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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>24 de febrero 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Cuba</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Desde la isla, una mirada descarnada
de la Cuba que deja Fidel</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Llegó el adiós largamente
postergado</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Los claroscuros que deja la
presidencia de Fidel Castro incluyen una sociedad educada, diversificada y
compleja, pero también un sistema político autoritario y una economía
improductiva que premia a quienes entran en contacto con el sector
externo.</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><BR></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>José Natanson</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Página/12, Buenos Aires, 24-2-08</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.pagina12.com.ar/"><STRONG>http://www.pagina12.com.ar/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>La Asamblea Nacional de Cuba designará hoy al nuevo
presidente del Consejo de Estado y al jefe de las Fuerzas Armadas, cargos que
probablemente recaerán en Raúl Castro, como un paso más en el proceso de
recambio institucional iniciado hace dos años, cuando se conocieron las noticias
acerca de la enfermedad de Fidel. Antes que nada hay que decir que el índice de
mortalidad infantil en Cuba es el más bajo de América latina, la esperanza de
vida se asemeja a la de los países desarrollados y la pobreza extrema no existe.
Todos los niños reciben un litro de leche por día, todos van a la escuela –la
Unesco declaró a la isla territorio libre de analfabetismo– y todos tienen igual
derecho a ingresar en la universidad. Aclarados estos puntos, siguen algunos
comentarios –menos halagüeños pero más interesantes– tras una visita a la
isla.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El principal problema de Cuba no es la presión de Miami
ni la disidencia interna, sino el insólito sistema de dualidad monetaria.
Comenzó en los ’90, cuando el colapso del bloque soviético produjo un
hundimiento automático de la economía de la isla: entre 1989 y 1993, según
cifras oficiales, el PBI cayó 35 por ciento, el consumo de carne pasó de 39 a 21
kilos per cápita, el de pescado de 18 a 8 y el de productos lácteos de 144 a 53.
Con apagones de hasta 14 horas y una oleada imparable de balseros huyendo a La
Florida, el fin de la utopía subsidiada forzó a Fidel a ensayar una apertura
regulada, que incluyó incentivos a la inversión extranjera, sobre todo en
turismo, y una liberalización que autorizó el trabajo por cuenta propia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El plan, que consistía en inyectarle dosis de mercado a
un sistema hipercentralizado, incluyó la autorización a la libre circulación del
dólar, que en el 2004 fue reemplazado por el peso convertible. Hoy en Cuba
circulan dos monedas: la moneda nacional, con la que se pagan los salarios y se
compran los productos básicos, y los pesos convertibles (equivalentes al dólar),
a los que los cubanos tienen que recurrir para obtener todo aquello que no se
puede conseguir en moneda nacional. La cartilla que el gobierno entrega a cada
familia le permite acceder en pesos cubanos a la mitad, aproximadamente, de sus
necesidades alimentarias: incluye, cada mes, 8 huevos, dos kilos de azúcar, 3
kilos de pollo, 3 kilos de arroz, un jabón, etc. El problema surge cuando un
cubano, que recibe su salario en moneda nacional, quiere comprar zapatos, hojas
de papel o un melón, para lo cual tiene que recurrir a los negocios especiales o
al mercado negro, que venden sus productos en pesos convertibles a precios
internacionales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cualquier persona tiene, por supuesto, salud y educación
gratis, servicios públicos garantizados y vivienda (aunque probablemente un poco
derruida). La cartilla cubre una parte de las necesidades alimentarias.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero un profesor universitario o un médico gana alrededor
de 1000 pesos cubanos al mes, unos 40 pesos convertibles, con los que tiene que
comprar todo aquello que el Estado no le provee. “Aquí todo el mundo sabe que el
salario en pesos cubanos alcanza para lo mínimo, pero que todo lo demás hay que
buscarlo de otra manera, tratando de conectarse de alguna forma con los
extranjeros, con los que tienen los dólares”, me dijo un profesor de sociología
de la Universidad de La Habana que gana 38 dólares al mes pero sobrevive con
conferencias, consultorías y artículos para el extranjero.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Distorsiones</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El sistema bimonetario amenaza uno de los grandes
triunfos de la revolución, los altos estándares de educación universitaria, al
romper la relación formación-salario, ya que un empleado de hotel puede
triplicar, gracias a las propinas, el sueldo mensual de un cirujano
cerebrovascular que ha estudiado 20 años pero que no tiene relación con
extranjeros. Y es que la clave de la prosperidad en la Cuba de hoy ya no pasa
por la vinculación con el exterior, a través del turismo o de las remesas,
fuentes de los pesos convertibles que alimentan un creciente mercado negro. Un
ejemplo: el gobierno prohíbe comprar y vender casas, que se asignan mediante
herencia o complicados sistemas de calificación oficial, aunque está permitido
canjearlas siempre y cuando se trate de propiedades de un valor similar. ¿Qué
hace entonces el empleado de hotel después de tres años de acumular propinas?
