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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT size=5><U>boletín informativo - red
solidaria</U></FONT><BR><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año V - 5 de noviembre 2007<BR>Redacción y suscripciones:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Socialismo</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial>El Che y el gran debate sobre la
economía en Cuba <BR><BR></FONT><FONT face=Arial>Fernando Martínez Heredia
*</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>La Haine</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.lahaine.org/"><STRONG>http://www.lahaine.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>La mayor parte de lo que se consumía en Cuba con el
nombre de "marxismo leninismo", y la "Economía Política del Socialismo", eran
pesos muertos, más que instrumentos o tan siquiera una ayuda para pensar la
revolución .</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Prólogo a El Gran Debate del Che</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La publicación de este libro es un acontecimiento en la
guerra cultural que se está librando en la actualidad entre dos sociedades y dos
concepciones de la vida y del mundo: las del capitalismo imperialista y las de
los que se le enfrentan, o al menos se niegan a ser absorbidos o aplastados por
él. El gran debate nos devuelve una polémica que tuvo una importancia
extraordinaria en la historia de nuestras ideas, y nos sitúa, al menos
parcialmente, en el ambiente histórico de la creación de una sociedad diferente
–y no sólo opuesta— al capitalismo, ese sentido básico de los años 60 que a mi
juicio permitió que la revolución cubana continuara y se afirmara, y que
mediante un proceso maravilloso y angustioso las personas la hicieran suya de
manera permanente, hasta hoy. Este hecho que nos reúne es pues una victoria en
el rescate de la memoria histórica del pueblo cubano, esa fuerza que tienen las
naciones para enfrentar su presente y para proyectar su futuro. Pero no es sólo
esa la ganancia que obtenemos con él.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Requerido fraternalmente por Aleida March y María del
Carmen Ariet para hablar aquí hoy a ustedes, que están librando batallas porque
la economía de Cuba sea viable, y sea efectivamente un baluarte del empeño por
el socialismo y por la soberanía nacional, me preguntaba qué sería mejor
escoger, ante la escasez de tiempo. Me decidí por hacer unos comentarios más
generales sobre lo que a mi juicio significó aquel debate, porque él tiene una
gran trascendencia para el proceso en que continuamos, casi 40 años después y en
circunstancias parcialmente nuevas.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Lo que estaba detrás del debate</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Es cierto que ellos discutieron sobre organización
económica –centralización o descentralización--, los niveles de decisión, las
políticas de retribución al trabajo, el papel de la banca, el crédito, costos de
producción, precios, relaciones entre las empresas estatales. Pero esa
identificación del debate sería completamente insuficiente. Ante todo, en los
primeros años 60 se jugaban al mismo tiempo –en la apuesta tremenda de toda
revolución-- la existencia y el alcance del nuevo poder, la capacidad de hacer
cambios trascendentales y de reproducir la vida social, la defensa frente a sus
enemigos, la creación de nuevas relaciones e instituciones y la formulación de
un proyecto que estuviese a la altura de los ideales y los sacrificios. </DIV>
<DIV align=justify><BR>A ese contexto más general se sumaba la alianza con la
URSS, que pronto tuvo un peso enorme. El triunfo y la liberación cubanos se
habían burlado totalmente de la geopolítica, pero esta iniciaba ahora una
venganza que duró 30 años. Cuba tuvo que enfrentar la agresión sistemática de la
potencia mayor de la historia, el imperialismo norteamericano, y evitar en lo
posible el peso de los aspectos negativos de su relación con la URSS. Esto
último era muy importante en el campo que nos ocupa, que es el de la transición
socialista, porque existían evidentes tensiones y contradicciones entre el ideal
comunista, los procesos de socialización, el poder revolucionario y los ideales
internacionalistas de la revolución cubana socialista de liberación nacional,
por una parte, y el sistema soviético y su ideología teorizada, que sin embargo
eran la fuerza mayor que en el mundo actuaba y hablaba en nombre del socialismo
y el marxismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que estaba detrás de aquel debate, en el terreno de
las ideas, era el problema, la urgencia y la necesidad de desarrollar un
pensamiento de la Revolución cubana. El Che tuvo un papel fundamental en esa
elaboración en aquellos años, siempre unido a Fidel, como en toda su actividad,
aquí y en los frentes internacionalistas en que peleó después como comandante
cubano. Pero la mayor parte de lo que se consumía en Cuba con el nombre de
marxismo leninismo, y la Economía Política del Socialismo, eran pesos muertos,
más que instrumentos, o tan siquiera una ayuda para pensar la revolución, y por
tanto para llevarla hacia adelante. Pesos muertos en la espalda, la garganta y
la mente de los revolucionarios, porque parecían insoslayables, y porque su nexo
aparente con el socialismo le daba lustre nuevo a los viejos argumentos de la
dominación: que existe una naturaleza humana inmutable y toda acción está
limitada por ella; que el egoísmo es el motor fundamental de cada individuo; que
las leyes de la economía son independientes de la voluntad humana; y así
otros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo verdaderamente grave es que esa ideología y ese cuerpo
teóricos eran propuestos, y aceptados, como los que correspondían a una
revolución socialista. El dogmatismo no era un defecto corregible, porque a la
dominación en nombre del socialismo le eran necesarias ideas fijas e
imposiciones a las mentes. Si sólo se asomaba uno a la historia de la teoría y
la elaboración de sus conceptos podía advertir enseguida que en las décadas
recientes ellos habían sido desnaturalizados, como una consecuencia más de la
deformación monstruosa de la realidad respecto a la revolución bolchevique y al
proyecto comunista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La causa inmediata del debate fueron las diferencias de
criterios en el seno de la revolución acerca de la conducción de la economía.
