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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 30 de setiembre 2007<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Presos políticos, no
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Fernando Esteche me cuenta que
después de la escuela acompañaba a las Madres de Plaza de Mayo en sus marchas. Y
me relata con nostalgia los actos de valentía de Hebe de Bonafini.
</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Osvaldo Bayer</FONT> </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Página/12 y La Haine</STRONG><BR><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Recuerdo cuando fui, allá por 1988,
con la actriz noruega Liv Ullman, a visitar a los presos políticos de Alfonsín.
La tristeza de ver cómo la democracia se “acomodaba”. Los condenados por la
“Justicia” de la dictadura siguieron presos durante la democracia. Cinco años
después de la caída de la dictadura de la desaparición de personas. Los jueces
de la dictadura no hubieran debido seguir siendo los jueces de la democracia ni
tampoco los detenidos por hechos políticos durante la bestial dictadura podían
seguir siendo los presos de la democracia. Liv Ullman no podía comprender cómo
los argentinos permitíamos eso.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>El jueves me puse a escribir un capítulo más de mi
costumbre de ir a visitar a los presos políticos, costumbre que cumplo desde la
década del cincuenta. Sí, visité a los presos de la organización Quebracho,
denostada por los medios y transformada en el cuco de la templada sociedad
argentina. No me asustan los fantasmas que nos presentan grandes medios que al
mismo tiempo, subrepticiamente, o no tanto, nos quieren enseñar que hay que
mirar hacia delante o que la sociedad se va a salvar con más policía.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>No, me gusta ir a ver con mis propios ojos esos “fantasmas” y
hablar con ellos. Cárcel de Ezeiza, pabellón 4, para presos de alta
peligrosidad. Están aislados. Cárcel construida nada menos que por Carlos Saúl
Menem y Granillo Ocampo, su ministro de “Justicia”. Y por Techint, claro. Una
penitenciaría proyectada según el modelo de Guantánamo, por supuesto. Altísimas
paredes de alambre tejido con púas y navajitas. A la entrada hay una placa donde
se rememora la fundación de esa cárcel con los nombres de sus responsables.
Todos esos nombres están hoy de alguna manera acusados de enriquecimiento
ilícito. Pero gozan de libertad y cobran jubilaciones de privilegio. En esa
cárcel nueva que se cae a pedazos y en la que sus servicios son altamente
deficientes lo primero que se piensa es quién se quedó con el vuelto, o con los
billetes. Pero eso sí, a los “delincuentes políticos” todo el peso de la
ley.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los presos se llaman Fernando Esteche y Raúl Lescano.
Pertenecen a la organización Quebracho, de izquierda. Están presos desde
principios de abril. Fue una reacción contra el asesinato del maestro
Fuentealba, en la Neuquén de Sobisch. Integrantes de Quebracho atacaron la sede
de Sobisch en el centro de la Capital y rompieron vidrios y quemaron algunos
muebles. Sobisch, el que dio piedra libre para reprimir la pacífica marcha de
los maestros con armas de fuego, está libre y nos sonríe en la calle desde los
carteles de propaganda como candidato a presidente de la Nación. En cambio, los
que rompieron vidrios están en el pabellón de alta seguridad, aislados de los
demás presos, sin poder salir al aire libre, y soportaron por varias semanas el
frío invernal sin calefacción y sin agua caliente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los trasladaron a ese pabellón después del incidente con
el genocida Etchecolatz, que apareció en el patio de recreo rodeado de una
patota de seres similares y una visita de los presos de la organización de
izquierda le gritó “asesino” al autor de “La Noche de los Lápices” y se inició
así un confuso incidente. Por supuestos, Esteche y Lescano fueron acusados de
inmediato de autores del incidente y aislados entonces para escarmiento. Cuando,
en realidad, fue una falta de las autoridades penales de permitir el encuentro
de seres de total contrapuesta concepción de la vida. Además, a los dos
detenidos de izquierda se les ha iniciado otro proceso, esta vez por agresión a
Etchecolatz.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El resultado del análisis de por qué los argentinos
mantenemos presos a los autores de la protesta por la muerte del querido maestro
Fuentealba es patético. Los dos acusados por romper los vidrios de Sobisch
demostraron que no estuvieron en el lugar del hecho. Esteche se dirigía a esa
hora a Ezeiza para asistir a una reunión invitado por el Parlamento de Venezuela
y Lescano se hallaba en La Plata. Fue detenido días después en el acto por los
Presos Políticos Mundiales, en Corrientes y Callao, por una patota de civil de
Seguridad del Estado, matones armados con palos y manoplas. Pero el juez Lijo
los acusó a Esteche y Lescano de autores intelectuales del hecho. El juez Lijo
es el mismo que aprobó el encarcelamiento de los campesinos paraguayos que
reclamaron por sus tierras en el país vecino. Y claro, si son de izquierda y,
además, pobres, son por supuesto culpables.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Converso con los presos políticos Esteche y Lescano.
