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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000
size=5><EM><U>correspondencia de prensa - boletín
solidario</U></EM></FONT> <BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda
Radical</FONT><BR><FONT color=#800000>Edición internacional del Colectivo
Militante<BR><U>27 de enero 2008</U><BR>Redacción y suscripciones:</FONT>
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Socialismo</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>A 89 años del asesinato de Rosa
Luxemburgo y Karl Liebknecht</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>La Verdad Obrera Nº
265</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Buenos Aires,
24-1-2008 </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.pts.org.ar/"><STRONG>http://www.pts.org.ar/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV><FONT face=Arial
size=2>
<DIV align=justify><BR>El pasado 13 de enero, una multitud de más de 70.000
personas cubrió de claveles rojos la tumba de Rosa Luxemburgo en el cementerio
de Berlín al cumplirse el 89 aniversario de su cobarde asesinato a manos de los
cuerpos especiales del ejército bajo órdenes del gobierno de la socialdemocracia
alemana, tras la derrota del llamado “levantamiento espartaquista”, el último
episodio de la revolución alemana de 1918.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El clima de agitación y descontento causado por los
padecimientos de la Primera Guerra Mundial había llevado al establecimiento de
un gobierno “parlamentario” en reemplazo del Kaiser Guillermo II, encabezado por
su primo, el príncipe Max von Baden y con participación del Partido
Socialdemócrata Alemán (SPD). Pero las reformas llegaban muy tarde y los
desastres militares llevaron a los soldados y obreros a la insurrección.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 29 de octubre de 1918, los marineros de Kiel se
negaron a obedecer las órdenes de sus superiores de enfrentar a la armada
británica. A comienzos de noviembre se habían extendido los concejos de obreros
y soldados a las principales ciudades de Alemania. Sin embargo, a diferencia de
la revolución rusa de octubre de 1917 estos concejos bajo la dirección
mayoritaria de la socialdemocracia y del Partido Socialdemócrata Independiente
(USPD), no destruyeron el Estado burgués ni expropiaron a los capitalistas. El
gobierno socialdemócrata decidió aplastar la revolución en curso y abrir el
camino a la normalización burguesa por la vía de las elecciones. Para esto montó
una provocación a comienzos de enero de 1919 a la que los obreros de Berlín
respondieron con una semana de enfrentamientos, apoyados sólo por el
recientemente fundado Partido Comunista Alemán (KPD) y aislados del resto del
país. Para el 13 de enero los cuerpos especiales del ejército -Freikorps- ya
habían derrotado el levantamiento de Berlín y lanzaron una persecución brutal
contra los dirigentes del KPD y activistas obreros encarcelando y asesinando a
miles.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 15 de enero Rosa fue detenida en el Hotel Eden de
Berlín y asesinada. Su cadáver fue arrojado a un canal. Poco antes las tropas de
asalto habían matado a Karl Liebknecht. El entonces canciller (primer ministro)
socialdemócrata Ebert se transformaría un mes después en el primer presidente de
la República de Weimar, fundada sobre la sangrienta derrota de la revolución de
1918-19.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Reproducimos a continuación el último artículo de Rosa
Luxemburgo, escrito el día anterior a su muerte, en el que reflexiona sobre el
significado histórico de la derrota del levantamiento de Berlín y su relación
con la revolución socialista internacional.