Eso ofrece una primera dimensión al análisis que hacemos hoy, pero enseguida nos
conduce a otras cuestiones: ¿Cómo entendían lo que se hacía y lo que era
necesario hacer los diferentes integrantes del régimen revolucionario? Y a otras
preguntas, entre ellas una que es central: ¿cómo se relacionaban el poder y el
proyecto en el seno de la revolución? Todos los cubanos participantes en el
debate eran a la vez participantes con responsabilidades en las tareas de la
revolución. Todos aspiraban al desarrollo económico de Cuba en el marco de su
revolución. No era entonces un enfrentamiento entre adversarios, sino un debate
entre compañeros. Pero el debate entre los revolucionarios era --y es siempre--
un ejercicio indispensable para la vida del socialismo, porque la nueva sociedad
hay que crearla, exige invenciones, intuiciones, y una combinación rara de rigor
y audacia, de principios y herejía, de fidelidad y ejercicio del criterio
propio. Discutieron entonces en las revistas habaneras acerca de problemas muy
importantes, expresando sus divergencias, y eso no debilitó para nada al régimen
socialista: todo lo contrario. Esa es una lección histórica, y el Che tuvo una
participación ejemplar en ella.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La controversia no se limitó a la conveniencia de la
autogestión o el Sistema Presupuestario de Financiamiento, a las relaciones
entre estímulos materiales y morales, a temas de la práctica económica como el
papel de la banca, los costos de producción, las relaciones entre empresas
estatales, y otros. El debate abarcó el carácter y los papeles de la ley del
valor y del plan en el período de transición socialista, el problema de una
correspondencia obligada entre el "nivel" asignado a las fuerzas productivas
económicas y las relaciones de producción existentes o a establecer, y el
alcance del trabajo con la conciencia en la construcción socialista. Por primera
vez en América, involucró a conceptos fundamentales del marxismo, de la Economía
Política, de los sistemas de dirección económica socialista posibles, puestos en
relación con ideas más generales de política económica, en un debate entre
dirigentes de un país socialista y de organismos centrales de su economía, en el
que terciaron economistas teóricos conocidos de Europa Occidental.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En l962 había comenzado en la URSS un debate a partir del
artículo de E. Liberman "Plan, beneficio, primas", alrededor del criterio de
rentabilidad, el alcance del plan central y la estimulación a las empresas a
buscar más eficiencia mediante más autonomía, el interés material y una política
de incentivos a los trabajadores. Aquel debate fue un paso hacia la reforma
económica soviética en l965, y reformas análogas, aunque con sus
especificidades, que sucedieron en otros países de Europa oriental. Como es
natural, esas ideas iban llegando a nuestro país.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La discusión cubana tenía sus propios puntos de
partida</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero la discusión cubana tenía sus propios puntos de
partida. Y fue un extraordinario adelanto de las ideas marxistas, una
consecuencia de la victoria de la revolución y el socialismo en Cuba, premisa
necesaria que no hubiera sido, sin embargo, suficiente, de haber faltado la
extraordinaria conjunción de factores favorables que se dieron aquí. Una cultura
política que desde hacía siglo y medio relacionaba el mantenimiento o cambio de
los regímenes con las estructuras económicas de producción y las relaciones
sociales a defender o atacar, y formulaba argumentaciones sólidas en uno u otro
sentido. Una historia de un siglo de luchas revolucionarias de extraordinaria
riqueza política e ideológica, que construyó una nación y dio carta de
ciudadanía al patriotismo popular unido al radicalismo político, relacionó el
antimperialismo con las ideas y la lucha por la liberación nacional, y a estas
con las representaciones de lucha por la justicia social y de la clase
trabajadora. Un arraigo del marxismo y las ideas socialistas desde la Revolución
del 30. El tipo de revolución iniciado en el Moncada, que supo reunir toda la
fuerza popular acumulada y descargarla contra los enemigos más visibles y los
enemigos fundamentales más solapados de la nación y del pueblo, en una sucesión
ininterrumpida de luchas, transformaciones y victorias. Y la personalidad
revolucionaria de Fidel Castro, conductor de la revolución armada popular,
gestor máximo de la unidad revolucionaria, dirigente de todos los cambios
