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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 30 de setiembre 2007<BR>Redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Cuba</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Un debate
insoslayable</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Guillermo Almeyra
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>La Jornada, México,
23-9-2007</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>Primera Parte</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El agravamiento del bloqueo estadunidense y de las
condiciones climáticas resultantes del recalentamiento global (sequías,
huracanes cada vez más fuertes y frecuentes) aumenta las dificultades que deben
superar el pueblo y el gobierno cubanos. A esto se agrega el peligro planteado
por el aventurerismo bélico de Washington (contra Irán, pero también con planes
para Cuba y Venezuela), que obliga a destinar a la defensa recursos que se
necesitan urgentemente en los campos económico y social. De este modo Cuba no
sólo mantiene su “periodo especial”, sino que también atraviesa por las nuevas
dificultades resultantes del recalentamiento de una economía débil y sin
recursos cuando comienza acrecer a un ritmo alto. Por eso se encuentra
nuevamente en una encrucijada, que es tanto más peligrosa cuanto que se realiza
en medio de la renovación forzada de la dirección del gobierno y de las luchas
sordas en el aparato estatal y en la burocracia sobre cuál debe ser el camino
para la reorganización de la economía y de la vida política.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde hace mucho –ya he escrito al respecto– hay una
fractura política generacional entre quienes conocieron las condiciones sociales
y políticas anteriores a la Revolución de 1959 y quienes, por el contrario, se
formaron después de ésta y, peor aún, en la larguísima crisis provocada por la
aplicación de las recetas soviéticas en la isla y, después, por el inglorioso e
incruento derrumbe del llamado “bloque socialista”, que aseguraba a Cuba un
nivel de vida y de consumo artificial. También hay grandes diferencias entre la
vida y la conciencia de la población campesina y la de las grandes ciudades y,
por supuesto, entre los privilegiados de la burocracia (o los que reciben
divisas) y los ciudadanos “de a pie”, que sufren todo el impacto de las
dificultades cotidianas ya desde hace rato y cada vez con menos capacidad de
soportar y con menos esperanzas sobre una rápida mejoría. Vastos sectores de la
juventud urbana (sobre todo en La Habana) tienen ilusiones sobre las supuestas
ventajas y maravillas del capitalismo (que el nivel de vida de los turistas
estimula) y una parte importante de la intelligentsia también se siente
frustrada pues desearía gozar del cosmopolitismo de sus colegas extranjeros.
Ahora bien, como se sabe, Cuba es un país urbanizado desde antes de la
Revolución y el peso en sus ciudades de los lumpen y de los marginales siempre
ha sido muy grande, al igual que el desarrollo de una capa de intelectuales que
miraba siempre hacia el exterior. La emigración drenó la base de una oposición
capitalista en la isla pero el gobierno desde hace rato no obtiene ya consenso
del apoyo a su orientación política y económica “socialista” sino de la
conciencia de la mayoría de los cubanos de que un cambio de régimen haría de la
isla una colonia estadunidense gobernada por la mafia cubana de Miami. Por otra
parte, la confusión y los miedos aumentan porque nunca ha habido una definición
de qué es para los dirigentes cubanos el socialismo ni un balance público del
“socialismo real” y de qué efectos tuvieron los intentos de aplicarlo en Cuba.
