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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 27 de setiembre 2007<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Imperialismo</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Sobre “La
doctrina del choque” de Naomi Klein <BR><BR>Alexander
Cockburn</FONT><BR></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial
size=2><STRONG>CounterPunch</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.counterpunch.org/"><STRONG>http://www.counterpunch.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducido del inglés para
Rebelión por Germán Leyens</STRONG><BR><BR><BR>Hubo izquierdistas que solían
pensar que, por lo menos como axioma general, si no dentro de un plazo
determinado, el capitalismo estaba condenado. Cuando llegué por primera vez a
EE.UU., a comienzos de los años setenta, había suficiente exuberancia en el aire
como para que hasta reformistas de modales suaves impulsaran planes para la
abolición de la Reserva Federal, del Banco Mundial e instituciones
similares.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero actualmente, la mayoría de esos mismos izquierdistas
creen que el capitalismo es invencible y se arrojan temerosamente copiosas
documentaciones detallando la maldad eficiente de los ejecutivos del sistema.
Internet sirve para amplificar esta penetrante mieditis hasta convertirla en una
actitud catastrofista. Imbuye a la mayor parte de la izquierda anglófona al
oeste del Atlántico después de siete años de Bush y Cheney, y forma el marco de
“"The Shock Doctrine, The Rise of Disaster Capitalism" [La doctrina del choque,
El auge del capitalismo del desastre] de Naomi Klein.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al comienzo Klein se permite un contundente toque de
trompeta de intrépida pionera:</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Este libro es un desafío a la afirmación central y más
valorada en la historia oficial – que el triunfo del capitalismo desregulado
nació de la libertad, que los mercados libres irrestrictos van mano en mano con
la democracia. En su lugar, mostraré que esta forma fundamentalista de
capitalismo ha sido consistentemente traída a la vida por las formas más
brutales de coerción, infligidas al cuerpo político colectivo así como a
innumerables cuerpos individuales.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>El arco de triunfo al que alude abarca el medio siglo
desde los ataques del gobierno de Eisenhower contra el nacionalismo político y
económico en Irán y Guatemala a comienzos de los años cincuenta, al ataque de
EE.UU. contra Iraq en 2003 y su subsiguiente ocupación. No se trata de décadas
en la que los apólogos oficiales hayan estado protegidos contra desafíos hasta
que la Sra. Klein se lanzó a sus investigaciones. Hay estanterías repletas de
libros sobre las horrendas consecuencias de las intervenciones clandestinas y
las matanzas organizadas por, o que contaron con la complicidad de, EE.UU. en
nombre de la libertad y del camino capitalista. La propia bibliografía de Klein
prueba que hay mucho trabajo detallado sobre el ataque neoliberal que ganó en
fuerza desde mediados de los años setenta, marchando bajo los colores
intelectuales de uno de sus archi-villanos, el difunto Milton Friedman, el
economista de la Escuela de Chicago.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El sitio en el que Klein presumiblemente reivindica
originalidad es en la identificación de la taxonomía de esta “doctrina del
choque,” la última en las fases de “destrucción creativa” del capitalismo, como
describiera Schumpeter el alma del sistema. Así que ella describe el choque de
un ataque repentino, sea el derrocamiento de Salvador Allende en Chile en 1973 o
el bombardeo de Bagdad en 2003; el choque de torturadores que utilizan técnicas
de privación sensorial y electrodos primitivos para inspirar miedo y
aquiescencia; el “tratamiento de choque” económico de Friedman. Combinados y
elaborados metódicamente, estos ataques corresponden ahora, según Klein, a un
nuevo y aterrador capítulo en la historia de la depredación capitalista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Klein comienza con un capítulo sobre los experimentos de