importantes, pensador socialista profundo y creador, una fuerza él mismo de gran
alcance.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y a la vez, las resultantes sumamente desventajosas de
una historia de colonialismo y neocolonialismo, y de muy estrechos nexos con su
metrópoli, convertida por la liberación en su enemigo mortal. Todos esos
factores exigían que el socialismo cubano desarrollara su pensamiento propio,
pensara con su cabeza su circunstancia y su proyecto, utilizara el marxismo como
instrumento de su acción revolucionaria, o no habría socialismo en Cuba. El
debate económico de l963-64 fue una formulación teórica de aquella exigencia. Lo
primero que resalta es la profundidad y el rigor alcanzados en el tratamiento de
sus asuntos, y el más destacado en esas cualidades, y en la creatividad y fuerza
de sus ideas y de sus exposiciones, fue el Che, guerrillero devenido dirigente y
ministro. En realidad lo que se ventilaba era la elección de una política
económica, a su vez inscrita en decisiones más generales acerca del camino del
socialismo en Cuba. La opinión de que lo necesario es realmente "perfeccionar"
el sistema llamado del cálculo (autogestión, prefiere llamarle el Che), no busca
solamente una modalidad de obtención de la eficiencia económica: es la creencia
en que en la transición socialista el progreso del sistema económico pasa por el
logro de que "la economía se construya a sí misma", esto es, de que las
relaciones económicas gocen de autonomía a un grado tal que garantice su
funcionamiento mediante sus regulaciones, su control, sus estimulaciones, sus
iniciativas y sus balances económicos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esa posición, y su contraria, discuten en realidad
cuestiones tales como: ¿hasta dónde pueden intervenir con su voluntad los
actores calificados en la construcción económica del socialismo? ¿cuál es el
papel real del Estado, del Partido y de la ideología en esa construcción
económica? ¿las "leyes económicas" deben dictar el rumbo a seguir, y los
resultados económicos dictarán las etapas del socialismo y la conducta a seguir
en cada una de ellas? Esas preguntas atañen a la naturaleza que tendrán las
palancas principales de la construcción socialista, y por tanto también a cómo
marchar, a qué velocidad marchar y, esto es decisivo, hacia dónde marchar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Llegamos entonces a la encrucijada: ¿Cuba debe cubrir
etapas "intermedias" que le faltarían antes de "construir el socialismo", o lo
que se exige es avanzar simultáneamente en un complejo y prolongado proceso
comunista de lucha por echar bases para la liquidación de toda forma de
dominación, desde el inicio de la construcción socialista? Y esto, ¿no es un
caso particular de una disyuntiva general, que con sus especificidades
nacionales debe regir para todo el socialismo en el mundo? Es válida la
generalización teórica, porque el marxismo desde su origen ha concebido el
comunismo como el resultado de la acción proletaria en un plano histórico
mundial. Y la práctica de aquellos años venía confirmando ese planteo, con la
internacionalización rápida y creciente de los procesos revolucionarios. No
había ocurrido como lo esperaba Marx, pero los países del llamado Tercer Mundo
el mundo del colonialismo y el neocolonialismo capitalista que se liberaban
realmente, veían en el socialismo su único camino, aunque desde puntos de
partida y realidades nacionales muy diferentes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el fondo del debate económico sin desconocer la gran
verdad de que ningún debate de esta naturaleza se explica totalmente si sólo se
investigan sus temas, y los argumentos utilizados-- aparecen concepciones
diferentes del desarrollo social y del carácter de la revolución. Y ellas están
relacionadas con el predominio, dentro de las posiciones marxistas, de una
concepción determinista o de una concepción basada en la praxis. Hechas, como es
obligado, todas las salvedades del caso: en su larga historia, el marxismo
aparece ligado siempre a luchas políticas y sociales, a organizaciones y a
poderes estatales, a articulaciones internacionales de aspiración mundial, a
complicadas implantaciones en cada cultura nacional y a discutibles
transculturaciones, entre otros factores, que condicionan la presencia de una
gran riqueza de matices en cada caso particular.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La concepción defendida por el Che</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El Che defiende una concepción marxista acerca de la