<HR>
<BR><STRONG><FONT size=3>El orden reina en Berlín</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Rosa Luxemburgo (14 de enero de
1919)</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>El orden reina en Varsovia”, anunció el ministro Sebastiani a
la Cámara de París en 1831 cuando, después de haber lanzado su terrible asalto
sobre el barrio de Praga, la soldadesca de Paskievitch había entrado en la
capital polaca para dar comienzo a su trabajo de verdugos contra los
insurgentes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“¡El orden reina en Berlín!”, proclama triunfante la
prensa burguesa, proclaman Ebert y Noske1, proclaman los oficiales de las
“tropas victoriosas” a las que la chusma pequeñoburguesa de Berlín acoge en las
calles agitando sus pañuelos y lanzando sus ¡hurras! La gloria y el honor de las
armas alemanas se han salvado ante la historia mundial. Los lamentables vencidos
de Flandes y de las Ardenas han restablecido su renombre con una brillante
victoria sobre...los 300 “espartaquistas” del Vorwärts. Las gestas del primer y
glorioso avance de las tropas alemanas sobre Bélgica, las gestas del general von
Emmich, el vencedor de Lieja, palidecen ante las hazañas de Reinhardt y Cía., en
las calles de Berlín. Parlamentarios que habían acudido a negociar la rendición
del Vorwärts asesinados, destrozados a golpes de culata por la soldadesca
gubernamental hasta el punto de que sus cadáveres eran completamente
irreconocibles, prisioneros colgados de la pared y asesinados de tal forma que
tenían el cráneo roto y la masa cerebral esparcida: ¿quién piensa ya a la vista
de estas gloriosas hazañas en las vergonzosas derrotas ante franceses, ingleses
y americanos? “Espartaco”2 se llama el enemigo y Berlín el lugar donde nuestros
oficiales entienden que han de vencer. Noske, el “obrero”, se llama el general
que sabe organizar victorias allí donde Ludendorff ha fracasado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Cómo no pensar aquí en la borrachera de victoria de la
jauría que impuso el “orden” en París, en la bacanal de la burguesía sobre los
cadáveres de los luchadores de la Comuna? ¡Esa misma burguesía que acaba de
capitular vergonzosamente ante los prusianos y de abandonar la capital del país
al enemigo exterior para poner pies en polvorosa como el último de los cobardes!
Pero frente a los proletarios de París, hambrientos y mal armados, contra sus
mujeres e hijos indefensos, ¡cómo volvía a florecer el coraje viril de los
hijitos de la burguesía, de la “juventud dorada”, de los oficiales! ¡Cómo se
desató la bravura de esos hijos de Marte humillados poco antes ante el enemigo
exterior ahora que se trataba de ser bestialmente crueles con indefensos, con
prisioneros, con caídos!</DIV>
<DIV align=justify><BR>“¡El orden reina en Varsovia!”, “¡El orden reina en
París!”, “¡El orden reina en Berlín!”, esto es lo que proclaman los guardianes
del “orden” cada medio siglo de un centro a otro de la lucha histórico-mundial.
Y esos eufóricos “vencedores” no se percatan de que un “orden” que
periódicamente ha de ser mantenido con esas carnicerías sangrientas marcha
ineluctablemente hacia su fin. ¿Qué ha sido esta última “Semana de Espartaco” en
Berlín, qué ha traído consigo, qué enseñanzas nos aporta? Aun en medio de la
lucha, en medio del clamor de victoria de la contrarrevolución han de hacer los
proletarios revolucionarios el balance de lo acontecido, han de medir los
acontecimientos y sus resultados según la gran medida de la historia. La
revolución no tiene tiempo que perder, la revolución sigue avanzando hacia sus
grandes metas aun por encima de las tumbas abiertas, por encima de las
“victorias” y de las “derrotas”. La primera tarea de los combatientes por el
socialismo internacional es seguir con lucidez sus líneas de fuerza, sus
caminos. ¿Podía esperarse una victoria definitiva del proletariado
revolucionario en el presente enfrentamiento, podía esperarse la caída de los
Ebert-Scheidemann y la instauración de la dictadura socialista? Desde luego que
no si se toman en consideración la totalidad de los elementos que deciden sobre
la cuestión. La herida abierta de la causa revolucionaria en el momento actual,
la inmadurez política de la masa de los soldados, que todavía se dejan manipular
por sus oficiales con fines antipopulares y contrarrevolucionarios, es ya una
prueba de que en el presente choque no era posible esperar una victoria duradera
de la revolución. Por otra parte, esta inmadurez del elemento militar no es sino
un síntoma de la inmadurez general de la revolución alemana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El campo, que es de donde procede un gran porcentaje de
la masa de soldados, sigue sin estar apenas tocado por la revolución. Berlín
sigue estando hasta ahora prácticamente aislado del resto del país. Es cierto
que en provincias los centros revolucionarios -Renania, la costa norte,
Braunschweig, Sajonia, Württemberg- están con cuerpo y alma al lado de los
proletarios de Berlín. Pero lo que sobre todo falta es coordinación en la marcha
hacia adelante, la acción común directa que le daría una eficacia
