<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2900.2523" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 1º de octubre 2007<BR>Redacción y suscripciones:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Imperialismo</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Greenspan y el mito del auténtico
creyente</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Naomi Klein
*</FONT> </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>The Nation<BR>Traducción para La Jornada, México, de
Tania Molina Ramírez</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>El alto estudiante de posgrado, de visita en Estados
Unidos procedente de Suecia, no quedaba satisfecho con cualquier ocurrencia.
Quería respuestas. “No puede ser que sólo los motive la avaricia y el poder.
Algo mayor debe motivarlos. ¿Qué?”</DIV>
<DIV align=justify><BR>No menosprecies al poder y la avaricia, intento sugerir,
han construido imperios. Pero él quería más.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“¿Qué tal la creencia de que están construyendo un mejor
mundo?”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde que comenzó la gira promocional de mi libro The
Shock Doctrine, he tenido algunos intercambios como éste, que giran en torno a
la misma pregunta básica: cuando los dirigentes políticos de la derecha
recalcitrante y sus consejeros aplican una brutal terapia de shock económica,
¿honestamente creen que el efecto del goteo creará sociedades equitativas o
deliberadamente crean las condiciones para otra frenética comilona empresarial?
En otras palabras, en las pasadas tres décadas, ¿el mundo se ha transformado a
causa de una noble ideología o por una vil avaricia?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para tener una respuesta definitiva necesitaríamos leer
las mentes de hombres como Dick Cheney y Paul Bremen, así que prefiero eludirlo.
La ideología en cuestión sostiene que el interés personal es el motor que lleva
a la sociedad a sus máximas alturas. ¿Acaso no es compatible con esta filosofía
ir tras el interés propio (y aquel de los donantes en las campañas)? Esa es la
belleza: no tienen que elegir. Desafortunadamente esto pocas veces satisface a
los estudiantes de posgrado, en busca de un significado más profundo.
Afortunadamente, ahora tengo una salida de emergencia: citar a Alan
Greenspan.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Su autobiografía La edad de la turbulencia fue
publicitada como misterio resuelto: el hombre que se mordió la lengua durante 18
años mientras encabezó la Reserva Federal, finalmente le iba a decir al mundo lo
que realmente creía. Y Greenspan cumplió, usó su libro y la publicidad que lo
rodea como una plataforma para su ideología de “republicano libertario”, regañó
a George W. Bush por abandonar la cruzada por un gobierno pequeño y reveló que
se volvió un creador de políticas porque pensó que podría promover su ideología
radical más eficazmente “desde dentro, que como un panfletista crítico” desde la
marginalidad. Sin embargo, lo más interesante acerca de la historia de Greenspan
es lo que revela acerca del ambicioso papel de las ideas en la cruzada del libre
mercado. Debido a que Greenspan probablemente sea el más poderoso ideólogo del
libre mercado vivo en el mundo, es significativo que su compromiso con la
ideología parece ser bastante débil y superficial: semeja menos una entusiasta
creencia y más una conveniente historia de portada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mucho del debate alrededor del legado de Greenspan ha
girado en torno al tema de la hipocresía de un hombre pregonando laissez faire
pero que en repetidas ocasiones intervino en el mercado para salvar a los
jugadores más ricos. La economía que legó Greenspan difícilmente concuerda con
la definición de un mercado libertario, pero se parece mucho a otro fenómeno
descrito en su libro: “Cuando los líderes gubernamentales rutinariamente buscan
a individuos o negocios del sector privado, y, a cambio de apoyo político, les
otorgan favores, se dice que la sociedad está sujeta al ‘capitalismo de
compadrazgo’”. Se refería a Indonesia bajo Suharto, pero me acordé de Irak bajo
Halliburton. Actualmente, Greenspan previene al mundo que el capitalismo está
ante un peligroso e inminente contragolpe. Aparentemente, esto no tiene nada que
ver con las políticas de negligente desregulación que fueron su marca. Ni tiene
nada que ver con los salarios estancados debido al libre comercio y los
debilitados sindicatos, ni con las pensiones perdidas a Enron o el estallido de
la burbuja de las empresas puntocom, o los hogares confiscados durante la crisis
de las hipotecas de riesgo. Según Greenspan, la rampante desigualdad es
ocasionada por las preparatorias chafas (que no tiene nada que ver con la guerra
que libra su ideología contra el sector público). Recientemente debatí con
Greenspan en Democracy now! y me quedé atónita de que este hombre que predica la
doctrina de la responsabilidad personal se rehúsa a asumir alguna.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo, las contradicciones ideológicas sólo son
revelantes si Greenspan de verdad es creyente fiel. No estoy convencida.
Greenspan escribe que cuando era estudiante no le interesaban las grandes ideas.
A diferencia de sus compañeros, que estaban sumergidos en el keynesianismo y su
promesa de crear un mundo mejor, Greenspan simplemente era bueno para las
matemáticas. Comenzó haciendo investigación para empresas trasnacionales; ganaba
bien, pero Greenspan no aspiraba a ofrecer una contribución social más
elevada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Luego descubrió a Ayn Rand. “Lo que ella hizo… fue
hacerme pensar por qué el capitalismo no sólo es eficiente y práctico, sino
también moral”, dijo en 1974.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las ideas de Rand acerca de la “utopía de la avaricia”
permitió que Greenspan siguiera haciendo lo que estaba haciendo pero le infundió
a su servicio empresarial un poderoso y nuevo sentido de misión: hacer dinero no
sólo lo beneficiaba a él, beneficiaba a la sociedad en general. Claro, la otra
cara de la moneda es la cruel indiferencia hacia aquellos que se quedan atrás.
“No desviarse de los propósitos y la racionalidad llevan a la alegría y la
satisfacción”, escribió Greenspan como ferviente converso nuevo. “Los parásitos
que persistentemente evitan tener un propósito y la racionalidad mueren como
deberían”. ¿Esta mentalidad fue la que lo ayudó tanto mientras apoyó la terapia
de shock en Rusia (72 millones de personas empobrecidas) y en Asia Oriental tras
la crisis económica de 1997 (24 millones orilladas al desempleo)?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Rand ha jugado este papel de facilitador de avaricia para
incontables disciplinas. Según The New York Times, su novela, Atlas Shrugged,
que termina con el héroe trazando un símbolo de dólar en el aire, como una
bendición, es “uno de los libros de negocios más influyentes”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Debido a Rand simplemente espesó a Adam Smith, su
influencia sobre hombres como Greenspan sugiere una interesante posibilidad.
Quizá la verdadero propósito de toda la literatura de la teoría del goteo es
liberar a los empresarios para que busquen su más estrecha ventaja mientras
afirman tener motivaciones altruistas globales: se trata no tanto de una
filosofía económica como de una elaborada razón de ser que se aplica
retroactivamente.</DIV>
<DIV align=justify>Greenspan nos enseña que, después de todo, el goteo no es una
ideología. Es más como el amigo al que llamamos después de un bochornoso exceso
para que nos diga “no te aflijas: lo vales”.</DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>* La autora escribió No Logo y su más reciente libro es The
shock doctrine: the rise of disaster capitalism. Naomi Klein: <A
href="http://www.naomiklein.org/main"><STRONG>http://www.naomiklein.org/main</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=4>Correspondencia de
Prensa - boletín informativo - red solidaria<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080 size=4>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify></FONT> </DIV></BODY></HTML>