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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 26 de setiembre 2007<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Estados
Unidos</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El dólar y el sistema crediticio se
tambalean</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Los bancos estadounidenses se
preparan para la tormenta <BR><BR>Mike Whitney *</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>Sin Permiso</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.sinpermiso.info/"><STRONG>www.sinpermiso.info/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>Probablemente ya habrán visto las fotos de clientes
enfurecidos haciendo cola ante el Northern Rock Bank para retirar su dinero.
Ésta es la primera gran carrera hacia un banco británico en más de un siglo. Ha
perdido un octavo de sus depósitos en tres días. Las imágenes son titulares en
el Reino Unido, pero se han puesto en las páginas posteriores de los diarios
estadounidenses. El motivo de ello es obvio. El mismo huracán económico de
fuerza cinco que acaba de tomar tierra en Gran Bretaña se dirige hacia América y
va cogiendo fuerza en el camino.<BR><BR>El lunes por la noche, el gobierno
británico, en un intento desesperado por evitar el ensanchamiento del pánico,
lanzó una señal de emergencia a los clientes del Northern Rock, según la cual su
dinero se encontraba a salvo. El gobierno está intentando encontrar comprador
para el Northern Rock.<BR><BR>Ésta es la pinta que tiene la carrera de un buen y
viejo banco. Y, como en 1929, los propietarios del banco y el gobierno están
intentando frenéticamente calmar a sus clientes asegurándoles que su dinero está
a salvo. Pero la naturaleza humana es la que es y la gente no se tranquiliza tan
fácilmente cuando piensa que sus ahorros están en peligro. El resultado final es
éste: la gente quiere su dinero, no excusas.<BR><BR>Pero el Northern Rock no
tiene su dinero y, sorprendentemente, ello no es porque el banco estuviera
interesado en préstamos de riesgo. Más bien, el NR había adoptado
imprudentemente el modelo de “préstamos a corto plazo para ir a largo” en la
financiación de sus hipotecas, exactamente igual que muchos de los mayores
bancos de Estados Unidos. En otras palabras, dependían de la financiación a gran
escala de sus hipotecas por inversores codiciosos, en lugar de hacerlo por el
método tradicional de mantener capital suficiente para respaldar los préstamos
en sus cuentas.<BR><BR>Parecía una idea ingeniosa que, al tiempo, la mayoría de
los grandes bancos en Estados Unidos hicieran lo mismo. Era una buena forma de
evitar los pesados requisitos de reserva y de hacer también aprovechables las
entradas de generación de préstamo. El negocio del Northern Rock se disparaba.
Ahora tienen un balance hipotecario que suma 200 mil millones de
dólares.<BR><BR>¡200 mil millones de dólares! ¿Por qué no pueden, entonces,
pagar a sus clientes cuatro o cinco mil irrisorios millones sin el rescate de la
Administración? Porque no tienen las reservas y porque el modelo de negocio
bancario es desesperadamente defectuoso e inviable. Sus activos carecen de
liquidez y son (presumiblemente) “acordes al modelo”, lo que significa que no
tienen valor de mercado perceptible. Podrían ser también “acordes a la
fantasía”, que significa lo mismo. Los inversores no los quieren. Fue así como
el Northern Rock se metió en el albatros de 200 mil millones de dólares que
arrastra.<BR><BR>Un tsunami más poderoso está a punto de bajar a los Estados
Unidos, donde muchos bancos se han embarcado en las mismas prácticas y siguen el
mismo modelo de negocio que el Northern Bank. Ningún inversor compra ya
obligaciones de deuda garantizada, valores hipotecarios financiados ni nada
semejante relacionado con el patrimonio real. Nadie los quiere, sean subóptimos
o no. Lo que significa que los bancos de Estados Unidos sufrirán pronto la misma
suerte de vendaval económico que actualmente azota al Reino Unido. La única
diferencia es que la economía de los Estados Unidos ya está cotizando a la baja
en vivienda y en un mercado de valores cada vez más incierto.<BR><BR>Eso por
ello por lo que el secretario del Tesoro, Henry Paulson, se fue ayer a toda
prisa a Inglaterra para ver si podía encontrar alguna forma de evitar que el
contagio se extienda. Suerte, Hank.<BR><BR>Sería interesante saber si Paulson
aún cree que “ésta es, con mucho, la economía global más robusta que he visto en
toda mi vida de negocios”, o si ha ajustado su pensamiento, toda vez que los
problemas de riesgo, pagarés, participaciones en capital privado y crédito
siguen aumentando<BR><BR>Hemos estado diciendo durante semanas que los bancos se
encuentran en problemas y que carecen de reservas para cubrir sus pérdidas.