Busca una casa que le guste, negocia el canje con el dueño y paga un soborno al
inspector, que certifica que se trata de un intercambio legítimo. Lo mismo con
los autos, las tierras y hasta los locales comerciales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En suma, la apertura de los ’90, permitió relanzar la
economía, descomprimió los reclamos de apertura política y reactivó el consumo,
como se comprueba fácilmente recorriendo las calles de La Habana, con trabajos
de reconstrucción de fachadas históricas, nuevos negocios, el bullicio de los
turistas. El costo, sin embargo, fue una creciente dualidad entre los cubanos
vinculados con los circuitos internacionales y aquellos que no lo están. “La
coexistencia de dos monedas es un desastre económico”, aseguró en una entrevista
con la televisión cubana Pedro Monreal, del Centro de Investigaciones de
Economía Internacional. “¿Cuál es el problema? La falta de productividad de la
economía estatal. Si la economía estatal, que es la que respalda la moneda
nacional, es improductiva, jamás podrá resolverse el problema de unificar la
moneda”.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Elecciones</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La Asamblea Nacional que sesionará hoy, además de
designar a Raúl Castro como jefe de Estado, confirmará el esquema colegiado
integrado por las primeras figuras del régimen. Desde 1993, el sistema electoral
cubano permite elegir por voto directo a los integrantes de la Asamblea de una
lista única propuesta por el Partido Comunista. Se puede elegir a uno, a varios,
a ninguno o a todos los candidatos de esa lista. En los meses previos, el
gobierno extrema su campaña por el voto a lista completa, que en las elecciones
de febrero pasado superó el 90 por ciento. ¿Mucho? Seguramente, pero también
significa que un millón de cubanos se negó a votar, votó en blanco o no votó la
lista completa, junto a otros indicios más sutiles de descontento, como el hecho
de que en cinco provincias los jefes locales del Partido Comunista quedaran en
el último lugar de las preferencias. El apoyo es amplio, pero menos sólido de lo
que se piensa: como recuerda Haroldo Dilla, poco después de las elecciones de
1998, en las que el voto unido llegó al 90 por ciento, el 30 por ciento de la
población se presentó para obtener una visa de entrada a Estados Unidos.<BR>Y
además siempre es difícil calcular el peso real de la estructura autoritaria.
Aunque nunca, ni en los tiempos más duros del quinquenio gris, hubo matanzas
masivas o torturas, sí existieron momentos de represión selectiva: en marzo del
2003, el gobierno detuvo a 75 personas que habían participado en una reunión en
la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana y que fueron condenadas,
en juicios sumarios, a penas de hasta 28 años de prisión. En abril de ese mismo
año, un grupo de jóvenes secuestró una lancha con pasajeros e intentó llevarla a
Miami, pero fueron detenidos y remolcados a La Habana. Los secuestradores iban
armados pero no lastimaron a nadie. Fueron capturados el 4 de abril, procesados
el 8 y tres de ellos fusilados el 10.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pese a ello, sería un error creer que en Cuba existe una
oposición fuerte: la disidencia interna tiene escaso arraigo social, se
encuentra fragmentada y en buena medida cooptada por Washington, y la respuesta
de los cubanos parece inclinarse más a una cierta actitud de apatía, estrategias
de salvación económica individual o una vuelta a la religión.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>On line</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En Cuba no hay banda ancha. Aunque el gobierno dice que
es por el embargo, los avances en áreas más complicadas que el tendido de redes
indican que se trata de una forma más de control de la información. La conexión
telefónica es lentísima y solo está accesible en ciertos lugares: los hoteles,
algunas oficinas oficiales y los centros académicos. Pese a ello, los
columnistas del periódico Juventud Rebelde ponen su mail a continuación de su
firma, como si alguien pudiera responderles.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algo similar ocurre con el cable. La televisión cubana y
sus programas educativos no generan mucho entusiasmo en la población, que en los
últimos años recurre cada vez más a los transmisores de Direct TV que llegan de
contrabando. El dueño del transmisor ofrece el servicio a las casas vecinas, que
le pagan una especie de abono. Se conecta todo el barrio, pero, como se trata de
