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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 8 de agosto 2007<BR>Redacción y suscripciones:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Colombia</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Entrevista a Rodrigo
Granda</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Secuestrado, condenado y liberado
contra su voluntad </FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>“Con mi liberación, Uribe reconoce
el carácter político de las Farc” <BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Maurice Lemoine</FONT> </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Le Monde Diplomatique, el Diplo</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Edición Colombia, agosto 2007</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><A
href="http://www.eldiplo.info/">http://www.eldiplo.info/</A></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>Decidido a obtener la liberación de Íngrid
Betancourt, secuestrada en febrero de 2002 por las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), el presidente francés Nicolas Sarkozy
dialogó a comienzos de mayo pasado, con su homólogo colombiano Álvaro Uribe. A
pedido –al parecer– de Sarkozy y con el propósito de obligar a la guerrilla a un
“intercambio humanitario” bajo condiciones impuestas por su gobierno, Uribe tomó
entonces una decisión espectacular: liberó a Rodrigo Granda, considerado el
“ministro de Relaciones Exteriores de las FARC”, a quien los servicios secretos
colombianos habían secuestrado clandestinamente en Caracas hacía dos años y
medio (1). El 19 de junio pasado, Granda fue autorizado a viajar a Cuba “para
realizar gestiones en favor de la paz”. Desde entonces, se negó a establecer
cualquier contacto con la prensa internacional, con una excepción: Le Monde
diplomatique. En su residencia secreta de La Habana, Granda recibió al jefe de
la redacción de París, a quien confió, en exclusiva mundial, su análisis de los
recientes acontecimientos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Caracas, 13 de diciembre de 2004, 15:55 horas. La
secuencia parece filmada en Hollywood: teléfono celular en mano, Rodrigo Granda
sale de un café cercano a la estación del subterráneo Bellas Artes. Empujones.
Un grupo de hombres lo obliga a subirse a un jeep Cherokee. Le colocan una
capucha en la cabeza y esposas en las manos detrás de la espalda. Por su acento
paisa (2), Granda adivina la presencia de dos colombianos. En el asiento
trasero, lo rodean dos venezolanos. Luego de un corto trayecto, lo encierran
brutalmente en el baúl de otro automóvil. Una ruta interminable. Varios cambios
de vehículo –y de baúles– en medio de la noche. Hasta la frontera...</DIV>
<DIV align=justify><BR>A la mañana siguiente, el 15 de diciembre, el comandante
de la policía colombiana Jorge Daniel Castro anunciaba que sus hombres habían
capturado “en Cúcuta, Colombia”, a un “pez gordo” de las
FARC.<BR> <BR><STRONG>Secuestro en Caracas</STRONG><BR><BR>Granda era un
desconocido para los colombianos. No para sus servicios de inteligencia, que lo
buscaban desde hacía años. Lo consideran el “ministro de relaciones exteriores”
de las FARC. “Eso es un invento de los periodistas” –señala sonriente en La
Habana, donde lo entrevistamos–. “El verdadero ministro de Relaciones Exteriores
de las farc es Raúl Reyes, jefe de la Comisión Internacional.” Reyes se
encuentra en la clandestinidad, en algún lugar de Colombia. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En los años ’80, Granda fue miembro de la dirección
nacional de la Unión Patriótica (UP), partido legal de oposición diezmado por
los narcotraficantes y los paramilitares: nada menos que 3.000 muertos, entre
ellos Carlos Pizarro, candidato de la UP a la presidencia. “Fui víctima de
atentados en Bogotá, en Medellín. Como a todos los miembros de la UP, me
expulsaron de la vida política a los tiros”, señala Granda. Combatir y vivir, o
sufrir y morir. Él eligió, y se unió a “la insurgencia”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En 1987, en representación de la Comisión Internacional
de las farc, abandonó Colombia e inició en numerosos países una intensa
actividad diplomática ante dirigentes, gobiernos personalidades, periodistas.
“Este último tiempo teníamos tres objetivos: el reconocimiento de las farc como
fuerza beligerante (figuran en la lista de organizaciones terroristas desde
2001); la búsqueda de una solución política al conflicto en Colombia, y
contactos con vistas a un intercambio humanitario”: 56 “presos políticos” de las
farc (entre ellos la colombiano-francesa, Íngrid Betancourt) a cambio de 450 a
500 guerrilleros detenidos por el gobierno de Álvaro Uribe.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 2004, a Granda se lo vio en Caracas, en ocasión del
Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (del 2
al 7 de diciembre). El 8 y 9 de diciembre de ese año, en esa misma ciudad,
participó también del II Congreso Bolivariano de los Pueblos, donde denunció el
Plan Colombia (3). El 13, en el momento de ser secuestrado, concedía una
entrevista a un periodista colombiano en un café de la capital venezolana, y
había salido de allí para responder más tranquilo a un llamado telefónico (4).
