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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><FONT
size=5><EM><U>correspondencia de prensa - boletín
solidario</U></EM></FONT> <BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda
Radical</FONT><BR>Edición internacional del Colectivo Militante<BR><U>10 de
marzo 2008</U><BR>Redacción y suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>Argentina</STRONG></FONT></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El mito de la “argentinización” de
la economía</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>¿Burguesía nacional o burguesía K?
<BR></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>Marcelo Yunes</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Socialismo o Barbarie</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.socialismo-o-barbarie.org/"><STRONG>http://www.socialismo-o-barbarie.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>Néstor Kirchner inició su mandato llamando a la creación de
una “burguesía nacional”, figura central de los cuentos de hadas de la
sociología peronista, “progre” e incluso de buena parte de la izquierda. Su
sucesora, Cristina Fernández, no hace tanta bulla con el tema, pero aprovechando
la reciente venta del 15% de Repsol-YPF al grupo Eskenazi –junto con el
reemplazo de algunos operadores extranjeros por otros nacionales en ciertas
áreas de servicios–, la nueva criatura mítica es la “argentinización”. Todo
enmarcado, por supuesto, en la fanfarria interminable del crecimiento récord,
los superávits récord y la maravillosa gestión K que pintó la Presidenta en su
mensaje al Congreso el 1º de marzo. Proponemos salir del cristalino mar de la
fábula y adentrarnos en aguas algo más oscuras, las de la realidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se puede empezar por poner en perspectiva la sucesión de
récords de que hace gala el gobierno. Como ya señalamos en más de una ocasión
[1], el matrimonio K ha tenido la astucia (o el descaro) de arrogarse con
exclusividad el mérito de una evolución de variables económicas que en realidad
es común a todos los países de la región. El crecimiento económico, el aumento
de las exportaciones y el superávit fiscal han sido rasgos verificables en toda
Sudamérica desde 2001/2002 aproximadamente, en buena medida a caballo del
aumento de los precios internacionales de las materias primas que exporta la
región. Las variaciones de país a país deben entenderse en ese contexto. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Por ejemplo, es cierto que las cifras de crecimiento del
PBI de Argentina están en el tope de las de la región. Pero dicho esto, cabe
realizar una serie de precisiones. <BR>Crecimiento sí, pero al servicio de los
peces gordos y poco sustentable</DIV>
<DIV align=justify><BR>Primero: el PBI actual (unos 800.000 millones de pesos, o
255.000 millones de dólares) está un 25% por encima del de 1998 (antes del
comienzo de la recesión) si se lo mide en pesos constantes, pero un 11,5% por
debajo si se lo mide en dólares. Cabe agregar que, como el índice de precios de
2007 fue cualquier cosa, estadísticamente el PBI real está inflado. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Por otra parte, como señalamos, otros indicadores dan a
Argentina lejos del “récord”. Por ejemplo, las exportaciones, que tanto se
ponderan, crecieron un 102% entre 2001 y 2007, pero las de Venezuela y Brasil
aumentaron más de un 170%, y las de Chile, un 270%. Y ojo con los superávits
“gemelos”, fiscal y comercial: el primero goza de buena salud, pero el segundo
se achica peligrosamente (un 9,3% en 2007). No todos advierten que las
importaciones también son récord, y crecen más que las exportaciones desde hace
un tiempo. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Segundo: ese crecimiento, tal como sucedía con el de los 90,
empieza a “derramar” cada vez menos. Es decir, el PBI aumenta, pero los ingresos
reales de la mayoría de la población no. Y desde 2007, tampoco crece el empleo.