Inicialmente, esta tesis fue desdeñada por casi todo el mundo. Esperamos
ingentes quiebras bancarias en los próximos meses. Prepárense. El sistema
bancario está enlodado en el fraude y la artimaña. Ahora los ardides y estafas
se están destapando y los cuerpos pronto estarán flotando en la
superficie.<BR><BR>Las “finanzas estructuradas” se revenden como la “nueva
arquitectura de los mercados financieros”. Han sido diseñadas para
distribuir capital más eficientemente autorizando a otros participantes en el
mercado a jugar un papel que solía corresponder únicamente a los bancos. En la
práctica, sin embargo, las finanzas estructuradas son un engaño y, sin duda, el
más caro de todos los tiempos. La transformación del pasivo (préstamos
hipotecarios de riesgo) en activos (valores) a través del sortilegio de la
valorización es el mayor despilfarro de todos los tiempos. Es el equivalente
moral del blanqueo hipotecario. El sistema depende de la variableapoyo de los
inversores para proporcionar fondos de préstamos hipotecarios que se cortan en
rebanadas y se ofertan juntos como obligaciones de deuda garantizada. Es una
locura, pero nadie pareció percatarse hasta que Bear Stearns explotó y no pudo
hallar postores para sus remanentes de obligaciones de deuda. Ha ido cuesta
abajo desde entonces.<BR><BR>El problema con las finanzas estructuras no es
simplemente el resultado de tipos de interés bajos. El modelo es en sí mismo
defectuoso. John R. Ing proporciona una buena sinopsis de las finanzas
estructuradas en su artículo “Gold: The Collapse of the Vanities”:<BR><BR>“El
origen de la crisis de la deuda radica, junto con la evolución de los mercados
financieros americanos, en el uso de ingeniería financiera y el apalancamiento
para financiar la expansión crediticia. […] Las instituciones financieras
crearon un Frankenstein con el cambio del simple préstamo de dinero y la
imposición de entradas a la valorización y venta de billones de préstamos en
todos los mercados, desde Iowa hasta Alemania. El crédito de riesgo fue
sustituido por el «corte en tacos» de éste, permitiendo a los bancos actuar como
principales, dispersando el riesgo entre instituciones financieras varias. […]
La valorización permite un amplio elenco de pasivos a largo plazo una vez
aparcados, con la garantía de que sean satisfechos mediante formas más
tradicionales de activos a largo plazo. Wall Street creó la ilusión de que el
riesgo era algo que se podía diseminar entre las masas. Las participaciones en
capital privado también utilizaban montones de esta deuda para lanzar compras
totales de acciones cada vez mayores. E, inundados de liquidez y muy complicados
algoritmos, los banqueros inversores encontraron fondos disponibles en torno a
los que buscar activos de mayor rendimiento alrededor del mundo. El riesgo se
apiló sobre el riesgo. Creemos que la crisis del riesgo no es un hecho acabado
sino el principio de un cambio significativo en los modernos mercados
financieros diarios”.<BR><BR>Los tiburones inversores que hicieron aparecer las
“finanzas estructuradas” sabían exactamente qué estaban haciendo. Se acostaban
con las agencias de tasación, descargando billones de dólares de bonos basura
para fondos de pensiones, fondos de compensación, compañías de seguros y
gigantes financieros extranjeros. Eso es una estafa de proporciones épicas que
jamás debería haber sucedido en un mercado suficientemente
regulado.<BR><BR>Cuando se acumulan masas de gente iracunda en el exterior de
los bancos para retirar su dinero, el sistema se encuentra en peligro real. Debe
restablecerse inmediatamente la credibilidad. Ésta no es la hora para el credo
del “mercado libre” de Bush, los bromuros tranquilizadores de Paulson (piensa
que el problema está “contenido”) o la reducción de los bajos tipos de Bernanke.