Los testigos alertaron inmediatamente. Granda no pudo por lo tanto ser detenido
en Cúcuta, Colombia, ya que acababa de ser secuestrado en Venezuela.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Gran conmoción en Caracas. Y gran confusión. La oposición
venezolana se apoderó del caso. ¿Quién invitó a un “terrorista” a participar de
estos encuentros? ¡El gobierno de Hugo Chávez, lógicamente! El ministro del
Interior, Jesse Chacón, desmintió que sus servicios supieran de su presencia.
Tres años más tarde, a su modo, Granda lo confirma. Nadie lo había invitado.
“Algunos amigos bolivarianos consideran que los insurgentes colombianos no deben
participar en este tipo de encuentros. Lo que es absurdo. Bolívar nunca necesitó
pasaporte para pasar de Venezuela a Colombia, Ecuador, Perú o Bolivia. Fue el
primer internacionalista.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>En esa época, una investigación reveló la operación,
organizada por la policía y el ejército colombianos, con la complicidad, del
lado venezolano, de dos oficiales corruptos del Grupo de Acciones Especiales de
la Guardia Nacional (GAES) y tres guardias nacionales; un millón de dólares son
difíciles de rechazar. Mientras tanto, atribuyendo el secuestro a la Dirección
de Seguridad, Información y Prevención (DISIP, los servicios secretos
venezolanos), un grupo de personalidades solicitaba “respetuosamente” al
presidente Hugo Chávez que “limpiara” sus fuerzas de seguridad. Lo que provocó
irritación en el entorno presidencial: “Este lamentable caso nos demuestra que
todavía no controlamos todo el aparato del Estado. Pero no queremos saber nada
con las farc, ni con ninguna organización que pretenda imponer la revolución por
las armas. Es de interés de la revolución bolivariana mantenerse al margen de
estos grupos”. Unas semanas antes, la responsable de la diplomacia
estadounidense, Condoleeza Rice, había acusado a Caracas de ser un “nido de
terroristas”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tanto Bogotá como Washington intentaron matar dos pájaros
de un tiro. “Al llegar a Cúcuta, cuenta el comandante Granda, me ofrecieron
mucho dinero, la libertad, pasaportes para mí y mi familia, con una condición:
que implicara a Chávez. Debía decir que protegía a las farc y que yo recibía
ayuda de su gobierno”. Se negó categóricamente. Por su parte, al comprobar que
no existía ninguna orden de detención de Interpol respecto de Granda, el
Presidente venezolano acusó a Bogotá de haber “violado la soberanía nacional”,
retiró a su embajador y suspendió las relaciones comerciales con Colombia (5).
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante su proceso, Granda pensó en renunciar a
defenderse. Uno de sus abogados sobrevivió milagrosamente a cinco disparos.
“Para los defensores de la gente de las farc es muy difícil. Muchas amenazas,
presiones, vigilancias, escuchas telefónicas. Y ninguna garantía judicial. Yo
les decía: ‘¿Por qué avalamos una justicia que, en realidad, no existe?’”,
apunta. Seis años por rebelión, quince años por terrorismo, veintiún años de
prisión en total. “Reconocí mi condición de rebelde. No la de terrorista”, se
enorgullece. Entre los guerrilleros con los que se encontró en una cárcel de
alta seguridad, algunos tenían sentencias firmes de 60 u 80 años, aun cuando la
pena máxima en Colombia no puede superar los 40 años. “De ahí la necesidad, para
las farc, de utilizar métodos no necesariamente ortodoxos para recuperar a sus
guerrilleros encarcelados. De ahí pues la cuestión vital del intercambio
humanitario...”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El presidente Álvaro Uribe cree poder ganar una guerra
que lleva sesenta años, sin discutir con nadie. Desde su llegada al poder en
2002 (fue reelecto por un nuevo mandato de cuatro años en mayo de 2006), rechaza
categóricamente el famoso “intercambio humanitario”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Con los “terroristas” no se negocia. Pero de un tiempo a
esta parte, Uribe se encuentra en una situación delicada, envuelto en el
escándalo denominado de la “parapolítica”. La justicia colombiana examina más de
cien casos de presunta colusión entre los paramilitares de Autodefensas Unidas
de Colombia (AUC) y representantes del Estado. Investiga los fraudes organizados
por unos y otros en las elecciones que llevaron a Uribe al poder.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La crisis ya provocó la caída de la ministra de
Relaciones Exteriores María Consuelo Araujo, cuyo hermano y padre fueron
