar también propuestas innovadoras, algunas de ellas que
propugnan un socialismo del siglo XXI sin más definiciones. Pero son propuestas
intrascendentes en términos prácticos, usuales entre algunos grupos
intelectuales orgánicos al sistema, y en menor medida en la retórica aperturista
de algunos políticos muy visibles pero con pocos poderes efectivos. Por ello los
discursos políticos predominantes sobre la transición se han caracterizado por
la simplicidad dicotómica antes mencionada.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>Correspondencia de Prensa, difundido por
la red solidaria de información. Los artículos firmados no comprometen la
opinión editorial del boletín. Redacción (Ernesto Herrera). Suscripciones:
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT color=#000080
size=3><STRONG><EM>germain5@chasque.net</EM></STRONG></FONT></A>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>