“desesquematización” auspiciados por la CIA, de ese monstruo, el Dr. Ewen
Cameron del Allan Memorial Institute de la Universidad McGill, y declara
explícitamente que la tortura, aparte de ser un instrumento, es “una metáfora de
la lógica subyacente de la doctrina del choque.” Por cierto, no es un crimen
utilizar tácticas literarias de choque para concentrar la atención en el diseño
deliberado y sadista de un trauma social colectivo. Pero, como sucede a menudo
después de un choque, se termina por recuperar un sentido de la proporción, que
no es demasiado halagüeño para mayores pretensiones. <BR>El capitalismo, después
de todo, ha sido siempre una doctrina de choque de depredación egoísta, como
puede verse en Hobbes y Locke, Marx y Weber, ninguno de los cuales fue saludado
por Klein. Léanse los relatos vívidos de los Hammonds sobre los cercamientos
ingleses del Siglo XVIII, cuando los aldeanos encontraban clavado en la puerta
de la iglesia parroquial un anuncio de que las tierras comunes habían sido
privatizadas. Puede que los que protestaban no hayan sido “desesquematizados”
pero fueron rápidamente ahorcados o enviados a Botany Bay [asentamiento para
convictos en Australia, los primeros occidentales en poblar de modo permanente
Australia, N. del T.] Klein podría haber utilizado a Karl Polanyi para algo
mejor que un epígrafe. La desgarradora conversión de sociedades campesinas a los
cultivos comerciales, a la propiedad privada, a la dependencia del empleo,
siempre ha sido brutal.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los Chicago Boys arrasaron el cono sur de Latinoamérica
en nombre de la empresa privada sin restricciones, pero 125 años antes un millón
de campesinos irlandeses murieron de hambre mientras el trigo irlandés era
exportado en barcos que ondeaban la bandera del liberalismo económico. Klein
escribe sobre “el nacimiento sangriento de la contrarrevolución” en los años
sesenta y setenta, pero cualquiera página de las historias de los presidentes
Jackson, Polk o Roosevelt revela una continuidad sombría y ensangrentada con el
pasado. ¿Desesquematización? Niños indígenas fueron arrancados a sus familias y
castigados por cada palabra hablada en su propio lenguaje, incluso cuando
esclavos africanos recibían nombres cristianos y se les prohibía que utilizaran
los suyos, o que tocaran tambores. En medio del choque de la Guerra Civil, los
republicanos retardaron varios años la liberación de los esclavos, mientras se
apresuraban a utilizar la crisis para establecer un sistema bancario y monetario
a su gusto.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Igual como existe una continuidad en la depredación
capitalista, existe una continuidad en la resistencia. Es donde el catastrofismo
de Klein deforma el cuadro. Su metáfora fundamental para el ataque contra Iraq
es el bombardeo inicial de “choque y pavor,” hecho para anestesiar a las fuerzas
de Sadam y a la población civil en general para lograr una rendición instantánea
y el sometimiento a largo plazo. Pero “choque y pavor” fue una bancarrota. No
funcionó. Su valor, incluso como metáfora, es inútil, excepto como ilustración
de lo que pueden promocionar a bombos y platillos los belicistas de salón en
Washington. Después de decidir sensatamente que no combatirían o morirían
siguiendo la agenda estadounidense, muchos de los soldados de Iraq se
reagruparon para comenzar una resistencia efectiva. Los civiles iraquíes siguen
luchando lo mejor que pueden bajo condiciones horribles y, sin haber sido
desensibilizados, dicen a los encuestadores que desearían que los
estadounidenses se fueran de inmediato.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El neoliberalismo de “la terapia de choque” realmente no
está asociado demasiado de cerca con Milton Friedman, sino más bien con Jeffrey
Sachs, a quien Klein ciertamente dedica muchas páginas útiles, a pesar de que
Friedman sigue siendo la estrella sombría de su historia. Sachs introdujo
primero la terapia de choque en Bolivia a comienzos de los años noventa. Luego
fue a Polonia, Rusia, etc., con el mismo modelo de terapia de choque. La frase
contagiosa de Sachs en aquel entonces era que “no se puede saltar sobre un
abismo paso a paso,” o palabras en ese sentido. Es realmente donde se conformó