De ahí viene el temor generalizado a la reaparición del “periodo gris”
totalitario (cuando un grupo de burócratas creyó erróneamente que Raúl Castro lo
apoyaría, como lo había apoyado en el pasado) sin ver que los cambios en Cuba y
en la misma burocracia hacían ya imposible la resurrección de los dinosaurios
estalinistas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Cuáles son los problemas más urgentes? Primero, la
escasa producción y la baja productividad agrícola y ganadera, la escasez de
alimentos de calidad, el desabasto en las cocinas de los hogares. Y, por
supuesto, la carencia de la seguridad alimentaria, porque Cuba debe importar los
alimentos de su población, cosa que no podría hacer en caso de una agresión
armada. Segundo, el sentimiento de asfixia que tienen vastos sectores de la
juventud debido a la desinformación, al control burocrático de los medios, que
no discuten los problemas reales, al paternalismo oficial, a la falta de
espacios para su autonomía, su autogestión, la libre discusión. O sea, la
incredulidad ante las informaciones e intenciones gubernamentales, incluso ante
las que son correctas. Tercero, el pésimo transporte, que desmoraliza e irrita e
impide la puntualidad y la disciplina en el trabajo. Cuarto, la escasez de
viviendas dignas. Todos estos problemas juntos colaboran para que la resignación
se una al cinismo para llevar a pensar sólo en vías individuales de “arreglo”
(desvío de fondos públicos, robos al por menor, jineterismo, mala calidad y baja
intensidad del trabajo, ausentismo, estafas al turista). En vez de construir
ciudadanos democráticos, ya no digamos socialistas, fomentando la solidaridad,
la crítica, la asunción de responsabilidades, la honestidad, la creatividad, el
paternalismo burocrático estatal ha funcionado en la dirección opuesta, ahogando
la participación consciente de los trabajadores (que en Cuba son la inmensa
mayoría), pese a que la proclama todos los días, rayando en la hipocresía.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Y cuáles son las tendencias que buscan dar una respuesta
a estas –y otras– exigencias? Son básicamente cuatro: 1) la de Miami, por
supuesto, y la de los “socialdemócratas” y “realistas” que creen que no se puede
salir del marco del capitalismo y dejan todo en manos de “los mercados”; 2) la
del “modelo chino” (libre capitalismo, pero con el control absoluto del aparato
estatal por un Partido Comunista altamente centralizado y totalitario); 3) la de
la reforma burocrática de la burocracia, con un llamado a la movilización y
participación de los jóvenes pero manteniendo la centralización del partido y la
identificación entre el partido y el Estado, y 4) la que desde varias revistas e
institutos reúne a quienes quieren eliminar los restos del estalinismo para
construir relaciones socialistas. En el próximo artículo resumiré sus
propuestas.</DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><BR><STRONG>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=3>Cuba</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=3></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=3>Un debate insoslayable</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3>Guillermo Almeyra</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3></FONT> </DIV>
<DIV align=justify>La Jornada, México, 30-9-2007</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Segunda y última parte</DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV></DIV>
<DIV align=justify>La derecha (y algunos de la ultraizquierda que piensan como
ésta) tienen una respuesta fácil: “normalizar” a Cuba, alinearla con las reglas
del mercado mundial abandonando “las veleidades revolucionarias”. Son
“realistas”: proponen importar trabajadores agrícolas haitianos mal pagados para
producir más arroz, producir etanol como ordena Bush a los países de
Centroamérica y del Caribe, abandonar la ayuda internacional en médicos y en
maestros (que, sin embargo, aporta divisas o se cambia por petróleo), no
invertir en hoteles (cuyos ingresos permiten comprar alimentos) sino sólo en
casas populares. Escuchar a la gente, que ella decida cuáles deben ser las
prioridades y los consumos, la autogestión, la autorganización de los
trabajadores son cosas que están fuera del horizonte mental de estos “realistas”
para los cuales el internacionalismo, la solidaridad, la independencia nacional
son meros sueños.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los “chinos” del aparato estatal olvidan por su parte las
diferencias históricas y culturales que existen entre Cuba –que ya antes de la
revolución era uno de los países más complejos, cultos y desarrollados de
América Latina– y el Imperio del Medio, y olvidan también el enorme ahorro
interno chino, la gigantesca disponibilidad de mano de obra barata que permite