Esto exige un liderazgo real.<BR><BR>La primera cosa que hay que hacer es
hacerse cargo de la situación, alertar a la población de lo que va a pasar y
lograr que el Congreso trabaje en cambios sustantivos del sistema. Deben darse
pasos sustantivos para obtener la confianza de la población en los mercados. Y
debe haber una declaración presidencial según la cual todos los depósitos
bancarios serán íntegramente cubiertos por un seguro estatal.<BR><BR>Deberían
encenderse todas las señales de alarma relacionadas con agencias estatales,
incluyendo la Reserva Federal, la SEC y la deuda del Tesoro. Necesitan superar
la curva y dejar de pensar que pueden minimizar una potencial catástrofe con su
habitual ritual de confusión como forma de relaciones públicas. La semana pasada
(14-09-07) apareció un artículo en The Wall Street Journal, “Banks Flock to
Discount Window”. Este artículo narraba el repentino incremento del préstamo
interbancario a través del programa de rescate de emergencia de la Reserva
Federal, la “ventana de descuento”: “el descuento del préstamo con el principal
programa de crédito para bancos de la Reserva Federal aumentó repentinamente a
más de 7100 millones de dólares desde el miércoles, partiendo de mil millones
una semana antes”.<BR><BR>Observamos de nuevo el mismo modelo de desarrollo: los
bancos prestan dinero de la Reserva Federal porque no pueden cumplir con los
requisitos de reservas mínimas: “La Reserva Federal en su comunicado semanal
afirmó que la media diaria de préstamos, miércoles inclusive, subió a 2930
millones de dólares”. 3000 millones.<BR><BR>Tradicionalmente, la “ventana de
descuento” sólo la han utilizado los bancos en apuros, pero la Reserva Federal
está intentando convencer a la población de que esto no es signo de apuro
alguno. Es “signo de fuerza”. Valiente chorrada. Los bancos no piden préstamos
de 3000 millones de dólares salvo que los necesiten. No tienen reservas.
Punto.<BR><BR>La verdadera situación de los bancos se revelará en algún momento
de las próximas semanas, cuando informen de beneficios y de sus pérdidas masivas
de los “degradados” valores hipotecarios financiados y obligaciones de deuda
garantizada. El analista de mercados Jon Markman lanzaba estas palabras de aviso
a los gigantes financieros:<BR><BR>“Antes de que [la industria financiera]
derribe a todo el mercado y esta caída golpee a Wall Street con pérdidas
inesperadas, sugiero que dejen de lado a sus abogados y manipuladores mediáticos
y lo confiesen todo. Deben informar al mundo de los fracasos de sus préstamos
domésticos y equipos de valorización durante los últimos cuatro años ─y decir la
verdad sobre el tóxico papel que han jugado en el sistema económico mundial
entidades fuera de balance como Enron─ antes de que los mercados les hagan
caminar por el tablón. […] Ya que el legislador gubernamental y el Congreso han
desertado de su responsabilidad de administrar «amor duro» mediante reglas que
obliguen a las instituciones financieras a detallar la creación, valorización y
disposición de cada préstamo subóptimo, «vehículo de inversión estructurada»
fuera de balance y pagaré de mercado dinerario reservado, el mercado lo hará
vengativamente”.<BR><BR>Buen aviso. Tendremos que esperar y ver si alguien
escucha. Los bancos inversores pueden esperar hasta el jueves con la esperanza
de que el jefe de la Reserva Federal, Ken Bernanke, anuncie un recorte de los
fondos que podría devolver la bolsa de valores a terreno positivo. Pero la
reducción de los tipos de interés no trata los problemas subyacentes de
insolvencia entre propietarios de viviendas, prestamistas hipotecarios, fondos
de gestión alternativa y (potencialmente) bancos. Como ha afirmado el analista
de mercados John R. Ing, “la reducción de los tipos de interés no resolverá el
problema. Esta crisis la causó el exceso de liquidez y el deterioro de los
criterios crediticios. […] Una reducción del tipo de la Reserva Federal no es
más que heroína para yonquis crediticios”.<BR><BR>La reducción sólo añade más
crédito barato a un mercado ya saturado de un océano de liquidez producida por
el ex jefe de la Reserva Federal Alan Greenspan. La burbuja inmobiliaria y
crediticia es en gran parte el resultado de las desnortadas políticas monetarias
de Greenspan (¡que ahora echa la culpa a Bush!). La tarea de la Reserva Federal