el neoliberalismo contemporáneo. Y, no fue sólo Sachs.</DIV>
<DIV align=justify><BR>También hubo otros economistas de la tendencia dominante
ligeramente a la izquierda del centro, sobre todo Summers, y también Paul
Krugman. Habla a favor de Krugman el que se haya retractado; Sachs también, pero
sólo parcialmente. Es verdad que se puede afirmar que todo parte de Friedman. El
libro de David Harvey: “A History of Neoliberalism,” realmente rastrea los
orígenes del neoliberalismo hasta Friedman en Chile. Es una perspectiva
interesante. Pero, como señala el economista de izquierdas Robert Pollin, culpar
a Friedman por todo el asunto, y no cómo lo siguió toda la corriente económica
dominante – incluyendo a los “liberales” como Sachs, Krugman, y Summers – es
sacarlos del atolladero y deformar la historia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como subraya Pollin, un economista brillante y creativo
que pasa gran parte de su tiempo proponiendo contra-modelos progresistas – tanto
para naciones africanas como para países capitalistas avanzados –, “es
importante golpear a los Sachs del mundo al respecto, porque están cambiando,
lentamente. Para que el mundo cambie, sus puntos de vista de los años ochenta y
noventa tienen que ser totalmente desacreditados. No basta con decir solamente
que Milton Friedman fue un ultraderechista y dejar las cosas ahí.”</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Hay inmensas economías del tercer mundo que han sido
arrasadas por el neoliberalismo aunque no han sufrido “la doctrina del choque” a
través de los tormentos que esa frase define según Klein. India, a comienzos de
los años noventa, no era víctima de bombardeos físicos de “choque y pavor.” No
se infligían torturas mediante artefactos de electrochoques o técnicas de
privación sensorial. No había escuadrones de la muerte aniquilando por los
campos. Si Friedman asesoró al Partido del Congreso o al BJP, esto no lo
registra Klein, quien sólo otorga una breve mención a India. Sin embargo, las
políticas neoliberales impulsadas por el Banco Mundial y otras agencias
multilaterales y adoptadas también con entusiasmo por políticos autóctonos y
funcionarios gubernamentales – muchos originados en una tradición keynesiana (o
de más a la izquierda) – han sido ciertamente arrolladoras y salvajes en sus
consecuencias. Mes tras mes en CounterPunch, P. Sainath ha descrito la
inmiserización de 500 millones de campesinos partiendo de circunstancias que ya
eran malas para comenzar, junto con los suicidios de agricultores arruinados –
un total que ahora asciende a bastante más de 100.000. India no tiene cabida en
el modelo de la “doctrina del choque” y del “auge del capitalismo del desastre”
de Naomi Klein, lo que sugiere las limitaciones de ese modelo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los capitalistas tratan de utilizar la desarticulación
social y económica o un desastre natural – Nueva Orleans es sólo el último
ejemplo – para su ventaja, pero lo mismo hacen aquellos que oprimen. La guerra
ha sido la madre de muchas revoluciones sociales positivas, igual que los
desastres naturales. La incompetencia de la policía y de las fuerzas de
emergencia mexicanas después del inmenso terremoto de 1985 provocó una inmensa
convulsión popular. En Latinoamérica ha habido ataques de choques y doctrinas de
choques durante 500 años. Ahora mismo, en Latinoamérica, el péndulo se aparta de
los años de tinieblas, de las doctrinas de los escuadrones de la muerte y de
Friedman. La indignación de Klein es admirable. Sus denuncias específicas a
través de seis decenios de infamia son a menudo excelentes, pero en sus
ambiciones más amplias la traicionan sus metáforas. Desde el punto de vista
anticapitalista ella va demasiado lejos en su pesimismo. Un capitalismo que
prospera mejor en lo anormal, en los desastres, se encuentra por definición en
decadencia. Como lo dijera Casio: ““La culpa, querido Bruto, no reside en
nuestras estrellas, sino en nosotros mismos, que somos subalternos”.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=4>Correspondencia de
Prensa - boletín informativo - red solidaria<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080 size=4>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><BR><BR><BR></FONT> </DIV></BODY></HTML>