acusados. Dos gobernadores (de los departamentos de César y Magdalena), catorce
diputados y senadores –todos “uribistas”– fueron encarcelados, otros cinco
tienen orden de detención. El ex director del Departamento Administrativo de
Seguridad (DAS, policía política), Jorge Noguera, jefe de campaña del candidato
Uribe en el departamento de Magdalena, fue encarcelado. El director de la
Policía Nacional, general Jorge José Castro –el mismo que en Cúcuta le pedía a
Granda que “implicara” al presidente Chávez– y el del Servicio de Inteligencia
de la Policía debieron renunciar debido a otro escándalo relacionado con
escuchas telefónicas ilegales...<BR> <BR><STRONG>El rol de
Sarkozy</STRONG><BR><BR>En este contexto, a comienzos de mayo de 2007, tras una
llamada telefónica del flamante presidente francés Nicolas Sarkozy, una
información causó sensación en Bogotá: Uribe anunciaba la liberación
“unilateral” de cientos de rebeldes y pedía a las farc que respondieran a ese
“gesto de buena voluntad” procediendo a la liberación de sus rehenes. “El Alto
Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, vino a verme a mi celda, cuenta
Granda, y me propuso que me pusiera a la cabeza de esta operación de
‘reintegración-desmovilización’, con la única condición de que abandonara las
farc”. Se opuso. Dos días más tarde, el Alto Comisionado volvió a la carga. “En
esa ocasión me explicó que no tenía intenciones de negociar conmigo, y que mi
liberación fue decidida ‘por razones de Estado’, porque... el presidente francés
Nicolas Sarkozy lo pidió. Y que si yo creaba problemas, utilizaría su poder para
sacarme a la fuerza de mi celda ¡y expulsarme de la prisión!”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Liberado contra su voluntad... “¿Pero qué papel juega
Sarkozy en esta historia?”, se pregunta Granda desconcertado. Confiesa no tener
ninguna idea al respecto. Desde luego, la causa de Íngrid Betancourt, prisionera
de las farc desde el 23 de febrero de 2002, es extremadamente popular en
Francia. ¿Acaso quiso Sarkozy “dar un golpe” multiplicando los contactos con su
par colombiano a pocos días de las elecciones legislativas, de las que esperaba
una aplastante mayoría en la Asamblea Nacional? </DIV>
<DIV align=justify><BR>Respecto de la cuestión de los prisioneros, las farc
exigen una zona desmilitarizada de 800 kilómetros cuadrados en los municipios de
Florida y Pradera (departamento del Valle), para “negociar”, frente a frente,
directamente con el poder y proceder, en caso de acuerdo, al famoso intercambio
humanitario. Con un objetivo político: ser reconocidas, de facto, como fuerzas
beligerantes insurgentes y salir del estatuto de “terroristas” en el que
Washington y Bogotá las encerraron. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esto fue precisado inmediatamente por Granda a sus
“liberadores”: “Libérenme si quieren, pero se trata de un gesto unilateral de su
parte; les advierto, no generará ninguna reciprocidad por parte de las
farc”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno le dio a elegir entre Francia, Suiza o Cuba.
El 19 de junio de 2007, Granda viajó rumbo a La Habana. Además del placer de
recuperar la libertad, obtuvo otra satisfacción: “Me cuesta creer que el
presidente Sarkozy haya pedido la liberación de un ‘terrorista’. En cuanto a
Uribe, con el decreto que firmó para liberarme, reconoce el carácter político de
las FARC”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En medio de un gran estrépito mediático, el gobierno
colombiano liberó a 170 supuestos guerrilleros, entre ellos exguerrilleros
desmoralizados, oscuros personajes, comandantes de tropas inexistentes y
bastantes delincuentes comunes. Al mismo tiempo, jugando a dos puntas –un
supuesto gesto de paz, un auténtico acto de guerra– Uribe confirmó la orden dada
en octubre de 2006: proceder al rescate militar de los rehenes de la guerrilla
utilizando “todos los medios posibles”. Desde siempre, las familias de los
secuestrados –entre ellas la de Íngrid Betancourt– se oponen a una decisión tan
peligrosa. En mayo de 2003, un “rescate” de este tipo, ¿no terminó acaso con la
muerte de un gobernador, un ex ministro y siete
militares?<BR><STRONG> <BR>Una matanza sin esclarecer</STRONG><BR><BR>La
sucesión de acontecimientos confirmará además que en Colombia todo es posible:
tanto lo peor como... lo peor. El 23 de junio pasado, en un breve comunicado, el
Bloque Occidental de las FARC (6) anunció que cinco días antes, el 18 de junio,
once de los doce diputados de la Asamblea Departamental del Valle del Cauca,