revolución que privilegia el papel de la acción consciente y organizada, y lo
hace con el rigor de quien ha meditado y estructurado sus aspectos y relaciones
internas fundamentales. En sus textos se hace claro el sentido de aquella
advertencia temprana, hecha a sus compañeros de Industrias: el Sistema
Presupuestario de Financiamiento es solamente parte de una concepción general
del desarrollo de la construcción del socialismo, es expresión de una política
económica inscrita en esa concepción general. Es por tanto, más que un sistema
organizado rigurosamente (y lo es), una parte en un conjunto de acciones
socialistas y comunistas para la transición socialista, incomprensible para un
análisis que se restrinja a aspectos técnicos, e inaplicable si no es como parte
de una totalidad conceptual y de acción determinada. Esa concepción es la que
fundamenta sus planteos claves, como el de que la vanguardia revolucionaria,
influida cada vez más por el marxismo, puede llegar a prever en su conciencia
los pasos a dar y así forzar la marcha de los acontecimientos históricos,
“dentro de lo que objetivamente es posible”. Afirmación que el Che expone con
rigor, en su núcleo y en sus determinaciones, durante la polémica, pero que ha
estado, expresa o implícita, en sus escritos e intervenciones de los años
precedentes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La posición filosófica que privilegia la praxis es la que
le permite trascender el falso dilema que clasifica en materialistas o
idealistas a quienes acepten o no el determinismo social de las llamadas fuerzas
productivas, fijo en sus normas y rector de una abstracta evolución de la
humanidad. Y es la que permite al Che recuperar la comprensión dialéctica, en
este caso de la revolución y de la época de transición del capitalismo al
comunismo, y entender como norma de todo el período histórico el carácter
dominante del polo subjetivo en la contradicción existente entre la reproducción
de la formación social y su transformación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es cierto que su concepción implica no reconocer el papel
rector de la economía en la revolución y la transición socialista, ni siquiera
como última instancia. Pero no es cierto que el Che contraponga "conciencia" a
"economía": juzgarlo así es no entenderlo, aunque es comprensible que se llegue
a esa dicotomía cuando se permanece dentro de una concepción determinista de lo
social.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Che muestra que es el poder la fuente del mando ejercido
sobre la economía, poder revolucionario que tiene que ser capaz de crecer una y
otra vez, y convertirse en poder de los trabajadores y el pueblo organizados. La
fuerza y el entusiasmo desatados, sistematizados por la vanguardia política y
por los instrumentos del nuevo Estado y la nueva sociedad, vueltos a desatar y
organizar a niveles superiores cada vez, son decisivos para lograr el propósito
que se tiene, que es nada menos que hacer que las fuerzas productivas y las
relaciones de producción dejen de ser medios para perpetuar la dominación, y al
mismo tiempo lograr la más profunda transformación de los individuos y del
conjunto de la vida y la sociedad que vienen del capitalismo. La conciencia que
guía la acción organizada y planeada debe ser fundamental, precisamente por los
objetivos a alcanzar, los medios que se movilizan permanentemente para
lograrlos, y los obstáculos reales que hay que combatir: las relaciones
mercantiles, el subdesarrollo, las deformaciones propias y el capitalismo
mundial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Educación, coerción social, normación, deber social,
combinaciones de estímulos, relativa falta de desarrollo de la conciencia
social, emulación, trabajo voluntario, son palabras que aparecen a lo largo de
todos los escritos económicos del Che, perfectamente relacionadas con
producción, planificación, trabajo, mercancía, costos de producción, valor,
precios, finanzas, sistema de dirección económica. En el trabajo, por ejemplo,
la conciencia debe poder medirse, y medirse técnicamente. Conciencia es también,
por su parte, la comprensión que los hombres van alcanzando de los hechos
económicos, y el grado en que los dominan. Por todo ello, puede llegarse a la
definición de planificación centralizada del Che, que suena tan extraña a los
oídos habituados al mecanicismo: "es el modo de ser de la sociedad socialista,
su categoría definitoria y el punto en que la conciencia del hombre alcanza, por
fin, a sintetizar y dirigir la economía hacia su meta, la plena liberación del