Según el propio INDEC (cuyas cifras de 2007 son “oficialistas”), a diferencia de
lo ocurrido entre 2003 y 2006, el crecimiento de la economía no se tradujo en
más empleo. En 2006 había 10,1 millones de ocupados, y en 2007 (con un PBI un
8,7% mayor), los ocupados son 10,2 millones, apenas un 1,1% más. </DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Por qué sucede esto? Hay varios elementos de
explicación: el núcleo duro de desocupados es imposible de perforar, la
recuperación basada en aumento de la capacidad instalada está en su límite, hay
desaliento de búsqueda por el bajo nivel salarial. Ismael Bermúdez señala que,
en cambio, una causa es descartada por todos los economistas: que miembros del
grupo familiar se retiren del mercado de trabajo gracias a la mejora en los
ingresos del jefe de familia. Todo lo contrario: los salarios promedio siguen
sin llegar a la canasta familiar (Clarín, 2-3-08). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Tercero: contra la prédica “industrialista” de los K, el
motor del crecimiento no es la manufactura, con una notable excepción. Por el
contrario, el impulso principal lo da el consumo, y dentro de las actividades
productivas, una sola rama supera el promedio general: automotores, que creció
en 2007 nada menos que el 27%. Le siguen en crecimiento –ya por debajo del 8,7%
de toda la economía– petróleo (6,3%) y minerales no metálicos (5,8%). El índice
general de producción industrial aumentó el 3,7% (INDEC, 11 primeros meses de
2007) o el 4,9% (FIEL), es decir, bastante menos que el índice general.[2]
Digamos que, a diferencia de casi todo el resto, “la industria automotriz hace
tiempo que no usaba su capacidad instalada al máximo” (Ricardo Delgado, de
Ecolatina, la consultora de Lavagna, en Clarín, 21-2-08). Estas cifras explican
la peculiar relación de los K con los capitalistas extranjeros de la industria
automotriz, que veremos más abajo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuarto: todo este crecimiento tiene un enorme signo de
interrogación a mediano plazo por el cuello de botella de inversiones. El
porcentaje de uso de capacidad instalada ya está en el 75%. Según Fausto
Spotorno, de Ferreres y Asociados, “ya no quedan sectores con capacidad ociosa
importante”, salvo justamente el automotriz, que “a finales de este año va a
estar muy cerca de la media en el uso de capacidad instalada” (Clarín, 25-1-08).
</DIV>
<DIV align=justify><BR>El otro gran problema, y sin solución a la vista, es la
infraestructura de energía. Los problemas del año pasado, salvo que el clima
ayude, se repetirán corregidos y aumentados en 2008. En petróleo, la operación
Repsol-YPF (que veremos más abajo) no debe tapar el problema central: la caída a
la vez de la producción y de las reservas.[3] Un informe de las petroleras para
el período 2008-2010 indica que la extracción caerá un 23%, de modo que
pasaríamos al otro lado: de exportar crudo a importarlo. La producción de gas
cayó en 2007 un 1,5% y nada hace prever algo distinto para 2008. Y el parque de
generación de energía eléctrica sigue funcionando al límite de su capacidad
técnica. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Quinto: si el crecimiento no derrama en distribución del
ingreso ni se orienta a la expansión de la infraestructura, ¿quién se queda con
la parte del león? Respuesta cantada: los grandes pulpos capitalistas, casi
todos extranjeros, y la caja del Estado, que se usará discrecionalmente para
sostener el proyecto político K. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Para tener una idea de lo “sustentables” y “estratégicas”
que son las inversiones extranjeras en la Argentina, comparemos el
comportamiento de las multinacionales aquí con el que tienen en Brasil. Sobre la
base de datos oficiales de los tres primeros trimestres de 2007, un estudio
privado hizo la proyección para todo el año, por un lado, de las remesas de
dividendos de las empresas extranjeras; por el otro, de la inversión extranjera
directa (IED). ¿Resultado? Invirtieron en el año US$ 3.500 millones y mandaron
US$ 5.000. ¡Oia, da negativo: ponen 2 y sacan 3! En Brasil, en cambio, la
relación es muy distinta: la IED triplica las remesas de ganancias... Ya veremos
más abajo la relación entre las ganancias de las “multis” y las de las firmas
locales. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El otro gran beneficiado, como sabemos, es el fisco, que
recaudará en 2008 unos 260.000 millones de pesos (82.500 millones de dólares),