secuestrados por la guerrilla el 11 de abril de 2002 en Cali, fueron asesinados
“en un fuego cruzado (...) cuando un grupo militar hasta el momento no
identificado atacó el campamento en el que se encontraban”. Negando cualquier
combate en esa zona el 18 de junio, Uribe señaló irritado: “No hubo operación de
rescate. Fueron asesinados a sangre fría” (7). Absurdo. Los prisioneros
constituyen una carta importante de las farc en su pulseada con el poder. ¿Qué
interés tendrían en deshacerse de ellos de esa manera?</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Las FARC asumen su parte de responsabilidad. No
podemos negar que no fuimos capaces de salvaguardar la vida de los rehenes hasta
el intercambio humanitario”, precisa gravemente Granda. ¿Qué más? Se atribuye a
la guerrilla la práctica de ejecutar a sus prisioneros antes de dejar que los
libere el ejército. Granda no lo confirma ni lo niega. “No pertenezco a la
estructura de comando de las farc; ignoro si existe una orden semejante.” En tal
hipótesis, se trataría de un crimen de guerra. Sin embargo, aun siendo factible,
no puede considerarse esta única posibilidad, ya que las circunstancias del
drama del 18 de junio siguen siendo misteriosas. Hasta ahora, nadie conoce
siquiera el lugar donde se produjo la matanza. Curiosamente, el ejército
colombiano permanece en silencio. Las FARC también callan. “Aún se sigue
investigando. Queremos darle al mundo la explicación más precisa posible y
evitar las especulaciones”, nos dice Rodrigo Granda.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Según los expertos, los paramilitares parecen estar fuera
de sospecha: no tendrían la capacidad para montar semejante operación. Y el
ejército colombiano también. Además, en un segundo comunicado, el Bloque
Occidental de las FARC mencionó a “comandos extranjeros”. Parece salir a la luz
una teoría que también hay que tomar con precaución: el ataque habría sido
perpetrado por un comando de “fuerzas especiales” integrado por especialistas
extranjeros, cuya/s nacionalidad/es sigue/n sin definirse. Aunque hay algunas
ideas al respecto... (8).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así, desde Ginebra, Louise Harbour, Alta Comisionada para
los Derechos Humanos de Naciones Unidas, exige además de “la liberación
inmediata de todos los rehenes”, una investigación “completa e imparcial” sobre
la tragedia del 18 de junio. Bogotá rechaza cualquier comisión investigadora
independiente. Granda, por su parte, señala: “Las FARC propusieron entregar
los cuerpos a una comisión internacional de la que no formara parte el gobierno
colombiano, para impedir cualquier manipulación. Ahora bien, los ataques de los
militares continúan en la región en cuestión, y los compañeros me hicieron saber
que tanto los militares como otras fuerzas tienen interés en hacer desaparecer
los cuerpos. Para borrar las huellas”. ¿Desinformación o verdad? </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U></U></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U>Notas<BR></U></STRONG> <BR>1) Omar Rodríguez,
“El secuestro de un miembro de las farc: una entrevista que no concluyó”, Le
Monde diplomatique, edición Colombia febrero de 2005.<BR>2) Oriundo del
departamento colombiano de Antioquia. <BR>3) <A
href="http://www.monde-diplomatique.fr/cahier/ameriquelatine/plancolombie-intro">www.monde-diplomatique.fr/cahier/ameriquelatine/plancolombie-intro</A><BR>4)
El periodista en cuestión era Ómar Rodríguez. Ver nota 1.<BR>5) Las relaciones
entre ambos países retomarían su curso “normal” gracias a la mediación de los
presidentes Luiz Inácio “Lula” da Silva (Brasil) y Fidel Castro (Cuba), y luego
del encuentro entre Chávez y Uribe, el 17-2-05.<BR>6) El Bloque Occidental de
las FARC opera en los departamentos de Tolima, Huila, Valle del Cauca,
Nariño y una pequeña parte de Calda.<BR>7) El País, Madrid, 29-6-07.<BR>8) En
marzo de 2007, la embajada de Estados Unidos en Bogotá confirmó que soldados
estadounidenses participaron de una operación militar conjunta en el sur de
Colombia, donde las FARC tienen secuestrados a tres contratistas estadounidenses
del Pentágono, capturados en 2004 al estrellarse su avión espía.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>Correspondencia de
Prensa, difundido por la red solidaria de información. Los artículos firmados no
comprometen la opinión editorial del boletín. Redacción (Ernesto Herrera).
Suscripciones: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A> </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>