es asegurar la estabilidad de precios y el funcionamiento sin problemas de los
mercados, no reflacionar burbujas de acciones y recompensar a participantes en
mercados sobreexpuestos.<BR><BR>Es preferible dejar impagados a prestatarios
cortos de dinero que rebajar drásticamente los tipos de interés y provocar una
gran demanda global de dólares. El analista financiero Richard Bove sostiene que
los tipos de interés más bajos no hacen nada para devolver dinero a los
mercados. En lugar de eso, hacen caer el dólar en picado y causan estragos en el
mercado de trabajo. “No hay problemas de liquidez, sino una seria crisis de
confianza”, afirma Bove. “En un sistema financiero en que hay liquidez abundante
y deseo de tipos de interés más elevados para compensar el riesgo, la solución
no es crear más liquidez y tipos más bajos. [La Reserva Federal] no puede
reducir el miedo estimulando la inflación. […] Es ilógico suponer que los
poseedores de líquido vayan a albergar fuertes deseos de prestar dinero a tipos
bajos en una moneda de valor menguante cuando pueden tener los mismos fondos y
prestarlos a tipos elevados en una moneda de valor ascendente. Bajando los tipos
de interés, la Reserva Federal no estimulará el crecimiento económico ni creará
puestos de trabajo. Quebrará la moneda, estimulará la inflación y debilitará la
economía y los mercados de trabajo.”<BR><BR>Bove tiene razón. No se debe
autorizar a la gente y a las empresas que no puedan liquidar sus deudas a
quebrar. Aún más, debilitar el dólar sólo nos añade riesgo colectivo mediante la
alimentación de la inflación y el aumento de la posibilidad de fuga de capitales
de los mercados americanos. Si ocurre eso, estamos acabados.<BR><BR>Consideren
lo siguiente: en 2000, cuando Bush tomó posesión de su cargo, el oro estaba en
273 dólares por onza, el petróleo en 22 dólares por barril y el euro en 0,87
dólares. Actualmente, el oro está por encima de los 700 dólares por onza, el
petróleo por encima de los 80 dólares por barril y el euro está cerca de 1,4
dólares. Si Bernanke bajase los tipos, sería probable que viéramos el petróleo a
125 dólares por barril la próxima primavera. <BR><BR>La inflación está por las
nubes. Las estadísticas gubernamentales son falsas. El oro, el petróleo y el
euro no mienten. Según el economista Martin Feldstein, “el dólar menguante y los
crecientes precios de los alimentos hicieron subir los precios de mercado un
4,6% en el último cuarto”. Esto es, un 18,4% anual y Bernanke aún se plantea
bajar los tipos de interés y estimular la inflación.<BR><BR>¿Qué pasa con el
trabajador americano, cuyo salario se ha estancado durante los últimos seis
años? Para él la inflación es lo mismo que un recorte salarial. ¿Y qué pasa con
el pensionista de renta fija? Lo mismo. La inflación es precisamente un impuesto
oculto que merma progresivamente su nivel de vida. La bajada de los tipos de
Bernanke puede ser aprovechada por los adictos al “crédito barato” de Wall
Street, pero es el toque de difuntos para el trabajador medio, que ya está
luchando para ganar lo suficiente para vivir. <BR><BR>No a los rescates. No a la
rebaja de los tipos. Dejen a los bancos y los fondos de protección hundirse o
nadar como cualquier otro. El mensaje de Bernanke es simple: “Es hora de quitar
la ponchera”. La inflación en la bolsa de valores es tan evidente como en el
precio del oro, petróleo o los bienes inmuebles. El economista Henry Liu lo
demuestra en su artículo “Liquidity Boom and the Looming Crisis”:<BR><BR>“El
paradigma de valor convencional es incapaz de explicar por qué la capitalización
del mercado de todos los valores de Estados Unidos creció de 5,3 billones de
dólares a finales de 1994 a 17,7 a finales de 1999 y a 35 a finales de 2006,
generando un incremento geométrico en la tasa de beneficio de precios. El
análisis de la liquidez proporciona una respuesta.” (Asia Times.)<BR><BR>¿La
capitalización de mercado subió a toda velocidad de 3,5 billones a 35 en 12
años? ¿Por qué? ¿Se debe al crecimiento en la cuota de mercado, la expansión de
negocio o la productividad? No. Fue porque había más dólares persiguiendo el
mismo número de valores; de ahí la inflación.<BR><BR>Si ése es el caso, entonces
podemos esperar que el mercado de valores caiga abruptamente antes de que llegue