30.000 millones más que lo aprobado en el Presupuesto para gastar como los K
prefieran. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La “argentinización” en cifras</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Un rasgo definitorio de la economía de los 90 fue la
extranjerización de la estructura productiva y de servicios. ¿En qué quedó el
cacareo K de la “argentinización”? Respondamos rápidamente: en nada. La
transnacionalización arrancó en los 90 con empresarios locales incapaces de
competir en economía de escala y capacidad de financiamiento, además de que, en
general, no tenían ningún “proyecto nacional” detrás sino el proyecto individual
de llenarse los bolsillos, fugar divisas y vivir de rentas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Qué cambió de ese panorama? No tanto como la mitología
kirchnerista nos quiere hacer creer. Por lo pronto, un informe de la consultora
Orlando Ferreres muestra que bajo la gestión de Néstor Kirchner se vendieron 438
empresas por US$ 18.700 millones.[4] Aunque está lejos de los US$ 71.000
millones del total de los 90, cabe recordar que esa cifra incluía la venta de
YPF. Ferreres señala que “ahora vienen por las empresas industriales, porque
casi no hay inversiones privadas en infraestructura”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay varios rasgos distintivos de la extranjerización bajo
los K: 1) se concentra en empresas productoras de bienes transables, no de
servicios o financieras; 2) los principales compradores ya no son tanto
compañías del Primer Mundo (aunque la tabla la encabeza EE.UU.) como
“multilatinas”: en primer lugar brasileñas, seguidas por mexicanas y chilenas;
3) el “dólar caro” facilitó las compras de empresas locales que, en términos
internacionales, estaban a precios de oferta. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Resultados: según un trabajo de Naciones Unidas que
establece un índice de transnacionalización de la economía en base a una serie
de variables, Argentina tiene un grado de transnacionalización superior al de la
mayoría de los países periféricos. Hay algunas “curiosidades”. Una, que en
minería la participación del capital extranjero es del 100%, y en petróleo, del
81%, cifras que ponen a la Argentina al nivel de Gabón, Ghana, Guinea Ecuatorial
o Malí. La otra es que el stock de IED como porcentaje del PBI es del 27%, lo
que significa que la mayor parte de formación de capital sigue siendo local.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Eso explica a la vez el bajo índice de inversión y el
alto nivel de las ganancias de las compañías extranjeras. Sobre las 500 empresas
líderes, 360 son extranjeras. Pero aunque son poco más del doble, se llevan el
92% de las ganancias de ese grupo; las nacionales se reparten el magro 8%
restante. Esto es, las extranjeras ganan 11 veces más que las nacionales,
aportando un valor agregado 6 veces mayor y una masa salarial 2,5 veces mayor
que las nacionales. En idioma marxista: su tasa de plusvalía es muchísimo más
alta.[5] Este panel, ya concentrado, exhibe a su vez una alta concentración: 50
compañías (el 10%) se llevan el 68% de las ganancias, que pasaron de 19.350
millones de pesos en 2003 a 38.000 millones (casi el doble) en 2005. Medidas en
dólares son tasas incluso mayores que en los 90. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El rol aplastante de las firmas extranjeras lleva al
periodista especializado Daniel Muchnik incluso a sostener que “se podría decir
que el empresariado nacional actúa como una especie de sector tercerizado de las
grandes firmas extranjeras, al menos en los sectores más vitales y estratégicos
de la economía” (Clarín, 22-1-07). </DIV>
<DIV align=justify><BR>La lista de transferencias de empresas incluye a muchas
compañías y marcas emblemáticas. Sólo en 2007 se vendieron Acindar, al pulpo
indio Mittal; ICSA (Biekert-Palermo), a CCU de Chile; Blaisten, a
Cencosud-Jumbo, chilena; Quickfood-Paty, a Marfrig, brasileña; Rodó, a un grupo
mexicano; Editorial Estrada, a la alemana Macmillan, y Alpargatas, a Camargo
Correa, la brasileña compradora de Loma Negra. Recientemente, el fondo PCP
compró el 25% de Los Grobo –la firma sojera de Gustavo Grobocopatel, que suele
ser presentado como adalid de la “nueva burguesía nacional” y visitante asiduo
de Venezuela–, la brasileña JBS compró los frigoríficos Swift y CEPA y la
tradicional frutera Moño Azul de Río Negro fue adquirida por un grupo italiano.
