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<HR>
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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 29 de setiembre 2007<BR>Redacción y
suscripciones: </STRONG></FONT><A href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG>germain5@chasque.net</STRONG></FONT></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Myanmar-Birmania</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>A pesar de la violenta represión, las
manifestaciones se multiplican</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La junta no puede frenar la
revolución</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Por tercer día consecutivo, el
ejército birmano salió a la calle para reprimir una revuelta encabezada por
monjes budistas, que protestaban pacíficamente por el alza de precios en un país
gobernado por uno de los regímenes más cerrados y despóticos del mundo. Podría
haber hasta 200 muertos. Hoy llega el enviado de la ONU.<BR> <BR>Rosalind
Russell, desde Rangún</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>The Independent de Gran Bretaña. Especial para
Página/12.<BR>Traducción: Celita Doyhambéhère</STRONG></DIV></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>Los líderes militares de Birmania clausuraron los
monasterios, arrestaron a los disidentes y levantaron barricadas en Rangún en un
intento de sofocar las olas de manifestaciones callejeras que pedían el fin del
régimen. También trataron de cortar las comunicaciones de la gente común con el
mundo de afuera, aumentando los temores de que las medidas enérgicas puedan
frenar la iniciativa de las manifestaciones. Sin embargo, a pesar de los mejores
esfuerzos del régimen, un día después de que las fuerzas de seguridad mataran a
por lo menos nueve manifestantes (los grupos disidentes dicen que el total
podría llegar a los 200) cientos arriesgaron nuevamente sus vidas para desafiar
al gobierno en pequeñas pero furiosas protestas en toda la ciudad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Encerrados dentro de los monasterios, o ausentes de la
ciudad, los monjes de las túnicas canela que formaron la espina dorsal de las
protestas dignas en la última semana, en su mayoría habían desaparecido. En su
lugar había civiles, menos disciplinados y más enojados, algunos con las caras
tapadas. Gritando, los grupos se movían por la ciudad tratando de reunirse en
grupos numerosos. Pero el ejército, con los soldados apretujados en la parte de
atrás de los camiones, los corrían y rápidamente rompían las reuniones con
amenazas y fuerza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Thanwe, un área residencial decadente en el noreste de
Rangún, los testigos dijeron que los soldados dispararon en medio de
confrontaciones con los manifestantes. “¡Se terminó!”, gritaba un soldado
mientras un grupo de muchachos se dispersaba. Cuando se enfrentaban a líneas de
soldados con rifles y escudos antidisturbios, algunos manifestantes tiraban
piedras y botellas mientras retrocedían. Sin la autoridad moral ni la
organización o la disciplina de los muy reverenciados monjes budistas del país,
parecía que las palabras de los soldados fueran verdad. Con los líderes civiles
del movimiento pro democracia que organizaron las protestas iniciales del mes
pasado arrestados y encarcelados, los gobernantes de Birmania parecen haber
tomado el control. “¡Que se vaya el gobierno!”, gritó en inglés un joven con un
sarong mientras golpeaba el techo de nuestro auto que se movía entre una
multitud agitada y desorganizada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ya no existían el orgullo y la esperanza que acompañaban
las marchas bien organizadas conducidas por los monjes. En su lugar había temor
y confusión. Un diplomático occidental dijo que, en otro golpe a los
manifestantes, cientos de disidentes sospechosos habían sido arrestados en la
ciudad ayer, 50 de ellos en una sola redada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El ejército avanzó sobre los monjes durante la noche,
atacando los monasterios que eran identificados como los semilleros de las
protestas, pegándoles y enviándolos de vuelta a sus pueblos, lejos de los ojos
del mundo. Los templos de Rangún, incluyendo las pagodas Sule y Shwedagon,
alrededor de las cuales los monjes se habían reunido, han sido declarados “zonas
peligrosas” y sellados con alambre de púa. Ayer, las autoridades clausuraron el
único servidor de Internet de Burma y bloquearon todos los textos y fotos en los
mensajes de celulares, en un esfuerzo por frenar las imágenes violentas que
salían del país, incluyendo las fotos del fotógrafo japonés muerto por disparos
frente a la pagoda Sule. Aunque los periodistas extranjeros están prohibidos, el
régimen ordenó que los soldados fueran puerta por puerta a algunos hoteles
buscando extranjeros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con una indignación generalizada y palabras de aliento,
pero hasta ahora ningún apoyo práctico del mundo exterior, el único combustible
que los manifestantes tienen es el enojo acumulado durante 45 años de gobierno
militar sin interrupciones. Los generales de Burma han arruinado un país rico en
recursos, por mal manejo y codicia. Un aumento de precios en los combustibles en
agosto fue la gota que rebasó el vaso para los ciudadanos que se han mantenido
tranquilos desde el levantamiento de 1988, que fue brutalmente aplastado,
matando a 6000 personas. Anoche, el enviado especial de la ONU a Burma se
dirigía al país para promocionar una solución política y podría llegar hoy.