incomparablemente superior a la ofensiva y a la rapidez de movilización de la
clase obrera berlinesa. Por otra parte, las luchas económicas, la verdadera
fuerza volcánica que impulsa hacia adelante la lucha de clases revolucionaria,
están todavía -lo que no deja de tener profundas relaciones con las
insuficiencias políticas de la revolución apuntadas- en su estadio
inicial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De todo esto se desprende que en este momento era
imposible pensar en una victoria duradera y definitiva. ¿Ha sido por ello un
“error” la lucha de la última semana? Sí, si se hubiera tratado meramente de una
“ofensiva “ intencionada, de lo que se llama un “putsch”. Sin embargo, ¿cuál fue
el punto de partida de la última semana de lucha? Al igual que en todos los
casos anteriores, al igual que el 6 de diciembre y el 24 de diciembre: ¡una
brutal provocación del gobierno! Igual que el baño de sangre a que fueron
sometidos manifestantes indefensos de la Chausseestrasse e igual que la
carnicería de los marineros, en esta ocasión el asalto a la jefatura de policía
de Berlín fue la causa de todos los acontecimientos posteriores. La revolución
no opera como le viene en gana, no marcha en campo abierto, según un plan
inteligentemente concebido por los “estrategas”. Sus enemigos también tienen la
iniciativa, sí, y la emplean por regla general más que la misma revolución. Ante
el hecho de la descarada provocación por parte de los Ebert-Scheidemann, la
clase obrera revolucionaria se vio obligada a recurrir a las armas. Para la
revolución era una cuestión de honor dar inmediatamente la más enérgica
respuesta al ataque, so pena de que la contrarrevolución se creciese con su
nuevo paso adelante y de que las filas revolucionarias del proletariado y el
crédito moral de la revolución alemana en la Internacional sufriesen grandes
pérdidas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por lo demás, la inmediata resistencia que opusieron las
masas berlinesas fue tan espontánea y llena de una energía tan evidente que la
victoria moral estuvo desde el primer momento de parte de la “calle”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero hay una ley vital interna de la revolución que dice
que nunca hay que pararse, sumirse en la inacción, en la pasividad después de
haber dado un primer paso adelante. La mejor defensa es el ataque. Esta regla
elemental de toda lucha rige sobre todos los pasos de la revolución. Era
evidente -y haberlo comprendido así testimonia el sano instinto, la fuerza
interior siempre dispuesta del proletariado berlinés- que no podía darse por
satisfecho con reponer a Eichhorn en su puesto. Espontáneamente se lanzó a la
ocupación de otros centros de poder de la contrarrevolución: la prensa burguesa,
las agencias oficiosas de prensa, el Vorwärts. Todas estas medidas surgieron
entre las masas a partir del convencimiento de que la contrarrevolución, por su
parte, no se iba a conformar con la derrota sufrida, sino que iba a buscar una
prueba de fuerza general.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aquí también nos encontramos ante una de las grandes
leyes históricas de la revolución frente a la que se estrellan todas las
habilidades y sabidurías de los pequeños “revolucionarios” al estilo de los del
USP, que en cada lucha sólo se afanan en buscar una cosa, pretextos para la
retirada. Una vez que el problema fundamental de una revolución ha sido
planteado con total claridad -y ese problema es en esta revolución el
derrocamiento del gobierno Ebert-Scheidemann, en tanto que primer obstáculo para
la victoria del socialismo- entonces ese problema no deja de aparecer una y otra
vez en toda su actualidad y con la fatalidad de una ley natural; todo episodio
aislado de la lucha hace aparecer el problema con todas sus dimensiones por poco
preparada que esté la revolución para darle solución, por poco madura que sea
todavía la situación. “¡Abajo Ebert-Scheidemann!”, es la consigna que aparece
inevitablemente a cada crisis revolucionaria en tanto que única fórmula que
agota todos los conflictos parciales y que, por su lógica interna, se quiera o
no, empuja todo episodio de lucha a su más extremas consecuencias.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De esta contradicción entre el carácter extremo de las
tareas a realizar y la inmadurez de las condiciones previas para su solución en
la fase inicial del desarrollo revolucionario resulta que cada lucha se salda
formalmente con una derrota. ¡Pero la revolución es la única forma de “guerra”
-también es ésta una ley muy peculiar de ella- en la que la victoria final sólo
puede ser preparada a través de una serie de “derrotas”!</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Qué nos enseña toda la historia de las revoluciones
modernas y del socialismo? La primera llamarada de la lucha de clases en Europa,
el levantamiento de los tejedores de seda de Lyon en 1831, acabó con una severa
derrota. El movimiento cartista en Inglaterra también acabó con una derrota. La
insurrección del proletariado de París, en los días de junio de 1848, finalizó
con una derrota asoladora. La Comuna de París se cerró con una terrible derrota.
