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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año V - 28 de octubre 2007<BR>Redacción y suscripciones:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Estados Unidos</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>El incendio
perfecto<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Mike Davis *</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Revista Sin Permiso</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.sinpermiso.info"><STRONG>www.sinpermiso.info</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Amaranta Süss </STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><BR>Domingo por la mañana en San Diego. El sol es una
escalofriante esfera anaranjada, como el ojo de una calabaza de Halloween. El
fuego en el flanco del monte Otay, extendido a horcajadas a lo largo de la
frontera con México, genera una gigantesca nube albigris en forma de hongo. Una
vista tirando a sublime, como la del Vesubio en erupción. Entretanto, un cielo
hosco y fosco escupe ceniza procedente de los abrasados bosques nacionales y de
las casas de ensueño.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Puede ser el fuego del siglo en la California meridional.
A la hora del almuerzo, ocho fuegos distintos estaban ardiendo el domingo pasado
fuera de control, y los dos mayores convergían para formar un frente único de
cuarenta millas de amplitud. Los recursos de emergencia de la megalópolis
estaban ya más que rebasados, y los refuerzos de la Guardia Nacional se hallaban
a 10.000 millas de distancia, en Irak. El pánico se comunicaba silenciosamente a
los reportajes televisivos, que registraban caóticas escenas del incendio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se ha informado ya de catorce muertes en los condados de
San Bernardino y de San Diego, y cerca de 1.000 hogares han sido destruidos. Más
de 100.000 moradores de la región conurbana han sido evacuados, el triple que en
el gran incendio de Arizona de 2002 o que en el holocausto de Canberra del
pasado enero. Decenas de miles, por otra parte, han cargado ya sus automóviles
con animales domésticos y recuerdos familiares. Todos estamos aguardando la hora
de la huída. No hay freno, y el pronóstico metereológico habla de un tiempo
favorecedor del incendio que durará hasta el martes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se calla por sabido que es el momento oportuno del año
para el fin del mundo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Justo antes de Halloween [la celebración norteamericana
del Día de Difuntos], el diferencial de presión entre la llanura de Colorado y
la California meridional empieza a generar los infames vientos de Santa Ana. Una
chispa en su recorrido, monta tanto como una antorcha incendiaria.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hace exactamente una década, entre el 26 de octubre y el
7 de noviembre, tormentas de fuego aventadas por Santa Ana destruyeron más de
mil hogares en Pasadera, Malibú y Laguna Beach. En el pasado siglo, cerca de la
mitad de los fuegos en la California meridional ocurrieron en octubre. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ese tiempo climatológico, la ecología y una urbanización
estúpida han conspirado para crear los ingredientes de una de las tormentas de
fuego más perfectas de la historia. Los expertos la veían venir desde hace
meses.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por lo pronto, hay una extraordinaria oferta de
combustible de todo punto en sazón, yesca perfectamente seca. El año
metereológico 2001-02 fue el más seco en la historia de la California
meridional. Aquí, en San Diego, apenas si tuvimos tres pulgadas de lluvia. (El
promedio gira en torno a las 11.) Luego, el pasado invierno, llovió lo justo
para que proliferara una densa maleza de sotobosque, excelente mecha que ha
disfrutado de meses para secarse.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ello es que, en los montes locales, una sequía épica que
podría ser expresión del calentamiento global abrió la espita a una infesta de
escarabajos negros que ha matado ya, o está matando, el 90% de los pinares de la
California meridional. El mes pasado, los científicos explicaron en tonos graves
a los miembros del Congreso, en el curso de una audiencia especial habida en el
Lago de Arrowhead, que "es demasiado tarde para salvar la reserva nacional del
bosque de San Bernardino". Arrowhead y otros famosos parajes montañosos,
predijeron, "pronto se parecerán a cualquier barrio residencial desarbolado de
Los Ángeles".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esos bosques muertos significan una desgracia casi
apocalíptica para los más de 100.000 residentes en los montes y en las laderas,
muchos de los cuales dependen de una única y angosta vía para escapar del fuego.