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Lo que avanza es la “brasileñización”</STRONG>
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hubo compras chilenas importantes, como Disco y
Jumbo-Easy, y también mexicanas, como CTI, Fargo y, posiblemente, Editorial
Atlántida. Pero las compras brasileñas, en particular, vienen de lejos. Ya bajo
Duhalde, Petrobras había adquirido Pérez Companc (otro “burgués nacional” caído
en desigual combate...); la mayor operación fue la compra de Quilmes por AmBev
(belgo-brasileña); se suman compras medianas como Worcester (válvulas), Grafa,
estancias del Sur, Sipar, Indular (la ex Gatic, marca Signia) y el frigorífico
Col-Car. Petrobras ahora va por los activos que venderá Esso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde 2002, las inversiones brasileñas en la Argentina
suman US$ 8.000 millones (75% de esa cifra en compras), y la punta de lanza son
unas diez compañías “multilatinas” que, en la mayoría de los casos, están
asociadas con o son parte de compañías globales.[6] </DIV>
<DIV align=justify><BR>Un informe de Martín Bidegaray y Márcio Resende (Clarín,
23-9-07) aporta algunas claves de esta expansión. Pasan a ocupar el lugar que
dejaron las multinacionales tradicionales gracias a una conjunción de factores:
tipo de cambio favorable (que implica baja valuación relativa de las empresas
argentinas), mejor conocimiento y adaptación a las condiciones “tercermundescas”
del Mercosur, necesidad de hacer una experiencia de internacionalización de la
que Argentina suele ser el primer escalón y la “visión estratégica” que, según
Mario Sette, de Coteminas, le faltó a los empresarios argentinos cuando el 1 a
1. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La burguesía brasileña más concentrada –en particular la
paulista, aunque la FIESP no sólo agrupa compañías de San Pablo–, sin calificar
necesariamente como “burguesía nacional”, tiene aquello de lo que su par
argentina carece: escala y estrategia de proyección en el mercado regional. Para
ver las diferencias en el primer punto: la capitalización de la bolsa paulista
es casi el triple de la porteña. Pero de ésta, sólo cinco papeles (Petrobras,
Santander, Telefónica, Repsol-YPF y Tenaris) comprenden casi el 90% del total.