la cooperación simple, la abundancia de capitales provenientes de la diáspora
china. En realidad, su propuesta se reduce a abrir nuevos espacios al mercado
capitalista, pero fortaleciendo el monopolio del Estado y de la vida política
por un Partido Comunista cubano altamente burocratizado y
centralizado.<BR>Aunque es evidente que en la fase del capitalismo de Estado
actual (que no de socialismo) el papel del aparato estatal es fundamental, en el
terreno de la planificación de las inversiones y del aseguramiento de la
educación, la sanidad y la defensa, no es menos obvia la necesidad de
democratizar y descentralizar la vida política para recurrir a las energías y
capacidades creativas de la juventud (que está fuera de la burocracia y el apoyo
de una parte importante de la cual debe ser ahora ganado) y de los trabajadores
del campo y de la ciudad. Por otra parte, la acumulación de capital para el
desarrollo industrial y urbano no puede hacerse a costa de los escasos y pobres
trabajadores rurales sin crear una aún más grave carencia de alimentos. Por lo
tanto, es vital asegurar el pleno empleo y el aumento de la productividad en el
campo –hasta ahora políticamente confiable–, evitar el envejecimiento de su
población, crear fuentes de trabajo productivo rural-urbano que absorban parte
de las juventudes urbanas mal empleadas y eviten su lumpenización. La
experiencia de los cinturones agrícolas en torno a La Habana y la agricultura
urbana sólo podrían funcionar eficazmente en el contexto de una política general
tipo NEP leninista, dando margen al mercado y al lucro campesino pero también
compensando los costos con subvenciones y medidas de apoyo a los sectores más
débiles mediante una política de precios para los productos esenciales y, sobre
todo, reforzando el cooperativismo y la solidaridad. También se podría atraer
jóvenes productores hacia el campo privilegiando la construcción de viviendas y
de pequeñas empresas rurales, que venderían al Estado. Cuba tenía además una
importante flota pesquera que podría ser reanimada, por ejemplo, mediante
acuerdos de coinversión con algunos países del Mercosur, pagándoles en tonelaje
de pesca dichas inversiones y los costos en combustible y aparejos, de modo de
dar trabajo bien pagado y de obtener divisas, aumentando la presencia cubana en
el continente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por último, los intentos de contener y reformar la
burocracia mediante métodos administrativos pueden obtener un efecto inmediato
pero serán efímeros si se basan sólo en el voluntarismo y la conciencia de un
sector de los jóvenes politizados (la mayoría de los demás no participarán). La
cuestión central es que la burocracia se desarrolla con la escasez, pues asegura
privilegios en la distribución del abastecimiento alimentario, en la vivienda,
en el transporte y todo eso es poder. Sólo es posible combatirla diferenciando
el partido del Estado, controlando a éste con aquél, controlando al partido con
la autoorganización de consejos de los trabajadores, con plenos derechos de
discusión y de decisión, dando plena libertad a la discusión y la crítica,
fomentando el debate sobre los problemas y las soluciones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ni las perestroikas ni otro tipo de luchas burocráticas
contra la burocracia (que es funcional y que se apoya en el monopolio de la
política por el PCC) podrán ser efectivas si no hay un control antiburocrático
por parte de los mismos productores, mediante consejos y sindicatos
independientes del partido y del Estado (aunque sus miembros puedan apoyar a
ambos o incluso ser sus mejores integrantes). El debate, por otra parte, debe
ser libre, sin límites, para producir un choque de credibilidad porque una de
las causas de la disconformidad creciente es el secreto innecesario y el
lenguaje esópico de los medios de información y no hay confianza popular en un
cambio inmediato en este terreno. En ese sentido no sólo es lamentable sino que
también es pernicioso el intercambio de insultos y calificativos entre
“ortodoxos” y “perversos”. Un humorista brasileño, el Barão de Itararé, tenía
como lema de su periódico la célebre frase de Voltaire “defenderé hasta la
muerte tu derecho a disentir de lo que yo digo”, pero modificada del siguiente
modo: “defenderé hasta la muerte tu derecho a ser un imbécil”. Pues sí, incluso
ese derecho debe ser defendido porque la democracia no debe concederse sólo a
los que piensan como uno sino a todos los que piensan diferente. Con la única
excepción de los conspiradores imperialistas.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=4>Correspondencia de
Prensa - boletín informativo - red solidaria<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080 size=4>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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</DIV></FONT></BODY></HTML>