A comienzos de este año, los funcionarios del condado de San Bernardino,
desconfiando de sus capacidades para proceder a la evacuación de todos los
caseríos por carretera, propusieron un excéntrico plan de último recurso para
amontonar a los residentes en botes varados en medio de los lagos Arrowhead y
Big Bear.</DIV>
<DIV align=justify><BR>San Bernardino es ahora un infierno, acodado en las
decenas de miles de hectáreas de laderas cubiertas de chaparral de los condados
vecinos. Como siempre en la estación de los incendios que es Halloween, cunde la
histeria sobre el carácter provocado de los incendios. Manos invisibles pueden
haber disparado intencionadamente muchas de las tormentas de fuego. En realidad,
en el actual régimen climático de los vientos de Santa Ana, un chiflado subido a
una motocicleta y armado con un modesto encendedor podría incendiar medio
mundo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es éste un fantasma del que, inermes, no pueden
protegernos los grandes inquisidores ni las guerras contra el terrorismo. Por lo
demás, muchos analistas y expertos en fuegos desprecian en sus ecuaciones la
"ignición" –natural, accidental o deliberada— como un factor relativamente
trivial. Estudian el fuego desatado como un resultado inevitable de la
acumulación de masa combustible. Dado el combustible, "se da el incendio".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ni que decir tiene que la mejor medida preventiva es el
regreso a la inveterada práctica indígena californiana de organizar hogueras
regulares y a pequeña escala en las que se consuman viejos arbustos y chaparral.
Eso es ahora política de libro de texto, pero la urbanización con fines
residenciales de territorio ígneo hace casi imposible ponerla por obra en alguna
medida adecuada. A los propietarios de las casas les disgusta la polución
temporal de las "hogueras controladas", y los funcionarios locales temen las
consecuencias jurídicas de posibles fuegos que se les vayan de las manos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Resultado: ciclópeas plantaciones de arbusto viejo,
altamente inflamable, se acumulan en las periferias y en los intersticios de
nuevos barrios residenciales desparramados por doquier. Desde los devastadores
incendios de 1993, decenas de miles de nuevos hogares se han abierto paso, hasta
llegar a cubrir los más remotos huecos de los cinturones ígneos, costeros e
interiores, de la California meridional. Además, cada nuevo propietario espera
niveles heroicos de protección de un condado sin recursos públicos ni servicios
estatales de bomberos suficientes. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El fuego, pues, resulta políticamente irónico.
Precisamente ahora, cuando veo en llamas el barrio residencial nuevo más rico de
San Diego, Scripps Ranch, me acuerdo de que los financiadores de[l gobernador de
California] Schwarzenegger se reunieron allí hace unas cuantas semanas. Fue ese
encuentro epicentro de airadas y codiciosas voces elevadas al cielo en contra de
la opresión de un sector público fuera de control y a favor de su retroceso.
Ahora, los millonarios sostenedores de Arnold [Schwarzenegger] claman a voz en
grito a favor de más servicios de bomberos, y la intervención público-estatal a
gran escala es la única cosa interpuesta entre sus mansiones de 3 millones de
dólares y un montón de cenizas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los fuegos de Halloween, claro está, hacen arder por
igual chabolas y mansiones, pero los Republicanos tienden de manera desapoderada
a concentrarse en las alturas y en las ecologías equivocadas. En realidad,
asombra percatarse de hasta qué punto el actual mapa de los incendios (Rancho
Cucamonga, norte de Fontana, La Verne, el Valle de Simi, Vista, Ramona, los
Cerros Eucalyptus, Scripps Ranch, etc.) refleja las pautas geográficas del
grueso del apoyo electoral a favor del retroceso del gasto público. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los incendios ilustran cruelmente el dilema esencial del
nuevo gobernador: cómo atender simultáneamente a las exigencias de clase media
de reducción del gasto y más servicios públicos. Los barrios residenciales
cerrados para población blanca insisten en niveles imposibles de protección
contra incendios, pero se niegan a pagar mayores primas de seguro (el seguro
contra incendios en California está subsidiado en común por todos los
propietarios inmobiliarios) o mayores impuestos a la propiedad. Hasta un
superhéroe de Hollywood tendrá dificultades para cuadrar ese círculo.</DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>* Nota de Correspondencia de Prensa:</STRONG> Mike
Davis, nacido en Fontana (sur de California) en 1946. Urbanista marxista,
profesor de la Teoría Urbana en el Southern California Institute of
Architecture. Autor de numerosas obras, de las cuales se han traducido al
castellano: su libro sobre la amenaza de la gripe aviar (El monstruo llama a
nuestra puerta, trad. María Julia Bertomeu, Ediciones El Viejo Topo, Barcelona,
2006) y su libro sobre las Ciudades muertas (trad. Dina Khorasane, Marta Malo de
Molina, Tatiana de la O y Mónica Cifuentes Zaro, Editorial Traficantes de
sueños, Madrid, 2007). Es colaborador de la revista Sin Permiso. </DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=4>Correspondencia de
Prensa - boletín informativo - red solidaria<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080 size=4>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>