Por eso en Brasil, en 2007, 76 empresas emitieron acciones por US$ 37.400
millones, contra 19 compañías de Argentina que emitieron por apenas U$S 2.769
millones (Clarín, 2-3-08). </DIV>
<DIV align=justify><BR>A los que sueñan con un crecimiento impulsado por PyMEs
especializadas en nichos productivos, habría que recordarles que justamente ése
es el objetivo de la segunda oleada de compras desde Brasil, con el objetivo de
darles a las empresas grandes la posibilidad de conformar una red propia de
proveedores. Ni hablar de la posibilidad de que los empresarios PyMEs tengan más
espalda financiera –o delirios de burguesía nacional– como para rechazar una
oferta ventajosa por una empresa que no se sabe si podrá competir, o cuánto
podrá valer en pocos años. En ese sentido, opera la misma lógica de los 90 de
“pez pequeño se vende al grande antes que el grande se lo coma”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los compradores extranjeros ya se llevaron todas las
grandes que estaban en venta; las que quedaron por fuera, reiteramos, son
Techint, Arcor, Aluar y punto, porque hasta Molinos está en negociaciones para
una venta al menos parcial. Por eso ahora el bocado son las PyMEs. Como dice
Guillermo Gotelli, ex Alpargatas, ex Gatic y vendedor de Indular, “a todo el
mundo le gustaría ser Techint o Arcor, pero hay que ser realista. Teníamos una
limitación de capital para regionalizar el proyecto” (Clarín, 24-2-08). Esa
confesión de impotencia es la del 99% de la burguesía local. Como sintetizaba
Guillermo Draletti, de la Unión General de Tamberos, a propósito de la crisis de
SanCor, “de las 10 empresas que manejan el 80% del sector lechero, sólo queda
una parte en manos de Pascual Mastellone. El resto son extranjeros, y no es que
estemos contra la inversión externa, pero nos gustaría que los dueños de estas
grandes usinas fueran accionistas locales” (Clarín, 12-11-06). Tal podría ser la
queja general de todos los sectores: “No, no estamos en contra de la inversión
extranjera... ¡pero dejen algo!” Pues bien, la dinámica de la acumulación
capitalista no va a ir en la dirección que a los burgueses locales “les
gustaría”. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Capitalismo K para amigos... o
socios</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En este marco de extranjerización bajo otras banderas, el
“capitalismo nacional” no existe: son tres o cuatro grupos económicos con cierta
proyección regional, a los que se suma una banda de aventureros de las finanzas
entrenados en los enjuagues de los 90. El rol del gobierno no es promover una
“argentinización” –el caso SanCor sobresale porque fue exactamente el único caso
en que Kirchner quiso evitar una desnacionalización–, sino acomodarse a este
escenario donde las multis extranjeras son muchas, de origen más diverso y se
llevan el grueso de los dividendos; las multis argentinas son un puñadito, y el
resto de la burguesía vende bien antes que se vea obligada a malvender. La
excepción son los amigos del gobierno, que invirtieron en las ex privatizadas de
servicios. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Veamos esto más de cerca. Mientras en la industria los
empresarios se quejan de las regulaciones e intervención del gobierno –uno de
los factores que los llevan a vender–, en los servicios es esa misma regulación
oficial la que no sólo no obstaculiza sino que potencia, o garantiza, el
negocio. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Eso vale también para la más regulada de las actividades
industriales: la automotriz, que es a su vez, como vimos, el motor que empuja el
índice de toda la industria. Y es precisamente esta rama la niña mimada de los
Kirchner. Pruebas al canto: el director de Peugeot-Citroen Argentina, Luis Ureta
Sáenz Peña (un supuesto “desarrollista”) fue designado embajador en Francia.
Cristiano Ratazzi, de Fiat, (un “neoliberal” que siempre abogó por acuerdos de
libre comercio con la UE) es tan amigo de Cristina como el anterior. Como se ve,
las posturas económico-ideológicas no representan ningún problema para el
pragmatismo K. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Para no hablar de Volkswagen: según el periodista Luis
Ceriotto, el periplo de Cristina por Europa en septiembre, antes de la elección,
“fue prácticamente diseñado desde el cuartel central de VW en Wolfsburgo. En la
embajada argentina en Berlín aún se escuchan las quejas por la nula injerencia
que tuvieron” (Clarín, 2-12-07). </DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Qué pasa con la “argentinización” de los servicios?