Todo el camino que conduce al socialismo -si se consideran las luchas
revolucionarias- está sembrado de grandes derrotas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y, sin embargo, ¡ese mismo camino conduce, paso a paso,
ineluctablemente, a la victoria final! ¡Dónde estaríamos nosotros hoy sin esas
“derrotas”, de las que hemos sacado conocimiento, fuerza, idealismo! Hoy, que
hemos llegado extraordinariamente cerca de la batalla final de la lucha de
clases del proletariado, nos apoyamos directamente en esas derrotas y no podemos
renunciar ni a una sola de ellas, todas forman parte de nuestra fuerza y nuestra
claridad en cuanto a las metas a alcanzar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las luchas revolucionarias son justo lo opuesto a las
luchas parlamentarias. En Alemania hemos tenido, a lo largo de cuatro decenios,
sonoras “victorias” parlamentarias, íbamos precisamente de victoria en victoria.
Y el resultado de todo ello fue, cuando llegó el día de la gran prueba
histórica, cuando llegó el 4 de agosto de 1914, una aniquiladora derrota
política y moral, un naufragio inaudito, una bancarrota sin precedentes. Las
revoluciones, por el contrario, no nos han aportado hasta ahora sino graves
derrotas, pero esas derrotas inevitables han ido acumulando una tras otra la
necesaria garantía de que alcanzaremos la victoria final en el futuro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¡Pero con una condición! Es necesario indagar en qué
condiciones se han producido en cada caso las derrotas. La derrota, ¿ha
sobrevenido porque la energía combativa de las masas se ha estrellado contra las
barreras de unas condiciones históricas inmaduras o se ha debido a la tibieza, a
la indecisión, a la debilidad interna que ha acabado paralizando la acción
revolucionaria?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ejemplos clásicos de ambas posibilidades son,
respectivamente, la revolución de febrero en Francia y la revolución de marzo
alemana. La heroica acción del proletariado de París en 1848 ha sido fuente viva
de energía de clase para todo el proletariado internacional. Por el contrario
las miserias de la revolución de marzo en Alemania han entorpecido la marcha de
todo el moderno desarrollo alemán igual que una bola de hierro atada a los pies.
Han ejercido su influencia a lo largo de toda la particular historia de la
Socialdemocracia oficial alemana llegando incluso a repercutir en los más
recientes acontecimientos de la revolución alemana, incluso en la dramática
crisis que acabamos de vivir.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Qué podemos decir de la derrota sufrida en esta llamada
Semana de Espartaco a la luz de las cuestiones históricas aludidas más arriba?
¿Ha sido una derrota causada por el ímpetu de la energía revolucionaria chocando
contra la inmadurez de la situación o se ha debido a las debilidades e
indecisiones de nuestra acción?</DIV>
<DIV align=justify><BR>¡Las dos cosas a la vez! El carácter doble de esta
crisis, la contradicción entre la intervención ofensiva, llena de fuerza,
decidida, de las masa berlinesas y la indecisión, las vacilaciones, la timidez
de la dirección ha sido uno de los datos peculiares del más reciente episodio.
La dirección ha fracasado. Pero la dirección puede y debe ser creada de nuevo
por las masas y a partir de las masas. Las masas son lo decisivo, ellas son la
roca sobre la que se basa la victoria final de la revolución. Las masas han
estado a la altura, ellas han hecho de esta “derrota” una pieza más de esa serie
de derrotas históricas que constituyen el orgullo y la fuerza del socialismo
internacional. Y por eso, del tronco de esta “derrota” florecerá la victoria
futura.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“¡El orden reina en Berlín!”, ¡esbirros estúpidos!
Vuestro orden está edificado sobre arena. La revolución, mañana ya “se elevará
de nuevo con estruendo hacia lo alto” y proclamará, para terror vuestro, entre
sonido de trompetas: ¡Fui, soy y seré!</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT color=#800000 size=3><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT color=#0000ff
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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