Están en huelga de hambre. Desde hace 38 días sólo beben agua. La huelga de
hambre más severa y peligrosa para un ser humano. Están pálidos y se mueven
lentamente, pero en ningún momento se refieren a su estado físico. Hablan
pausadamente. Los médicos los revisan día tras día. Dos de ellos, del penal, han
calificado “de gravedad” el estado del preso Lescano. El consejo superior de la
Universidad de La Plata acaba de manifestar “su preocupación por la situación
procesal y humanitaria de los dos presos”. Hasta ahora, Lescano ha perdido 16
kilos; Esteche, 15.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esteche me dice con dignidad que ellos no piden ningún
acto de piedad, sino estrictamente que “la Cámara de Casación resuelva conforme
a derecho en los plazos legales que ya hace tres meses que han vencido”. Pero la
secretaria de la Cámara de Casación les ha respondido a los defensores de los
dos presos que “lo vamos a resolver después de las elecciones”. Claro, ante esta
respuesta uno se pregunta: ¿por qué? ¿Acaso el mantenimiento en la cárcel de
estos dos presos políticos va a beneficiar en votos a alguien, lo mismo que le
trajo votos a Macri el exigir más seguridad, más policía?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Les pregunto a los presos si tienen hijos. Esteche me
dice que sí, esposa y tres hijas, de 12, 10 y 2 años. Raúl Lescano, esposa y dos
niñas, de 7 y 4 años. Me expresan que el juez que ha tomado esa medida con ellos
no tiene en cuenta el daño que se hace a los niños, que se dan cuenta de la
violencia que se ejerce sobre sus padres. Ellos ya fueron detenidos en tiempos
de la democracia por el ministro menemista Corach y nada menos que el juez
Liporace y otra vez por otro juez “ejemplar”: Galeano. Fue por protestar contra
el FMI. Fernando Esteche me relata que aprendió a defender el derecho del pueblo
cuando tenía siete años y después de la escuela acompañaba a las Madres de Plaza
de Mayo en sus marchas. Y me relata con nostalgia los actos de valentía de Hebe
de Bonafini.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora están rodeados por la soledad. No pueden tener
contacto con ningún preso. Sólo ven al celador que los vigila. No tiene acceso a
la biblioteca, a la que ellos habían donado muchos libros, ni tampoco a los
cursos culturales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando dejo la cárcel me pregunto si eso no es crear
violencia. Es como si fuera necesario para los políticos crear cucos para tener
asustada y obediente a la sociedad. Invito a todas las organizaciones de
derechos humanos a visitar a Esteche y Lescano. A dialogar con ellos. A
cerciorarse de la absoluta discriminación que sufren por un delito que no
cometieron. Que, por otra parte, ese delito del que se los acusa es
excarcelable. No nos dejemos llevar por la versión demonizada de gran parte de
los medios de comunicación acerca de esos dos argentinos. Y preguntémonos si
cuando el poder crea violencia, como en el caso de Sobisch y el cobarde
asesinato del maestro Fuentealba, no es esperable que haya sectores del pueblo
que reaccionen con rabia. Si no fuera así nos acostumbraríamos a permitir todo,
a soportar todo lo que viene de arriba. Claro que somos amigos de la no
violencia. Pero ante los crímenes de total impunidad haciendo valer el derecho
de protesta –y en este caso, nada menos que el de los maestros contra los caños
de fuego de la llamada fuerza pública–, la verdadera justicia tendría que
comprender que el decir basta de los pueblos trae beneficios al demostrarle al
despotismo de arriba que no todo queda impune.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los dos presos quieren que sea la misma Justicia la que
los reivindique. Todo debe resolverse de acuerdo con los principios éticos. Y
uno de esos principios señala que jamás una democracia debe permitirse tener
presos políticos.</DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=4>Correspondencia de
Prensa - boletín informativo - red solidaria<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080 size=4>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>