a un nivel sostenible. Como dice Liu, “no es posible preservar los anormales
precios de mercado de activos degradados por un boom de liquidez si se
restablece la liquidez normal”. Finalmente, los precios de los valores volverán
a un nivel normal.<BR><BR>Bernanke ni siquiera debería considerar la rebaja de
los tipos. El mercado necesita más disciplina, no menos. Y los trabajadores
necesitan un dólar estable. Además, otra rebaja de los tipos haría peligrar aún
más la posición cada vez más tambaleante del dólar como “reserva monetaria”
mundial. Eso podría desestabilizar la economía mundial liberando rápidamente el
actual déficit masivo de Estados Unidos.<BR><BR>The Internation Herald Tribune
ha resumido los problemas del dólar en un artículo reciente: “Dollar's Retreat
Raises Fear of Collpase”. “Los ministros de finanzas y banqueros centrales se
han in quietado porque, en algunos puntos, el resto del
mundo perdería su voluntad de financiar la inclinación de Estados Unidos a
consumir más de lo que produce, lo que tendría como consecuencia una
potencialmente desastrosa caída libre del valor del dólar.<BR><BR>La reciente
confusión sobre los mercados hipotecarios, de un solo golpe, ha sacudido la fe
en la resistencia los recursos financieros americanos en mayor grado incluso que
la explosión de la burbuja tecnológica en 2000 o los ataques terroristas del 11
de septiembre de 2001, afirman los analistas. Eso ha levantado también la
posibilidad de recesión económica. Esto es, todo apunta a un riesgo muy
incrementado de rápida liberación del déficit actual de Estados Unidos y a una
seria caída del dólar.”<BR><BR>Otros expertos y operadores de divisas han
expresado opiniones similares. El dólar se encuentra en mínimos históricos con
relación al conjunto de monedas con que se compara. Bernanke no puede correr el
riesgo de que su esfuerzo por rescatar los mercados cause una liquidación
repentina del dólar.<BR><BR>Las manos del jefe de la Reserva Federal están
atadas. Bernanke no tiene las herramientas para reparar los problemas que le
antecedieron. La insolvencia no se puede arreglar con inyecciones de liquidez ni
los problemas “sistémicos” profundamente arraigados pueden corregirse en las
“finanzas estructuradas” con rebajas drásticas de los tipos de interés. Éstos
exigen soluciones fiscales, implicación del Congreso y cambios fundamentales en
las políticas económicas.<BR><BR>Las rebajas de los tipos tampoco ayudarán a
resolver el despilfarro en el mercado de la vivienda. La farsa se ha acabado.
Los bancos ya han apretado los criterios de préstamo y el inventario es mayor
que nunca desde que hay constancia documental. La disminución en vivienda es tan
irreversible como la firme bajada de los precios de patrimonio inmobiliario.
Billones del mercado de capitalización se secarán. El valor líquido del hogar ya
está disminuyendo, así como el gasto de consumo asociado a las retiradas de
aquellos valores.<BR><BR>La burbuja ha reventado a pesar de lo que haga
Bernanke. Eso también es cierto en el atascado mercado de pagarés, en que
centenares de miles de millones de dólares de deuda a corto plazo expirarán en
las próximas semanas. Se espera que los bancos y prestamistas corporativos
pugnen por refinanciar sus deudas, pero, evidentemente, buena parte de su deuda
no se renegociará. Habrá pérdidas sustanciales y, muy probablemente, más
quiebras.<BR><BR>Bernanke puede ser o bien un estadista ─y decir al país la
verdad sobre nuestro disfuncional sistema financiero que se está colapsando a
causa de años de corrupción, desregulación y manipulación─ o puede tomar la ruta
cobarde y comprar algo de tiempo inundando el sistema de liquidez, estimulando
un consumismo más destructivo y condenando a la nación a un ciclo evitable de
inflación de doble dígito.<BR><BR>Pronto sabremos su decisión.<BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>* Mike Withney es un analista político independiente que vive
en el estado de Washington y colabora regularmente con la revista norteamericana
The Nation. </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=4>Correspondencia de
Prensa - boletín informativo - red solidaria<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080 size=4>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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