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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></EM>
<BR><U><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT></U><BR>Edición
internacional del Colectivo Militante<BR><U>15 de febrero 2008</U><BR>Redacción
y suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Colombia <BR></FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>El negocio de la guerra</FONT><BR><FONT
size=3> <BR>Después de las multitudinarias manifestaciones del 4 de febrero
contra las Farc, alguna reflexión de fondo debería realizarse desde las
izquierdas que no se reduzca a culpar al imperialismo o al gobierno
“paramilitar” de Alvaro Uribe. <BR> <BR>Raúl Zibechi</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG>Semanario Brecha</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Montevideo, 15-2-2008</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.brecha.com.uy/main.asp"><STRONG>http://www.brecha.com.uy/main.asp</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR> <BR>Nada es más cierto que la administración de
George W Bush no ha dejado de atizar la guerra a través del multimillonario Plan
Colombia, y del rearme y entrenamiento del ejército colombiano. Tampoco puede
dudarse que Uribe llegó al gobierno, y se mantiene en él, gracias al apoyo
estadounidense y de los paramilitares, y que no ha dejado de promover una
grosera militarización del país. <BR> <BR>Por último, qué duda puede caber
que los paramilitares han cometido brutales masacres y que están aliados al
narcotráfico y a los grandes hacendados. Y que trabajan en estrecha relación con
las multinacionales, las grandes beneficiarias de la reconfiguración territorial
en curso, que puede abarcar hasta la mitad de las tierras productivas del país
que cambiaron de manos en los últimos años mediante la violencia. El problema es
doble: las farc han perdido toda legitimidad entre la población, y el masivo
apoyo popular a Uribe no puede achacarse sólo a la manipulación mediática, que
existe, sino al cansancio de la población con una guerra sin futuro.
<BR> <BR><STRONG>La guerra popular</STRONG></DIV>
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<DIV align=justify>Hubo un tiempo en que la guerrilla gozaba de apoyo entre la
población colombiana y era respetada en el mundo. El origen de las Farc es
diferente al de otros grupos combatientes. En 1948 fue asesinado el líder
liberal Jorge Eliécer Gaitán, caudillo popular detestado por la intransigente
oligarquía colombiana. El magnicidio provocó una gran revuelta popular, el
Bogotazo, y un largo período de guerras entre liberales y conservadores conocido
como La Violencia, en el que murieron unas 200 mil personas. Liberales y
comunistas, perseguidos ferozmente por el Estado, se refugiaron en regiones
remotas e inaccesibles y resistieron durante más de una década, hasta que buena
parte de ellos se reagruparon en lo que posteriormente serían las
Farc.<BR> <BR>El origen liberal de buena parte de sus efectivos, entre
ellos Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo, su principal dirigente, marcan
diferencias con la mayor parte de las guerrillas del continente. Hacia los años
60, las guerrillas liberales y comunistas fueron confluyendo en “zonas
liberadas” en las que fundaron “repúblicas independientes” como la de
Marquetalia. El 5 de mayo de 1966 nacen las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (Farc) como brazo armado del Partido Comunista. <BR> <BR>La
segunda vertiente, más importante aún, radica en la necesidad de los campesinos
de defenderse de los terratenientes, que marginaron y expropiaron a las mayorías
campesinas empujándolas hacia los márgenes de la frontera agrícola. La guerrilla
colombiana se conforma, en los hechos, como grupos de autodefensa campesina ante
la violencia extrema de los poderosos. <BR> <BR>Hasta comienzos de la
década de 1980 las Farc contaban con mil a tres mil combatientes. En mayo de
1984 establecen un alto el fuego como parte de los acuerdos de paz firmados con
el presidente Belisario Bentancourt, y crean la Unidad Patriótica (UP) para
participar en las elecciones y en la vida política legal. Pero la UP fue
aniquilada por la acción conjunta de los narcotraficantes, los paramiliatres y
el Estado. En pocos años fueron asesinados entre dos y cuatro mil simpatizantes
y dirigentes de la UP. <BR> <BR>A partir de 1986, bajo el gobierno de
Virgilio Barco, comenzaron procesos de paz con el M-19, el EPL, el PRT y
el Movimiento Armado Quintín Lame, que formaban junto a las Farc y
al ELN la Coordinadora Simón Bolívar. Como parte de los acuerdos de paz con
esos grupos figuraba la convocatoria de una Asamblea Constituyente. El 9 de
diciembre de 1990, el mismo día en que se elegían los constitiuyentes y mientras
aún se negociaba la paz con las Farc, el ejércido sin previo aviso lanzó una
ofensiva contra la mítica Casa Verde, sede del Secretariado del grupo
guerrillero. <BR> <BR>Cuando se rompieron definitivamente las
negociaciones, en 1993, el grupo armado contaba con unos diez mil combatientes
en 70 frentes. En los 90 las Farc se fortalecen y derrotan al ejército en
varios combates. En 1998 se abre un nuevo proceso de paz con el presidente
Andrés Pastrana y la creación de una Zona de Distensión desmilitarizada de 40
mil kilómetros cuadrados. En 2002 se puso fin a la experiencia en medio de
acusaciones a las farc de participar en el negocio del narcotráfico y practicar
el reclutamiento forzoso de menores, mientras el gobierno de Pastrana negociaba
el Plan Colombia para fortalecerse y ganar el conflicto.