También el Consejo de Derechos Humanos de la ONU anunció que llevará a cabo una
sesión especial sobre Birmania la semana que viene. Será la primera reunión de
su clase desde que se reunió para hablar sobre Darfur el año pasado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un diplomático occidental, que exigió el anonimato,
afirmó que “probablemente hay muertos y heridos” en las manifestaciones
celebradas ayer contra la junta militar en Rangún, a la vez que se han producido
centenares de detenciones. “Las detenciones son masivas y se cuentan por
centenares”, añadió el diplomático, quien denunció que las fuerzas de seguridad
“arrestan personas sin discriminación”.
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>El país quedó aislado al cortar el
acceso a internet</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>Cierran los cíber y expulsan
periodistas<BR><BR>Ramiro Trost, desde Bangkok</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Página/12, Buenos Aires, 29-9-2007</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>“El ataque de los militares a los monjes va a irritar
todavía más a la gente y eso hará que la gente se sume en masa a las protestas”,
dice Nang Yain, secretaria general de la Liga de Mujeres de Birmania, con sede
en Tailandia. Sus palabras sonaron a profecía hoy cuando miles de simples
ciudadanos reemplazaron en las marchas a los religiosos budistas, muchos de
ellos detenidos y golpeados. La mayoría de los monjes que iniciaron las
manifestaciones pacíficas está ahora encerrada forzosamente en sus templos, los
que fueron rodeados por camiones y policías armados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La feroz represión de la junta militar ha continuado por
tercer día consecutivo en las calles de Rangún y en varias ciudades del país. El
agravante de ayer fue el asalto y cercado de varios templos y el corte de la
conexión pública a Internet para impedir que más videos filmados por los propios
birmanos se conozcan en el exterior. A través de los cíber-cafés, cerrados ahora
en su totalidad, los habitantes de este país subían a blogs y enviaban a medios
internacionales las imágenes registradas con sus teléfonos celulares y cámaras
digitales. La desesperación de la junta militar se expresó también en el acoso a
los periodistas, la expulsión del país de muchos de ellos y el allanamiento y
requisa del hotel Traiders, en el centro de Rangún, donde este cronista se alojó
hasta hace algunos días.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La capital tailandesa se ha convertido en el ámbito de
resonancia de todo lo que sucede en Birmania. Aquí operan varios grupos de la
resistencia que respaldan la labor en la clandestinidad de los birmanos dentro
de su propio país. Ayer fue la radio Mizzina la que estuvo difundiendo informes
sobre las marchas de civiles por las calles de Rangún, en un abierto desafío a
las extremas medidas de seguridad impuestas desde el comienzo del día por las
fuerzas armadas. Esa misma emisora dio cuenta del envío de tropas del ejército a
Rangún desde el centro y sudeste de Birmania para sumarse a los efectivos ya
apostados en la ex capital birmana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La información que se conoce por estas horas procedente
de ese convulsionado país del sudeste asiático proviene de teléfonos satelitales
en manos de personal de organizaciones humanitarias internacionales y de
diplomáticos, debido a los cortes del servicio telefónico. Además, fuentes de la
embajada británica en Birmania reconocieron que muchas líneas están
intervenidas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Según lo señalado a Página/12 por Hso Nyunt Lwin, miembro
de la filial tailandesa de la Liga Nacional para la Democracia, la indignación
en la población ha crecido luego de la represión a los monjes. “Es una lucha
desigual. Los monjes y los ciudadanos están desarmados. El ejército, con gran
brutalidad, ha tratado de asustar a la gente con el toque de queda y las
amenazas de disparar a matar, pero el pueblo ha salido igual a las calles”,
afirmó este disidente birmano en el exilio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las protestas, que comenzaron a llamarse “la revolución
del azafrán”, por el color de las túnicas de los monjes, adquirió desde ayer un
tono más cívico, debido a que los monasterios están custodiados y se impide la
salida de los bonzos. Así lo hizo saber el gobierno de Coalición Nacional de la
Unión de Birmania, fundado en 1990 en Maryland, Estados Unidos, y que tiene una
delegación en Bangkok. Miembros de ese gobierno en el exilio informaron además a
Página/12 que la líder de la Liga Nacional para la Democracia y Premio Nobel de
la Paz Aung San Suu Kyi, que cumplía arresto domiciliario, fue trasladada el
miércoles a una prisión en las afueras de Rangún, donde permanecen encerrados
más de mil presos políticos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Asimismo, se divulgó rápidamente entre los grupos
birmanos prodemocráticos que actúan en la capital tailandesa la información
sobre la llegada a Bangkok de Kyaing Kyaing, esposa del jefe de la junta militar
de Birmania, junto a otros miembros de la familia. Los grupos cívicos en el
exilio se dividían entre interpretar ese viaje como el temor del régimen ante la
expansión de las protestas o el anuncio de una inminente y brutal represión
contra el pueblo birmano. La diferencia con los días previos es que esas
imágenes no se conocerán al instante en el mundo debido al bloqueo de las
comunicaciones con el exterior, lo que profundiza el aislamiento y la impunidad
que practica la dictadura militar birmana desde 1962.</DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT color=#000080 size=4><EM>Correspondencia de
Prensa - boletín informativo - red solidaria<BR>Ernesto Herrera (editor):
</EM></FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
color=#000080 size=4><EM>germain5@chasque.net</EM></FONT></STRONG></A></DIV>
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