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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>9 de febrero 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Estados
Unidos</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Candidatos que hablan con el
bolsillo </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT face=Arial><STRONG>La confrontación retórica entre
republicanos y demócratas no deja ver aún las diferencias básicas entre ambos,
mientras el dinero pesa cada vez más en las campañas </STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial><STRONG>"No hay diez centavos de diferencia entre
demócratas y republicanos"</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Oscar Raúl
Cardoso</FONT></STRONG> </FONT></DIV>
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<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>Clarín, Buenos Aires,
9-2-2008</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.clarin.com/"><STRONG>http://www.clarin.com/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Un reciente artículo, el inglés John Pilger —de gran
experiencia en cubrir elecciones en Estados Unidos— recordó que el único
candidato presidencial que le dijo la verdad fue el racista George Wallace
(aquel de "segregación ahora, segregación siempre"). "No hay diez centavos de
diferencia entre demócratas y republicanos", le confió Wallace a Pilger durante
uno de sus fracasados intentos por llegar a la Presidencia y muy poco antes del
atentado que lo confinó a una silla de ruedas hasta su muerte en
1998.<BR><BR>Por momentos, aquella ironía del ex gobernador de Alabama —hay que
convenir— ilumina de modo asombroso algunos de los costados más oscuros de la
democracia a la que se atribuye ser la menos imperfecta y la más importante del
planeta. Es lo que sucedió esta semana, entre otros momentos de la campaña
presente, cuando Mitt Romney, uno de los precandidatos republicanos, decidió
arrojar la toalla sobre el cuadrilátero político, desistiendo después de más de
un año de proponerse como candidato del Partido Republicano un esfuerzo que,
literalmente, le costó una fortuna.<BR><BR>Los más de 35 millones de dólares de
su propio peculio que Romney volcó en el intento resultó uno de los datos más
destacados de ese abandono del escenario. Es una cifra que se mencionó al mismo
tiempo en que se divulgaba que la candidata demócrata Hillary Clinton había
actuado como prestamista de su propia organización de campaña con cinco millones
de dólares, sin que se aclarara como piensa recuperar el crédito.<BR><BR>Habrá
—allá pero también en otras partes— quienes encuentren en estas inversiones de
los políticos rasgos admirables. ¿Después de todo si no están dispuestos a
arriesgar su propio dinero cómo es posible creer lo que proponen y los méritos
que se adjudican? Pero esta es una visión de moralina propia del pensamiento
menos sofisticado.<BR><BR>Las preguntas que habría que formular tienen que ver
con la forma en que se ha dejado que la elección democrática —que debiera ser un
proceso de todos y abierto a todos en cualquier lugar que se practique— haya
quedado cautiva del gran dinero. Es algo así como una regresión a los orígenes
atenienses del sistema, esto es la actividad política reservada solo a los
propietarios y, para más precisión, a los grandes propietarios. Por otra parte
si el liderazgo democrático demanda siempre fortunas ¿cómo no habría de quedar
entrampado en la voluntad de los intereses especiales que defienden, las más de
las veces, no derechos si no privilegios que sin el oro se volverían
intolerables para una clase dirigente realmente empeñada en el bien
común?<BR><BR>Lo de Romney en particular ofrece otro aspecto generalmente
confuso: la tozudez de la derecha republicana en seguir haciendo digerible al
gañote colectivo algunos principios —mitos también cabría decir— que hoy han
caído en descrédito para la opinión pública estadounidense: el estado como gran
impedimento del progreso y la prosperidad, la mano dura con los ilegales, la
lucha contra el así llamado "fundamentalismo islámico" como el nuevo enemigo que
reemplazó a la Alemania de Hitler y a la Unión Soviética, etc.<BR><BR>Cabe
recordar aquí que Romney fue gobernador de Massachusetts —estado de tradición
demócrata y centroizquierdista— para lo cual se presentó como un "conservador
social" y abrazó o poco menos la defensa del derecho al aborto y la
regularización de los inmigrantes ilegales. <BR><BR>En esta campaña decidió
recuperar los ropajes originales y lo hizo con tal entusiasmo que ahora, de cara
al fracaso, sus asesores ponderan la idea según la cual sobreactuó su regreso al
conservadurismo impenitente. Escucharlo en su discurso de renuncia fue
esclarecedor de lo que está en juego y no solo para el país que realiza la
elección. Romney recogió el tema de la puja con el Islam y advirtió que si
Estados Unidos no se armaba más y mejor, proponiendo destinar el 4% de su PBN a
la tarea, se estaría rindiendo, lo que también podría suceder si Clinton o
Barack Obama ganan la elección de noviembre.<BR><BR>No mencionó, por cierto, que
su país tiene ya un gasto militar superior al resto del mundo combinado y que
George W. Bush acaba de solicitar al congreso un presupuesto record de más de
500 millones de dólares para Defensa y que el impulso que militares como el
general David Petraus —comandante en Irak— están dando a la idea de un rearme es
difícil de concretar cuando se está al borde de la recesión. Habló de seguir
desguazando el estado —dijo Romney— porque otras naciones, notoriamente China,
estaban reduciendo el liderazgo económico de Estados Unidos con su competencia.
Claro, sin advertir que el intento chino está esencialmente en manos del estado.
<BR><BR>Es interesante notar aquí que los economistas estadounidenses debaten
hoy un trabajo ("Crisis Financiera del 2007 Una comparación histórica") de los
académicos Carmen Reinhart (Universidad de Michigan) y Kenneth Rogoff (Harvard)
en el que señalan que Estados Unidos se encuentra en vísperas de una crisis solo
comparable a las cinco más importantes del pasado reciente (España 1977; Noruega
1987; Finlandia y Suecia 1991 y Japón 1992). ¿No es este el costado que los
candidatos debieran privilegiar por sobre los latiguillos ideológicos?</DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT color=#800000 size=3><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT color=#0000ff
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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