<BR> <BR><STRONG>Guerra y Paz</STRONG></DIV>
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<DIV align=justify>Con el gobierno de Uribe, desde 2002, todo fue empeorando.
Las Farc debieron replegarse y han perdido numerosos efectivos y, sobre
todo, la iniciativa militar y política. Sin embargo, la política de Washington y
de Uribe no alcanzan a explicar el brutal aislamiento de las Farc, lo que
representa su derrota política y, probablemente, su futura desaparición como
grupo significativo.<BR> <BR>La forma como se financian es uno dato
relevante. El 78 pro ciento de sus ingresos, o sea unos mil millones de dólares
anuales, los obtiene por su participación en el narcotráfico, según el gobierno
de Colombia. Una parte sustancial es el llamado “impuesto al gramaje”, pagado
por cada gramo producido por campesinos y traficantes. Otros 600 millones de
dólares los obtiene, según las mismas fuentes, de las “vacunas” o extorsiones y
secuestros. El resto de sus ingresos provendrían del robo de ganado a los
terratenientes. <BR> <BR>Un segundo elemento que deslegitimó a
las Farc es que entre el 20 y el 30 por ciento de sus efectivos son
menores, muchos de ellos reclutados a la fuerza según denuncia de Humans Rights
Watch. En tercer lugar, están sus métodos, a menudo muy similares a los que
emplean los paramilitares y las fuerzas armadas. Las Farc han cometido masacres
contra campesinos y grupos indígenas y Amnistía Internacional considera que
violan los derechos humanos. Por último, la difusión de imágenes y testimonios
sobre los rehenes y prisioneros, atados con cadenas desde hace cinco, seis y más
años, terminaron de sepultar su ya menguada credibilidad. <BR> <BR>Peor hay
algo más. La gente común percibe que la guerra la perjudica y beneficia a los
poderosos. Los paramilitares se ofrecen como un proyecto de refundación y orden
al servicio de las nuevas formas de acumulación, donde la minería a cielo
abierto y los biocombustibles resultan los proyectos estrella. Por eso, en los
últimos años los paras están concentrado fuerzas en “los territorios
estratégicos para la implantación de los proyectos de biocombustibles, minería,
sistemas intermodales de transporte y generación de energía de diversa
naturaleza”, según el director de la edición colombiana de Le Monde
Diplomatique, Carlos Gutiérrez. Ocupan los espacios dejados por los tres
millones de desplazados en los últimos 20 años, que ahora se hacinan en las
periferias urbanas.<BR> <BR>En Colombia, y de la mano de la guerra,
funciona lo que el geógrafo estadounidense David Harvey denomina como
“acumulación por desposesión”. En ese sentido, la guerra es funcional a las
grandes empresas multinacionales que se benefician del Plan Colombia. “No se
puede entender el capitalismo sin el concepto de guerra”, por medio de la cual
el capital “despoja, explota, reprime y discrimina”, señaló el subcomandante
Marcos en un reciente coloquio en San Cristóbal de las Casas. Y agregó un aserto
que puede parecer ingenuo, pero que valdría tomar en cuenta sobre todo cuando
proviene de alguien que encabeza algo que se autodenomina “ejército”:
“Paradójicamente, es en la paz donde es más difícil hacer negocios (…) Por eso
la paz es anticapitalista”. </DIV>
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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT color=#800000 size=3><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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