ser humano en el marco de la sociedad comunista".</DIV>
<DIV align=justify><BR>No se trata entonces de desprecio a la economía, sino de
que esta debe ser dirigida de manera consciente, porque su nueva meta carece de
continuidad alguna con sus metas anteriores, a pesar de que su materia proceda
de la economía mercantil generalizada y dirigida a la ganancia: se trata del
objetivo más ambicioso que se ha soñado jamás. Por ser tan importante la
economía es que el Che se ocupa de ella con tanto esfuerzo y tanta pasión, y la
estudia y protagoniza una polémica acerca de ella antes que sobre otros aspectos
de la transición socialista. Hay que impedir que se repita una y otra vez, y
arraigue entre nosotros, el error de pretender construir el socialismo tomando
prestadas las armas del capitalismo. Por tanto, hay que acudir también a la
profundización del análisis, a la teoría, y al debate de las ideas económicas y
sociales, como parte de la lucha socialista.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>"Huir del mecanicismo como de la
peste"</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El Che explica en el debate puntos débiles de la práctica
de sus posiciones, y recuerda más de una vez que faltan demostraciones
necesarias de muchas de sus ideas. Pero sostiene con argumentos y tenacidad
todos los aspectos importantes de su posición, muestra una gran confianza en la
capacidad de los seres humanos en revolución para análisis del conjunto de la
formación social y de sus condicionantes, al pensamiento económico con el
conjunto del pensamiento social, y a los hechos mover el mundo, y es
intransigente en cuanto a la necesidad de analizar, conectar la teoría con la
práctica en la situación concreta, y ser creativo: "la tarea de la construcción
del socialismo en Cuba debe encararse huyendo del mecanicismo como de la
peste".</DIV>
<DIV align=justify><BR>"La planificación socialista, su significado", en su
breve docena de páginas, es un pequeño clásico de economía marxista, por el
valor de su tesis central, por la brillantez con que ataca a la argumentación
contraria e integra los elementos de su discurso, por su claridad y hondura al
fijar los problemas centrales de la economía de la transición socialista, y por
la calidad y riqueza de su prosa sintética. Tan apegado al marxismo originario
como antidogmático y creador, Che ataca en ese artículo una deformación
fundamental contraída por el marxismo y mantenida durante décadas. Y relaciona
eficazmente la economía real con el y el pensamiento con su propia
historia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La economía de la transición socialista tiene un lugar
cardinal en la concepción del Che del socialismo y del comunismo, pero no un
lugar independiente. A ella le dedicó cientos de páginas y muchas
intervenciones, profusas meditaciones y propósitos de educación y de
divulgación. Al contrario de los que piensan que sustituyó el realismo de la
economía por el idealismo de la conciencia, Che comprendió la máxima importancia
de los hechos económicos en las sociedades y la urgencia ineludible de lograr un
desarrollo económico de tipo radicalmente nuevo, socialista. Lo comprendió
tanto, y vio tan bien lo que el socialismo se juega en ello, que pensó,
argumentó, defendió y practicó la tesis de que, para avanzar al socialismo y al
comunismo, la economía debe ser gobernada conscientemente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Termino con una pregunta del Che: “¿por qué pensar que lo
que ‘es’ en el período de transición, necesariamente ‘debe ser’?”, y con una
invitación suya: “no desconfiar demasiado de nuestras fuerzas y capacidades”.
Ambas pertenecen a aquella polémica, pero siguen vigentes. Buscando en 1988 un
epígrafe apropiado para colocar al inicio de un libro en que traté de exponer la
concepción y la batalla intelectual del Che, encontré esta frase de José Martí
que me sigue pareciendo ideal para retratarlo: “El único hombre práctico, cuyo
sueño de hoy será la ley de mañana.”</DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>* El autor es Investigador Titular del Centro de
Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana "Juan Marinello". Presidente de
la Cátedra de Estudios "Antonio Gramsci", de esa institución. </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=4>Correspondencia de
Prensa - boletín informativo - red solidaria<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080 size=4>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><BR> </FONT></DIV></BODY></HTML>