Sencillamente, que inversionistas locales –hijos de los 90, sin ninguna
experiencia en el ramo y buscando la guita fácil; todo lo contrario a un
inversor “orgánico”– se quedaron a precio de remate (las concesionarias estaban
desesperadas por irse) con centrales eléctricas y concesiones varias. Con
sospechosa ingenuidad, el gurka neoliberal Manuel Solanet (FIEL) opina que “los
que ‘argentinizan’, como Miguens [Piedra del Águila, Central Puerto] o Mindlin
[grupo Dolphin, ahora a cargo de Edenor y Transener], toman riesgos. Ningún
extranjero haría estas inversiones en un país con tarifas congeladas, que
dependen totalmente de la voluntad del funcionario de turno”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>¡Pero ésa es justamente la explicación! Lo que un
“extranjero” no haría por desconfianza hacia el gobierno, puede hacerlo un
local... por cercanía con él. Los propios kirchneristas califican a esta gente
de “nueva clase empresarial” que sabe “aprovechar oportunidades de negocios”. Lo
que no dicen es que esas “oportunidades” van soldadas a la relación con el
Estado y el gobierno, una operatoria que es lo opuesto a la “toma de riesgos”
que ¿incautamente? señala Solanet. Mindlin, por ejemplo, viene de ser gerente de
IRSA, brazo local de George Soros y dueño de casi todos los shoppings (¡no
precisamente un “setentista” o “desarrollista”!). Su relación con el
kirchnerismo se da vía Julio De Vido, figura clave del anterior gobierno y de
éste. Y no justamente por su perfil propio, sino por ser el fiel administrador
de los manejos oficiales. Decir De Vido es decir Kirchner. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Dejamos para el final el “bluff” mayor, la
“argentinización” de YPF. El comprador del 15% de la compañía (con opción a un
10% adicional), el grupo Eskenazi, tiene el mismo perfil que acabamos de
señalar: inversores poco orgánicos, especialistas no en un negocio particular
sino en compras apalancadas [7] y ganancia rápida. Inclusive, salió publicado en
Página 12 que la razón social que figura en el contrato de transferencia de
acciones (Grupo Petersen) no tiene sede en Argentina sino en... ¡España! Lo que
no significa que sea de capitales españoles, pero pinta de cuerpo entero la
falta de seriedad de los héroes de la “nueva clase empresaria” prohijada por el
kirchnerismo. En cambio, la posibilidad de que los estados provinciales puedan
comprar parte del paquete –operación que, aun muy limitadamente, tiene al menos
algo de “recuperación de soberanía”– fue rechazada de plano por Repsol-YPF (la
otra niña de los ojos K).[8] Lógico: una cosa son negocios con amigos y otra
meter socios potencialmente extraños. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Tal es la profundidad de la “argentinización”, y tal la
solidez orgánica de la “burguesía K”... <BR><BR><STRONG><U></U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>1. Ver “Bases y límites del modelo K”, en revista
Socialismo o Barbarie 20. <BR>2. El Estimador Mensual Industrial (EMI) da datos
algo distintos, pero que confirman la tendencia. La variación positiva de la
industria se calcula en el 7,5%, y sólo dos ramas superan esa cifra: automotores
(25,4%) y construcción (7,9%). <BR>3. Informe de Antonio Rossi en Clarín,
30-12-07. <BR>4. Las conclusiones del trabajo se publicaron en Clarín, 14-10-07.
<BR>5. Estos últimos datos corresponden a 2005, cuando las compañías extranjeras
eran incluso menos: 337. No cabe duda de que este proceso se ha profundizado de
2005 a 2007. <BR>6. En Argentina, sobran los dedos de una mano para contar las
“candidatas a multilatinas”: Techint/Tenaris, Arcor (ya en esa categoría) y,
bastante más atrás, Aluar/FATE. <BR>7. Se llama compra apalancada a aquella que
se hace con poco o nada de efectivo, sino que se paga sobre la garantía de
ingresos futuros de la propia empresa adquirida. <BR>8. Las razones del retiro
parcial de Repsol-YPF merecerían una nota por separado, pero adelantamos que la
razón de fondo es que, sencillamente, la compañía española ya se llevó la mejor
parte de lo que estaba disponible, extrayendo sin reponer –es decir, sin
explorar– y reventando el autoabastecimiento petrolero garantizado desde la
creación de YPF, a principios del siglo XX. </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT color=#800000 size=3><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>