una misma señal, todos están obligados a mirar el mismo canal, por lo que se
generan complicadas negociaciones acerca de la programación. “A nosotros no nos
interesa la propaganda yanqui ni los programas educativos que pasan acá”, me
dice Carlos, conductor de uno de los tantos bicitaxis que recorren las calles de
La Habana. “¿Y qué ven?” “Baseball de la liga norteamericana, novelas,
películas”, explica Carlos. Y pedalea.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El amigo americano</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>A lo largo de medio siglo, Washington lo ha intentado
todo para derrocar a Fidel, desde el bloqueo hasta el intento de asesinato. La
insistencia estadounidense es en buena medida resultado del lobby de la
comunidad cubana de Miami, pero existen también factores moderadores, como los
productores agropecuarios del Medio Oeste que venden trigo a Cuba y que también
ejercen su presión, o los nuevos exiliados que, a diferencia de los que huyeron
en los ’60, tienen vínculos más directos con la isla, en muchos casos hermanos o
hijos, y quieren evitar las limitaciones al envío de dinero y flexibilizar la
política de viajes. ¿Por qué emigra hoy un cubano? Por los mismos motivos que un
haitiano, un dominicano o un mexicano: para buscar una vida mejor. Esto
desbarata los argumentos de los anticastristas, que conciben a todos los
emigrados como opositores convencidos, pero también los del gobierno, pues
revelan que una buena parte de los cubanos no vive como le gustaría.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Transición hacia dónde</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Me enteré de la decisión de Fidel Castro de renunciar a
un futuro mandato por un vendedor del Granma, que gritaba sin mucha convicción
el “Mensaje del Comandante”. Si no fuera por él, la mañana podría haber pasado
sin noticias, pues no se produjeron ni manifestaciones ni discusiones y las
calles de La Habana no registraban un movimiento especial. “El que piensa que
acá va a haber grandes cambios no conoce Cuba”, opina Ismael, que vende tallas
de madera en un pequeño negocio en el corazón de La Habana vieja.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando la Asamblea Nacional designe hoy a Raúl jefe de
Estado confirmará el pronóstico de una transición serena al estilo vietnamita
(perestroika sin glasnost) y probablemente desprovista de sobresaltos, que
deberá encarar los principales problemas del país: la unificación monetaria, la
crisis del campo (Cuba importa el 70 por ciento de los alimentos de consume), la
desigualdad creciente. Jugarán un rol central los militares, que controlan entre
el 50 y el 70 por ciento de la economía y que ganaron fama de buenos
administradores durante los ’90. Y también los nuevos aliados externos: China,
con sus inversiones en las minas de níquel; Canadá, de donde proviene la mayor
cantidad de turistas; y por supuesto Venezuela, que hoy envía a Cuba la misma
cantidad de petróleo que aportaba la URSS y que paga muchísimo dinero a cambio
de los 27 mil médicos cubanos que trabajan allí: 6000 millones de dólares al
año, una fortuna si se compara con los 2000 que deja el turismo o los magros 500
millones que se obtienen por la exportación de azúcar. Asombrosamente, ni el
lobby de Miami ni el gobierno de Estados Unidos parecen tener un lugar, al menos
en el primer período de transición, y ésta tal vez sea la prueba más patente del
fracaso de la estrategia norteamericana.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Perspectivas</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Es notable la polarización que genera la simple mención
de Cuba. De un lado, la defensa sin fisuras, la incapacidad de criticar lo
evidente. Y del otro lado, la dificultad para reconocer los avances sociales, la
solidaridad de los médicos cubanos diseminados por el mundo, el rol histórico en
Angola.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Después de casi medio siglo, hoy comenzará formalmente la
transición en Cuba. Será difícil, si no imposible, dejar las cosas como están:
los mecanismos de control autoritario, el sistema económico centralizado, la
propaganda, todo se debilita, fluye y cambia, un poco como consecuencia
automática de la globalización y otro poco por presión de una sociedad educada,
diversificada y compleja, resultado de las mejores ideas de una revolución que
hoy dará el primer paso de un adiós largamente postergado.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
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</DIV></FONT></BODY></HTML>